El
5 de febrero de 1975 Isabel Perón firmaba un decreto secreto
ordenando al Ejército iniciar la 'Operación Independencia' en
Tucumán. Los militares utilizaron, en el marco de la Doctrina
de la Seguridad Nacional, la metodología de la llamada 'guerra
contrarrevolucionaria'. Sus ejes centrales fueron el terrorismo,
el secuestro, la desaparición de personas y los campos de concentración
donde se torturó y asesinó a miles de tucumanos. El pretexto
de los militares fue 'neutralizar y/o aniquilar el accionar'
de un minúsculo grupo guerrillero rural. El objetivo verdadero
fue destruir el combativo movimiento popular tucumano.
Soy tucumana –argentina- y por lo mismo conocedora, no sólo de lo que ocurrió,
sino de lo que ocurre aún hoy en mi provincia. Los Medios de Comunicación,
en estos días nos cuentan lo del pedido de extradición de los 46 ex-represores.
Conocí de cerca de Bussi, ya que desgraciadamente fue el gobernador de mi
provincia en la que todos padecimos su autoritarismo; pero también conocí
y muy de cerca, a muchos de los que fueron víctimas de sus atropellos y
de lo que los militares llamaron "el Proceso": Fue una página macabra en
la vida de mi país y provincia. Los recuerdos de mi infancia y adolescencia
están, necesariamente marcados por la guerra y la inseguridad que invadieron
cada rincón de Tucumán, al toque, eso sí, de bandas militares patrióticas
en las que se loaba a Dios porque estaba de parte de "los fuertes", mientras
se bendecían a las tropas y a las armas para combatir a la guerrilla.
Pero en mi
memoria también están muy presentes los crímenes contra la humanidad que
aún cometen los políticos y gobernantes actuales de mi provincia. Por eso,
celebro el gesto de Kirchner y el compromiso del juez Baltasar Garzón por
dar paso a la justicia, porque este gesto puede ayudar a recuperar la débil
memoria de los argentinos, debilitada por la opresión continua de diversos
gobiernos autoritarios e igualmente criminales y represores, (incluidos
los de la llamada democracia), que han seguido atentando contra la libertad
y la vida de los Argentinos, que han sido y son víctimas de la insaciable
codicia y ambición de una clase política corrupta, en la que muy pocos están
limpios.
Por eso quisiera pedir, que no sólo se juzgue a los viejos asesinos que
se revistieron de condecoraciones a precio de sangre, de hacerlo, sólo abriríamos
heridas y avivaríamos el odio pasado, que es paralizante que nos impide
mirar adelante con esperanza; sino que también se siente en el banquillos
de los acusados a los políticos y gobernantes tucumanos, que como auténticos
sicarios del infierno, se han convertido en embajadores de la muerte, que
hoy sigue cobrándose la vida de los niños que mueren no sólo en el Hospital
de niño de Tucumán, sino en toda la provincia, mientras ellos siguen comprando
votos con el hambre y la incultura de la gente.
Los argentinos no tenemos fuerzas para estar tan eufóricos por la extradición
de personajes tan nefastos, que tal vez nunca puedan cumplir una condena
porque ya están más en el otro barrio que en éste, necesitaríamos que dejen
de crucificarnos la esperanza y que hagan justicia a los que hoy siguen
cometiendo delitos y crímenes contra la humanidad en nombre de la democracia
de la que ellos se sirven y a costa de la cual se enriquecen descaradamente.
[Traducción del Avui del 18 de agosto del 2003, Manresa, 28 de julio 2003,
Sor María Lucía Caram, Monjas Dominicas,
http://www.dominicos.org]
Enfoques, domingo 13 de Febrero
de 2005, La guerra en Tucumán, por Rosendo Fraga
Memoria: sangre sobre el monte
En estos días se cumplen 30
años del comienzo del Operativo Independencia, la operación con la que el
Ejército, durante el gobierno constitucional de Isabel Martínez, logró derrotar
en los montes tucumanos a la guerrilla, que había declarado una "zona liberada"
y controlaba un tercio de la provincia
El gobierno constitucional de
Juan Domingo Perón, que había asumido el 12 de octubre de 1973, enfrentó
desde sus inicios las acciones terroristas del grupo guerrillero ERP, de
orientación trotskista.
Incluso días antes de que asumiera,
en septiembre, esta organización atacó el Comando de Sanidad del Ejército
en la calle Pozos, de la Capital. En enero de 1974, atacó la guarnición
militar de Azul, donde fueron muertos el jefe del Regimiento 10 de Tiradores
Blindados, coronel Camilo Gay y su esposa, y secuestrado el jefe del Grupo
de Artillería Blindado 1, teniente coronel Jorge Ibarzábal.
Perón pronunció ese día como
Presidente, vestido con uniforme de teniente general, un duro discurso contra
la guerrilla transmitido por la cadena nacional de radio y televisión.
En abril se produjo la primera reunión entre el presidente y el comandante
general del Ejército, teniente general Leandro Anaya, y el jefe de Inteligencia
de la fuerza, general de brigada Carlos Dalla Tea, a los efectos de analizar
cuál sería el rol que tendría el Ejército frente a las acciones de la guerrilla.
Al mes siguiente, fueron frustrados ataques del ERP contra el Grupo de Artillería
de Defensa Aérea 141 de San Luis y el Batallón de Comunicaciones 121 de
Rosario.
Ese mes tuvo lugar el primer
operativo policial con apoyo militar, en el interior de la provincia de
Tucumán, donde la llamada "Compañía de Monte Ramón Rosa Jiménez", del ERP,
había realizado acciones en varias poblaciones rurales. Elementos de la
Policía Federal y provincial, con apoyo logístico del Ejército, entraron
en la zona de monte, pero sin éxito, a enfrentar con personal especializado
en la seguridad urbana un problema de guerrilla rural.
El 1° de julio murió Perón y
asumió la vicepresidente, Isabel Martínez de Perón, y fue en agosto cuando
se produjo un incremento de las acciones del ERP. Elementos de esta organización
atacaron el Regimiento 17 de Infantería de Catamarca, quisieron copar la
unidad y fracasaron. Los atacantes fueron repelidos y cercados por el Ejército,
y 16 de ellos murieron. Casi al mismo tiempo, el ERP atacó la Fábrica Militar
de Villa María y capturó al subdirector, teniente coronel Argentino del
Valle Larrabure. Ambas provincias tienen fronteras con Tucumán. Efectivos
de la V Brigada de Infantería con asiento en esa provincia, a órdenes del
general de brigada Luciano B. Menéndez, penetraron en el monte tucumano
y encontraron vestigios de la presencia de ERP, pero no entraron en combate.
A comienzos de septiembre, esta
organización guerrillera informa que deja de aplicar las convenciones de
Ginebra a los militares que tiene capturados y anuncia que ejecutará a oficiales
del Ejército en represalia por los muertos en Catamarca. Dos días después,
en un pueblo rural de Tucumán, el ERP captura y fusila en la plaza central
a los baqueanos que habían guiado a la Policía Federal en mayo y al Ejército
en agosto en sus incursiones en el monte.
En los días siguientes, se suceden
las "ejecuciones" de miembros del Ejército en forma indiscriminada. Caen
decenas oficiales del cuerpo de comando y de los servicios y hasta conscriptos,
muertos por lo general al salir o al regresar de sus casas. Cada velatorio
va generando un estado de opinión dentro del Ejército a favor de que la
fuerza actúe directamente contra la guerrilla, algo rechazado por la mayoría
de los militares hasta mediados de 1974. En noviembre, es designado un militar
en actividad como Jefe de la Policía de Tucumán, es muerto el teniente coronel
Ibarzábal -que había sido capturado en enero por el ERP, al ser interceptado
el vehículo en el cual era transportado dentro de un ropero- y muere en
un atentado el Jefe de la Policía Federal, Comisario Alberto Villar.
Al ser condenado (agosto
2008) Bussi lloró y se justificó.
Antonio
Domingo Bussi. Comandó el Operativo Independencia en 1975
y fue gobernador de Tucumán entre 1976 y 1977. En 1978 habría
presidido la inauguración de un Museo de la Subversión instalado
en el complejo militar bonaerense de Campo de Mayo. Fue vinculado
con la habilitación de 33 centros clandestinos de detención
y se le atribuyen 400 desapariciones. Varios testimonios de
detenidos afirman que Bussi en persona ejecutó prisioneros.
Iba a ser procesado cuando quedó beneficiado con la ley del
Punto Final gracias a la cual no fue juzgado.
Al frente de su propio partido, Fuerza Republicana, fue electo
gobernador de Tucumán en 1995. Admitió tener una cuenta bancaria
en Suiza y varias de sus posesiones están a nombre de su esposa.
Está acusado de malversar fondos públicos durante su segunda
gestión en Tucumán, desde 1995 a 1999. En el 2000, el Poder
Legislativo le cerró las puertas, al ser rechazado por inhabilidad
moral y ética su ingreso como diputado nacional por Tucumán.
En agosto de 2008 Bussi y Menéndez fueron condenados como coautores
mediatos de los delitos de lesa humanidad de violación de domicilio,
privación ilegítima de la libertad agravada, tormentos reiterados,
desaparición forzosa, homicidio calificado, asociación ilícita
y genocidio. Debido a su edad cumple actualmente (2009) prisión
domiciliaria en un country.
El 3 de diciembre es muerto,
al salir de su casa en Tucumán, el capitán Humberto Viola, junto con su
hija de 3 años. El ERP, al percibir el costo político que ha pagado, emite
un comunicado desde el Uruguay anunciando que suspende las ejecuciones individuales
de militares.
Ese mes el Ejército realiza operativos en busca de guerrilleros en Salta
y Tucumán. En cuatro meses, la opinión militar reacia a intervenir en este
conflicto ha cambiado y las muertes individuales e indiscriminadas de militares
han sido la causa del cambio.
"Zona liberada"
En la zona rural de Tucumán, el ERP tiene el control de un tercio de la
provincia. Se está gestando una suerte de "zona liberada" que apunta a lograr
el reconocimiento internacional como bando "beligerante". Incluso la guerrilla
cobra peaje en algunas rutas provinciales.
El gobierno de Isabel Martínez
estudia la decisión de encargar al Ejército erradicar al ERP de la provincia.
En diciembre la decisión ha sido tomada.
La V Brigada de Infantería de
Tucumán va a tener a su cargo el operativo y es designado para el cargo
de comandante el general de brigada Ricardo Muñoz. Pero el 6 de enero de
1975, al sobrevolar la zona de operaciones, cae su avión y muere una decena
de jefes de su Estado Mayor. Se piensa que ha sido un atentado, pero predomina
la hipótesis de que fue un accidente. Muñoz es reemplazado por el general
de brigada Acdel Vilas, quien pasa así a comandar el Operativo Independencia.
Se inicia en febrero. Un decreto del Poder Ejecutivo otorga al Ejército
jurisdicción sobre un tercio del territorio provincial.
Inicialmente, participan todas las unidades de la V Brigada de Infantería
con comando en Tucumán: el Regimiento 19 de Infantería, la Compañía de Comunicaciones
5 y la Compañía de Arsenales 5 de la capital provincial; el Regimiento 20
de Infantería de Montaña y el Grupo de Artillería 5 de Jujuy; el 28 de Infantería
de Monte 28 de Tartagal y el Destacamento de Exploración de Caballería Blindada
105, la Compañía de Ingenieros 5 y la Compañía de Sanidad 5 de Salta.
Estas unidades envían fuerzas
de tareas, que son destacadas en el interior del monte tucumano por turnos
de 45 días. La tropa está constituida por conscriptos de 18 años.
A los pocos días de iniciado el Operativo, cae en un enfrentamiento con
el ERP el capitán Héctor Cáceres. En su entierro habla el teniente general
Leandro Anaya, quien subraya que el Ejército se encuentra en el monte tucumano
por orden del gobierno constitucional.
En marzo se percibe cierto pesimismo en el Ejército por la falta de resultados
concretos. A su vez el ERP, a través de una publicación editada en París,
reivindica el éxito de haber logrado aferrar a una brigada del Ejército
de 4000 hombres con sólo 300 "combatientes".
Al mes siguiente, el Ejército captura a algunos miembros de la guerrilla
tucumana, mientras que el ERP, en una conferencia de prensa realizada en
Lisboa, anuncia la constitución de un "Comando Conjunto Operacional" junto
con el MIR de Chile, el MNT (tupamaros) de Uruguay y el ELN de Bolivia.
También ataca el Batallón de Arsenales 121 de Rosario, donde muere el jefe
de la unidad, coronel Arturo Carpani Costa.
En mayo, mientras el Ejército
realiza progresos en la detención de miembros del ERP en el interior de
la provincia, Isabel Martínez de Perón, como presidente, visita la zona
de operaciones de Tucumán acompañada por el Ministro de Bienestar Social,
José López Rega. La presidente reemplaza en el cargo de comandante general
del Ejército al teniente general Anaya por el general Alberto Numa Laplane.
El 28 de ese mes tiene lugar el combate de Manchalá, en el que una columna
de cien miembros del ERP es derrotada por el Ejército en campo abierto,
cuando se dirigían a atacar el comando del Operativo Independencia, que
estaba en la localidad de Famaillá. El ataque iba a tener lugar el Día del
Ejército, que se conmemora el 29 de mayo. El hecho marca un punto de inflexión
a favor del Ejército, que pasa a una acción ofensiva.
El 2 de agosto, efectivos del Grupo de Artillería 5 entran en combate con
guerrilleros, y son heridos un teniente y cuatro conscriptos; el 7 cae en
otro combate un teniente y en otra acción un cabo primero. El 12, la Compañía
A del Regimiento 28 de Infantería de Monte libra un combate en campo abierto
contra una fracción del ERP a la que derrota en la localidad de Los Dulces.
Seis días después, Montoneros, en una operación combinada con el ERP, logra
hacer estallar un explosivo debajo de un avión Hércules que salía del aeropuerto
de Tucumán, con un centenar de gendarmes, entre los cuales quedan decenas
de muertos y heridos, que habían participado en el Operativo.
Estrella
Roja Nº 63, 02/11(75. Clic para descargar
Llega Videla
Ese mes, tras una crisis militar, llega a la Comandancia General del Ejército
el general Jorge Rafael Videla, quien en septiembre visita la zona de operaciones
de Tucumán. En esta provincia, el 7 y 8 de octubre, tienen lugar los combates
en campo abierto contra la "Compañía de Monte Ramón Rosa Giménez" del ERP.
Es muerto su jefe, el arquitecto Juan Carlos Molina, cuyo nombre de guerra
era "Comandante Pablo" y poco después cae su segundo, Manuel Negrín. La
situación ya se ha volcado a favor del Ejército.
Todavía a fin de ese mes siguen
cayendo algunos oficiales en combates en el monte, mientras que en noviembre
aviones de la Fuerza Aérea Douglas A4-B entran en acción en apoyo del Ejército.
Para el mes de diciembre, en
la zona rural de Tucumán, el ERP ha quedado reducido a algunas decenas de
combatientes, que para el Ejército estaban mal abastecidos, en deficiente
estado sanitario y sufriendo deserciones. El Operativo Independencia había
tenido éxito.
Hoy parece difícil de entender
que un gobierno electo con las instituciones funcionando, en momentos en
que el desempleo era del 4% y los niveles de pobreza muy inferiores a los
que hemos tenido después y con una participación del salario en la distribución
del ingreso superior a la de hoy, fuera atacado con acciones de tipo guerrillero.
Pero en aquel momento el triunfo de la guerrilla rural de Mao tenía un cuarto
de siglo; el éxito de la insurgencia de Fidel Castro había sucedido 15 años
antes; la incursión del Che Guevara en Bolivia había sido sólo seis años
antes y la derrota del ejército norteamericano en Vietnam había tenido lugar
sólo un año antes. Para la izquierda no parecía entonces imposible la toma
del poder a través de las armas.
