MEDIOS ALTERNATIVOS
Y CONTRAINFORMACION
NOTAS EN ESTA SECCION
A propósito de 'Contrainformación. Medios alternativos para la acción
política'
La prensa partidaria de izquierda. Verdad, acción y conflicto, Santiago
Gándara

A
propósito de 'Contrainformación. Medios alternativos para la acción
política', de Natalia Vinelli y Carlos Rodríguez Esperón
Rodríguez Esperón (comp.).
Peña Lillo/Ediciones Continente, 2004, 207 páginas.
Por Santiago Gándara
Los llamados medios alternativos, comunitarios, populares o contrainformacionales
-desde una radio comunitaria, pasando por un mensuario hasta el video
o la televisión 'piquetera'- pueden ser interpretados como una respuesta
a la manipulación informativa que llevan a cabo porfiadamente los medios
masivos. En ese sentido, las experiencias que llevan a cabo diversas
organizaciones políticas y sociales convierten el apacible territorio
de la comunicación en una arena de lucha: quién comunica, sobre qué,
cómo, a quiénes y para qué. Lo que los medios no discuten -y no lo hacen porque es parte de
su estrategia manipulatoria-, los alternativos lo instalan en cada una
de sus intervenciones al punto de poner la cuestión en el centro del
debate para 'desnaturalizar' o desmitificar lo que tanto el animador
televisivo como el locutor radiofónico presentan de un modo tan natural
que pasma, a saber, que las noticias son neutras u objetivas y que ellos,
sus productores, son jueces imparciales que no dependen más que de las
sagradas reglas de su oficio. En Contrainformación, Natalia Vinelli y Carlos Rodríguez Esperón, docentes
de la Carrera de Comunicación y especialistas en comunicación alternativa,
han compilado un conjunto de trabajos que reflexionan sobre el fenómeno
de la comunicación alternativa y que registran una enorme variedad de
experiencias relatadas por sus propios protagonistas. Y en eso reside
uno de los méritos del libro: exhibir el abanico de posibilidades realmente
existente de la comunicación alternativa en nuestro país, en soportes
tales como la gráfica (mensuarios, revistas, hojas impresas), la radio,
la televisión, el video e Internet. Frente a la escasez de publicaciones
sobre el tema, cuya relevancia es directamente proporcional al poder
de los grandes medios que tienden a uniformar más que a informar-, el
libro es un aporte.
Pero al mismo tiempo constituye una intervención. 'Si perdemos el control
sobre la circulación y estos textos sirven, de alguna forma, para abonar
el trabajo cotidiano, nuestro objetivo entonces estará cumplido. Por
eso sostenemos que la idea de este libro es instrumental'. Rodríguez
Esperón y Vinelli apuntan en las páginas introductorias un propósito
que va más allá de la necesidad de dar cuenta de un fenómeno. Procuran
que el libro/herramienta contribuya a la reflexión teórica y práctica
de quienes emprenden este tipo de experiencias y, por qué no, a la multiplicación
de las mismas.
Y una intervención también en otro sentido. Porque, desde el estudio
introductorio, realizado por sus autores, se plantea el problema de
la comunicación alternativa o, más bien, el de su precaria definición.
Admitamos que lo alternativo es un concepto vaporoso. Se habla de medios
alternativos, pero el rótulo también rubrica la práctica de una medicina
no oficial, de la indumentaria artesanal, de la llamada 'world music',
de un centro cultural dependiente de un municipio... A la inflación
del término, los autores contraponen algunas notas para una definición
que no pretende cerrar la discusión pero sí delimitar un espacio. De
allí que el concepto de 'contrainformación' aparezca privilegiado en
el título del libro y que, a la hora de explicar qué entienden por otra
comunicación, planteen como premisas el conflicto, la dependencia política
y la manipulación no sólo para 'leer' los medios sino para constituir
una experiencia contrapuesta.
El libro consta de dos partes. En 'Reflexiones', además del trabajo
de los autores, se incluyen artículos sobre el problema legal de las
experiencias alternativas, la prensa partidaria, la representación de
los piqueteros en los medios masivos y en los videos producidos por
colectivos de videastas, la alternatividad en Internet, el rol del periodismo
y los medios alternativos.
En 'Las prácticas se cuentan a sí mismas', productores de medios y productos
alternativos relatan sus experiencias. Se han recogido los aportes del
Foro de Medios Alternativos, de Wayruro Comunicación Popular, de Anred,
de FM La Tribu, de Cine Insurgente, del grupo de videastas Alavío, de
La Conjura TV. En esa enorme variedad de soportes y, sobre todo, de
perspectivas puede leerse el mapa de la comunicación alternativa en
nuestro país, porque si bien, como advierten los compiladores, no han
podido recoger experiencias de todo el territorio, presentan las experiencias
de Wayruro, en Jujuy, de El Fisgón, en La Pampa, y de FM Alas, en Río
Negro y La Conjura TV de Rosario. Un mapa que, al revés del que ofrecen
los grandes medios hiperconcentrados, habla de una diversidad que promete
-con todas sus limitaciones y sus diferencias- ir al encuentro de esas
mayorías a quienes los grandes medios confiscan a diario su voz o la
traducen con el doblaje que mejor se adecua a su ritmo y a su lógica.
