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La
Liga Patriótica y el surgimiento de una conciencia nacional en las
organizaciones obreras
Por Cecilia González Espul, Profesora de Historia de la UBA
El triunfo de Hipólito Yrigoyen en 1916 significó un cambio de actitud frente al
movimiento obrero. La política laboral del régimen oligárquico había pasado de
la indiferencia en la década del 90, a la persecución y aislamiento de los
trabajadores en los años siguientes. El gobierno de Yrigoyen por primera vez
recibe delegaciones obreras, y se convierte en árbitro en las disputas entre el
capital y el trabajo. Intervino en la huelga de los marítimos de 1916, y de los
ferroviarios de 1917, defendiendo a los obreros frente a empresas poderosas como
las británicas.
La FORA del IX Congreso pasó de tener 3000 afiliados en 1915 a 70.000 en 1920, y
aceptó el arbitraje y la mediación oficial en los conflictos laborales, actitud
considerada por los anarquistas contraria a la política de acción directa, y de
traición a la clase obrera.
Hubo un cambio en la composición de la clase obrera. Antes de la Primera Guerra
Mundial, el predominio lo tenían los anarquistas. Los afiliados a la FORA, eran
en su mayoría de origen español e italiano, y pertenecían a sindicatos de
oficios, zapateros, carpinteros, panaderos, albañiles, con estrecho contacto
personal con los patrones, ubicados en Buenos Aires y Rosario. En cambio,
durante la Primera Guerra Mundial y la década del 20, el movimiento obrero
estuvo bajo la dirección sindicalista y socialista, en el que predominaban los
trabajadores del transporte, hijos de inmigrantes, con escaso contacto personal
con los patrones, ubicados en todo el país.
También surgió un grupo de trabajadores de cuello duro y empleados públicos:
bancarios, periodistas, maestros, empleados de comercio, del telégrafo, del
correo, que tuvieron una actitud diferente, no eran revolucionarios ni tenían
una actitud clasista, no buscaban destruir el sistema capitalista sino
reformarlo.
Como es sabido, el acceso al poder de Yrigoyen significó la participación en la
política de la clase media, la incorporación de los hijos de inmigrantes a la
vida ciudadana, pero no solo de ellos sino también de los grupos nativos de
tradición federal, relegados o perseguidos después de la caída de Rosas.
Todos estos hechos, el cambio de actitud del gobierno de Yrigoyen y el cambio en
la composición de la clase obrera, llevaron, según Baily, a las primeras
manifestaciones de un nacionalismo obrero. (1)
Los inmigrantes representaban, en 1914, el 30% de la población. Argentina había
recibido más inmigrantes que cualquier otro país del mundo. Su identidad como
nación estaba en peligro. Por eso la intelectualidad de esa época , a diferencia
de la europeizante generación del 80, va a poner el acento en la defensa de la
tradición nacional, de lo criollo. Ernesto Quesada con "En torno al criollismo"
(1912), Leopoldo Lugones con "El Payador"(1916), Ricardo Rojas con "Lo
gauchesco" (1917) son un claro ejemplo. (2)
Los socialistas Alfredo Palacios y Manuel Ugarte
infundieron ideas nacionalistas en su Partido, destacando la importancia del
argentino nativo, del criollo ligado a la tradición hispánica, en la formación
de la nación argentina, que los distanciaba de Juan B. Justo. Más acentuado en
Ugarte porque su postura lo llevó a defender la protección de la industria
nacional por parte del Estado, y no el libre comercio como Justo y Palacios.
Para Ugarte, además, la única forma de enfrentar el imperialismo norteamericano
que se constituía en una amenaza para la independencia cultural, política y
económica era la unidad hispanoamericana. La Patria grande, Mi campaña
hispanoamericana, El destino de un continente, obras entre 1910 y 1917 hablan de
ello.
Tanto Ugarte como Palacios fueron expulsados del Partido Socialista, uno en
1913, y el otro en 1915. Según Baily fueron expulsados por su defensa del
nacionalismo criollo. (3)
Esta defensa de lo nacional también se verá reflejada en el sector obrero, que
se había caracterizado por su acendrado internacionalismo, propio de las ideas
anarquistas y socialistas. Ello ocurre con la denuncia de las iniquidades
cometidas por el capitalismo extranjero.