También cabe considerar que en 1975, el año del Operativo Independencia,
sólo la Argentina tenía un gobierno constitucional en el Cono Sur. A treinta
años de estos hechos, es oportuno recordar que el mayor foco de guerrilla
rural de la historia Argentina fue combatido con éxito por el Ejército durante
un gobierno constitucional. (La Nación)
[Fuente: Periódico "El Día",
sábado 15 de febrero de 1975]
Se enfrentan en Tucumán, Argentina, tropas del ejército y guerrilleros
Un saldo de cuatro muertos dejó el primer combate.- Entre tanto el gobierno
no autoriza la participación de la izquierda peronista en elecciones.- (AFP,
PL y AP)
BUENOS AIRES, 15 de febrero.- El primer combate entre el ejército argentino
y los guerrilleros del ERP se produjo en la jungla de la sierra de Aconquija.
El viernes por la noche una patrulla de la quinta brigada argentina, comandada
por un teniente, cayó en una emboscada tendida por el Ejército Revolucionario
del Pueblo cerca de Pueblo Viejo, a unos 20 kilómetros de Tucumán, capital
de la provincia en donde el ejército desecadenó hace una semana su actual
ofensiva contra los guerrilleros.
El teniente primero Héctor Cáceres, es el oficial muerto en el enfrentamiento
con grupos guerrilleros, informó un comunicado del comando general del Ejército,
dado esta mañana.
La presidenta
Isabel Perón y el general genocida Acdel Vilas pasan revista
a las tropas del Operativo Independencia en Tucumán en 1975
En ese enfrentamiento que tuvo
lugar en Pueblo Viejo, murieron además tres guerrilleros, y resultaron heridos
de gravedad, el teniente Daniel Arias y el cabo primero Orellana, precisa
el comunicado.
El enfrentamiento con el grupo subversivo, finaliza diciendo, tuvo lugar
cuando esos efectivos militares realizaban un patrullaje de la zona.
Atentados en Buenos Aires
Entre tanto en Buenos Aires, tres bombas fueron arrojadas sobre el edificio
del batallón de infantería tercero de Ensenada esta madrugada, sin causar
víctimas, anunció hoy el comando general de la Armada.
En un comunicado, el citado comando informó que en el batallón de infantería,
con asiento en Ensenada, en las cercanías de la ciudad de La Plata, a unos
50 kilómetros de Buenos Aires, estallaron tres artefactos explosivos, que
causaron algunos daños materiales.
Por otro lado nuevos actos de sabotaje se cometieron en las líneas telefónicas
de Buenos Aires y sus alrededores, denunció la Empresa Nacional de Telecomunicaciones.
Un comunicado oficial agrega que los daños alcanzaron a casi cinco mil teléfonos
que se suman a más de 40 mil dañados anteriormente.
Aunque no se tiene confirmación, se supone que los sabotajes responden a
motivaciones políticas del gremio de comunicaciones, que está pasando por
un enfrentamiento muy serio entre facciones antagónicas.
Diputado muerto
Mientras en la ciudad de Santa Fé, 500 kilómetros al norte, fue sepultado
hoy el cadáver del diputado Hipólito Acuña, muerto el viernes por el movimiento
Montoneros. Acuña pertenecía al gremialismo peronista que, en la provincia,
está enfrentado actualmente con el gobiernador, Carlos Sylvestre Begnis.
Acuña es el segundo diputado nacional asesinado en los últimos seis meses.
A fines de julio de 1974 murió en un atentado el diputado de izquierda,
Rodolfo Ortega Peña. El crimen se lo atribuyó la organización derechista
"Alianza Anticomunista Argentina" (AAA).
Isabel y López Rega
Por otra parte, ayer también
fueron asesinados dos delegados gremiales izquierdistas en Buenos Aires,
probablemente por la "AAA", la misma organización que recientemente dinamitó
la planta impresora del matutino cordobés, La Voz del interior. Hasta ahora,
no se ha informado sobre la detención de ningún integrante de la misteriosa
organización terrorista de extrema derecha.
Partido Descamisado
Por su parte, las aspiraciones
de la izquierda peronista de crear el denominado "Partido Descamisado",
podrían frustrarse en la práctica pues posiblemente la justicia electoral
no reconocerá a la agrupación, según se desprende hoy de declaraciones del
ministro del Interior, Alberto Rocamora.
El hecho de que esa agrupación reciba el apoyo de la organización Montoneros,
brazo armado de la Juventud Peronista, sería el factor que podría utilizar
la justicia para negar la personería correspondiente al "Partido Descamisado".
Líderes de la izquierda peronista anunciaron recientemente su decisión de
formar el "Partido Descamisado" para participar en las elecciones a realizar
el 13 de abril en la provincia de Misiones.
Se deben elegir gobernador y vice, en reemplazo de los titulares muertos
el año anterior.
El ministro del Interior, en reportaje publicado hoy por el semanario Panorama,
dijo que "No nos preocupa en los más mínimo", aludiendo a la anunciada creación
del partido de izquierda peronista que, incluso, podría aglutinar otras
corrientes de izquierda no peronista.
Rocamora, sin embargo, dijo que "si estos señores quieren salir del camino
justicialista para transitar otros senderos, están libres para hacerlo.
Lo que no sé es si tendrán tiempo...o posibilidades. Eso lo dirá el acto
electoral".
Al cumplirse tres décadas del comienzo del Operativo Independencia, Rosendo
Fraga publicó en el diario La Nación un artículo (Memoria: sangre sobre
el monte tucumano) que es un compendio de las mentiras de los jefes militares,
una justificación de los crímenes cometidos por los uniformados y un desconocimiento
de lo que la historia y la justicia ya probaron: esas acciones fueron el
inicio del genocidio.
Por Marcos Taire, 17/02/05
Fraga dice que la guerrilla
del ERP 'controlaba un tercio de la provincia' de Tucumán. Mentira. La Compañía
de Monte Ramón Rosa Jiménez del ERP operaba en una pequeñísima porción montañosa
y su más resonante acción fue copar un poblado -Acheral- que apenas tenía
una comisaría con menos de media docena de policías. El propio jefe del
Operativo Independencia, general Acdel Vilas, confesó que 'la zona de responsabilidad
de la brigada' era 'una franja territorial de 40 kilómetros', con 'una profundidad
que iba de los 35 a los 40 kilómetros'. Es decir, menos de 1600 kilómetros
cuadrados. Aunque Tucumán es la más chica de las provincias argentinas,
hay que recordarle a Fraga que su superficie es de 22.524 kilómetros cuadrados.
Y si el ERP hubiera controlado esa zona -lo que nunca ocurrió- hay que decir
que su superficie equivale apenas a la décima cuarta parte del territorio
provincial.
"Tucumán: Operativo
Independencia", documental de Dante Fernández (2007), fragmento
final
Al referirse al intento del
ERP de copar el regimiento aerotransportado de Catamarca, Fraga afirma que
'los atacantes fueron repelidos y cercados por el Ejército y 16 de ellos
murieron'. Falta decir una parte importante de la verdad: fueron asesinados
después que agotaron sus municiones y se entregaron.
No es de extrañar que desde la lejana Buenos Aires se desconociera la superficie
de Tucumán y el tamaño de la zona donde operaba el ERP. Pero afirmar que
Catamarca y Córdoba son dos 'provincias que tienen fronteras con Tucumán'
es un desatino que cualquier corrector de pruebas hubiera enmendado con
solo mirar un mapa de la República Argentina.
Decenas y decenas de mentiras
Según Fraga, la campaña de represalia ejecutada por el ERP a raíz de los
fusilamientos de Catamarca, provocó la caída de 'decenas de oficiales (...)
y hasta conscriptos, muertos por lo general al salir o regresar de sus casas'.
Otra mentira. Fueron 11 (once) los oficiales que mató el ERP, no 'decenas'.
Y no mató ningún conscripto ni a la entrada ni a la salida de su casa.
Fraga, que bien podemos decir es, por lazos familiares y por identificación
ideológica, un hombre del Ejército Argentino, aborda un tema central en
su nota, pero no profundiza ni revela la verdad de los hechos. Dice que,
como consecuencia de esas muertes, 'cada velatorio va generando un estado
de opinión dentro del Ejército a favor de que la fuerza actúe directamente
contra la guerrilla, algo rechazado por la mayoría de los militares hasta
mediados de 1974'. Seguramente él tiene información que podría servir para
desentrañar un enigma: ¿cuantos y quienes fueron los oficiales que se disfrazaron
de Triple A para salir a matar en esos días? Al referirse a esos tiempos
y esos hechos, un ex mayor del Ejército fue claro y revelador: '...los cuadros
medios de las Fuerzas Armadas (...) noche tras noche, sin mediar órdenes,
salían a combatir a la guerrilla en sus guaridas'. Según él, 'se combatía
a la guerrilla sin órdenes, sin conducción y sin cobertura legal' (H.R.Abete,
La Nueva Provincia, 5 de enero de 2001). En el transcurso de 1975 (febrero
y octubre) el gobierno de Isabel Perón otorgó a los militares esa cobertura
legal que les faltaba para iniciar el genocidio.
Cuando en su escrito Fraga relata el atentado contra un avión Hércules que
transportaba efectivos de Gendarmería Nacional, afirma que hubo 'decenas
de muertos y heridos que habían participado en el Operativo'. Otra vez la
imprecisión y la vaguedad que permiten suponer e imaginar cosas que no ocurrieron
o que no fueron como se las quiere mostrar. En realidad, ese día murieron
4 gendarmes y resultaron heridos no más de una docena. Después murieron
otros dos que habían quedado heridos. Es decir, en total hubo sólo seis
muertos. Obviamente, sería mucho pedirle a Fraga que informara cuál había
sido la tarea de esos gendarmes en el Operativo. Pero nosotros podemos decirlo
porque está contado por algunos gendarmes arrepentidos, por víctimas de
la represión y por quienes investigaron esos hechos de hace treinta años.
Los gendarmes eran los custodios de los campos de concentración. Allí torturaron
y asesinaron, participando del pacto de sangre junto a militares y policías.
Y el atentado contra el avión, no fue una 'operación combinada con el ERP'.
La idearon, planificaron y ejecutaron militantes Montoneros. El ERP se enteró
por los medios de prensa.
1975, Tucumán. Formación de la Compañía
de Monte Ramón Rosa Jiménez
El marco constitucional: pretexto
para secuestrar, torturar y asesinar
Fraga termina su nota diciendo que 'es oportuno recordar que el mayor foco
de guerrilla rural de la historia Argentina fue combatido con éxito por
el Ejército durante un gobierno constitucional'. Otra imprecisión. Faltaba
decir, como lo confesó Vilas, que 'hubo que olvidar por un instante -un
instante que se prolongó diez meses- las enseñanzas del Colegio Militar
y las leyes de la guerra... Si, por respeto a las normas clásicas, nos hubiéramos
abstenido de emplear métodos no convencionales, la tarea de inteligencia
-y ésta era una guerra de inteligencia- se habría tornado imposible de llevar
adelante'.
Hay que decirlo con todas las letras: en Tucumán no hubo ninguna guerra.
Sí en cambio hubo una enorme represión contra el movimiento popular tucumano.
Los militares no fueron a combatir 'la guerrilla rural' sino a destruir
'la subversión', es decir, a los obreros y estudiantes díscolos que luchaban
contra un orden social injusto. En su delirio 'occidental y cristiano' veían
guerrilleros en los rostros morenos de los obreros de la FOTIA y en el estudiantado
inquieto y levantisco de la Universidad Nacional de Tucumán.
Fraga pretende reivindicar lo actuado por el Ejército en Tucumán amparándose
en un decreto secreto de un gobierno constitucional. Como si no supiera
que las órdenes emanadas a partir de ese decreto fueron vulneradas desde
el primer día por las hordas comandadas por Vilas. Allí se establecía que
en virtud del estado de sitio se podía allanar sin orden judicial y se podía
detener personas. Pero se consignaba que a las 48 horas había que poner
a esas personas a disposición del PEN o de un juez de la Nación. ¿Qué hizo
Vilas? Detuvo, secuestró, torturó y asesinó a centenares de personas sin
importarle un comino las normas de esa Constitución que supuestamente daba
alguna validez legal al Operativo Independencia. Lo confesó él mismo: 'decidí
prescindir de la justicia, no sin declarar una guerra a muerte a abogados
y jueces complacientes o cómplices de la subversión', pues 'yo no tenía
porqué apegarme al dictamen de unos cuantos togados...' Sólo por la Escuelita
de Famaillá -el mayor aporte del Operativo Independencia a la historia de
Tucumán- pasaron más de 1500 secuestrados, todos salvajemente torturados
por los hombres de Inteligencia del Ejército. La mayoría fueron asesinados
y desaparecidos.
El elogio de la represión, la justificación de la crueldad
No es la primera vez que Fraga elogia a los responsables del Operativo Independencia.
Hace unos años, al prologar un libro titulado 'La guerrilla en Tucumán',
del coronel Eusebio González Breard, dijo que 'la represión de la subversión
no fue una decisión autónoma de las Fuerzas Armadas, ni la violencia empleada
en ella, un acto de crueldad irracional'. En realidad, fue la aplicación,
en el marco de la Doctrina de la Seguridad Nacional, de una metodología
criminal llamada guerra contrarrevolucionaria. Para Fraga, González Breard
tuvo que 'enfrentar a un enemigo no convencional que amenazaba los valores
tradicionales de la Nación'. Hay que puntualizar que ese oficial fue adoctrinado
en la escuela de criminales de los norteamericanos, la Escuela de las Américas.
Después fue el jefe de Inteligencia del Operativo Independencia, es decir,
responsable directo del secuestro, tortura, desaparición y asesinato de
miles de tucumanos indefensos, capturados por bandas que vestían uniformes
militares o policiales o andaban de civil, escondiendo su cobardía en lo
que llegó a ser el símbolo del Operativo Independencia: la capucha.
La Comisión Bicameral tucumana que investigó las violaciones de los derechos
humanos en esa provincia reflexionaba, hace casi 20 años, 'si es necesario
para la paz y la seguridad de la Patria, entregar a una aterrorizada madre
el cadáver masacrado de su hijo de 17 años, con los testículos colocados
en la boca, como ocurrió aquí en Tucumán'. Habría que preguntar a quienes
como Fraga defienden el Operativo Independencia, porque estiman que se 'amenazaba
los valores tradicionales de la Nación', si ese episodio no era 'un acto
de crueldad irracional'.
VISTO:
Las actividades que elementos subversivos desarrollan en la Provincia de
Tucumán y la necesidad de adoptar medidas adecuadas para su erradicación:
LA PRESIDENTE DE LA NACION ARGENTINA
en Acuerdo General de Ministros
1975, Tucumán. Bandera del ERP de
la Compañía de Monte Ramón Rosa Jiménez
DECRETA:
Artículo 1°: El Comando General del Ejército procederá a ejecutar las operaciones
militares que sean necesarias a efectos de neutralizar y/o aniquilar el
accionar de los elementos subversivos que actúan en la Provincia de Tucumán.
Artículo 2°: El Ministerio del Interior pondrá a disposición y bajo control
operacional del Comando General del Ejército los efectivos y medios de la
Policía Federal que le sean requeridos a través del Ministerio de Defensa
, para su empleo en las operaciones a que se hace referencia en el artículo
1°.
Artículo 3°: El Ministerio del Interiror requerirá al Poder Ejecutivo de
la Provincia de Tucumán que proporcione y coloque bajo control operacional
el personal y los medios policiales que le sean solicitados por el Ministerio
de Defensa (Comando General del Ejército), para su empleo en las operaciones
precitadas.
Artículo 4°: El Ministerio de Defensa adoptará las medidas pertinentes a
efectos de que los Comandos Generales de la Armada y la Fuerza Aérea presten
a requerimiento del Comando General del Ejército el apoyo necesario de empleo
de medios para las operaciones.
