
Entrevista
a Félix Serravalle
Por Julio Carreras (h),
febrero 1998.
Julio Carreras (h): ...ya queremos
ir al tema que nos interesa... Cómo fue la operación de la Jefatura en Frías...
Félix Serravalle: Año 59. Nosotros,
los que nos identificábamos dentro de un peronismo nacionalista, habíamos
quedado, después del golpe del 55, bastante desmembrados por todas la
detenciones que hubieron. Y nadie reaccionaba. Los militares le mentían a la
gente... que el retorno de Perón..., pero nadie hacía nada.
Empezó el auge del terrorismo. Se empezaron a hacer cosas en forma
indiscriminada. Entonces nosotros dijimos, no, si queremos producir el retorno
del general tenemos que organizarnos:
Un ejército del pueblo. Un ejército popular.
En ese año estaba vigente el triunfo de Fidel Castro en La Habana con la derrota
de Fulgencio Batista. Y se nos prendió la lamparita. Entonces dijimos: nosotros
vamos a organizarnos a través del Comando 17 de Octubre. En Santiago, en Tucumán
-que era la sede- nos extendimos a Catamarca, a Salta y a Jujuy. A mí se me
asignó la tarea de servir de enlace. Hacía esos viajes desde Jujuy hasta La
Rioja, donde solía estar
el cuñado de Albrieu, el Gordo Carrizo. Una prueba contundente para nuestra
organización fue cuando llegó la orden del voto en blanco. En el 58, el acuerdo
que hubo entre Frigerio, Frondizi y Perón. Luego de eso fue cuando asume Eduardo
Miguel, aquí en Santiago.
Entrevista a Félix
Serravalle, Comandante Puma,
en febrero de 1998, por Julio Carreras (h).
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JC.: Cuántas personas logran
organizar ustedes aquí...
Serravalle: Bueno, en Santiago... teníamos células en todos los barrios. Pero el
grupo original éramos seis santiagueños, y en Tucumán había... dieciséis. Porque
nadie sale a la lucha así, sin armas... Lo nuestro ha sido una aventura muy
particular. Más bien romántica.
JC.: El operativo concreto cómo
fue...
Serravalle: El operativo concreto fue la noche de Navidad...
JC.: Ustedes fueron ya armados...
Serravalle: No, nosotros no teníamos
armas. La única arma de que disponíamos era una ametralladora de madera. La
fabricamos en la casa de mi viejo. Mi viejo era ebanista, entonces le dije "papá
yo necesito hacer algo así, para simular un armamento"... En ese entonces vivía
el teniente coronel Pinto Bazán, compadre de Perón, en la calle 24 de
Septiembre. Y él me facilitó el uniforme.
"Comandante Hacha"
El 27 de diciembre de 2008 muere Santiago Transelino Molina, uno de
los fundadores del grupo Uturuncos, dirigido por Enrique Manuel Mena
y Félix Serravalle, que se alzaron en armas en la madrugada del 24
de diciembre de 1959 bajo la promesa del rumboso general Iñiguez de
que militares leales al peronismo se levantarían al unísono en las
guarniciones de Santa Fe, Entre Ríos, Salta y la provincia de Buenos
Aires.
Herido por la policía de un balazo en un muslo, Molina fue
trasladado durante tres años por las más rigurosas prisiones de la
Patagonia y el noreste argentino, siempre lejos del contacto con sus
familiares, económicamente impedidos de realizar viajes tan largos.
Una vez que recuperó la libertad, no obstante su precaria salud,
continuó hasta el final de sus días con su militancia política,
siempre identificado con la causa y las necesidades de los más
humildes. |
El campamento original que teníamos, donde los adoctrinaba a los muchachos, era
en Chumillo. En la casa de don Manuel Paz, que era una ladrillería. Y ahí
recluté a la gente. Y a través del Ferrocarril Mitre traía a "mis soldados", de
Tucumán. Los reclutaba en Tucumán y los traía de mozo en el coche comedor. Tenía
un vínculo muy estrecho con uno de los encargados del ferrocarril, entonces los
fui trayendo... no disponíamos de medios...