Argenpress
 La
prensa partidaria de izquierda. Verdad, acción y conflicto
Por Santiago Gándara
[Tomado de "Contrainformación. Medios alternativos para la acción política"]
El
tema que hoy nos convoca es la prensa partidaria de izquierda y el conflicto
social del 19 y el 20 de diciembre de 2001. No voy describir detalladamente
que hicieron los distintos periódicos de izquierda en ese momento: la
idea es tomar algunos ejes que nos sirvan para caracterizar la prensa
de izquierda y diferenciarla de la prensa oficial, burguesa, e incluso,
aunque en menor medida, de la prensa alternativa. Esos ejes a los que
me voy a referir son la verdad, la acción y el conflicto, para a partir
de ellos analizar cómo la prensa de izquierda concibe la verdad, cuáles
son sus presupuestos en torno a lo que es la acción y cómo reflexiona
acerca del conflicto.
Obviamente, este no es el único modo de analizar la prensa de izquierda:
es solamente una entrada que tiene como pretensión la posibilidad de
proyectarse sobre el análisis de materiales concretos. Otra vía interesante
podría ser el estudio de las condiciones de recepción de la prensa de
izquierda; por ejemplo, qué tipo de lectura se realiza hoy a diferencia
de la que se podía realizar en los meses previos al 19 y 20. Esto es.
de qué modo la rebelión popular afecto la percepción de los lectores
(hasta los más periféricos). Pero no vamos a trabajar sobre la recepción
sino sobre la producción de la prensa de izquierda.
Empecemos entonces con el eje de la verdad. En realidad, pensé mucho
si debía empezar por acá: desde la semiología hasta los estudios culturales,
en el ámbito académico hemos tenido un largo aprendizaje que nos permite
ser bastante cautos con respecto al tema de la verdad. Estas disciplinas
nos han enseñado que el lenguaje no transparenta la realidad sino que
más bien la opaca, que hay una serie de mediaciones producidas por el
lenguaje que' hace que nosotros no comuniquemos directamente la realidad.
Charles Peirce. por ejemplo, sostenía que los interpretantes —los sentidos,
digamos— no remiten a lo "eai sino a otros interpretantes en una cadena
ilimitada. Sin embargo me parece interesante plantear el tema de la
verdad por una razón central: la prensa de izquierda postula y se postula
como una prensa que trabaja sobre la verdad. Es un tópico de la prensil
de izquierda. Y un desafío.
Lenin decía que hay que "desarraigar la costumbre do la mentira, mostrar
al pueblo en toda su desnudez quiénes son los enemigos que lo agobian"-^.
Ustedes pueden encontrar cinco mil citas como ésta. No sólo en Lenin
sino en todas las figuras importantes de la tradición marxista. No es
casual que uno de los periódicos de la Rusia pre-revolucionaria se llamara
Pravda, que significa ''la verdad'. Un nombre que está señalando que
sus editores se proponen decir la verdad contra la falsedad difundida
por la prensa burguesa.
Se trata de una concepción que contrapone verdad y falsedad, entendiendo
por falsedad "ideología", el discurso que opaca las relaciones sociales
objetivas. materiales, reales. De allí que, desde esta perspectiva,
para poder comprender las relaciones sociales opacadas por la ideología
lo que se debe hacer es develar, sacar todos los velos, descubrir la
verdad "en toda su desnudez".
Ahora bien, la prensa burguesa no dice otra cosa que eso. Cualquier
diario —sea LÍA Nación. Ámbito Financiero o el diario La U— habla de
la verdad. El planteo de los grandes medios es, en efecto, '"decimos
la verdad". Sería bastante paradójico que nos dijeran —en clave semiológica—
"decimos el verosímil que nosotros producimos, construimos acontecimientos;
representamos a través de sucesivas mediaciones...''. No van a decir
eso. Dicen "somos la verdad". Incluso apelan a un estilo para producir
un efecto de verdad objetiva: evitan la primera persona, citan "fuentes
confiables", seleccionan términos menos connotados.
Entonces, si confrontamos la prensa burguesa por un lado y la prensa
de izquierda por el otro, ambas se estarían haciendo cargo de la verdad,
postularían la verdad. Estoy tentado de decir que alguna miente, pero
para no plantearlo en esos términos lo que podríamos proponer es que
hay una diferencia radical en la concepción de verdad de unos y de otros.