Artículo 5°: El Ministerio de Bienestar Social desarrollará, en Coordinación
con el Ministerio de Defensa (Comando General del Ejército), las operaciones
de acción cívica que sean necesarias sobre la población afectada por las
operaciones militares.
Artículo 6°: La Secretaría de Prensa y Difusión de la Presidencia de la
Nación desarrollará a indicación del Ministerio de Defensa (Comando General
del Ejército), las operaciones de acción sicológica concurrentes que le
sean requeridas.
Artículo 7°: El gasto que demande el cumplimiento de la misión encomendada
por el presente Decreto hasta la suma de pesos CUARENTA MILLONES será incorporado
a la Jurisdicción 46, Comando General del Ejército, correspondiente al Presupuesto
del año 1975.
Artículo 8°:Las disposiciones del presente decreto rigen a partir de la
fecha.
Artículo 9:Comuníquese, dése a la Dirección Nacional del Registro Oficial
y Archívese.
(Hay un sello que dice: Decreto "S" N° 261*)
FIRMADO:
María Estela de Perón - Presidente de la Nación
Alberto L. Rocamora - Ministro del Interior e interino de Justicia.
Oscar Ivanissevich: Ministro de Educación
Alberto J. Vignes: Ministro de Relaciones Exteriores y Culto.
Adolfo M. Savino: Ministro de Defensa
José López Rega: Ministro de Bienestar Social
Alfredo Gómez Morales: Ministro de Economía
Ricardo Otero: Ministro de Trabajo
Una sublevación militar y el ataque guerrillero a un cuartel marcaron el
principio del fin del gobierno de Isabel Perón
Por Alberto Amato
Fue la semana en la que vivimos en peligro. Un anticipo despiadado de la
vida en peligro que nos esperaba de allí en más. Entre el 18 y el 23 de
diciembre de 1975 el país fue sacudido por la violencia: un intento de golpe
de Estado encarado por la Fuerza Aérea intentó derrocar al gobierno de la
entonces presidente María Estela Martínez de Perón. Cinco días después,
el mayor ataque guerrillero contra una instalación militar, el arsenal Domingo
Viejobueno de Monte Chingolo, terminó en desastre para los irregulares y
marcó el final del accionar armado del ERP (Ejército Revolucionario del
Pueblo) diezmado ya en los montes tucumanos.
La práctica de la lucha armada
convirtió al ERP en experto en la fabricación casera de explosivos.
Tres meses después de estos
dos hechos, el 24 de marzo de 1976, el golpe militar de las fuerzas armadas
lideradas por Jorge Videla, Emilio Massera y Orlando Agosti no sólo derrocaría
a la viuda de Perón: instauraría en el país el terrorismo de Estado, la
práctica de secuestrar, torturar, asesinar y ocultar luego los cadáveres
de miles de opositores a quienes se calificó con el eufemismo de "desaparecidos".
La pesadilla de la más cruel tiranía padecida por la Argentina terminaría,
seis años después, con la derrota de Malvinas a manos de Gran Bretaña.
Pero todo eso parecía imposible en diciembre de 1975. Un año y medio antes,
junto con Juan Perón, habían muerto en el país las últimas esperanzas de
un renacer de la democracia y de un sistema civilizado de convivencia.
Acosada por su incapacidad, por los militares, por el poder económico que
vació las góndolas de los supermercados, por los gremios que corrían en
pos de igualar los salarios a los caprichos de una inflación desorbitada
y con una causa judicial pendiente por una presunta defraudación, Isabel,
la viuda de Perón, se debatía en vano por continuar al frente de la presidencia
y se negaba a renunciar.
El Congreso, con mayoría peronista,
se negaba a iniciarle un juicio político. Las fuerzas armadas, que ya tenían
planificado el golpe e, incluso, la fecha del alzamiento, esperaban cruzadas
de brazos a que "todo se deteriorara más", como reveló este diario en 1998
al analizar una serie de documentos de la época cruzados entre la Embajada
de los Estados Unidos y el Departamento de Estado de ese país.
El 17 de diciembre el gobierno decidió anticipar las elecciones generales
de 1977 para el 17 de octubre de 1976. Fue la salida ideada por el gabinete
de la viuda de Perón como un intento de aplacar al golpismo en acecho. Era
tarde. Y fue inútil. Ese mismo día, el general Antonio Bussi se hizo cargo
de la V Brigada de Infantería de Tucumán, el general Leopoldo Galtieri asumió
como segundo jefe del Estado Mayor del Ejército y el general Reynaldo Bignone
se hizo cargo del Colegio Militar. Al día siguiente se sublevó la Fuerza
Aérea.
Los
golpistas obedecían al brigadier Jesús Orlando Capellini, un militar nacionalista
que detuvo al jefe de la fuerza, Luis Fautario, en pleno Aeroparque Jorge
Newbery. El gobierno designó a Agosti como jefe de la fuerza mientras los
golpistas dejaban en claro sus pretensiones: "1) Considerar totalmente agotado
el actual proceso político que agobia al país; 2) Desconocer las autoridades
que detenta el gobierno nacional y 3) Requerir que el comandante del Ejército
asuma en nombre de las FF.AA. la conducción del gobierno nacional."
Los sublevados sobrevolaron la Casa de Gobierno y arrojaron panfletos mientras
el gabinete de Isabel (el actual senador Antonio Cafiero y el hoy gobernador
de Buenos Aires Carlos Ruckauf eran entonces ministros de Economía y Trabajo)
intentaba superar la crisis. La Armada y el Ejército se mantuvieron al margen.
Todavía no era la hora. Videla instó a "dar un ejemplo de cohesión, disciplina,
desinterés y responsabilidad", cualidades que echaría por la borda tres
meses después.
La sublevación militar terminó el lunes 22, después de que los amotinados
se refugiaran en la base aérea de Morón, que fue bombardeada. La débil reacción
del entonces poderoso sindicalismo y la indiferencia con la que la ciudadanía
siguió el levantamiento llevaron tranquilidad al golpismo: el ensayo general
del 24 de marzo de 1976 había sido perfecto.
El martes 23, a menos de veinticuatro horas de superado el alzamiento aeronáutico,
la guerrilla lanzó su golpe más ambicioso de los tantos que había dado desde
finales de los años 60. Un grupo de cerca de 270 guerrilleros, en su mayoría
del ERP (se dijo en su momento que había también miembros de la guerrilla
peronista Montoneros), intentó copar el Batallón de Arsenales 601, Domingo
Viejobueno.
Los estaban esperando. Un agente de inteligencia del Ejército, Juan "Oso"
Ranier, infiltrado en el ERP, había anticipado el golpe guerrillero. La
madrugada del miércoles 24 encontró la zona sur del Gran Buenos Aires en
pie de guerra. Tanques, aviones, incluso tropas de la Armada tomaron parte
de una batalla por la recuperación del cuartel. Las tropas ingresaron luego
a una villa miseria cercana donde, se dijo entonces, se habían refugiado
los atacantes. Se cree que al menos 85 irregulares murieron esa noche, lo
mismo que un número nunca determinado de inocentes alcanzados por los tiroteos
que se extendieron por Lanús, Villa Dominico y Lomas de Zamora. También
murieron un capitán, un teniente primero, un sargento ayudante, cuatro soldados
y dos policías.
La noche del 24 de diciembre, desde Tucumán, Videla dijo observar "con la
sana rabia del verdadero soldado, las incongruentes dificultades en las
que se debate el país, sin avizorarse la solución"
El país estaba helado por la sorpresa. Oscilaba entre el desconcierto y
el terror. Intentaba descifrar las andanzas de un dólar financiero especial
($82,45) y otro dólar financiero ($58). Y también intentaba sobrevivir,
claro. La clase media pugnaba por el dos ambientes ($650.000 en Devoto)
o por el Citroen 2CV ($85.000 un usado) y hasta arañaba de vez en cuando
un traje de fibra poliester ($3.199). Tampoco veía soluciones. Y ni siquiera
avizoraba lo que Videla y compañía tenían en mente. También intentaban sonreír.
En el Teatro Astros, dos grandes de la revista, Alfredo Barbieri y Don Pelele,
apostaban a la esperanza. Cada noche salían con sus disparates a representar:
"Entre julepe y julepe llegaremos al 77"
1 .- MARCO GENERAL.
La guerrilla rural en la Argentina se ha implantado en dos departamentos
(Famaillá y Monteros) de la provincia de Tucumán. La provincia tiene 34.000
km. cuadrados y 800.000 habitantes; los departamentos FAMAILLA y MONTEROS
tiene en conjunto una superficie que comprende el 30% de la población total
y del espacio geográfico, de la provincia. La producción principal de la
provincia particularmente de los dos departamentos mencionados es la industria
azucarera.
Existen asimismo otras industrias importantes entre las que se debe mencionar
la fabrica GRAFONOR (textil), con 1.800 obreros en el departamento de FAMAILLA,
la población activa de los departamentos de FAMAILLA y MONTEROS es mayoritariamente
obrera y campesina. Las cuatro fábricas azucareras de la zona de influencia
directa de nuestra guerrilla (FRONTERIZA ÑUÑORCO, SANTA ROSA y PROVIDENCIA)
ocupan un total de 2.000 obreros (700 permanentes, 1.300 temporarios).
La clase obrera, el campesino y el estudiantado tucumano son muy combativos.
Nuestro partido es muy conocido y prestigiado en la zona, producto de varios
años de actividades, aunque en estos momentos la organización partidaria
es extremadamente débil: direcciones zonales han sido aniquiladas y el esfuerzo
de reconstrucción en que estamos empeñados no ha logrado aún poner nuevamente
en pié la organización partidaria, pero las condiciones, el estado de ánimo
de las masas, y la calidad de los cuadros volcados a esta vital tarea son
extremadamente favorables.
El enemigo cuenta en todo el país con cuatro Cuerpos de Ejército, compuestos
por dos o tres Brigadas, con un promedio de 15.000 hombres cada cuerpo.
Del total de las 10 Brigadas que tienen, 2 son blindadas, una mixta, las
otras 7 son de Infantería (una de monte, una de montaña, una aerotransportada
y cuatro de Infantería de llanura), que no pueden emplear en su totalidad
por ser en su mayoría guarniciones que defienden ciudades.
2 .- ETAPA PREPARATORIA:
En marzo de 1974 nuestra organización destinó una veintena de compañeros
para realizar un curso de monte y prepararse como base para la formación
de la Ca. Mte. [nota: compañía de monte]. Cuando estaba próximo el fin del
período de instrucción el grupo fue detectado por el enemigo que lanzó un
operativo de búsqueda muy publicitado. Nuestra unidad aprovechó la ocasión
para tomar ACHERAL y hacer conocer al país el nacimiento de la guerrilla
rural.
A partir de fines de junio la Unidad se dividió en tres grupos que se lanzaron
al trabajo político entre las masas, al tiempo que se envió 10 compañeros
más desde las ciudades. La actividad marchaba muy bien sin presión enemiga
que se limitó a controlar las rutas principales y enviar espías.
En esos momentos se decidió atacar con la Unidad el Regimiento Aerotransportado
de CATAMARCA, a 200 km, en razón de contar con 4 soldados compañeros en
el Cuartel, uno de los cuales tenía días de guardia que podría conocerse
con anticipación y que participaría activamente. La acción era relativamente
sencilla, mucho más viable que otras similares anteriores y se podría recuperar
alrededor de 300 FAL, con culata plegable y armamento pesado.
La acción se realizó el 11 de agosto y fracasó al ser detectada nuestra
presencia en la zona por la policía, y al perderse en la retirada un grupo
de 16 compañeros asesinados por el enemigo. Esta derrota fue un golpe muy
duro para nuestra Unidad que quedó reducida a 18 compañeros que se refugiaron
en la zona que operaban activamente, apoyados por la población.
El enemigo lanzó a la Vta Brigada de Infantería de Monte en un nuevo operativo
de persecución que no logró ningún resultado. Los meses de septiembre a
diciembre fueron de asentamiento en la población. Se envió un nuevo refuerzo
de 10 compañeros e ingresaron alrededor de 40 obreros y campesinos de la
zona, con lo que la Compañía llegó a contar con 62 combatientes.
Debido a una serie de errores políticos y a algunas detenciones, entre ellas
la del compañero que más dinamizaba al trabajo de masas, la Compañía no
se consolidó internamente y se produjeron alrededor de 20 pedidos de baja.
Con la fuerza restante se inició una campaña en el mes de enero, tomándose
varias poblaciones sin enfrentamientos debido a las mínimas fuerzas policiales
existentes que no hacían resistencia.
El
9 de febrero. el enemigo inició un nuevo operativo militar que se mantiene
hasta hoy con el empleo de un total aproximado de 5.000 hombres, con una
fuerza de tareas nucleadas en torno a la Vta Brigada de Infantería de Monte
(3.500 hombres) con los Regimientos 19 de Infantería (TUCUMÁN), 28 de Infantería
de Monte (TARTAGAL, SALTA), 20 de Infantería de Montaña (JUJUY), el Grupo
de Artillería de Montaña 5, Compañías Comando de Ingenieros, de Comunicaciones,
de Sanidad, pertenecientes a la Vta Brigada, 3 Escuadrones de Gendarmería,
3 Compañías de Policía Federal, fuerzas policiales provinciales. Las fuerzas
militares actúan reforzadas por oficiales y suboficiales provenientes de
unidades de todo el país.
La presión enemiga afectó considerablemente a los colaboradores y sufrimos
duros golpes en la organización del Partido en la zona, cayeron los principales
cuadros, con lo que se paralizó la actividad partidaria. El estado de ánimo
de las masas decayó y se generalizó un espíritu de temor ante la brutalidad
de la represión que asesinó alrededor de 100 obreros y campesinos, torturó
a miles y mantiene en prisión a centenares. Pese a ello la Compañía mantuvo
su núcleo principal con 35 efectivos y se movió en la zona sin dificultades,
bien abastecida y manteniendo una presencia mínima, bajo directivas de no
buscar combate.
3 .- OPERACIÓN FAMAILLA:
La dirección de nuestro Partido resolvió enfrentar la movilización enemiga
en base a un pequeño refuerzo permanente, y a dos operaciones grandes a
realizarse empleando a personal de 3 Unidades (urbanas). La idea era engañar
al enemigo, generar confianza en el éxito de su operativo mediante la suspensión
de nuestro accionar y golpear directamente desbaratando de un solo golpe
su fuerza de tarea.
De esa manera se preparó la toma del puesto de Comando enemigo en la Ciudad
de FAMAILLA, para lo que hubo que reforzar la Compañía con alrededor de
80 hombres. Después de golpear en FAMAILLA, esa misma Unidad atacaría en
LOS SOSA otra concentración enemiga, después de lo cual regresarían a sus
unidades (urbanas) 70 de los 80 hombres del refuerzo. Esta idea de maniobra
era el punto de partida de una reorientación estratégica que venía madurando
nuestra dirección y que sintetizaremos luego.
La acción de FAMAILLA fracasó por la delación de un alcahuete que alertó
al enemigo, quien rápidamente montó vigilancia en caminos vecinales que
nosotros pensábamos emplear para la aproximación. Así se produjo el combate
de MANCHALA, con 5 bajas nuestras (2 muertos y 3 heridos) y 28 muertos y
numerosos heridos del enemigo. El efecto de este combate entre las masas
fue muy favorable. El enemigo intentó ocultar sus bajas, pero le resultó
peor, ya que la gente se enteró y le fue confirmada la verdad por un volante
de nuestra organización que se distribuyó ampliamente (15.000 ejemplares
en TUCUMÁN y centenares de volantes en todo el país). A partir de MANCHALA
las masas comienzan a recuperarse, se va perdiendo el miedo al Ejército
opresor y crece la voluntad de lucha.