JC.: ¿Solamente con esa ametralladora de madera coparon la principal comisaría
de la ciudad?
Serravalle: ¡Con esa ametralladora
de madera!..., con el uniforme, vestido de teniente coronel y a todos mis
muchachos los uniformamos de soldados... La Melitona Ledesma y las mujeres de
Santiago nos ayudaron a hacer los uniformes. En Santiago estaba el Negro Uriondo
que era el más chico... estaba Chaúd, el Negro... Cárdenas, Pocho... un chico
Díaz Ruiz...
JC.: ¿Cómo es el nombre de Chaúd?
Serravalle: Nosotros le decíamos el
Negro Chaúd... el que tenía sastrería, hacía ropa para hombres. El Toto Elías...
Díaz Ruiz, un muchacho que desapareció luego de que fuera intendente en
Santiago... muy buen compañero, ese está desaparecido en Tucumán... y el Negro
Uriondo que después fue... (se ríe) diputado nacional... Se da cuenta... él era
el más chico, tendría 16 años... Se entusiasmaron con la idea. El asunto del
operativo de Frías fue así:
A mí me llamó el gobernador Eduardo Miguel, a través del arquitecto Del Vitto,
que era ministro de Obras Públicas... Como sabía que formábamos parte de la
Resistencia de Santiago del Estero, junto con el Negro Ibáñez que fue concejal
por La Banda fuimos a la Casa de Gobierno y nos mostró que había llegado una
cantidad de armamento nuevo... -ahí es cuando aparecieron las primeras
ametralladoras PAM-...
J.C: ¿En la Casa de Gobierno?...
Serravalle: ...en la Casa de Gobierno... donde es ahora la Jefatura de
Policía... ahí él nos hizo subir...
J.C.: Para quién eran esas armas... ¿para la policía?
 La
entrevista censurada
Por Julio Carreras (h)
Félix Francisco Serravalle, comandante Puma del Ejército de Liberación Nacional
- Movimiento Peronista de Liberación Uturuncos, falleció a los 78 años, en la
ciudad de La Banda, Santiago del Estero. La presente conversación -grabador de
por medio- fue efectuada para el diario El Liberal, en febrero de 1998. Un
domingo por la mañana, fuimos con Daniel Pérez, fotógrafo, a la casa de
Serravalle.
El lunes por la tarde presenté el texto completo con las fotografías y abundante
documentación de la época, provista por el Comandante Puma, proponiendo la
edición de un informe especial en dos entregas. El secretario adjunto a cargo de
la Redacción, Oscar Gerez, me dijo que no le interesaba una edición de tal
magnitud. Me indicó, en cambio, resumir el texto para publicarlo en una sola
nota. Así lo hice. Pero la nota jamás se publicó, de una ni otra manera.
Finalmente el testimonio formó parte de los Documentos incluidos en
La Política Armada,
un libro que confeccionamos con el historiador Pablo Soria.
Julio Carreras (h)
|
Serravalle: Eran para la policía. Se
hablaba de un supuesto golpe a Frondizi, y entonces, como nosotros teníamos un
Comando, que nos reuníamos en Tucumán... bueno, y entonces ya empezamos a
ponernos los apodos de combate...
J.C.: Eduardo Miguel les sugirió en aquella oportunidad que si actuaban tendrían
apoyo del gobierno...
Serravalle: Exactamente. Sí, justamente. Julito Santillán sabía ser
vicegobernador... de aquí de La Banda, el ingeniero. Entonces él nos dice bueno
muchachos, quédense aquí con el arquitecto Del Vitto, que es de la misma
riñonada que ustedes pa´que arreglen los detalles... era como decirle al zorro
que vaya a cuidar el gallinero... se da cuenta...