(. ua;'iChi ;; prensa oficial habla de la verdad queda muy claro que
la está ('.-•camoteando. que esta ocultando el hecho de que esa verdad
es parcializada, es la verdad de una clase (la burguesa). La prensa
de un partido, en cambio, tiene un encabezado muy claro: ''Este es el
semanario del Partido Comunista Revolucionario (PCR): ésta es la prensa
del Partido Obrero (PO)". Es decir, indican que se trata de una prensa
partidaria, con lo cual están señalando que la verdad que plantean es
la verdad de un partido. Hay un partido que se hace cargo de esa parcialización.
mientras que en los diarios oficiales nunca aparece una bajada, ni un
eslogan ni un lema que diga: "Éste es el diario que representa los intereses
de los sectores financieros internacionales". La perspectiva que fabulan
es la de una verdad universal, objetiva porque coincide punto por punto
con su objeto, porque no tiene patrón ni enunciador. Nadie la nombra:
los hechos hablarían por si mismos. Ésta podría ser una primera distinción.
Una segunda distinción estaría vinculada a lo siguiente: la verdad que
aparece en Pravda. o si quieren mas atrás, la defendida por Marx, no
está centrada en su naturaleza objetiva, en su coincidencia con los
hechos. Es una verdad que se demuestra en la practica. La verdad que
postula la prensa de izquierda surge de una deliberación, en principio
del propio partido, y de una deliberación posterior que es la de sus
propios lectores, y entre ellos sus militantes y sus no militantes. Es una verdad que se pone a discusión
entre los sujetos y frente a las acciones. Si los hechos muestran lo
contrario —y hay infinidad de ejemplos históricos para señalar en las
distintas prensas—. éstas revisan sus postulados, se corrigen, porque
el único modo de comprobar si algo es verdadero es confrontarlo con
la práctica.
Hay una palabra que se utiliza generalmente tanto en las prensas como
entre los militantes: caractcmucion. Cómo se caracteriza un momento,
cuál es la característica de una determinada etapa histórica, cómo se
caracteriza por ejemplo el conflicto del 19 y el 20. La prensa burguesa
lo caracterizó: habló de estallido. Ninguna prensa de izquierda lo calificó
así. La prensa de izquierda lo calificó, por ejemplo, de "rebellón popular",
de "argentinazo" o de "pueblada". Esa caracterización es correcta o
no en función de que se demuestre en los hechos que es correcta. Es
la práctica concreta la que va a demostrar la veracidad de esa caracterización,
la corrección o no de esa verdad. Por eso decía que hay diferencias
en las concepciones de verdad, porque en la prensa de izquierda se trata
de una verdad que se discute y que se confronta.
En las "Tesis sobre Feuerbach". en particular en la Tesis II, Marx señala:
"El problema de si puede atribuirse al pensamiento humano una verdad
objetiva no es un problema teórico, sino un problema práctico. Es en
la práctica donde el hombre debe demostrar la verdad, es decir, la realidad
y el poder. la terrenalidad de su pensamiento. La disputa en torno a
la realidad o la irrealidad de su pensamiento aislado de la práctica
es un problema puramente escolástico"4. Por eso, el riesgo de la prensa
partidaria en su conjunto r' .jUr -r expone a eso, a que yo la lea y
diga "esto no es así y la discuta, aporte •nros argumentos y después
trate de confrontarla a través de una practica concreta.
Todos estos giros en torno a la verdad nos llevan a un texto de Bertolt
Brecht cuyo título es-justamente. Cinco dificultades pura escribir la
verdad. Actor, poeta. dramaturgo, Brecht reflexionó también acerca de
los medios de comunicación. Muchas de sus reflexiones sobre teatro son,
en efecto, extremadamente pertinentes para pensar lo que significa la
comunicación. Pero no solo reflexionó sobre el teatro, al que podríamos
definir como un medio de comunicación de masas, sino también sobre la
radio, la escritura. Ese texto al que me refiero es de 1932 y, aunque
allí no está pensando en la prensa de izquierda —ni siquiera en la prensa
en general sino en los escritores, en los artistas—. Sas reflexiones
que plantea son pertinentes para pensar la cuestión de la verdad en
la prensa de izquierda.
En 1932, Brecht ya no estaba en Alemania —estaba emigrado—, y escribe
Cinco dificultades... como una suerte de manifiesto que envía a los
escritores de su país para que, aun en la clandestinidad, pudieran seguir
discutiendo y produciendo arte. Entonces abre el artículo diciendo:
"Hoy en día el escritor que quiere combatir la mentira y la ignorancia
y quiere decir la verdad debe luchar contra cinco dificultades por lo
menos. Precisa coraje para decir la verdad que en todas partes está
sofocada; inteligencia para reconocerla dado que en todas partes está
escondida; el arte de tornarla manejable como un arma; suficiente criterio
para elegir a aquellos entre cuyas manos será eficaz; y finalmente suficiente
astucia para difundirla entre ellos"5.