4 .- SITUACIÓN y PERSPECTIVAS:
Bien consolidada, gozando de un gran apoyo de la población en un radio de
influencia de aproximadamente 600 km cuadrados y 50.000 habitantes, contando
con un sólido núcleo de cuadros y combatientes con experiencia y conocimiento
de la zona, nuestra guerrilla rural se apresta a dar un salto en su desarrollo,
de acuerdo con las directivas y recursos aportados por la dirección del
Partido.
Desde fines de mayo (MANCHALA), a la fecha el enfrentamiento se ha hecho
más encarnizado: hubo tres choques principales (MANCHALA, LOS SOSA y YACUCHINA)
y cuatro enfrentamientos menores, con un total aproximado de 52 muertos
y varias decenas de heridos del enemigo y 2 muertos, 6 heridos (1 de ellos
detenido) y 2 desaparecidos en nuestras fuerzas. Además tuvimos otros 7
detenidos, 5 de los cuales fueron asesinados y 1 fugó.
El enemigo sin variar los planes y mostrando evidente nerviosismo, vuelve
a intensificar los patrullajes y la represión al pueblo. Por nuestra parte
aceptamos el choque con nuestros pelotones de vanguardia, al tiempo que
entrenamos y preparamos una fuerza mayor.
Los 16 meses de experiencia que hemos acumulado se han materializado en
un excelente núcleo de varias decenas de cuadros, base de un desarrollo
acelerado. Las condiciones objetivas nos favorecen enormemente, principalmente
por la profundidad de las crisis económico-social del capitalismo argentino
y particularmente por el actual fracaso de la zafra azucarera que perdió
un 50 % de su producción a causa de las heladas y deberá dar fin a la zafra
en el mes de octubre, dos meses antes de lo habitual, lanzando prematuramente
a la desocupación a la masa de los trabajadores temporarios de fábrica y
surcos.
Un último factor que es necesario señalar son las dificultades del enemigo
que carece y carecerá de reservas militares, no sólo por su limitada fuerza
sino además por que la intensa actividad guerrillera urbana y la movilización
de las masas ciudadanas, mantendrá la mayor parte de sus unidades aferradas
a sus guarniciones."
HACE 30 AÑOS ISABEL PERON ORDENO INICIAR EL GENOCIDIO EN TUCUMAN
Por Marcos Taire
Tucumán, selva del Aconquija,
zona de operaciones
de la guerrilla
El 5 de febrero de 1975 Isabel
Perón firmaba un decreto secreto ordenando al Ejército iniciar la 'Operación
Independencia' en Tucumán. Comenzó así el genocidio que en octubre de ese
mismo año el presidente interino Italo Luder amplió a todo el país. Los
militares utilizaron el territorio de la más pequeña de las provincias argentinas
para aplicar, en el marco de la Doctrina de la Seguridad Nacional, la metodología
de la llamada 'guerra contrarrevolucionaria' que habían aprendido de los
franceses primero y de los norteamericanos después. Sus ejes centrales fueron
el terrorismo, el secuestro, la desaparición de personas y los campos de
concentración donde se torturó y asesinó a miles de tucumanos. El pretexto
de los militares fue 'neutralizar y/o aniquilar el accionar' de un minúsculo
grupo guerrillero rural. El objetivo verdadero fue destruir el combativo
movimiento popular tucumano.
Gobierno títere en una provincia militarizada
El 9 de febrero, domingo de carnaval, la provincia de Tucumán fue ocupada
militarmente por tropas del Ejército, Gendarmería Nacional, Policía Federal
y Policía de la Provincia. Con ellos llegaron centenares de especialistas
de 'Inteligencia', que jugarían un papel estelar en la represión que se
iniciaba.
Al frente del llamado Operativo Independencia estaba el flamante comandante
de la Quinta Brigada, general Acdel Vilas. Quienes iban a ser los jefes
de este operativo (generales Salgado y Muñoz) murieron el 5 de enero en
un accidente de aviación. Vilas fue designado en su reemplazo por su pertenencia
al peronismo y su estrecha relación con el hombre fuerte del gobierno, José
López Rega.
Desde el inicio del Operativo, Vilas se transformó en el verdadero poder
de la provincia, donde un gobierno títere encabezado por el peronista Amado
Juri toleró desplantes que llegaron a la humillación e hizo la vista gorda
frente a los atropellos. Además, aplaudió a rabiar el accionar 'heroico'
de los militares que desde ese día secuestraron, torturaron, asesinaron,
violaron y robaron a pobladores del campo y la ciudad en total indefensión.
Vilas desplegó cuatro fuerzas
de tareas en la zona de operaciones, con 1.500 hombres que en poco tiempo
superaron los 5.000. Sin embargo, el trabajo sucio lo ejecutó otra fuerza
de tareas asentada en la ciudad de San Miguel de Tucumán, compuesta por
militares, policías provinciales y federales. Esta patota, responsable de
la mayoría de los secuestros en la capital provincial y sus alrededores,
era coordinada y dirigida por oficiales que dependían directamente del Comando
de la Quinta Brigada. Otra patota de policías provinciales tuvo sede en
Concepción y operó con igual grado de criminalidad que sus colegas de la
ciudad. A su vez, los efectivos de Gendarmería fueron destinados a la vigilancia
y la represión en los poblados de la zona rural.
Una guerra que no fue
Durante el Operativo Independencia
no hubo combates. A lo sumo se puede hablar de algunas escaramuzas, en las
cuales los factores preponderantes fueron la confusión y el miedo. A raiz
de ello varios muertos de las tropas legales no lo fueron por el accionar
de guerrilleros, sino por las balas de sus propios camaradas, perdidos y
asustados en medio de la selva subtropical. La mitad de los pocos muertos
de las fuerzas legales fueron víctimas de accidentes de aviación.
Los máximos protagonistas reconocen que solo pueden hablar de dos enfrentamientos
de alguna importancia: Manchalá y San Gabriel. En el primero, una columna
de insurgentes se topó, mientras marchaba para atacar el comando de Vilas,
con soldados pintando una escuela. Sorprendidos y confundidos, huyeron después
de un intercambio de disparos. En el arroyo San Gabriel, una docena de guerrilleros
fueron matados sin piedad con fuego de helicópteros artillados después de
ser descubiertos en medio de un cañaveral, en plena llanura, mientras esperaban
su aprovisionamiento.
"Desde
los cerros tucumanos trasmite Radio Liberación"
Anunciaba el locutor. La
Compañía de Monte Ramón Rosa Jiménez, en homenaje a un obrero del
surco asesinado por la policía, responsable del foco, tenía sus
medios de comunicación propios. –Ahora, escucharemos "La guerrillera",
compuesta e interpretada por compañeros de nuestro partido- y con
música de la zamba "La pobrecita" se escuchaba: "La llaman la guerrillera
porque esta zamba nació en los cerros, uniforme verde, fusil en
mano, van a la guerra los tucumanos..."
"Allá en los cañaverales cuando la noche viene llegando por entre
los cerros, se ven de lejos, los fogonazos de los disparos…"
La guerra fue como todas las guerras, cruel y despiadada. Y los
guerrilleros la perdieron y la derrota fue abrumadora e inmisericorde
para con ellos. Por eso, prefiero recordar a esos jóvenes heroicos
–donde también se habían incorporado bolivianos del ELN- a través
de sus canciones. Las transcribo porque así, tal vez, alguien las
anote y no se pierdan. Había otra zamba, "La rosa roja":
"Dicen que ha nacido en los montes del jardín de la república
Una rosa roja de cinco pétalos en punta
Dicen que crece en los cerros, que en las cañas se oculta
Nadie sabe en que rancho, la rosa su sueño despunta…
¡Como la cuidan los pobres en Tucumán!
Le dan comida y abrigo y hasta su sangre le dan
Aseguran que crece en los cerros, en el surco, en la ciudad
Que crece en el pecho de los obreros
Y por la noche florece en un Fotial…
Quiso aplastarla un milico, gente bruta, es natural
Porque era pobre y hermosa, porque roja además
Fue con orugas de hierro a comérsela en Famaillá,
Ella partió lozana, triunfante en Acheral
La rosa echaba raíces ya por todo Tucumán…"
Toda esa poesía, toda esa mística ya no existe: se perdió con la
derrota militar de las organizaciones populares de la década del
70.
¡Tomaron Acheral! ¡Tomaron
Acheral!
Todavía el recuerdo estaba vivo en la provincia cuando anduve de
niño por ahí junto a mis padres. En realidad, no había pasado ni
un año desde que el 30 de mayo de 1974, el ERP había tomado la localidad
de Acheral dando inicio formalmente a sus operaciones militares.
Recuerdo, incluso, una pinza del ejército bastante cinematográfica
para mis ojos infantiles.
También había empezado el llamado Operativo Independencia que tenía
como misión aniquilar a los alzados en armas. En eso, estaban. Muchos
años después, cuando ya militaba, cruce a pie las Cumbres Calchaquíes,
por una senda que principiaba en Colalao del Valle. Era verano y
lo que intentábamos era bastante irresponsable pero no nos importaba.
En la selva, nos perdimos en una quebrada y debimos apresurarnos
porque empezó a llover, a llover fuerte y es demasiado riesgoso
estar adentro de una encañonada cuando eso sucede. Las mochilas
pesaban pero salimos de allí y subimos por el filo de un cerro hasta
que, como un milagro, encontramos una casa en una pequeña meseta.
Nunca voy a olvidarme del apellido de esa familia humilde y campesina:
los Pallaco
Que nos brindó refugio y mucho más: los Pacallo. La tormenta arreciaba y el
jefe del hogar me pidió que lo siguiera, indicándome que deseaba
mostrarme algo. Subimos hasta un lugar alto desde donde se divisaba
debajo y nítida la quebrada del río por donde nos extraviamos horas
antes. El espectáculo era terrible y fascinante a la vez: el turbión
bajaba por los cajones con una fuerza imparable, arrastrando rocas
enormes, troncos de árboles, toneladas de lodo. Puedo, veinte años
después, hermosear la anécdota y decir que don Pacallo me dijo esto
o lo otro, que la lucha, que los guerrilleros. ¿Saben? No me dijo
nada. Nos quedamos ahí, en la altura, mirando en silencio como el
torrente de agua negra y piedras parecía querer incendiar el universo,
lavar toda la maldad, arrasar el mundo...
El jefe de la Inteligencia militar
durante el Operativo, coronel Eusebio González Breard, admitió que 'contrariamente
a lo que se supone, la lucha en Tucumán se definió en la ciudad y no en
el monte'. Por su parte, Acdel Vilas, en un libro que el Ejército impidió
su publicación y que es una verdadera confesión criminal, afirmó que 'a
través del empleo de tropas escogidas y entrenadas para operativos irregulares,
se logró la victoria más importante de cuantas se obtuvieron en el año que
permanecí en Tucumán: revertir y transferir el temor de la propia tropa
a la subversión, con el agravante, para ésta, que el temor devino terror
ante la celeridad, eficiencia y dureza del Ejército'.
Vilas confesó que no fue a Tucumán a combatir la guerrilla, sino 'la subversión'.
Y en su delirio, consideraba que 'la guerra a la cual nos veíamos enfrentados
era eminentemente cultural' y 'de nada valía comandar tropas en la selva,
mientras no tuviésemos claro el problema psicopolítico'.
Las víctimas de Vilas fueron los obreros y estudiantes díscolos, los profesores
universitarios a los que consideraba ideólogos de la subversión, los abogados
a los que odiaba porque pretendían que se respetaran los derechos de los
ciudadanos, los 'elementos disolventes: psicoanalistas, psiquiatras, freudianos,
etc.', según lo escribió en su libro.
El campo de concentración, creación del Operativo
La máxima creación de Vilas fue el campo de concentración. Llamado en lenguaje
militar Lugar de Reunión de Detenidos (LRD), el primero y más importante
funcionó en la Escuela Diego de Rojas, en las afueras de Famaillá. Por allí
pasaron alrededor de 2.000 secuestrados por las fuerzas de tareas del Operativo.
La mayoría no sobrevivió. Fueron sometidos a las más crueles torturas, asesinados
y desaparecidos.
La custodia de los desaparecidos corrió por cuenta de los efectivos de la
Gendarmería. Su secuestro lo ejecutaron patotas integradas por militares
y policías. Las torturas ('sistemáticos interrogatorios' en palabras de
Vilas) eran aplicadas por los oficiales de la Inteligencia militar.
Simultáneamente con la 'Escuelita de Famaillá', funcionaron campos de concentración
en todas las bases militares donde se asentaron las fuerzas de tareas del
Operativo. Casi no hubo militares destinados en Tucumán que no hayan participado
en las atrocidades que se cometieron contra el pueblo indefenso.
El pacto de sangre
Al mes de iniciado el Operativo Independencia se puso en marcha el 'pacto
de sangre' ideado por el comandante del Tercer Cuerpo del cual dependía
Vilas, el general Luciano Benjamín Menéndez. Desde el 9 de marzo comenzaron
a llegar a Tucumán cuadros de todas las guarniciones del país 'en un proceso
de relevos tendiente a que la mayor parte de los efectivos del arma pasara
por la zona de operaciones. Cada treinta días -dice Vilas- había relevos
de 17 oficiales subalternos y unos 50 suboficiales, los cuales (...) eran
distribuidos en las fuerzas de tareas'. 'En cuanto a los jefes -revela Vilas-
al cabo de un mes llegaban siete u ocho mayores o tenientes coroneles nuevos'.
Además, la tropa que componía las fuerzas de tareas era relevada cada treinta
días, lo mismo que los escuadrones de Gendarmería y Policía Federal.
Vilas reconoció que dejó de lado las normas legales, éticas y morales para
reprimir al movimiento popular tucumano . 'Hubo que olvidar por un instante
-un instante que se prolongó diez meses- las enseñanzas del Colegio Militar
y las leyes de la guerra' afirmó, y se enorgulleció de haber empleado 'métodos
no convencionales'. Al respecto, dijo que 'los grupos especiales salían
a operar día y noche, procediendo a ejecutar o capturar al oponente'. Afirmó
que era un 'mito del enemigo lo referido a su capacidad de resistencia para
soportar el castigo físico y psicológico: tarde o temprano su capacidad
se agota y termina quebrándose', vanagloriándose de haber martirizado a
ciudadanos indefensos, atados a un elástico de cama, al cual se aplicaba
la picana, se flagelaba, se violaba. Finalmente, Vilas afirmó que 'es falso
de toda falsedad que los hombres encargados de tomar declaración, empleando
muchas veces métodos no convencionales, quedasen traumatizados o con psicosis
de guerra'. La realidad, treinta años después, indica que pasó todo lo contrario:
el propio Vilas debió ser internado en una institución para enfermos mentales.
De los oficiales a su cargo durante el Operativo, muchos quedaron con secuelas
psicológicas graves y no fueron pocos los casos de suicidios.
Bussi, 'el loco jardinero'
Vilas se fue derrotado políticamente, despreciado por sus jefes directos
-Menéndez y Videla- a mediados de diciembre de 1975. En su reemplazo llegó
Antonio Domingo Bussi. A la semana de hacerse cargo del Operativo, Bussi
llamó a Vilas para decirle 'general, usted no me ha dejado nada por hacer'.
Antes de irse de Tucumán, Vilas afirmó que la 'subversión' había sido completamente
derrotada. Sin embargo, Bussi perfeccionó la criminalidad desbordada de
las hordas de Vilas. Creó nuevos campos de concentración y uno de exterminio,
construido a imagen y semejanza de los campos de los nazis, con alambrada
de púas perimetral, torres de vigilancia, barracas para prisioneros y terrenos
para fusilamientos. Funcionó en el Arsenal Miguel de Azcuénaga, en las afueras
de San Miguel de Tucumán. Allí Bussi mató a Ana Corral, de 16 años, de un
balazo en la nuca. Allí sus oficiales disparaban después de él, sellando
el pacto de sangre, en un rito de cobardes asesinando a prisioneros indefensos.