Tanto Justo como los sindicalistas defendían al gran capital, el primero porque
lo consideraba una manera de que progresara la nación, y el segundo como una
manera de lograr una gran concentración de obreros en las fábricas, porque
creaban las condiciones para la revolución social. Sin embargo con el deterioro
de las condiciones de vida de los trabajadores, después de la guerra, y con el
cambio de política más proclive al interés del capital extranjero del gobierno
de Alvear, se acentúa en los trabajadores una postura antiimperialista.
Otra expresión del nacionalismo vernáculo que veía como un peligro para la
nacionalidad el impresionante flujo de inmigrantes extranjeros portadores de
ideas revolucionarias, alentadas por los sucesos en Rusia, que iban contra el
orden establecido, en su mayoría obreros concentrados en las grandes urbes fue
la creación de la Liga Patriótica Argentina dirigida por
Manuel Carlés que tuvo gran protagonismo en la Semana
Trágica, como así también la Asociación Nacional del Trabajo (ajeno) como le
agregaban los sindicalistas, de Joaquín de Anchorena. Ellos constituían grupos
de choque al servicio de los patrones, a los que les proveían de rompehuelgas.
Así Bandera Proletaria, el órgano de propaganda de la Unión Sindical Argentina
creada en 1922, va a denunciar el accionar de estas dos organizaciones, a las
que vincula a los intereses extranjeros. Por eso no tienen nada de patriotas.
Encontramos estas significativas frases en Bandera Proletaria, en 1928, en las
postrimerías del gobierno de Alvear:
"Posadas es el centro de las actividades de los negreros, donde la policía y la
justicia está al servicio de las grandes compañías extranjeras, que la
confabulación policíaco-patronal pretende hundir en la cárcel al delegado de la
USA." (4)
Otro artículo en el mismo número, titulado "El gobierno, el capitalismo y la
Liga están al margen de las leyes", dice lo siguiente:
"Las autoridades sirven los intereses de la clase capitalista sin importarles si
están con la ley, al margen de ella o en contra. Los capitalistas violan,
desacatan y se levantan en contra de las pocas leyes que, en parte, legalizan
aspiraciones obreras. Las autoridades toleran esta situación (...) permiten que
empleados de investigaciones sea, a la vez, instrumentos patronales y servidores
de una camarilla de chantajistas (...)
Para completar el triángulo, la Liga Patriótica, creada para defender la
familia, la patria y la religión, también se levanta contra la ley, para cumplir
su misión de combatir a los trabajadores.
En General Pico (La Pampa) la Unión Obrera Local ha declarado el boicot a una
fideería para imponerle el cumplimiento de la ley que reglamenta el trabajo de
menores, y quienes se cuadran frente a los trabajadores y se colocan fuera de la
ley, llegan al asesinato, son los componentes de la Liga Patriótica Argentina,
que siguen instrucciones del agitador profesional Carlés, cuyas actividades
subversivas cuentan con el apoyo de los grandes diarios."
Más adelante con el título de "¡Asesinos!" expresa:
"Carlés, el jefe supremo de las bandas de facinerosos al servicio del
capitalismo extranjero, agrega un nuevo mérito a su labor de agitador
profesional. Contribuyó a someter a los indios y nativos del norte a la voluntad
omnímoda de las empresas inglesas que crearon un nuevo Estado, desterrando el
dinero y banderas nacionales y prohibiendo la libertad de comercio, asociación,
reunión, etc.
Conjuntamente con el contraalmirante Hermelo y el patriotero Anchorena luchó
para que triunfaran los tiburones de nuestros ríos y quebrantaran la
potencialidad de los sindicatos marítimos; organizó matanzas de obreros
indefensos en distintos puntos del país; predicó desde los atrios de las
iglesias y bien custodiado aconsejó el exterminio de los obreros que sabían
defender sus intereses y ahora -sujetos a su servicio- han asesinado a dos
obreros en General Pico, los que luchaban para que un industrial cumpliera una
ley nacional.
Los obreros deben tener en cuenta este nuevo crimen, y no olvidar que la Liga
patriótica es en realidad un refugio de asesinos." (5)
Así tenemos dos posturas, un nacionalismo elitista, aristocrático, que desprecia
al obrero, y que con la excusa de defender la patria, sus valores y tradiciones,
termina finalmente defendiendo intereses foráneos. Y por otro lado, a los
obreros organizados, muchos ya argentinos descendientes de inmigrantes, que
antes realizaban sus manifestaciones al canto de La Marsellesa, La
Internacional, o gritando ¡Viva Garibaldi!, y enarbolando banderas rojas, que
denuncian a las empresas británicas, como La Forestal, donde no rige ni el
dinero ni la bandera nacionales. Vemos así como comienza a desarrollarse en el
movimiento obrero una postura nacionalista, diferente de la anterior, que
preparó el camino para la llegada de Perón en el 43.