La idea de tornar la verdad "manejable como un arma" es interesante
porque constituye un tópico en toda la literatura acerca de la prensa
de izquierda. y aun de la prensa alternativa. Este no es un dato menor,
no sólo por el contenido bélico para quienes se postulan como revolucionarios,
sino por la interpretación que se hace del discurso.
Cuando Brecht habla del arte de transformar la verdad en un arma, lo
que esta planteando es la necesidad de que esa verdad sea explicada
en sus causas y consecuencias. No basta con presentar una determinada
información sino que hay que inscribirla en la red de relaciones lógicas:
esto es "causa de" y "consecuencia de". Y cualquier nota de cualquier
prensa de izquierda efectivamente intenta explicar causas y consecuencias.
Pero además de plantear estas causas y consecuencias que nos servirían
para entender un hecho, otro tema que allí señala Brecht es que todo
tratamiento de una verdad o de una información tiene que estar acompañado
necesariamente por una salida, por la perspectiva de una salida. El
se pregunta, por ejemplo, para qué sirve decir que estamos en una situación
de absoluta barbarie. Nosotros traduciríamos para qué sirve decir que
estamos frente a una crisis terminal. Para qué, si al mismo tiempo no
somos capaces de plantear una perspectiva de salida a los que están
afectados por esa crisis. Esto es interesante porque también es un tópico
do la prensa de izquierda: prácticamente los cierres de todos los artículos,
todas sus conclusiones plantean una salida, ese carácter programático
que caracteriza las notas de la prensa de izquierda.
Breve paréntesis. Esta sería una diferencia de Brecht con los contemporáneos
alemanes Theodor Adorno y Max Horkheimer. La dialéctica negativa no
nos llevaba a ningún lado: más allá de los aportes de estos autores,
ninguno sale de la dialéctica del iluminismo sabiendo que hacer, más
bien uno sale de dialéctica del iluminismo rumiando: "estamos en un
atolladero histórico, frente a la barbarie absoluta''. No es que Brecht
esté contestándole a Adorno (aunque confrontaron posiciones): pero efectivamente
Brecht dice no sirve de nada plantear que estamos frente a una barbarie
si no decimos, al mismo tiempo, que hay una posibilidad de salida, y
esa salida es ésta o esta otra.
La otra dificultad que plantea Brecht también es clave: "suficiente
criterio para elegir aquellos entro cuyas manos (la verdad) será eficaz".
En otras palabras, plantea del problema de la audiencia y el público.
A quién esta destinado. Es una marca de la prensa de izquierda el hecho
de delimitar su publico. En el artículo, Brecht sostiene que esa verdad
tiene que estar dirigida "a aquellos que pueden tomar partido de esa
verdad". La traducción nos permite Jugar con la palabra partido. Lo
que la prensa de izquierda propone es que esa verdad que se está tomando
sirva para formar un partido, para construir partido. Tiene que apuntar
a un destinatario que pueda sacar partido de ella. Y efectivamente la
prensa de izquierda interpela a ese sujeto que puede sacar partido de
esa verdad: la clase obrera, los trabajadores. los sectores populares:
cada prensa (cada partido) lo define a su modo.
Por ultimo, Brecht señala la "astucia para difundir" la verdad. El autor
piensa en el estilo y da algunos ejemplos vinculados a los eufemismos
que velan los hechos, La astucia estaría vinculada con un determinado
vocabulario, no un vocabulario que se ajuste al objeto, porque eso no
existe, sino a términos que produzcan una representación conflictiva,
denunciativa. desnuda. del objeto al que alude. No es lo mismo decir
"la caída del gobierno de Fernando De La Rúa y Domingo Cavallo"' que
"el colapso del gobierno asesino y hambreador de De La Rúa y Cavallo".
No es lo mismo hablar de la "crisis con los organismos financieros"
que hablar del "largo saqueo imperialista" Ese "no es lo mismo" estaría
enmarcado en lo que Brecht define como astucia, que supone la presentación
o representación de los hechos.
Entonces, las reflexiones citadas son claras para caracterizar a la
prensa de izquierda, pero también para diferenciarla de la prensa burguesa.
Si tuviéramos que resumir lo que estoy comentando, tendríamos que decir
que la prensa burguesa maneja la información —dejemos ahora la palabra
verdad— como consumo, porque se trata de mantener informado a un público.
Y ésa no es la concepción que aparece en la prensa de izquierda, si
no ^por que tanta preocupación por hacerla un arma, por buscar aquellos
en cuyas manos sea más eficaz, si sólo se trata de consumir? No es ésa
la perspectiva. En la prensa de izquierda la información sirve para
la acción. Nos interpela pero rio para construir un "público" sino para
construir un sujeto de acción, un activista, un productor.
Esquematizando, podríamos decir que la información de la prensa burguesa
mediatiza, frente a la prensa de izquierda que trata de romper esa mediación,
puesto que toda mediación distancia, separa, aisla. La prensa de izquierda,
para romper esa mediación, nos interpela constantemente. Digo algo que
es una obviedad pero que a veces perdemos de vista: ninguna prensa oficial
invoca a su lector. La prensa de izquierda sí lo interpela: "llamamos
a todas las organizaciones", "los convocamos"... Es un medio, pero un
medio que trata de disolver la mediación para implicarnos directamente.