Bueno, entonces habíamos programado nosotros un operativo para tomar la Policía,
la noche del 24. Pero nunca falta el imponderable... El doctor Carral Tolosa que
vivía en esa época en la calle Sáenz Peña, nos había preparado una damajuana de
vino porque decía "qué santiagueño no toma vino la noche de Navidad"... con un
narcótico... pero saltó uno y dijo: "¿pero si hay alguno que no toma vino?..."
Bueno, esa fue una duda... Sabíamos cuántos eran los policías que estarían en la
Casa de Gobierno esa noche y cuántos seríamos nosotros... nosotros éramos
veintidós...
J.C.: ...el vino era para invitarles a los policías, por cierto...
Serravalle: ...ah!... en nombre del gobernador íbamos a invitarles, diciéndole
que él había ordenado. Ya teníamos apalabrado a René Espeche, que era
sindicalista de Luz y Fuerza, que con sus hombres de Agua y Energía iban a
cortar la luz, y ya habíamos hablado con los compañeros de la telefónica
también, para dejar incomunicada esa zona.
JC.: Iba a ser un operativo grande...
Serravalle: Claro, iba a ser...
pero, el bocado iba a ser demasiado grande... Entonces alguien dijo: "si sacamos
esas armas... ¿a quién se las damos después?"
Tienes razón, le dije, porque a la gente, para que se te sume, tienes que
demostrarle capacidad... Bueno, entonces, como variante, se me ocurrió que
vayamos a Frías (una comisaría más chica).
Y justo. Dio la casualidad que yo había trabajado en Obras Sanitarias un tiempo
y cuando vino la revolución de Aramburu nos dejaron cesante; ahí había formado
una célula peronista. De Obras Sanitarias sacamos el camión. Yo le imité la voz
del viejo Alejandro Urlengue, que era el jefe del Taller, ahí en la calle
Patagonia y Roca. Y le di la orden al sereno, de que se vaya a su casa a pasar
la Navidad, cosa de no tener que violentar nada. Y el tipo se mandó a mudar;
entonces, dejó el lugar sin guardia. Así que aproveché que había trabajado en
Obras Sanitarias y saqué un camión, un Ford 7.000. Ya los compañeros me lo
habían dejado cargado con nafta y con sogas, y en ese camión cargué la gente. A
los muchachos... -la anécdota es un poco risueña: yo tengo un compadre gitano
que vivía en el barrio San Martín... ese se encargó de llevarme a los muchachos
que estaban en Tucumán, a la ruta, allá en la curva del san... cerca de la curva
de Luján, por la ruta 64... y al camión le habíamos hecho una especie de
distintivos, así, le habíamos puesto unas cruces rojas en un faro verde, cosa de
que ellos lo pudieran distinguir cuando se iba aproximando... Así que a las tres
y pico de la mañana salimos nosotros...
El asunto es que llegamos a Frías, como a las cuatro y media. Y en ese momento
se producía el relevo de guardia. Estaban todos los agentes juntos. Estaban por
celebrar la Navidad los que entraban y los que salían.
Bueno. Me presenté diciendo que la revolución había triunfado, que me venía a
hacer cargo de la Jefatura...
JC.: ¿Usted tendría unos cuarenta
años, en esa época?
Serravalle: No, treinta...
JC.: ¿Y aparentaba ser un teniente coronel, con esa edad?
Serravalle: ¡Claro... bien equipado!... ¡además era delgadito, no gordo y panzón
como ahora! Bueno, tenía cierta experiencia militar pues en el servicio fui
Subteniente de Artillería, así que las voces de mando siempre me salían bien.
Por eso fue que les dije "vengo a hacerme cargo de la Jefatura, así que todo el
personal se me viene a formar aquí"... Y dirigiéndome a mis hombres: "a ver
sargento, a ver subteniente, ordene la requisa de todas las armas"... Todos se
pusieron ahí en fila... tenían la mesa lista ya para cenar... un lechón que
habían "confiscado"...