A los tres meses de hacerse cargo del Operativo, el golpe de estado entronizó
a Bussi en la gobernación de la provincia. Tenía todo el poder, era gobernador,
comandante de la Quinta Brigada de Infantería y jefe del Operativo Independencia.
Estrella Roja Nº
37, 05/08/74. Clic para descargar
A los pocos días los tucumanos
se enteraron que le decían 'el loco jardinero', sobrenombre que le habían
puesto sus propios camaradas cuando siendo jefe de regimientos de infantería
se preocupaba más por las plantas y las flores que por la preparación para
el combate. En Tucumán, además de las plantitas y las florcitas, su obra
de gobierno se caracterizó por hacer pintar de celeste y blanco todos los
tanques de agua. Y por obligar a detenerse y en posición marcial rendir
homenaje a la bandera a todos los transeúntes que osaban cruzar la Plaza
Independencia a la hora de Aurora.
Ahora los tucumanos intuyen que también se dedicó a robar. Para ello tuvo
la complicidad de los industriales azucareros, los grandes cañeros, la burguesía
asustada que aplaudió los crímenes. Le aportaron en el Fondo Patriótico
Azucarero cifras millonarias que manejó a discreción sin ningún control.
Suponen que allí está el origen de las cuentas secretas que se le descubrió
en Suiza.
El balance del Operativo
A treinta años del comienzo del genocidio se están conociendo las cifras
verdaderas de los crímenes cometidos por los militares del Operativo Independencia.
Ya casi nadie duda que en la más pequeña de las provincias argentinas los
militares, gendarmes y policías, asesinaron a más de dos mil personas. Es
que recién ahora, con el impulso que el actual gobierno nacional dio al
tema, centenares de tucumanos están animándose a testimoniar. 'La causa
de esta circusnstancia -decía la Comisión Bicameral que investigó las violaciones
a los derechos humanos durante ese período- es atribuible a los resabios
del espanto y el terror sembrados entre la población, en los años en que
campeó la represión desmedida'.
Como ya lo señalara la Comisión Bicameral, los militares 'orientaron su
verdadero accionar a arrasar con las dirigencias sindicales, políticas y
estudiantiles'. La mayoría de las víctimas fueron obreros de la industria
azucarera, peladores de caña, jornaleros, pequeños almaceneros, carniceros
y estudiantes. La Universidad de Tucumán registra el mayor porcentaje de
desaparecidos de todo el país. Nueve de cada diez personas fueron secuestradas
en sus domicilios, lugares de trabajo o en la vía pública. Se fraguaron
decenas de combates con cadáveres de jóvenes que habían sido detenidos varios
días antes, torturados y asesinados. La inmensa mayoría de los operativos
se llevaron a cabo de noche, con zonas liberadas, decenas de hombres armados
hasta los dientes y encapuchados, las luces del alumbrado público cortadas.
La proporción de 'valientes combatientes' contra 'peligrosos subversivos'
en cada allanamiento o detención en la calle, era de 15 o 20 a uno. Además,
ese uno siempre estuvo desarmado.
Vilas y Bussi comandaron una horda de criminales, ladrones y violadores.
Nunca participaron de combate alguno, simplemente fueron represores de un
pueblo valiente y combativo que durante décadas se había animado a luchar
contra un orden injusto.
Fuente: www.groups.msn.com/forodelosperros, 2005
Helicóptero del Ejército en los
alrededores de Acheral durante el combate del Arroyo San Gabriel
[Revista Gente, 10/10/75]
La falta deliberada de rigor periodístico es una constante en Tucumán. Más
aún cuando se tratan temas como la insurgencia y el terrorismo. Otra "boutade"
de los pretendidos críticos literarios vernáculos.
Periodismo y oscurantismo
Solía decir Pierre Bourdieu que el dominador es el que elige cómo quiere
ser percibido, en cuanto que el dominado es definido y hablado por el lenguaje
del dominador. En la Argentina, términos como "subversivo", "apátrida",
"zurdo", "bolche" forman parte de un léxico que tiene que ver con las palabras
de Bourdieu y que constituyen un obstáculo para la recuperación de la propia
historia.
Por otra parte en nuestro país, ha resultado siempre imposible discutir
periodísticamente el fenómeno de la insurgencia sin quedar atrapado políticamente
en una de las parcialidades beligerantes. No obstante, resulta imperioso
cuestionar los hábitos de pensamiento que se nos han venido imponiendo a
lo largo de décadas. Así, un silencio en los medios que se extendió durante
los primeros 15 años de democracia, impidió el balance y debate que la sociedad
se tenía que haber otorgado sobre los temas relacionados con la violencia
política en la Argentina. No olvidar que el juicio a las juntas militares
se televisó sin el audio. Este tipo de silencio dio lugar al uso y abuso
de expresiones altamente emocionales y muy poco explicativas. Como es el
caso de la palabra "terrorismo", citando a Octavio Paz, el escritor mexicano:
"...palabras que se utilizan como proyectiles, pero un proyectil solo sirve
para batir a un enemigo, no para explicar una situación histórica" (1).
Hemos elegido a la persona de Gorriarán Merlo por encontrarlo un ejemplo
paradigmático de cómo opera el ejercicio de la deformación periodística
tendenciosa; y en este caso será harto ilustrativo considerar esto desde
una muestra local.
El Domingo 20/07/03 aparece en el suplemento conocido como "Gaceta Literaria"
de La Gaceta de Tucumán una nota firmada por Ángel Anaya a cerca del libro
que escribiera Gorriarán Merlo titulado como sus "Memorias". Más allá de
lo que el personaje del guerrillero nos sugiera, es evidente que Anaya no
ha leído el libro: solo lo ha hojeado, y lo ha hojeado mal. De allí extrae
una cita del autor, al cual hace decir lo que Anaya entiende por izquierda
hoy en día, produciendo una tergiversación que debería figurar en la antología
de los servicios de inteligencia. Sería muy aconsejable que el lector tuviera
acceso al libro "Memorias de Enrique Gorriarán Merlo" y también a la nota
de Anaya.
La única conclusión que cabe inferir es que el mencionado señor de La Gaceta
puede ejercitar tamaña muestra de irresponsabilidad periodística sin que
nadie le diga esta boca es mía debido a una cuestión política muy concreta:
"hay que desacreditar al proyecto emancipador de la insurgencia", no importan
los medios que se utilicen. Lamentablemente, miles de estos "Anayas" nos
han venido bombardeando desde hace mucho tiempo, y es a partir de aquí que
nuestro pueblo en general se encuentra incapacitado para dar cuenta del
interesante fenómeno de la guerrilla en nuestro país. No podía ser de otro
modo. El manejo de la información fue y es uno de los importantísimos factores
para acallar a la oposición. Hubo que esperar hasta mediados de la década
del 90, para que el caso "Scilingo" (los vuelos de la muerte) inaugure una
avalancha de información de los medios sobre el tema desaparecidos; antes,
todo aquel que públicamente preguntaba por lo que pasó "en aquellos tenebrosos
días" era automáticamente adscrito a una minoría perdedora, tachado de "zurdo"
o perseguido con el "algo habrán hecho". Hoy mismo, resulta muy difícil
acercarse al tema seriamente en el ámbito televisivo sin tener que hacer
concesiones a la producción del programa quien se encargará de "darle un
marco adecuado", como fue el caso del Sr Gorriarán Merlo invitado por el
Sr.Grondona a "Hora Clave".
Estudiar la insurgencia no implica apoyarla o convertirse en combatiente
De acuerdo a la mentalidad de la "Doctrina de seguridad nacional", era suficiente
escribir un artículo para quedar signado como "cuadro de superficie de la
subversión". De este modo resultaba sumamente riesgoso convertirse en un
investigador del tema. Uno de los objetivos de esta nota es el de cuestionar
de hecho y derecho esta visión tan característica de la época de la dictadura
y aportar a un periodismo "sin pelos en la lengua". Y solo podemos encarar
un debate crítico sobre las diferentes propuestas insurgentes si previamente
las conocemos. No es posible que a esta altura de la democracia sigamos
ignorando lo que pasaba "en aquellos tenebrosos (¿y por qué no gloriosos?)
años" en nuestra singular provincia de Tucumán. Desconocer que, por ejemplo,
una gran parte de nuestra sociedad civil estaba comprometida con un proyecto
de emancipación y que luego también una parte de la sociedad civil se comprometió
con la represión y el aniquilamiento físico de aquella primera gran parte
de la sociedad civil. ¿Es que acaso Tucumán ha decidido comportarse como
aquella prostituta que finalmente consigue casarse con un señor influyente
y se esfuerza por olvidar sus amores pretéritos? ¿Será ese, por ventura,
el "pasado que debería avergonzarnos" según el señor Anaya?
Las "Memorias"
El libro de Gorriarán incorpora un procedimiento inédito en la literatura
llamada "de izquierda"; en principio, renuncia a adoctrinar al que lee y,
con pequeñas anécdotas y aclaraciones, va recorriendo "su" historia, que
viene a ser sin que nos lo aclare "su" visión de los hechos. Relata la breve
alianza electoral de su grupo político con el peronista Fernando Riera (quien
luego será gobernador de Tucumán), la elección de los diputados obreros
Leandro Fote y Benito Romano –quienes naturalmente figurarán en las listas
negras de la dictadura- , y la posterior anulación de aquellas elecciones
producto del autoritarismo que se vivía en la época. Es importante estudiar
el clima de opresión que imperaba: la intervención arbitraria de los militares
ya sea para anular una elección, ocupar una universidad o entrar a sangre
y fuego en un sindicato.
Intervención
Sin embargo sería errado pensar que tales demostraciones de la violencia
estatal eran privativas de la Argentina. Y esto se encuentra muy bien explicado
en la obra citada. A lo largo de toda América Latina se aplicaban los diversos
planes dictatoriales y a veces democratizadores, diseñados en el Pentágono,
según conveniencia económica de los EEUU. Y por favor, que nadie acuse a
nadie de querer echarle la culpa a una potencia extranjera de todas las
calamidades que se han perpetrado en nuestra querida patria. El hecho es
que la intervención norteamericana siempre ha sido un secreto a voces, a
veces de modo pacífico como la "Alianza para el progreso" de Kennedy que
pretendía erradicar la rebelión utilizando prestamos para planes de pequeño
desarrollo, otras veces de modo violento con golpes como sufrió Guatemala,
Chile, nosotros y tantos otros países. Tales reflexiones se desprenden de
la lectura del libro.
Muestras desapasionadas en un manual del ejército de EE.UU.
Luego de las definiciones de "Guerra general" y Guerra limitada" se desliza
la noción de "Conflicto de baja intensidad": "Lucha politico-militar limitada
para lograr objetivos políticos, sociales, económicos o psicológicos. Es
muchas veces prolongado y abarca desde presiones diplomáticas, económicas
y psicosociales, hasta terrorismo e insurgencia…"
"Debemos ayudar a naciones a defenderse, desalentar la coerción de parte
de naciones enemigas, mantener la creencia "que los EEUU tienen las fuerzas
para contrarrestar agresiones…y la voluntad para usar esas fuerzas"…"Así
también los CBI (conflictos de baja intensidad) son condiciones políticas
que pueden involucrar conducción de guerra u operaciones militares de no
guerra".
"Mientras que el objetivo en una campaña convencional es derrotar a una
fuerza enemiga que amenaza los intereses de los EEUU, en la contrainsurgencia
el énfasis principal reside en promover o proteger los intereses estadounidenses,
sin comprometer a sus fuerzas armadas en la guerra...En la guerra convencional
el centro de gravedad es normalmente la fuerza enemiga, su mando y control,
areas logísticas o lineas de comunicación. En la contrainsurgencia el centro
de gravedad gira en torno a la cuestión de la legitimidad o del derecho
de un gobierno para gobernar según lo perciba la población... EEUU, el país
anfitrión y el adversario luchan por el mismo centro de gravedad –la legitimidad-.
Los medios para lograr la legitimidad serán distintos en tiempos de paz,
y comprenderán actividades psicológicas, económicas y políticas en el esfuerzo
total".
Traducido a un código histórico concreto, el CBI es lo que se aplicó en
Argentina durante la dictadura 76-82 y algunos años antes y algunos años
después de este período. El militar argentino Domingo Bussi, por poner un
ejemplo grotesco, participó como observador en Vietnam y es de descontar
que se sabía al dedillo estas instrucciones que incluyen el "terrorismo"
y la "insurgencia" dentro de sus métodos "en estados de no guerra".
Dentro de este contexto belicista, permítaseme a hacer una primera calificación
de las guerrillas argentinas como una iniciativa militar de "particulares"
(¡oh pecado!), para contrarrestar, según ellos, el proyecto insurgente contra
el proyecto del imperio. Es evidente que esto implica una violación de las
leyes argentinas y, desde este punto de vista es criticable y punible ¿pero
es que acaso un golpe militar, una dictadura, una suspensión de elecciones
o el uso de los servicios de inteligencia nacionales y extranjeros para
la persecución política no constituían una violación de todas las leyes
argentinas?
¿De qué nos defendieron los militares argentinos?
Las siguientes palabras del periodista Rodolfo Walsh antes de ser asesinado
deberían ayudarnos a refrescar la memoria a la hora de mirar el noticiero
televisivo para escuchar a un entrevistado decir que "Bussi nos defendió"
… "Mediante sucesivas concesiones al supuesto de que el fin de exterminar
a la guerrilla justifica todos los medios que usan, han llegado ustedes
a la tortura absoluta, intemporal, metafísica en la medida que el fin original
de obtener información se extravía en las mentes perturbadas que la administran
para ceder al impulso de machacar la sustancia humana hasta quebrarla y
hacerle perder la dignidad, que perdió el verdugo, que ustedes mismos han
perdido."
"En la política económica de este gobierno debe buscarse no solo la explicación
de sus crímenes sino una atrocidad mayor que castiga a millones de seres
humanos con la miseria planificada. En un año han reducido ustedes el salario
real de los trabajadores al 40%, disminuido su participación en el ingreso
nacional al 30%, elevado de 6 a 18 hs la jornada de labor que necesita un
obrero para pagar la canasta familiar, resucitando así formas de trabajo
forzado que no persisten ni en los últimos reductos coloniales. Congelando
salarios a culatazos mientras los precios suben en las puntas de las bayonetas,
aboliendo toda forma de reclamación colectiva, …, han retrotraído las relaciones
de producción a los comienzos de la era industrial, y cuando los trabajadores
han querido protestar los han calificado de subversivos, secuestrando cuerpos
enteros de delegados que en algunos casos aparecieron muertos y en otros
no aparecieron"
"Si una propaganda abrumadora, reflejo deforme de hechos malvados, no pretendiera
que esa junta procura la paz, que el general Videla defiende los derechos
humanos, o que el almirante Massera ama la vida, aún cabría pedir a los
señores Comandantes en Jefe de las 3 Armas que mediten sobre el abismo al
que conducen al país tras la ilusión de ganar una guerra que, aún si mataran
al último guerrillero, no haría más que empezar bajo nuevas formas, porque
las causas que hace más de 20 años mueven la resistencia del pueblo argentino
no estarán desaparecidas sino agravadas por el recuerdo del estrago causado
y la revelación de las atrocidades cometidas.
Estas son las reflexiones que en el primer aniversario de su infausto gobierno
he querido hacer llegar a los miembros de esa Junta, sin esperanza de ser
escuchado, con la certeza de ser perseguido, pero fiel al compromiso que
asumí hace mucho tiempo de dar testimonio en momentos difíciles" (3)
Actualidad y Crítica
A partir de un escenario como el hasta ahora visitado, ya resultaría posible
el intento de evaluar muchas expresiones del pasado que se han dejado sentir
en nuestros días. La aparición de las "Memorias de Gorriarán Merlo" o el
tema de las extradiciones, por ejemplo. Hoy en día es posible escuchar desde
el periodismo televisivo declaraciones que moverían a risa, si el tema no
involucrara las gravísimas dimensiones que todos conocemos. La frase: "Ah,
pero que se castigue a todos por igual:a la izquierda y a la derecha, o
a ninguno", olvidando que de un lado se secuestraron familias enteras, por
las dudas, y del otro se han dictado en muchos casos ceremoniosos arrestos.