Otro artículo en el número siguiente de Bandera Proletaria viene a confirmar lo
dicho. Lo firma un "Correntino", y se titula "La Liga Patriótica es una
institución Perturbadora".
Repudio a las actuaciones de la Liga Patriótica Argentina compuesta por el hampa
de la sociedad y creada para servir a los intereses de las empresas extranjeras
en perjuicio de los trabajadores que nativos o extranjeros, contribuyen al
progreso y al engrandecimiento del país, al que entregan todos los esfuerzos de
productores. (....)
Si el capitalismo extranjero la fomenta y sostiene porque ella contribuye a que
se esquilme al productor argentino y puedan enviar más altos dividendos a
Londres, París y Nueva York, si las autoridades la toleran y la amparan, a pesar
de que suplanta de hecho a varias instituciones públicas, convirtiéndose en
policía, ejército y justicia, que ejecuta sin juicio previo, si hay argentinos
que enlodan apellidos heredados de varones que lucharon por la emancipación del
país del yugo extranjero, poniéndose al servicio de los capitalistas que
nuestros gauchos corrieron con cañas tacuaras; corresponde a los trabajadores
fortalecer sus organizaciones sindicales, defenderse con las mismas armas de los
ataques de los matones de Carlés, imponer a las autoridades que sean
prescindentes en las luchas de los trabajadores por su mejoramiento y demostrar
a esos inútiles "fifís" que han empañado la nacionalidad y la nombradía de sus
mayores para obtener grandes sueldos que le permiten arrastrar sus vidas
miserables en los cabarets, que no se hace patria contribuyendo a esclavizar a
los trabajadores en beneficio de grupos de capitalistas extranjeros, no se
trabaja por el progreso cooperando a que la clase más útil de la sociedad esté
sometida a condiciones miserables de trabajo, alimentándose deficientemente y
habitando en covachas miserables; que no se prepara una nación grande y poderosa
entregando todas sus riquezas naturales a los que, habiendo fracasado en su
intento de tomar por la fuerza de las armas a "una nueva y gloriosa nación", han
optado por la penetración pacífica, comprando con su oro a muchos argentinos de
la talla de Carlés, Anchorena, Mitre, etc.
La Liga de patriótica no tiene más que el nombre, y podemos afirmar sin temor de
ser desmentidos, que hicieron más los obreros por el bien entendido patriotismo
tendiendo al progreso constante de la clase, valorizando la mano de obra,
limitando la esclavitud en todo el país y especialmente en el norte, imponiendo
en aquella región el uso de la moneda nacional y la libertad de comercio,
contribuyendo a instruir, organizar a los indios y nativos, y abriendo un local
obrero y una biblioteca donde los capitalistas tenían una cantina y un lupanar.
La Liga, es antiobrera, antipatriota y sediciosa, y si las instituciones la
toleran, los obreros deben mirarla como a uno de sus más peligrosos enemigos."
Correntino (6)
Sostiene el historiador japonés Matsushita: La adhesión obrera al peronismo
estaba claramente ligada al desarrollo de una conciencia nacional previa en las
organizaciones obreras (7). La lectura de los periódicos obreros anteriormente
citados viene a confirmarlo.
Notas:
(1) Baily, Samuel: "Movimiento obrero, nacionalismo y política en la Argentina",
Buenos Aires, Paidos, 1984. Cap. 2, págs.39 a 46.
(2) Buela, Alberto: "La taba y otros asuntos criollos", Bs.As, Ed Teoría, 2000.
(3) Ibdem: pág. 56
(4) Bandera Proletaria: Año VII, nº 351, sábado 18 de febrero de 1928.
(5) Bandera Proletaria: Año VII, Nº 351, sábado 18 de febrero de 1928, pág,1
(6) Bandera Proletaria: Año VII; Nº 352, Buenos aires, sábado 25 de febrero de
1928.
(7) Cfr.:Matsushita, Hiroschi: Movimiento obrero argentino 1930/1945. Bs.As.,
Siglo XX, 1983.
Fuente: Rebanadas de Realidad
www.rebanadasderealidad.com.ar