JC.: Quién estaba disfrazado de subteniente... ¿recuerda?

Solicitada en la revista Militancia Peronista por la Liberación Nº 10, 16/07/73,
publicación que dirigía Rodolfo Ortega Peña
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Serravalle: Sí, un muchacho de
Buenos Aires... Alberto Joroma, que lo hice bajar... y un muchacho que estaba
vestido con uniforme de la aviación era Genaro Carabajal, de Tucumán, alias El
Pila. Yo le había puesto las insignias de sargento a este muchacho, Carabajal. Y
el conductor del camión era un compañero que se llamaba Velárdez. Y bueno, todos
estábamos uniformados, los agentes no ofrecieron ninguna resistencia cuando les
dije "bueno, a ver formen, empiecen a darme los nombres". El Jefe de Policía en
ese entonces era el viejo Arias... jubilado del Ejército... estaba en la planta
alta -en Frías la Jefatura tiene dos plantas, en una esquina (no sé si conoce
Frías). Bueno, el viejo había festejado abundantemente la Navidad y estaba
dormido profundamente... entonces fui, abrí la pieza, vi que estaba durmiendo, y
lo encerré con llave.
Y ordené que les requisen las armas a todos. Después que les requisaron las
armas, siete carabinas, seis revólveres, dos o tres machetes, los hicimos
desnudar... les ordenamos que se quitaran los uniformes, y los metimos en el
último calabozo... Y les dije que al día siguiente íbamos a resolver la
situación de ellos.
"¡Tarea cumplida, comandante Puma!", me dijo uno, el que iba como subteniente.
Bueno, después fue todo fácil. Cargamos el armamento que había allí, destruimos
la estación de radio. También cargamos un cajón de vino, un lechón asado y
tomamos el camino hacia Catamarca. Fuimos por Las Viñas, Las Cañas, salimos por
Lavalle y entramos al territorio Catamarqueño. Salimos por Río Huacra. En un
destacamento policial que había en la frontera, porque nos pararon los hice
hacer un poco de salto de rana a los milicos que estaban ahí, porque el camión
tenía un cartel que decía "Ejército Argentino", se lo habíamos puesto nosotros,
encima del cartel de obras sanitarias. Les dije que estábamos en un operativo
secreto, y que cómo nos iban a detener si veían que era un camión del
Ejército... así que los hice hacer salto de rana... en La Merced y Río Huacra,
porque los tucumanos son más jodidos, y para mejor desconfiados. Había una
cadena atravesada, así que les hice sacar la cadena, los hice saltar un rato y
después seguimos viaje.
JC.: ¿Por qué le decían comandante
Puma?
Serravalle: Ya nos habíamos bautizado adoptando el lenguaje Uturunco por la
leyenda... y PUMA, era una sigla, significaba: "Por Una Mejor Argentina"... Era
una sigla de combate... Bueno, y de ahí nos quedó "comandante Puma" y
"Comandante Uturunco", que fuimos los dos que encabezábamos el movimiento...
JC.: Y siguieron viaje...
Serravalle: Entramos por Concepción, Alto Verde, Alpachiri, Arcángel, toda esa
parte, y agarramos el camino de La Banderita... La Banderita -en el Cerro Santa
María- es el límite que divide Catamarca de Tucumán. Y en la punta, hay un
destacamento policial... nosotros llegamos...
JC.: ...qué se proponían ustedes con ese itinerario hacia los cerros y el monte
que habían iniciado...
Serravalle: ...bueno, ya habíamos hecho una experiencia anterior... en el Cerro
del Calá... queríamos formar una guerrilla rural... y concretar una Zona
Liberada.
JC.: ...yo he leído por ahí que también había la promesa de que un regimiento de
Rosario, creo, se iba a sublevar...