Similar al chiste del blanco que se enfrenta con el negro maniatado y le
exige que pelee limpio, este tipo de cinismo periodístico sobrevive gracias
al desconocimiento de la propia historia que los argentinos, y en particular
los tucumanos cultivamos y que de no ser así exigiríamos a nuestra prensa
escrita o no escrita un mejor nivel de crítica.
Notas
(1) Octavio Paz, "Las trampas de la Fe"
(2) "Military Review", Julio 1988, Revista Profesional del Ejército de los
EEUU, Edición Hispanoamericana, pág. 78, 79 y 80, 81, 82.
(3) Rodolfo Walsh, "Carta Abierta de un escritor a la Junta Militar" (Fragmentos)
Rodolfo Walsh, CI 2845022, Buenos Aires, 24 de Marzo de 1977.
"En 1976 yo estaba en Buenos Aires y no en Tucumán. Y nunca hablé con Bussi,
bajo ninguna circunstancia, cuando estaba en Tucumán", sostuvo el periodista
Joaquín Morales Solá en la revista Veintitrés el 2 de enero de 2003. La
afirmación del columnista de La Nación fue en respuesta a una crítica que
le formulara su colega Hernán López Echagüe. Sin embargo, el DsD comprobó
que La Gaceta de Tucumán publicó el 8 de junio de 1976 una fotografía donde
se ve claramente al por entonces joven periodista Morales Solá participando
de un agasajo que el interventor provincial, el general Antonio Domingo
Bussi, ofreció a la prensa en su día. El DsD presenta dicha foto en esta
Zona Dura. Una vez más, sale a la superficie la falta de autocrítica de
las empresas periodísticas y de algunos de nuestros periodistas.
El jueves 26 de diciembre del año pasado, el periodista Hernán López Echagüe
escribió a la sección Cartas de la revista Veintitrés para criticar una
nota firmada por su colega Joaquín Morales Solá, publicada en La Nación
el 19 de diciembre, en la cual realizó una defensa de Ernestina Herrera
de Noble, la propietaria del diario Clarín por entonces recientemente detenida
por un pedido judicial.
Morales Solá sostuvo que "El contexto de 1976 no era el de hoy. Aún las
personas que luego formarían la trágica saga de desaparecidos, en aquel
año no eran consideradas como tales por ningún argentino que no estuviera
en el corazón del poder militar".
Visiblemente irritado frente a tales declaraciones, López Echagüe escribió:
"Resulta asombroso corroborar en estos días el temor que ha infundido en
los grandes medios de comunicación el arresto de la señora de Noble. (...)
ha sido Joaquín Morales Solá, columnista de La Nación y fiel escriba del
diario Clarín en tiempos de la dictadura, quien ha elevado la hipocresía
al grado de arte...".
El texto de López Echagüe da cuenta de un "pantagruélico" asado que en marzo
de 1976 compartieron con "el general genocida" Antonio Domingo Bussi, con
Leo Gleizer, René Sallas, Marcos Taire y Morales Solá entre otros periodistas.
"Al cabo del ágape, el general obsequió a cada uno de los periodistas presentes
un pergamino en el que agradecía ‘su colaboración en la lucha contra la
subversión’. Sin ocultar el contento, Morales Solá tomó el suyo y acto continuo
buscó el abrazo del general" agregó. El mismo hecho fue narrado anteriormente
por López Echagüe en su libro "El enigma del general" (Editorial Sudamericana,
diciembre de 1991).
La nota fue publicada en la sección Cartas de la edición del jueves 26 de
diciembre de 2002 en la revista Veintitrés. También apareció en el sitio
www.argenpress.info. Y en la revista Brecha, del Uruguay. Pero sólo en la
revista Veintitrés la polémica tomó forma.
Responde Morales Solá
Joaquín Morales Solá se ocupó de responder a Veintitrés para desmentir en
forma terminante el haber estado en un asado con Bussi en Tucumán.
"En 1976 yo estaba en Buenos Aires y no en Tucumán –dice-. Y nunca hablé
con Bussi, bajo ninguna circunstancia, cuando estaba en Tucumán", sostuvo
entre otros conceptos, el ex Clarín en una carta de lectores publicada en
la edición del 2 de enero.
Apuntó también en su misiva que "Una semana antes de que se publicara en
Veintitrés una carta con datos absolutamente falsos sobre mi persona, le
envié al autor de esas líneas, el periodista Hernán López Echagüe, un mensaje
por e-mail desmintiendo categóricamente, y por segunda vez en diez años,
lo que allí se afirma. La carta que se publicó en su revista circuló previamente
por Internet y la distribuyeron quienes están interesados en destruir la
honra y el prestigio de los periodistas que ejercemos la profesión con claros
principios éticos".
Se suma Marcos Taire
Posteriormente, en el edición del 9 de enero, Veintitrés publicó – siempre
en la misma sección – una carta de Marcos Taire, quien admitió haber asistido
a la "siniestra" conferencia de prensa seguida de un almuerzo al que, según
subrayó, Morales Solá también concurrió en calidad de redactor de La Gaceta
de Tucumán y como corresponsal de Clarín en esa provincia.
Taire agregó, entre otros datos, que "Probablemente le falle la memoria
también (a Morales Solá) cuando para desmentir a López Echagüe dice que
en 1976 estaba en Buenos Aires y no en Tucumán. Cualquiera que consulte
La Gaceta del 23 de abril de ese año podrá ver que en la nota de tapa, con
su firma, saluda la designación del general Bussi como gobernador porque
‘el general conoce el ámbito local y no ignora las necesidades y las urgencias
de la provincia’".
En diálogo con el DsD, Taire precisó que "a Joaquín Morales Solá nunca lo
amenazaron, vino a Buenos Aires simplemente porque le convenía. Yo fui hasta
abril de 1976 secretario adjunto del Sindicato de Prensa de Tucumán, donde
llevábamos el registro de todos los periodistas que fueron amenazados, y
Morales Solá nunca apareció en él".
López Echagüe insiste
Esa misma edición Veintitrés difundió además una segunda carta de López
Echagüe, en la que citó un artículo del diario El País de Madrid, del 24
de marzo de 2001, escrito por Morales Solá donde se lee:
"En la triste y absorta madrugada del 24 de marzo de 1976 me tocó cubrir
como periodista el ungimiento del prepotente general Antonio Domingo Bussi
como gobernador de Tucumán". Dice López Echagüe: "Presumo que si cubrió
‘el ungimiento’ de Bussi no tuvo más remedio que verlo, compartir con él
un espacio físico en común, y muy probablemente, pues para eso lo habían
enviado...". Fue esta misiva, hasta hoy, el punto final a la saga que supo
tejer la enardecida polémica, ya que Morales Solá nunca replicó estos dos
últimos mensajes.
Así obtuvimos la foto
El DsD puso en marcha en marzo del 2003 una investigación periodística basada
en el relevamiento de todas las notas publicadas por Morales Solá durante
1976, en la recopilación de nuevos testimonios y la ampliación de los ya
conocidos. De esta forma, el DsD tomó contacto personal y /o telefónico
con Marcos Taire, Morales Solá, René Sallas, diversos periodistas tucumanos
que viven en dicha provincia y / o en la Capital Federal y con profesionales
del diario La Gaceta de Tucumán. Aclaramos que el DsD nunca tomó contacto
con el periodista López Echagüe, con quien además nuestra publicación no
ha tenido ni tiene relación alguna.
En abril la nota estaba terminada. Pero nunca se editó, debido a que en
realidad constituía simplemente un buen resúmen de todo lo publicado hasta
entonces. Sin embargo, distintos aspectos eran inquietantes. Por ejemplo,
algunos periodistas que aceptaron hablar en "off" con el DsD aseguraron
que "hasta 1976, Morales Solá trabajó en La Gaceta como redactor de la sección
política. Toda la información sobre el Operativo Independencia la manejaban
él - simultáneamente corresponsal de Clarín - Rubén Rodó y el secretario
de Redacción, Julio Aldonate". A la vez, la investigación no pudo ubicar
ni siquiera a un profesional que avalara en dicha provincia lo sostenido
por Morales Solá.
Ciertamente la polémica periodística no superaba los límites de los testimonios
personales enfrentados.
Tiempo después la investigación tuvo un giro inesperado. En un nuevo relevamiento
del diario La Gaceta de Tucumán se pudo ubicar una foto publicada el 8 de
junio de 1976 donde se ve claramente a Morales Solá junto a un grupo de
militares y periodistas mientras hace uso de la palabra el por entonces
general Bussi. Como estamos en la era digital, tal vez algún lector podrá
pensar que se trata de un truco fotográfico. Pues bien, invitamos a visitar
la colección de La Gaceta de Tucumán – en cualquier hemeroteca del país
- y verificar que la foto fue publicada en la página 5 del diario.
La foto dice todo. Esta es la foto:
El texto de la información que
acompaña a dicha foto dice lo siguiente:
"Con motivo del día del periodista, el gobernador de Tucumán, general Antonio
Domingo Bussi, agasajó ayer a los representantes de todos los medios de
prensa de la provincia. Asistieron también ministros y secretarios de Estado".
Según el artículo el entonces gobernador dijo que "el gobierno de la provincia
no quería dejar pasar por alto un día tan significativo para ustedes y tan
importante para la provincia, sin invitarlos a este sencillo homenaje, para
adherirnos de todo corazón al día que celebran, agradecerles toda la colaboración
que nos vienen brindando, exhortarlos a que continúen prestando el mismo
apoyo, entendiendo que sólo a través de ustedes y con ustedes podemos hacer
llegar a la opinión pública nuestras preocupaciones y tentar la búsqueda
de soluciones a los acuciantes problemas que nos preocupan, nos animan y
nos impulsan".
Un tema que nunca termina, porque el debate nunca empieza
Hace 20 años que la Argentina supo recuperar su aún incompleta democracia.
En dos décadas, el periodismo argentino ha sabido gozar de la confianza
de la opinión pública, en grados elevados. Empresas y periodistas fueron
considerados por la opinión pública – y por cierto que lo siguen siendo,
aún hoy, en menor medida – paladines que investigan y denuncian desde cuestiones
de Estado, pasando por hechos de corrupción hasta crímenes impunes. El periodismo
argentino en general ha sido crítico de nuestra clase de dirigentes políticos,
de nuestros sucesivos funcionarios, de nuestro sindicalismo, de militares
con pasado de represores, entre otros casos. Así el periodismo pasó 20 años
silbando bajito sin mirarse nunca al espejo propio.
Sin embargo, ni las empresas periodísticas ni un selecto grupo de periodistas
que durante la pasada dictadura ya se desenvolvían en puestos relevantes
y forjaban la opinión pública desde diarios, radios y revistas han hecho
su autocrítica. Veinte años parecen no ser nada…
Por eso este debate va y viene. Vuelve siempre.
¿No fueron acaso sometidos a la censura del régimen, aceptando la autocensura
y colaborando en la difusión de los objetivos del gobierno de facto?
¿Tiene Morales Solá que defenderse de las críticas de López Echagüe afirmando,
como lo hizo, que provienen de "quienes están interesados en destruir la
honra y el prestigio de los periodistas que ejercemos la profesión con claros
principios éticos".
El DsD tiene en su poder varias notas publicadas y firmadas por Morales
Solá hasta agosto de 1976. Podríamos ocupar este espacio detallándolas.
Para demostrar así que el periodista destacó públicamente los logros del
Operativo Independencia, valoró las ideas de Bussi y se las explicó a sus
lectores. Les preguntamos a nuestros lectores: ¿Hace falta?.
Por de pronto, Morales Solá sí conoció al "general genocida" Bussi. Sí estuvo
con él en Tucumán, durante 1976. López Echagüe y Taire tienen razón.
De: América Latina en Armas, Ediciones M.A., Buenos
Aires, Enero de 1971 ¿Qué es y cómo nace el "Ejercito Revolucionario
del Pueblo"?
El ERP nace como consecuencia de una decisión política del último congreso
del Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT) realizado 'en julio
de este año el IV Congreso del partido, de 1968, inició el proceso que culmina
con la creación del ERP al expulsar a la fracción derechista de Nahuel Moreno;
se abre entonces una intensa etapa de lucha ideológica contra las tendencias
reformistas y sindicalistas del partido 'por parte de quienes buscan consolidar
la propuesta de organizar un "partido para el combate"
En un proceso a veces confuso y que hemos definido como de "lucha de clases"
dentro del partido se da la batalla contra: a) una corriente reformista
que por entonces subsiste en ciertos sectores de la organización, y b) contra
una tendencia que esconde su 'Centrismo detrás de la defensa de la concepción
'Clásica del "partido bolchevique". En estos dos años el partido avanza
confusa pero firmemente: incorpora la experiencia de la revolución continental
en la década del sesenta, incorpora y discute los principios del "maoísmo"
y de las estrategias del "marighelismo" y de los "tupamaros", lo que indica
una radicalización permanente.
Al mismo tiempo, en el terreno de la práctica y pese a las dificultades
internas hay acciones de todo tipo que no se firman (expropiaciones, pertrechamiento,
etc.) que aceleran las contradicciones de la organización. Diecisiete presos
en Tucumán por apoyar con acciones de violencia una huelga general y otros
tantos en Rosario por acciones contra destacamentos policiales muestran
esa voluntad de lucha. También la intención del partido de pelear por sus
militantes caídos en poder del enemigo como se evidenció en las acciones
de rescate de prisioneros.
Así se llega al V Congreso en julio de este año, con la firme decisión de
limpiar el camino de contradicciones internas para asumir un nuevo nivel
de lucha. El Congreso reafirma entonces esta tesis central: "Consolidación
de un partido clasista y revolucionario, ideológicamente socialista y partícipe
activo de la Cuarta Internacional que dirigen Ernst Mandel, Pierre Franck
y Alain Krivine, entre otros. En el mismo Congreso se decide organizar el
Ejército Revolucionario del Pueblo, que debe ser un ejército 'proletario
por su composición social básica, revolucionario por su práctica y que por
tener que operar en el marco de una guerra civil popular asumirá la forma
de una organización de masas.
¿Quiere decir esto que el ERP es el brazo armado del Partido?
No. El ERP no es el brazo armado del PRT. Es una organización de masas para
la guerra civil. Sus filas están 'constituidas por todos los militantes
del Partido más aquellos combatientes de diferentes capas sociales y disímiles
extracciones políticas que aceptan pelear por el programa del ERP; este
programa es antiimperialista, anticapitalista y democrático mientras que
el programa del PRT es clara y definidamente socialista. Para resumir podemos
decir que el ERP tiene un programa "mínimo" mientras que el PRT levanta
un programa "máximo".
¿Quién dirige políticamente al ERP?
EI PRT es la dirección político-militar del ERP, pero no reduce su función
a ser un estado mayor "elitista" sino que se plantea operar y crecer como
un instrumento político en el seno de las masas.
Este proyecto intenta resolver algunas contradicciones comunes en el movimiento
revolucionario latinoamericano entre los que se cuentan el problema del
'brazo armado y el brazo político", el antagonismo entre actividad política
y acción militar y el frecuente divorcio de ambas prácticas respecto de
la dinámica política de las masas y de las características político-militares
del enemigo.
¿Renuncia entonces el PRT a la acción legal y se concentra en la actividad
militar?
EI principio estratégico que nos guía es el de extender la guerra que a
nuestro juicio ya ha comenzado. Entiéndase bien que no pretendemos por ahora
ganar esa guerra sino extenderla en nuestro carácter de destacamento armado
de la vanguardia (porque no pretendemos ser la vanguardia -que en nuestro
país no existe orgánicamente constituida). Esa extensión de la guerra civil
revolucionaria la cumplimos a través de la acción política y de la acción
militar; eso explica muchas de nuestras acciones, poco espectaculares y
acaso "desprolijas".