II Esta idea de verdad también se puede asociar, de manera un poco más
moderna —aunque el concepto no sea reciente sino que tiene varias décadas—,
con el concepto de contrainformación. Es un concepto que podemos fechar
en la decada del sesenta, vinculado sobre todo con las experiencias
alternativas.
De hecho, casi todas las dificultades que menciona Brecht para construir
la verdad se pueden aplicar directamente al concepto de contrainformación,
es decir una información contra. Tendríamos la información oficial por
un lado y por el otro a la información contraria, la que da vuelta la
información oficial. El concepto de contrainformación nos sirve para
diferenciar prensa de izquierda y prensa burguesa, pero al mismo tiempo
nos sirve para diferenciar también prensa de izquierda y prensa alternativa,
en términos generales.
Armando Cassigoli Perea recupera diversas definiciones de contrainformación
para terminar proponiendo la siguiente: una información que, tomada
en sentido contrario a la 'normal' información, le chupa la sangre6.
Está pensando en la contrainformación como una especie de parásito,
que parásita, le chupa la sangre a la información oficial. En efecto, nos podríamos preguntar de dónde obtiene la información la
prensa de izquierda. En gran medida la recibe de sus corresponsalías,
que son los propios militantes que están participando en los distintos
conflictos. Ahora, esto es limitado. Hay otro conjunto de informaciones
que no pueden sacar de otro lado que no sean los propios medios. Es
un problema de condiciones de producción: no tienen una agencia todo
terreno que pueda producir todo tipo de información, como producen las
agencias que dan insumos a la prensa oficial. Entonces se toma la información
de la prensa oficial, no sólo de un país determinado, en este caso la
Argentina, sino también del extranjero, Lo interesante es la operación
que realizan sobre esa información oficial: una operación de manipulación,
en el sentido más lato de manipular el obieto. recortarlo, fragmentarlo:
pe'-o también en el sentido más fuerte del Termino: hacerle decir la
verdad que no dice. exprimirla, sacarle la sangre. Esta es. entonces, una de las formas del tratamiento de la información
i''T\ la prensa de izquierda y también en la prensa alternativa: hacerle
decir la verdad que reprime, acorralarla hasta que declare su verdad
de clase.
La prensa alternativa también recurre a este tipo de operaciones. Pero,
en relación con la prensa partidaria, se plantea una diferencia central.
Casigoli apela a la teoría matemática de la información de Claude Shannon
y Warren Weaver para concluir que la prensa alternativa apenas produce
un "ruido" en el circuito informativo oficial. No alcanza a producir
otra cosa, porque no está articulada, o porque no busca una articulación
en términos de organización, es decir, no está articulada con un partido
o no trabaja en pos de una determinada organización. Para decirlo de
otro modo, los medios alternativos —en términos generales— se presentan
en lucha contra un poder comumcacional: vamos a comunicar lo que otros
no comunican, a decir lo que otros no dicen. Y a veces lo hacen muy
bien. Basta pensar en las páginas web de Indymedia. Nodo50, etcétera. Sin embargo, Cassigoli plantea una limitación y una delimitación, que
se vincula con la finalidad. La finalidad de la prensa alternativa es
informar de un modo distinto, proponer otra información, construir otra
comunicación. La prensa de izquierda, en cambio, no tendría esa finalidad,
o por lo menos no de manera prioritaria. No se trata de informar mejor
—o de modo diferente— que los otros. No está construyendo poder comunicacional
o por lo menos no sólo eso. Si la prensa partidaria se enfrenta a la
comunicación oficial no es para construir sólo otro polo comunicativo,
sino, centralmente, para construir otro polo de poder. Entonces la prensa
de izquierda diría que su disputa es por el poder comunicacional —como
en los medios alternativos— y por el poder a secas.
En este sentido podríamos decir que la prensa de izquierda no es una
prensa alternativa sino que es la prensa de un partido. Lo alternativo
es un concepto muy problemático que termina derivando en una noción
demasiado vaga que se va llenando de contenido depende de quién esté
hablando o de cómo se lea una determinada práctica comunicacional. Pudo
haber sido una noción muy operativa, pero termina resultando un obstáculo.
Como sucede con muchos conceptos del campo de la comunicación, lo alternativo
se convierte en una palabra valija que alguien llena y emplea como quiere
sin terminar de comprender lo que significa. Por eso insistiría en que
la prensa de izquierda no es alternativa y en que, al hablar de prensa
alternativa, habría que explicar en cada caso concreto su sentido.