Serravalle: Sí, se iba a sublevar... En una reunión que tuve en Buenos Aires, en
la casa de don Arturo Jauretche, estuvo Silenzi de Stagni, un hombre que era
especialista en Petróleo... porque cuando usted empieza a incitar al pueblo,
tiene que darle una proclama... Alonso Silenzi de Stagni me instruyó en los
temas relativos al petróleo... es un gran nacionalista, que vive todavía...
estaba el hermano de Arturo Frondizi, Silvio, que fue el fundador de PRAXIS...
estaba el doctor Jauretche y otras personalidades más... y estaba el teniente
coronel Iñíguez... Iñíquez me dice: "salgan ustedes, que salimos después
nosotros, porque necesitamos que el pueblo se levante para que el Ejército nos
siga..."
JC.: ¿Estaba en actividad Iñíguez en ese momento?
Serravalle: ...Él formaba parte de la Resistencia Peronista. Él decía que
disponía de fuerzas y que una vez iniciada la rebelión el Ejército se iba a
levantar. Pero no se vio nada... tan es así que todavía lo estoy esperando al
general Iñíguez... ¡nunca apareció!... Cuando vino en el año 1964 -ya hacía un
año que yo había salido en libertad- y hubo una reunión en el Hotel Plaza, donde
anduvo Isabel Perón, con el general Iñíguez y la Delia Parodi... me volvieron a
llamar... para preguntarme con qué gente contábamos para poder responder si
venía el general Perón, con qué lo íbamos a proteger... Yo le dije, "bueno,
general, tengo el uno de honda y el dos de afata"... y se rió la gente... y me
dice "¿¡Por qué me dice eso!?" Y le digo: "¡General!... ¡en 1959 usted dijo que
iba a salir con sus fuerzas militares! ¡lo estoy esperando todavía! ¡Nosotros
salimos! ¡Y estuvimos tres años y medio en la cárcel de Usuahía y me pasearon
por todas las cárceles del país... porque salimos!... Bueno, ahora le toca salir
a usted."
JC.: ...¿por qué "lo pasearon por todo el país"?...
Serravalle: Por una contestación... una mala contestación que le di a un coronel
en (la prisión militar de) Magdalena... me dijo: "santiagueño, tenés pinta de no
haber trabajado nunca". Le contesté: "bueno, ¿y usted no se mirado la cara de
nena que tiene?" Por eso me mandaron castigado a Usuhaía. Yo tenía condena de
cuatro años y medio. Así que fui a parar a Usuahía... tres meses. Y de ahí me
trajeron a Rawson, a Trelew, Viedma, de vuelta a Magdalena, de ahí me mandaron a
Caseros y a la cárcel de castigo de Resistencia. Y a Lomitas...
JC.: Volviendo al tema del copamiento de Frías, ¿hasta donde llegaron ustedes en
la...
Serravalle: ...¿Nosotros? Estuvimos recorriendo la parte sur de Tucumán durante
tres meses, porque la policía nos tenía miedo y nosotros también...
JC.: ¿Ustedes lanzaron alguna proclama?...
Serravalle: Sí, claro, nosotros izamos una bandera nacional... pero la hicimos
estampada con este símbolo (muestra una fotografía): la Estrella Federal. Se da
cuenta. Para que no nos vayan a confundir o querer identificar... porque las
estrellas de cinco puntas son el símbolo del comunismo, y nosotros nada que ver
con el comunismo... Como nuestra gente, éramos realmente nacionalistas... Más
adelante, habíamos hecho esta consigna: "Por Una Mejor Argentina... PUMA"...
como una forma de unirlo al pueblo. Porque el pueblo estuvo y estará desunido,
se da cuenta.
JC.: Por qué medio hicieron la proclama, ustedes...