Evidentemente, es fácil para un comando revolucionario tomar un camión de
leche o de carne y repartir la carga en una villa miseria. Pero nosotros
no buscamos resolver el problema del hambre en esa villa sino mostrar a
las masas que esa acción y muchas similares son factibles de realizar can
pocas armas y poca gente. Cuándo esa idea prende en el pueblo; la guerra
de las masas es invencible. Por parecidas razones también, firmamos ahora
todos nuestros operativos, los que salen bien y los que salen mal porque
hay que evidenciar que la lucha armada no es tarea de unas pocos, de una
"elite" de súper entrenados sino que es tarea del pueblo y en ella caben
los fracasos y los errores.
Hay una crítica común a las organizaciones armadas que actúan en la Argentina,
la acción militar, por su propia dinámica, separa a los revolucionarios
de las masas. ¿Cómo la contestan?
Esa es la crítica actual del reformismo de izquierda que no hace más que
reproducir las viejas concepciones de los PC latinoamericanos cuya máxima
expresión fue la polémica del PC venezolano con Fidel Castro.
La operación de nuestras críticos consiste en transformarnos en "guerrilleristas",
como versión modernizada del "foquismo rural"; pero la falacia de desnaturalizar
nuestra concepción estratégica militar se destruye cuando militantes de
base de las organizaciones que nos critican se encuentran con nuestros compañeros
en las fábricas, talleres, villas y universidades luchando por la defensa
de intereses específicos y levantando una política que toma en cuenta el
nivel de conciencia de las masas y la extiende en el marco de una estrategia
política y militar que conduzca a la liberación nacional y social.
Pero esto sucede sencillamente porque el concebir la guerra revolucionaria
como una guerra popular, nos demanda la construcción de un ejército que
para contener al pueblo en armas debe proponerse como una organización de
masas, la que lleva necesariamente al desarrollo de un partido revolucionario
que lleve el timón de la guerra revolucionaria como una extensión de la
política de masas.
Pero no sólo se trata de dotar a la organización de una política para las
masas sino que hay preocupación en que los combatientes y militantes compartan
su vida diaria con las masas, en sus barrios y villas; estos vínculos permiten
asentar la clandestinidad de nuestra acción en las masas debilitando así
el papel estratégico de las aparatos. Se trata de una clandestinidad "abierta"
producto del trabajo político.
Esas críticas serían justas respecto del foquismo más elemental, pero pierden
fuerza cuando la concepción que atacan es la del pueblo operando en medio
de una guerra y la del partido clasista actuando coma eje del proceso.
¿Qué diferencias programáticas y organizativas hay entre el PRT y el ERP?
El ERP Iucha por un gobierno revolucionario y popular mientras que el PRT
es una organización marxista leninista, ligada a la Cuarta Internacional
que lucha por un gobierno Socialista. La única condición para incorporarse
al ERP es la decisión de combatir y el odio a la dictadura y el imperialismo.
En todos los grupos armados del ERP hay "comisarios políticos" del PRT que
son el núcleo y la dirección política, pero no siempre tienen la dirección
militar.
¿Cómo se sitúa el ERP frente a las .otras organizaciones armadas que operan
en el país?
En el plano de la solidaridad y la simpatía, tenemos la mejor actitud y
buenas relaciones con todos. Políticamente, luchamos por un doble objetivo:
1) la constitución de un Frente Unido Revolucionario que agrupe a aquellas
organizaciones armadas de perspectiva clasista, marxista-leninista, socialista.
2) la .organización de otro frente, más amplio, de carácter policlasista,
unido por su decisión de combatir, a través de la lucha armada a la dictadura,
y al imperialismo.
En este marco fraterno se desarrollan acciones comunes con organizacjones
combatientes tanto marxistas como no marxistas.
¿En qué etapa de la lucha considera el PRT que se encuentra actualmente?
Estamos en el inicio de la guerrilla civil revolucionaria, en la 'etapa
de la propaganda' armada, de acumulación de fuerzas y desgaste del enemigo.
Naturalmente, pensamos que la guerra es larga pero también estamos persuadidos
de que ya empezó si bien por el momento esta a cargo de sectores de vanguardia.
Nosotros creemos haber roto la contradicción ciudad-campo; pensamos que
se va a combatir en todas partes donde exista el pueblo y su enemigo. Lo
importante, lo decisivo es el hombre, no el terreno.
¿Cómo se sitúa el ERP frente a la lucha armada en el continente y en el
mundo?
En nuestro embrión de Ejército no hay grados ni insignias; nuestro único
Comandante es y será el Che Guevara; eso sólo define nuestra posición internacionalista
y revolucionaria, nuestra rotunda solidaridad con Cuba.
En el plano continental mantenemos relaciones fraternales con el MIR de
Chile, con los Tupamaros, con el Partido Obrero Revolucionario que dirige
Hugo González en Bolivia, con el Frente Sandinista de Liberación de Nicaragua,
con la Alianza de Liberación Nacional de Brasil y con Ias otras organizaciones
armadas.
Pensamos que en el desarrollo mismo de la lucha se irán creando las condiciones
para aproximaciones y puntos de unidad en el plano regional, empezando por
nuestra zona más inmediata, el Cono Sur.
Para nosotros el camino de la liberación latinoamericana pasa históricamente
por la lucha armada asumida por las masas. Pensamos que experiencias como
la de Velasco Alvarado en Perú o la de Torres en Bolivia sólo son posibles
después de la aniquilación física del movimiento revolucionario de esos
países y son asimilables por la estrategia política del imperialismo.
En el plano mundial miramos con simpatía revolucionaria a Cerea, Vietnam
y China, además de Cuba de quien nos sentimos naturalmente más cerca. También
repudiamos a las burocracias stalinistas del Este de Europa y alentamos
y nos sentimos solidarios con las oposiciones de izquierda que empiezan
a crecer en esos países.
Acerca de Política y/o violencia. Una aproximación a la guerrilla de los
años 70 de Pilar Calveiro.
Por Mariano Andrade
La aparición del nuevo ensayo de Pilar Calveiro, Política y/o violencia.
Una aproximación a la guerrilla de los años 70(1), completa el análisis
de esa década iniciado por la autora con Poder y desaparición(2). Para ser
más precisos, Política... es la primer parte de aquel trabajo publicado
en 1998.
Siguiendo la misma línea de análisis va a desarrollar dos dimensiones: la
primera una genealogía del poder desaparecedor; la segunda una (auto) crítica
de lo que denomina la desobediencia armada, es decir las organizaciones
armadas, poniendo el acento en Montoneros.
El trabajo de Calveiro (ex militante Montonera y ex detenida-desaparecida
en la ESMA) es de suma importancia ya que aporta elementos para pensar tanto
el pasado como el presente. Hacía atrás rechazando las visiones idealizadas
de la militancia setentista, llamando a hacerse cargo, a escracharse: "no
se trata de uno, de dos o veinticinco millones de demonios; se trata de
entender qué pasó, es decir, qué nos pasó, a todos nosotros desde el lugar
que cada uno ocupó y que cada uno ocupa(3)". En lo que refiere a la actualidad,
la lectura del libro aporta elementos para pensar sobre qué bases refundar
una política emancipatoria, así como también el rol del Estado como aparato
en constante mutación.
La reducción de lo político a lo militar
¿Cómo se construyó el genocidio? Calveiro va a señalar una serie de acontecimientos
que desembocaran de manera abierta en lo que denomina poder desaparecedor.
Señala con justeza que a partir del golpe de 1930 las FFAA van a comenzar
a funcionar como partido de la clase dominante. Con una crucial apoyatura
civil, cada golpe va a ir desarrollando el mecanismo represivo no de manera
lineal sino que al contrario con constates avances y retrocesos, de manera
abierta o subterránea, a fuerza de ensayo y error: en 1955 la técnica de
desaparición, en este caso por decreto del peronismo (al que no podía controlar);
1966 en dirección de "controlar, con precisión y orden cuartelero, los tiempos
y los espacios de una sociedad en constante fuga"(4) construyendo la figura
de subversivo, un termino lo suficientemente difuso como para señalar como
enemigo a todo aquel que no fuera idéntico. La subversión adquiriría carnadura
a partir del alza de masas del 69. Con el Cordobazo hará irrupción un amplio
movimiento de impugnación que va a concebir el uso de la violencia como
algo necesario y legítimo. Dentro del mismo van a funcionar las organizaciones
guerrilleras como forma más radical de enfrentamiento: la desobediencia
armada disputaba del monopolio de la violencia: "un intento de poder armado
paralelo al del Estado, que en el caso argentino equivale decir al de las
Fuerzas Armadas"(5).
Frente a esta situación, la respuesta Estatal se concentró en el ámbito
represivo: si bien ningún gobierno se privó del uso de la picana, lo novedoso,
señala Calveiro, fue el empleo de las técnicas de fusilamiento y desaparición
de personas como política de Estado. A lo antes mencionado hay que agregar
que no solo las FFAA y la insurgencia militarizaban lo político, sino que
también Perón agudizaba el enfrentamiento en clave de guerra. Tanto sea
contra la dictadura, donde su apoyo a la guerrilla lo dotó de una imagen
de líder revolucionario para los jóvenes que se incorporaban a ella, como
durante su tercer y último gobierno donde va a asistir al fracaso de su
intento de disciplinar a una sociedad que no era la misma del 45. Una vez
presidente, a las demandas de los trabajadores va a responder con medidas
represivas y dándole cada vez más poder al ala derecha de su movimiento:
por un lado, la burocracia sindical que prometía mantener disciplinado al
movimiento obrero (clave para el éxito del llamado Pacto Social, viga maestra
de su política) y a la izquierda –peronista y marxista que por otra parte
no habían abandonado la opción de las armas- por medio del terror de la
Triple A.
A su muerte y con la asunción de su esposa Isabel, el proceso represivo
se acelerara. No solo el accionar de las bandas para-policiales (como la
ya citada Triple A) se incrementará, sino que desde el Estado se dará luz
verde a la intervención abierta de las FFAA en la represión. Por ejemplo
el Operativo Independencia contra la guerrilla del ERP en Tucumán va a permitir
al Ejército la instalación de los primeros campos de concentración.
El reclamo de orden por parte de amplios sectores de la sociedad permitió
la vuelta de los militares al poder: una sociedad que estaba dispuesta a
cerrar los ojos con tal de recuperar la tranquilidad de tiempo atrás. La
necesidad de una cirugía mayor –así llamada por los militares- que extirpe
el cáncer subversivo llevó a la instalación de los campos de concentración,
es decir, el quirófano que también funcionó como un lugar donde se formateó
una sociedad ordenada, controlada y –sobre todo- aterrorizada.
Ahora bien: el despliegue del poder desaparecedor solo fue posible en el
seno de una sociedad que ya había sido formada en esa disciplina, es decir,
donde el uso de la tortura se había familiarizado. A través de documentos,
Calveiro rastrea el uso de la tortura al interior primero de las FFAA, es
decir que el cuerpo del torturador naturalizó el uso de la tortura porque
la sufrió. El sistema de servicio militar obligatorio será un paso más al
diseminar sobre la sociedad el castigo, naturalizando los "bailes "–torturas
sin tiempo ni fin- como un recuerdo jocoso de los años de la conscripción.
El análisis de la autora continúa centrándose en la desobediencia armada.
Con precisión de relojero nuevamente va a rastrear en los documentos de
la guerrilla las concepciones que llevaran a la derrota en el 76. No es
menor el dato de la denominación de la mayoría: Ejército, Fuerza Armadas,
aunque en este caso serían revolucionarias, populares o peronistas. La desconfianza
hacía lo electoral será unos de los puntos que diferenciarán a los Montoneros
de la izquierda: para las últimas la democracia quedaba reducida al hecho
burgués mientras que los montoneros participaran de las elecciones. En el
caso de las peronistas muchas de sus concepciones tienen su origen en el
hecho de haber sido denominadas desde un primer momento como "formaciones
especiales". Es desde este lugar es que los Montoneros construirán sus espacios
políticos: el uso de la lucha armada se convirtió en un fuerte atractivo
para vastos sectores, lo que les permitió crecer en la época del enfrentamiento
contra la dictadura y ser el motor de la campaña que va a desembocar con
el triunfo del candidato Cámpora sellando su incorporación al contradictorio
peronismo. Este hecho los llevó a creer que el triunfo era un producto casi
directo de la su lucha, y que por lo tanto les pertenecía.
El crecimiento político de Montoneros en ese corto lapso fue acompañado
por una importante labor de ampliación de sus frentes de masas. Simultáneamente
comenzó el enfrentamiento con la derecha del peronismo y el propio Perón
que encontrará su fin el 1° de mayo de 1974 en la Plaza.
La muerte de Perón va a llevar al recrudecimiento de la represión; frente
a esto, señala Calveiro, Montoneros no supo o no pudo responder con otra
política que no sea la violencia: una demostración de fuerza militar en
dirección a recuperar el espacio perdido.
Al momento del golpe, la presencia política de las organizaciones quedaba
reducida al accionar guerrillero: el pase a la clandestinidad en los años
´73 (ERP) y ´74 (Montoneros) y el terror de la Triple A llevaban a que se
militarizaran todas sus estructuras. Podemos trazar una línea que conjuga
la desvinculación de las masas con la creciente militarización de las organizaciones:
rangos, estructuras militares, verticalismo, disciplina interna, ausencia
de discusión, etc. Dicho en otras palabras reproducían la misma lógica del
Ejército al que combatían.
Calveiro va a distinguir frente a la derrota la actitud del PRT-ERP de la
de Montoneros: mientras que Santucho va a plantear que tenían el repliegue
del PRT al seno de las masas, desmilitarizándolo hasta un nuevo auge, Firmenich
va a elegir el camino opuesto para los Montoneros. De este modo se explica
la contraofensiva de los años 79 y 80, que llevaba a una muerte segura a
los militantes de esa organización; el tratamiento de enemigo para los disidentes;
las sentencias de muerte para los desertores; los juicios internos (el caso
Valenzuela es paradigmático: se escapa de un campo mediante un engaño a
los militares que tenían como rehenes a su esposa y su hijo, salva la vida
de la conducción de montoneros y esta lo enjuicia, lo degrada y lo envía
nuevamente a la argentina, donde es desaparecido)
Algunas cuestiones para un final abierto
El excelente –y necesario- trabajo de Pilar Calveiro aporta tanto una reflexión
del pasado como elementos para pensar el presente.
El primer punto se refiere a la militancia. ¿Cómo poner en pie una política
que pase en limpio esa experiencia? Es decir, que recupere y haga propios
los anhelos de emancipación, al mismo tiempo reconozca que, tanto como conciente
e inconscientemente se llevaban adelante prácticas antagónicas al capital,
señale y deje de lado las que reproducían como proyecto para la sociedad
y al interior de las organizaciones muchas de las relaciones y practicas
capitalistas. En ese sentido, es importante la reflexión autocrítica de
otro protagonista de los ´70, el ex perretista Luis Mattini(6) que plantea
como principal error no haber sido (ni ser) lo suficientemente subversivo.
El desmoronamiento del New Deal y el Estado Benefactor; el hundimiento y
estallido del bloque socialista; el paso del fordismo a nuevas tecnologías
donde la robotización de los procesos productivos desplaza mano de obra
y mundializa la producción de mercancías precarizando la fuerza laboral;
la aparición de los movimientos sociales; entre otros factores, despejan
muchas de las cuestiones que llevaban a pensar a los sectores antagonistas
al capital de aquellos años al Estado como herramienta de cambio; de ahí
la necesidad de tomar el poder para desde arriba cambiar la sociedad.