III El otro eje del que hablaba al principio es el de la acción, el acto,
que está muy ligado a los temas desarrollados alrededor del eje de la
verdad. Podríamos decir que la prensa de izquierda, y en realidad el
discurso de la izquierda, tiende a ser performativo. Esta sería la tesis.
Ahora abro un paréntesis para profundizar sobre los actos de habla,
si no. no tendría sentido la afirmación. La filosofía del lenguaje ha tenido un enorme desarrollo en los últimos
años. Uno de los autores que forma parte de esta tradición es John L.
Austin, un británico que publico hacia fines de los sesenta un libro
que se titula Como hacer ccwos con ¡as palabras. Voy a hacer un muy
breve resumen de su teorización que es en verdad bastante extensa y
compleja, además de haber sido reíormuiada. En la primera formulación
Austin sostiene que los enunciados que se producen pueden clasificarse
en dos tipos: constatativos, que sirven para constatar, que describen
la realidad ("hoy llueve", por caso): y ejecutivos o performativos (por
ejemplo, cuando un juez dice "lo declaro culpable". no esta describiendo
un hecho, está haciendo algo. lo está condenando).
El autor después reformula esta distinción y termina planteando que
todos los enunciados tienen un carácter perfórmativo, que siempre actuamos
con las palabras, pero quiero tomar la primera formulación. Fíjense
que en gran medida los enunciados de la prensa oficial tienden a ser
constatativos, descriptivos, frente a la fuerte tendencia del discurso
de la izquierda a ser performativo, de construir enunciados que quieren
ser actos. Para ilustrar cito la Prensa Obrera del día 20 de diciembre.
Cierra así: "Llamamos a las organizaciones obreras a lanzar la huelga
general contra el Estado de Sitio". No está describiendo la acción.
esta llamando, está realizando un acto. esto es, un llamamiento. Se trata de que el discurso no sea sólo discurso sino que se constituya
en un acto. que produzca, por un lado, un efecto en su destinatario
y, por el otro. que sirva para generar una acción: el próximo corte,
la próxima huelga o la rebelión popular que seguirá. Es imposible eludir a Lenin en esta reflexión. Lenin se definía antes,
durante y después de la Revolución Rusa como un periodista. Dedica al
tema gran parte de su obra. El ¿Qué hacer'', publicado en 1902, plantea
cuáles son las tareas de la prensa; de hecho, el libro es, entre otras
cosas, una reflexión acerca de la importancia de la prensa como instrumento
para la construcción de un partido. Pero las reflexiones no se reducen
a las publicaciones sino a su propia intervención como fundador de periódicos,
como periodista. escritor o publicista. En este sentido Lenin desarrolla
reflexiones muy puntuales. Planteaba, por ejemplo, la necesidad de que
un periódico debía contar con un comité de cinco periodistas profesionalizados
y una red de mil, cinco mil, diez mil corresponsales activistas que
comunicaran los hechos del modo menos elaborado posible para poder recuperar lo más vivo de
los conflictos. Esa vitalidad podía manifestarse en las correspondencias
enviadas por los obreros directamente desde su lugar de trabajo. Se
preocupaba, además, por cómo elegir el título más sorprendente o por
cuál tiene que ser el ángulo del ataque en una nota, etcétera. Es decir,
por un conjunto de cuestiones que hacían a su tarea como periodista.
Desde la postura de Lenin el periodismo es una suerte de bisagra entre
la teoría y la acción políticas.
Ahora, volviendo al punto, decíamos que hay una tendencia de la prensa
de izquierda —y es su marca— a ser performativa, y que Lenin podía aponnr
'a r.-ia reflexión. Tomo una cita de "Por dónde empezar", un artículo
que escribe en el periódico Iskrcí' en 1901. \' que después publica
en ¿Que hacer". Allí. Lenin define: "El papel del periódico no se limita
sin embargo a difundir idea", a educar políticamente y a ganar aliados
políticos. El periódico es no solo un propagandista y un agitador colectivo,
sino también un organizador colectivo"^. En esa definición concentra
prácticamente toda la matriz de la prensa de izquierda, por eso es muy
conocida y muy citada.
La diferencia entre propaganda y agitación, que expresó claramente,
esta vinculada a dos estrategias de comunicación de la información.
La propaganda. decía Lenin. supone muchas ideas que son recibidas por
un público restringido, frente a la agitación que es en realidad una
sola idea que apunta a un público masivo o mucho mas amplio. Uno está
tentado a pensar que la propaganda se vincula con los géneros escritos,
donde hay posibilidades de desarrollar mas ideas, y la agitación con
los géneros orales. Pero no es necesariamente así. porque la prensa
de izquierda muchas veces combina propaganda v agitación. Es decir que
no es lo escrito y lo oral 1o que permitiría distinguir una y otra.
y esto pese a que el propio Lenin cuando habla de agitación casi siempre
está pensando en la intervención en un acto, en un mitin. En realidad
la distinción tiene que ver más bien con los destinatarios, por eso
se puede pensar que la propaganda está destinada a una vanguardia o
a aquellos que tienen más competencias para poder trabajar con ese conjunto
muy grande de ideas, y que la agitación estaría vinculada a aquellos
con menos competencias, aquellos que leen el conflicto desde la experiencia
vivida y que todavía no pueden articularlo con la contradicción central.