Serravalle: Bueno, nosotros teníamos
un compañero, en LV12, la radio de mayor potencia del Norte... allí estaba
Karam... Él leyó por radio nuestra proclama (en aquel tiempo la radio era muy
escuchada, no había televisión). Bueno, eso le costó bastante a Karam, porque
sospecharon que estaba de acuerdo con el movimiento.
Por esa misma radio, también recibíamos los mensajes, a través de un programa
muy popular de pedidos musicales. Las mujeres, compañeras de Tucumán de las
distintas células, tenían una red de información... así que cuando había peligro
para nosotros, nos decían por ejemplo "para los chicos que están en vacaciones,
en los cerros... la Polka del espiante"... (se ríe a carcajadas) ...Y cuando no
había problemas... Fumando espero... (vuelve a reír). Así eran más o menos
nuestras claves. Después, a través del tiempo, nos perdimos... y nos fuimos
desperdigando. Porque habíamos pedido parte del transmisor, se cayó parte de un
transformador en una quebrada y no lo pudimos recuperar. Y como estábamos
desconectados del grueso de la gente, yo empecé a despachar a la gente. Primero
al Negro Uriondo, que no se sentía bien, después otro y otro... así que al final
quedamos siete. El mexicano, un chico al que le decíamos "Anguila" Fernández, el
"Loco" Perón... el "Colorado" Martínez, que después lo encontré de comisario en
Montesieri, en la provincia de Santa Fe...
JC.: ¿Cómo era el nombre de Martínez?
Serravalle: ...el Colorado... no recuerdo... lo encontré de comisario... yo
cuando salí en libertad me costó mucho volver a conseguir trabajo, porque en esa
época el que estaba preso... fui el último preso del Plan CONINTES en salir en
libertad, por la Ley de Amnistía que se dictó el 12 de Octubre, cuando asumió el
Dr. Illia... estaba el Dr. Zavalía... y había prometido que no iba a haber
revanchismos, pero a mí no me reincorporaron a mi puesto... entonces, por diez
años tuve que trabajar en carpintería metálica y herrería artística, un poco
recomponer la economía, porque mis hijos eran chiquitos cuando me fui, yo tenía
tres chicos...
JC.: ...ah, ya tenía su familia cuando se fue...
Serravalle: Ya... y tenía tres chicos: el varón y dos mujeres. El mayor está
ahora en San Pedro de Jujuy, es licenciado en Química y trabaja en el ingenio La
Esperanza; la segunda hija es la María Lidia que es farmacéutica, y en la época
del proceso me la secuestró el "amigo" Musa Azar... y me la empezaron a
perseguir en la universidad, estaba estudiando Ingeniería Forestal, tenía cuarto
año... cuando la secuestraron a mucha gente la detenían y la hacían desaparecer.
Tuve que irme a la calle Alsina (la cárcel de Santiago) y decirle a Musa Azar:
"si le tocas un pelo a mi hija es lo último que haces en tu vida", porque los
milicos son así... cuando salen en patota son bravos, cuando están solos no
sirven para nada... se da cuenta... y más cuando se encuentran con un tipo
dispuesto a todo, menos que menos... así que me la soltaron. Entonces me la
persiguieron en la universidad y tuvo que ir... rindió las equivalencias y se
hizo farmacéutica. En buena hora. Y la más chica, que voy a visitar ahora, está
en Comodoro Rivadavia... ¡Y tengo doce nietos!
JC.: ¿Ustedes habían hecho algunas operaciones militares mientras estuvieron en
el monte?
Serravalle: Sí... una vez llegó hasta muy cerca una patrulla policial, en un
Jeep... les hicimos unos cuantos tiros, usted sabe que los tiros de carabina,
entre los cerros retumban como cañonazos... dejaron el Jeep allí y se fueron...
nosotros entonces agarramos en sentido contrario... hicimos 60 kilómetros a pie,
en una jornada...