No está de más señalar que muchas experiencias "exitosas" de ese modelo
terminaron por construir regímenes más injustos y sanguinarios que el que
aspiraban a reemplazar. Los nuevos antagonistas no pueden usar los viejos
modelos, los nuevos fenómenos generan dinámicas nuevas y por lo tanto nuevas
formas de organización y de lucha.
En clave de lo dicho anteriormente, es posible pensar que los sucesivos
fracasos en los intentos de construcción de un proyecto de izquierda -o
dicho en sentido más amplio de los sectores subalternos-, hunden sus raíces
en esta misma concepción: no es un problema de dirección sino que aquellas
herramientas no sirven como palanca de cambio en el mundo de hoy. Un ejemplo
de esto es claramente la cuestión electoral: bajo el supuesto de viejas
teorías la izquierda –reservando este término para denominar en general
a las estructuras partidarias- ve la necesidad de llegar al Congreso para
convertirlo en una tribuna de denuncia. Esa política está fechada a principios
del siglo pasado, cuando lo político se limitaba a ese ámbito y los medios
de comunicación no eran ni remotamente lo que son hoy. En la actualidad
quedó demostrado que no existe tal tribuna, que los pocos que llegan quedan
desdibujados en su perfil, negados o presos de ese inmenso instrumento.
Al contrario no existió mayor ámbito de denuncia, mayor caja de resonancia
que los cortes de rutas.
La construcción de una política antagónica al capital pone en primer lugar
una revisión de aquellas que intentaron quienes nos precedieron. Lejos de
llevarnos al quietismo muchos –por ejemplo al interior de los movimientos
sociales- la llevan adelante como una práctica social concreta; es decir,
intentado conjugar el cambio social en tiempo presente. Lo anteriormente
dicho no significa desechar de plano el uso de la violencia. Citando a Marx
cuando planteaba que la violencia es la partera de la historia, podemos
ver que lo importante es la historia, no el auxiliar. Sin embargo, esto
pone de relieve la cuestión de elegir entre las parteras a la que nos brinda
un parto lo menos traumático posible.(7)
La segunda cuestión hace referencia al Estado. La lectura del libro de Pilar
Calveiro nos presenta una visión que se desmarca radicalmente tanto de la
política de los dos demonios así como también de la actual que reduce los
70 a un solo demonio, los militares. La reivindicación de la generación
del 70 como política Estatal tendiente a la recuperación de la legitimidad
perdida en el 2001 abre más dudas que certezas.
En ese sentido, cabe señalar que la construcción y reconstrucción de las
identidades de los desaparecidos ha sufrido múltiples desplazamientos de
significados. Por parte de las organizaciones de Derechos Humanos, la primer
imagen de los desparecidos fue la de personas inocentes y despolitizadas.
Muchos años pasaron hasta la recuperación (y en algunos casos reivindicación
acrítica) del carácter de militantes revolucionarios. Por su parte el Estado
pasó de señalarlos como terroristas, luego demonios y a la actual de jóvenes
idealistas. A aquellos jóvenes se les vuelve a negar la posibilidad de ser
recordados como lo que eran: militantes que enfrentaron con las armas al
poder del Estado. Más allá de qué hacer con/en la ESMA merezca otra discusión,
acierta Hebe de Bonafini cuando afirma que ""no va a estar exhibido todo
lo que hicieron nuestros hijos: desde las revistas
El Combatiente (del ERP) y
Evita Montonera así como tampoco las armas con las que quisieron hacer
la revolución."(8)
El Estado, en busca de legitimación, expropia(9) un reclamo de justicia
amasado durante años de movilizaciones de los movimientos de derechos humanos
y sectores populares. Subrayo con fuerza que esto no quiere decir que quienes
llevaron adelante la maquinaria de terror de la dictadura no deban ser castigados.
De esto no hay dudas: tienen que pagar por lo que hicieron. La mencionada
operación de expropiación por parte del Estado congela en el pasado la cuestión
de los derechos humanos, más precisamente los acota al periodo entre los
años 76/83, es decir a la dictadura militar. Pero ¿el Estado dejó de matar
una vez terminada la dictadura? ¿y de torturar? La respuesta es no. Una
larga lista de crímenes impunes cometidos desde el Estado abonan esta afirmación.
Por otra parte, las mutaciones que sufrió la represión no son un dato menor.
La puesta en marcha de nuevas técnicas de represión de baja intensidad,
es decir, la judicialización de la protesta social (que mantiene procesados
a más de cuatro mil personas, algunas de ellas ya en prisión) o el Código
de Convivencia Urbano de la Cuidad de Buenos Aires que criminaliza la pobreza
son algunas de las evidencias. Esta operación se apuntala con discursos
que también desde el Estado y los medios de comunicación hablan de terroristas(10)
cuando se refieren a trabajadores que hacen de la asamblea el órgano de
discusión de los conflictos o demonizan a los piqueteros señalándolos como
generadores de –entre otras cosas- caos de transito en la cuidad.
Cuando los que reclaman son señalados de "terroristas" y/o provocadores
de caos ¿No se estará recortando nuevamente la esfera de la política, construyendo
otro al que hay que combatir, ésta vez bajo un discurso que revindica a
aquellos jóvenes idealistas de los ´70?
Mariano Andrade
NOTAS
(1)Calveiro Pilar: Política y / o violencia. Una aproximación a la guerrilla
de los años 70. Grupo Editorial Norma, Buenos Aires 2005
(2)Calveiro Pilar: Poder y Desaparición. Los Campos de concentración en
la Argentina. Colihue, Buenos Aires 1998.
(3)Calveiro Pilar: Política y / o violencia... Pág. 23.
(4)op. cit. Pág. 32
(5)op. cit Pág. 38
(6)Mattini Luis: La política como subversión. De la Campana, Buenos Aires,
2000
(7)Es un aporte fundamental -no como modelo a seguir- el recorrido del neo
Zapatismo mexicano. Desde la practica discuten el papel de la violencia
en un proceso de cambio: de la irrupción armada del EZLN en enero de 1994
a la actual convocatoria a la formación de un movimiento político de izquierda
no electoral que actúe en el seno de la sociedad civil.
(8)La Nación 4 de Abril de 2004
(9)El actual presidente es una figura totalmente ajena al movimiento de
derechos humanos. Nunca levanto la voz contra la política de impunidad cuando
la ley de punto final o los indultos.
(10)Ver al respecto las declaraciones del Ministro de Salud, Gines González
García con referencia de los trabajadores huelguistas de Hospital Garrahan.
[Pilar Calveiro nació en Buenos Aires. Reside en México desde 1979, adonde
llegó luego de un breve exilio en España. Detenida en 1977 por la dictadura
militar argentina, permaneció secuestrada ilegalmente durante un año y medio
en varios centros clandestinos de detención. Es doctora en Ciencias Políticas
de la UNAM (Universidad Autónoma de México) y actual profesora e investigadora
de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla. Ha publicado Poder y desaparición,
Redes familiares de sumisión y resistencia y Familia y poder]
¿Cómo se llegó a estos niveles de violencia? En todo el mundo, y durante
décadas, la izquierda asociada a los partidos comunistas había afirmado
que, en los procesos revolucionarios, las condiciones subjetivas, o de conciencia,
se derivaban de las condiciones objetivas, o materiales.
En los años 60, a partir de la Revolución Cubana y la guerra de Vietnam,
algunos círculos de la izquier-da comenzaron a cuestionar la infalibilidad
de este enunciado y propusieron la idea de que la lucha revolucionaria misma
podía generar conciencia per se, sin necesidad de aguardar a que las condiciones
objetivas, materiales, económicas, "maduraran", o más bien, que podía acelerar
ese proceso de maduración. Esto permitiría, a una generación impaciente
por producir los cambios sociales que consideraba necesarios en el Tercer
Mundo, acelerar las llamadas "condiciones revolucionarias", para acabar
con la injusticia social. Así nació la teoría del foco.
El 19 de octubre de 1976, en el paraje El Solco, departamento
de Chicligasta, Tucumán, Leonel MacDonald (“Capitán Raúl”) fue
muerto por tropas del Ejército. Durante una persecución de varios
días, enfrentó solo a los militares en varios combates esporádicos,
en uno de los cuales fue gravemente herido. No pudo escapar
del cerco y murió combatiendo. Su padre, tras escuchar por la
radio la noticia, se dirigió a una base militar para retirar
el cuerpo.
Según la opinión de Humberto Pedregoza, “había que tener ‘cosas’
para ir”. En la base, lo recibió un oficial que participó de
la persecución y que le dijo: “Su hijo murió heroicamente combatiendo.
Fue envidiable su calidad y su moral de combate”. El padre de
Leonel afirmó que su hijo “fue un hombre con mucha integridad
y que representa el ejemplo de entrega y sacrificio que caracterizó
a los combatientes del ERP”. La caída con dignidad de Raúl es
motivo de gran orgullo para su padre, quien seis años antes,
en 1970, junto con su esposa, había escrito la Marcha del ERP.
Con un texto agitativo, acompañado por una música sencilla (considerada
por más de un guerrillero como “de cuarta”), esta pequeña pieza
ya pertenece a la historia del país:
Por las sendas
argentinas
va marchando el ERP
incorporando a sus filas
al pueblo que tiene fe.
Va marchando al combate
en pos de la revolución
que entregue al pueblo el mando
de esta grandiosa nación.
Adelante, compañeros,
adelante sin parar,
que con nuestro pueblo en armas
nada ya nos detendrá.
Va marchando al combate
por el camino del Che
con su bandera en la mano
y sin dejarla caer.
Por la Patria Socialista
como consigna final,
la etapa capitalista
para siempre morirá.
Adelante, compañeros,
hasta vencer o morir
por una Argentina en armas
de cada puño un fusil.
El foquismo cobró gran importancia,
sobre todo para los movimientos de liberación de los países tercermundistas.
Estos concebían la lucha antiimperialista como condición de posibilidad
para realizar una revolución social en países dependientes como los de América
latina, en los que el desarrollo de las fuerzas productivas, y por lo tanto
de las "condiciones objetivas", era muy escaso para considerar un tránsito
al socialismo por las vías que vislumbraba la izquierda tradicional.
Así proliferaron diversos movimientos armados latinoamericanos, palestinos,
asiáticos. Incluso en algunos países centrales, como Alemania, Italia y
Estados Unidos, se produjeron movimientos emparentados con esta concepción
de la política, que ponía el acento en la creación de condiciones revolucionarias
mediante la aceleración de los conflictos y la acción directa.
No se trató de un fenómeno marginal,
sino que el foquismo y, en términos más generales, el uso de la violencia
pasaron a ser casi condición sine qua non de los movimientos radicales de
la época. Dentro del espectro de los círculos revolucionarios, casi exclusivamente
las izquierdas estalinistas y ortodoxas se sustrajeron a la influencia de
la lucha armada. Piénsese, por ejemplo, que el PRT argentino, mientras sostenía
el accionar del ERP como su brazo armado, era miembro oficial de la Cuarta
Internacional, cuya trayectoria, si bien radical, no había sido nunca violenta.
La guerrilla argentina formó parte de este proceso, por fuera del cual sería
incomprensible; muchos de sus militantes se entrenaron militarmente en países
del bloque socialista y desarrollaron estrechas relaciones con el MIR chileno,
los Tupamaros uruguayos, el M 19 colombiano, la Organización de Liberación
Palestina, el Frente Sandinista y otras organizaciones semejantes.
La concepción foquista adoptada por las organizaciones armadas, al suponer
que del accionar militar nacería la conciencia necesaria para desatar la
revolución social, las llevaba a dar prioridad a lo militar sobre lo político.
Esta preeminencia contribuyó, con manifestaciones diferentes pero bajo un
mismo signo, a desarrollar una práctica y una concepción militarista y autoritaria
en el seno de las organizaciones. Su expresión más clara consistía en considerar
básicamente la política como una cuestión de fuerza y de confrontación entre
dos campos: amigos y enemigos.
Dicha concepción se asentó sobre un sólido basamento preexistente que no
ofrecía contradicciones, sino que, por el contrario, sustentaba el sentido
autoritario de lo político. Me refiero a la formación política de esta generación
y a la historia misma del país desde principios de siglo.
Los primeros grupos políticos con los que se relacionaron los jóvenes, casi
adolescentes, de fines de los años 60, ya fueran de derecha o de izquierda,
reivindicaban para sí prácticas autoritarias. El grupo nacionalista Tacuara
o la Federación Juvenil Comunista, organismos por los que pasó buena parte
de los "fundadores" de la guerrilla, ostentaron, cada uno a su manera, los
más claros rasgos del autoritarismo y de las concepciones binarias de nuestro
siglo: en un caso el antisemitismo; en otro, el estalinismo. Ambos habían
engendrado en Europa procesos que comprendían el campo de concentración
como modalidad represiva central. Estas ideologías fueron el marco de referencia
inicial de esa generación, que intentó rebasarlas con un éxito relativo.
Casi indistintamente, militantes peronistas y trotskistas habían pasado
por uno u otro grupo en sus primeros años de práctica política; peronistas
provenientes de la Federación Juvenil Comunista, trotskistas salidos de
Tacuara o de la Alianza Libertadora Nacionalista fueron algunos de los extraños
fenómenos que dieron origen a las "formaciones especiales".
La idea de considerar a la política básicamente como una cuestión de fuerza,
aunque reforzada por el foquismo, no era una "novedad" aportada por la joven
generación de guerrilleros, ya fueran de origen peronista o guevarista,
sino que había formado parte de la vida política argentina por lo menos
desde 1930.
Como se señaló en el apartado anterior, los sucesivos golpes militares,
entre ellos el de 1955, con fusilamiento de civiles y bombardeo sobre una
concentración política en Plaza de Mayo; la proscripción del peronismo,
entre 1955 y 1973, mayoría compuesta por los sectores más desposeídos de
la población; la cancelación de la democracia efectuada por la Revolución
Argentina de 1966, cuya política represiva desencadenó levantamientos de
tipo insurreccional en las principales ciudades del país (Córdoba, Tucumán,
Rosario y Mendoza, entre 1969 y 1972), fueron algunos de los hechos violentos
del contexto político netamente impositivo en el que había crecido esta
generación.
Por eso, la guerrilla consideraba que respondía a una violencia ya instalada
de antemano en la sociedad: los Montoneros afirmaban "responder con la lucha
armada a la lucha armada que se ejercía desde el Estado", y casi simétricamente,
el ERP aseveraba que "...cerradas todas las posibilidades legales con la
asunción de Onganía, [el PRT] se orienta correctamente hacia la guerra revolucionaria".
Esta lógica tampoco fue privativa de la guerrilla. Al inicio de la década
de los 70 –como ya se señaló–, muchas voces, incluidas las de políticos,
intelectuales, artistas, se levantaban dentro y fuera de la Argentina, en
reivindicación de la violencia. Entre ellas tenía especial ascendencia,
en ciertos sectores de la juventud, la de Juan Domingo Perón, quien, aunque
apenas unos años después llamaría a los guerrilleros "mercenarios", "agentes
del caos" e "inadaptados", en 1970 no vacilaba en afirmar: "La dictadura
que azota a la patria no ha de ceder en su violencia sino ante otra violencia
mayor". "La subversión debe progresar." "Lo que está entronizado es la violencia.
Y sólo puede destruirse por otra violencia. Una vez que se ha empezado a
caminar por ese camino no se puede retroceder un paso. La revolución tendrá
que ser violenta." El líder reconocido y admirado aprobaba calurosamente
el uso de las armas en ese momento, ya que eran favorables para su proyecto
de retorno al país.
Por otra parte, la práctica inicial de la guerrilla y la respuesta que obtuvo
de vastos sectores de la sociedad afianzó la confianza en la lucha armada
para abordar los conflictos políticos. Jóvenes lograron concentrar la atención
del país con asaltos a bancos, secuestros, asesinatos, bombas y toda la
gama de acciones armadas.