Una tercera posibilidad es pensar esta distinción vinculada a ciertos
momentos historícos. De hecho todas las prensas de izquierda antes de
la Revolución Rusa pasaron por momentos de mayor agitación cuando se
aproximaban momentos conflictivos. Digo esto más allá de que propaganda
y agitación puedan aparecer en una misma prensa y en un mismo período
histórico. Serían como grandes tendencias. La prensa tendería más a
la propaganda, y se reservaría la agitación para la intervención oral,
pública o para el folleto, el panfleto, el volante. Pero en esa definición Lenin subraya que el periódico es un organizador
colectivo, por lo tanto está pensando que no se trata de tener bien
informado al destinatario, o al público, sino de organizar un partido,
crear una organización. llevarla adelante. ¿Cómo se ve este carácter
organizativo de la prensa?. En principio porque en el encabezamiento
dice que pertenece al partido tal. Pero además también por una tensión
que se observa en toda la prensa de izquierda entre el discurso periodístico
y el discurso político, y que no se advierte tan claramente en la prensa
burguesa u oficial. Un ejemplo muy puntual es que muchos de los titulos
de la prensa de izquierda son consignas políticas: "Por un nuevo Argentinazo".
En la prensa burguesa. en cambio, no vamos a encontrar títulos consigna.
Desde el siglo XVIII hasta acá. se fue constituyendo el campo periodístico.
es decir, un espacio "relativamente" autónomo. Tal autonomía puede advertirse,
por caso. en la elaboración de géneros específicos: la noticia. Un camino
similar ha desarrollado la literatura. Si ustedes piensan en la literatura
argentina, en el siglo XIX esta atravesada por el discurso político;
pero ya a fines del siglo se autonomiza, constituye su propio campo:
es lo que va de El Matadero —cuadro de costumbre, cuento y panfleto
al mismo tiempo— a Jurcni/id —una autobiografía—. A medida que avanza
el siglo XX se profesionalizan los escritores, tenemos un campo relativamente
autónomo de la política, que logra cierta independencia en la lógica
de su funcionamiento, la profesionalización de sus productores, sus
géneros.
La prensa burguesa resolvió la tensión entre discurso político y discurso
periodístico. Es más. tal autonomía relativa es la coartada que le permite
autodefmirse como independiente de los partidos políticos. Esa autonomía
no la tiene la prensa de izquierda. Al contrario. Lo propio de la prensa
de izquierda es manifestar explícitamente su inscripción partidaria,
su "contaminación con lo político. Tomemos cualquier prensa y no vamos
a encontrar géneros periodísticos puros. No vamos a encontrar una crónica
del tipo: "El día de ayer se produjo una huelga", ni cabezas noticiosas
o editoriales en un espacio estipulado. Todo está editorializado. O
mas bien. todo el discurso periodístico esta tensionado con el discurso
político. Por eso los cierres de las notas. para ilustrar el punto,
son programáticos. En la prensa partidaria no hay géneros periodísticos
puros, porque, sencillamente, se revela como "prensa política".
IV Pero volvamos a los ejes planteados al principio. Ya trabajamos sobre
la verdad y la acción: el tercer eje es el del conflicto. En la prensa oficial existe una dificultad muy grande, por no decir
una imposibilidad, de pensar el conflicto. Cuando éste aparece, ¿qué
hacen los medios? En primer lugar, borrarlo. ¿Dónde encontramos información
sobre los conflictos sindicales? No me refiero a alguna noticia sobre
la huelga docente —tratada siempre como el problema de los alumnos que
pierden días de clase. por otra parte— o de los trabajadores de una
fábrica: sino a una información sistemática sobre los cientos y cientos
de conflictos sindicales, movilizaciones piqueteras, etcétera, que se
producen en todo el país. En ningún diario.
Ahur;! D.en. s. i.'i conflicto se desborda, crece, se profundiza, la
operación que oorracki es ineficaz. El grupo Clarín tuvo que mandar,
al fin, a sus periodistas a las Asambleas Populares o a la Interbarrial.
Cuando el hecho es visible, entonces la prensa burguesa sale a cubrirlo
len todos los sentidos del término. Para ello asumen distintas estrategas:
una de ellas es naturalizarlo. El conflicto se presenta como desastre
natural, como catástrofe. Por lo tanto, sus causas no derivan de la
historia sino de la naturaleza misma de las cosas. Y frente a sus consecuencias
sólo nos queda el socorro o la plegaria. En la misma tapa del diario
conviven el terremoto de un lado y la crisis de la Bolsa del otro, como
si fueran episodios análogos.