Había una policía rural, pagada por los grandes capitalistas azucareros, "La
Volanta", le llamaban... hicimos varias operaciones con ellos. Ellos trataban
muy mal a la gente del lugar, los obreros de la zafra, se abusaban de ellos.
Nosotros los poníamos en ridículo ante la gente. Los buscábamos por los caminos,
entre los cerros, y cada vez que encontrábamos algunos de ellos los desnudábamos
y los paseábamos por todo el pueblo, para que vean que no eran nada...
JC.: Con los alimentos, cómo se manejaban...
Serravalle: Habíamos llevado charqui... y comíamos lo que cazábamos. Había mucha
hacienda baguala en los cerros. Y pescados. Ahí, encima del Cochuna, estaba la
estación de piscicultura... las truchas... Nosotros hacíamos los fuegos a la par
de los árboles, para que el mismo tronco sirva de chimenea, y el follaje desarme
las columna de humo, que no veían, se mezclaban con las nubes... entonces no nos
podían detectar... Hacíamos de noche las comidas. Y caminábamos.
JC.: Y cómo fue que lo detuvieron...
Serravalle: A mí me detuvieron... por subestimar al enemigo. Ese día estábamos
preparando el asalto a la cárcel de Concepción, para poner en libertad a algunos
compañeros que estaban ahí. El acento de la voz me delató. Venían dos capitanes
del Ejército del Servicio de Informaciones -en el colectivo- y como les llamó la
atención mi voz me detuvieron en Monteros. Me preguntaron qué andaba haciendo.
Entonces les dije que estaba por poner un kiosco de venta de Coca Cola, en la
terminal de ómnibus de Concepción... se rieron los dos y me dijeron: "muy bien
Serravalle, mire: ahí está su foto..." tenían un papel impreso con mi foto.
(De un montón de recortes y fotografías escoge una): ...aquí es cuando salí en
libertad... me hicieron un recibimiento los compañeros (se ve un grupo numeroso,
bajo de un árbol)... Aquí está Raúl Corbalán... "Añapa"... el que fue
diputado... este es José Benito Argibay... Don Leocadio Carrizo, fue en la casa
de él... está viejito ya... toda esta gente ha sido dirigente... este señor que
está aquí ha sido secretario de Educación, en determinado momento... un muchacho
de apellido... (vacila, al parecer no recuerda, luego deja de lado el tema)
Bueno, y estas son distintas tomas... esta es una foto mía que sacó La Gaceta,
me la facilitó el señor Leoni Pinto, que trabajaba ahí. Este es Velarde, el que
manejó el camión... Aquí están Chaúd y Cárdenas, en Crónica (muestra un
recorte)... los metieron presos y los llevaron a Buenos Aires, a Coordinación
Federal, diciendo que estaban en la guerrilla de Taco Ralo... cuando fue el
asalto al Policlínico Bancario... este es el escrito por el que salí en
libertad, que me hace el doctor "Pacha" Aragonés (hermano de la esposa del
gobernador Carlos Juárez).
JC.: ¿El gobernador Eduardo Miguel le dio algún tipo de apoyo, cuando usted cayó
preso?
Serravalle: No, nunca, nadie... ni el peronismo tampoco.
JC.: Así que se arregló solo...
Serravalle: Nunca nadie me dio ningún tipo de apoyo... quedé librado a mis
propios recursos... directamente. Nunca renegué de nada porque cuando salí a
luchar, salí dispuesto a perder la vida. Y recibir alguna cosa me hubiera
convertido en mercenario. Y yo creo que un hombre que se vende por un precio no
puede representar a nadie.
JC.: Pero usted sería un referente de importancia para el peronismo, luego...
Serravalle: Sí... yo lo envié al que fue nuestro primer diputado hachero, a
China, a un congreso internacional organizado por Mao Tse Tung... de España nos
mandó la plata Perón, y cuando regresó, Chazarreta lo fue a visitar a Perón..
Incluso yo tuve una entrevista con el Ché Guevara, cuando pasó por Santiago del
Estero...
JC,: ¿En qué año fue eso?
Serravalle: En el año 1965. Y le dije al Ché Guevara que no se fuera a luchar
allí... como él estaba decidido, le di el nombre de alguna gente que yo tenía en
Bolivia... el Coco y el Inti Peredo...
JC.: ¿Y qué le dijo el Ché Guevara?
Serravalle: Que me estaba perdiendo una gran oportunidad -porque yo no quería ir
a Bolivia-. Vea, le dije, yo vengo del movimiento mayoritario en la Argentina...
cuando nos levantamos tendríamos que haber sido miles porque la gente gritaba
"La vida por Perón"... y cuántos salieron a dar la vida por Perón... los locos
como nosotros... los románticos, los que creíamos en algo. Después descubrimos
la verdad. Perón no quiso volver a la Argentina. Incluso le dijo a John William
Cooke: "cuidámelos a los muchachos, que no se me vayan a la izquierda". Él
estaba en Panamá. Nosotros desde la cárcel de Resistencia le hicimos llegar una
autocrítica y le dijimos que nos había restado el apoyo y nunca nos reconoció...
Mi mujer no corrió la liebre con mis hijos gracias a mis suegros y a mis padres.
Y algún apoyo de la gente de base. Pero de la dirigencia, nadie. John William
Cooke me dijo una vez en una carta: "el viejo no los quiere a ustedes porque
dice que ustedes se están yendo a la izquierda"...
JC.: ¿Perón sabía que ustedes iban a intentar el alzamiento?
Serravalle: ¡Claro!... él me regaló después una pistola Parabellum. Yo tenía ya
una pistola que fue del general, una Browning... cuando fue el remate de sus
cosas, la había comprado. Esa la perdí, era la que tenía en el monte; cuando
dejé el refugio, me detuvieron, me dieron unos cuantos garrotazos, para que
dijera algo, dónde estaban los otros, porque ellos eran gente de ciudad y no
conocían los lugares, pero no consiguieron nada, detrás mío no cayó nadie...
JC.: ...cómo lo trataron en las cárceles...
Serravalle: Bueno, primero me tuvieron en Tucumán en el Regimiento 19...
algunos... me trataron bien, porque también eran peronistas... en los Tribunales
Militares que se instauraron fui el único que renunció a la defensa y me hice la
defensa yo solo. Lo planteé desde el punto de vista mío, es decir, que este
asunto no era jurídico sino una defensa de los derechos del pueblo... les dije
que los militares deberían ser quienes defiendan la Soberanía Nacional, que no
tenía que ser el pueblo el que salga a luchar. En esa época Frondizi había
entregado toda la Patagonia a la banca Loeb, la parte de Mendoza hasta... para
la explotación petrolera. Y lo que son las cosas... el año pasado (1997) vino un
coronel retirado de apellido Farreras. Él era teniente primero en esa época. A
través del hermano sabía que yo vivía, vino y nos invitó con mi señora a
almorzar en el barrio Mishky Mayu. Y se acordó de esa época y dice: "le guardo
gran respeto a usted Seravalle; lo he venido a ver porque tenía curiosidad por
saber como era su espíritu, su forma de ser, y lo veo bien"... Le digo: "vea, yo
siempre estoy bien, porque cuando uno piensa en función de Patria, siempre tiene
que estar bien". Me dice: "qué razón tenía usted de luchar en esa época..." Le
digo: "¿vio que la lucha mía no era en vano? (se ríe) Si hubiésemos triunfado
esa vez, el país no estaría en la circunstancia que está ahora. Entregado. Ya no
somos dueños de nada. Hemos tenido ya dos virreyes... mister Cheek y el otro,
que han dado las órdenes de cómo tiene que ser nuestra economía... pero el
asunto es que hay cada vez más pobres, y los pocos ricos que hay... son cada vez
más ricos.
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