Otra estrategia es desviarlo: en vez de tomar el conflicto principal,
el medio toma un conflicto secundario y lo potencia. Como señala Roland
Barthes en su libro .Mitologías10, una de las figuras de la prensa burguesa
es la"vacuna", Barthes sostiene que los medios masivos, en lugar de
denunciar el conflicto principal, sobreabundan con los conflictos absolutamente
secundarios: como no pueden tratar la crisis capitalista, entonces "denuncian"
la corrupción: como no pueden confrontar con el proceso de concentración
económica —los medios han sido quienes mas se han beneficiado de ese
proceso—, salpican aquí y allí con algunas "fuertes" notas sobre las
desprolijidades de la privatización de Aerolíneas. Ahora bien. el problema se plantea cuando el conflicto adquiere tales
proporciones que ya es imposible silenciarlo, naturalizarlo o desviarlo.
Por ejemplo, la rebelión del 19 y 20 de diciembre de 2001. Los medios
se vieron frente a una situación que no podían metabolizar, que no podían
procesar. Por eso la sensación de vacío en las notas o las editoriales
de los domingos, esa crispada desesperación de "no sabemos cómo puede
terminar todo esto", esa apelación a la voluntad divina que vendrá a
orientarnos... Se les acabaron muchos de los recursos que tuvieron.
No se si ustedes antes o después del 19 siguieron al grupo Clarín: antes,
el 19, en las primeras planas o en alguno de los bloques informativos,
Clarín desarrolló algo así como un género periodístico nuevo: los "instructivos".
Le recomendaban a la gente un procedimiento para sacar la plata del
corralito. para habilitar una cuenta o lo que fuera. En Radio Mitre,
Marcelo Bonelli atendía llamados de los oyentes que le preguntaban qué
podían hacer. Eran todos instructivos. Claro que después del 19 y 20
siguieron un tiempo mas. hasta que fue obvio que no sabían qué decirle
a la gente. Entonces se acabaron los instructivos, cuya función era,
en verdad, plantear la posibilidad de encontrar una salida. Algo así
como decir "si seguís estos pasos, podes encontrar un agujero para sacar
la plata del corralito". Lo mismo podemos ver en Pagina/ 12: uno de
los primeros editoriales que escribe Horacio Verbitsky a la semana del
conflicto lleva como título "Parar la olla", título ambiguo que alude
tanto a la necesidad de comer como a la recomendación de que se pare
con los cacerolazos.
Lii i.';tii;l)io. para ía izquierda pensar el conflicto es mucho mas
sencillo. y por una razón muy simple: la prensa de izquierda se constituye
como tal desde una leona que puede pensar el conflicto: una teoría que
piensa la lucha de clases no tiene demasiado obstáculo para analizar
los conflictos. Obviamente. es difícil entenderlos si lo que se relata
acerca del 19 y 20 es que fue un estallido de vecinos manifestantes.
Pagina/12 menciona a una mujer con un nenito que corre por una avenida:
¿.cual es el conflicto ahí? La izquierda no construye desde esa perspectiva,
no habla ni de manifestantes ni de vecinos. Hay diferencias entre si:
hablan de masas, de trabajadores, de jubilados... pero esta mejor preparada
para reflexionar sobre el conflicto. Es mas. podríamos afirmar que las
prensas de izquierda, en general, no fueron sorprendidas por el conflicto,
y que eso les permitió publicar a los pocos días, o el mismo 20. no
solo crónicas con las particularidades que mencionamos antes sino editoriales
acerca del fenómeno.
v Para terminar este comentario, voy a agregar algunas reflexiones más
acerca de como la prensa de izquierda se posicionó frente al conflicto.
Hay muchas categorías para examinar esta relación, pero planteo una
que me parece más, digamos, productiva. Se trata de proyectar sobre
la prensa de izquierda —y también, sobre la alternativa— la tensión
entre la continuidad y la ruptura. Hay una tendencia en la prensa de
izquierda a pensar que las jornadas del 19 y el 20 no implicaron un
quiebre, una ruptura con lo anterior, sino una continuidad. Lo cual
no quiere decir que no se hable de una nueva etapa; esta expresión está
pero se insiste centralmente en la continuidad.
El periódico Hoy, del PCR. nos ofrece un ejemplo de las diferentes continuidades
que se manifiestan. El 26 de diciembre titula "Argentinazo", con una
volanta que dice: "El pueblo hizo tronar el escarmiento". No hace falta
decir que esta citando más directamente a Menem, pero también a Perón.
Y abre su crónica diciendo: "Una gigantesca pueblada nacional, un nuevo
17 de octubre". Aparece lo nuevo, pero también aparece la tradición.
Otro ejemplo es el de Prensa Obrera, del PO. El 20 de diciembre titula
"El pueblo dice basta" y en la bajada se lee la consigna: "Fuera De
La Rúa -Cavallo. Asamblea Constituyente, Asambleas Populares". La crónica
señala que durante el miércoles 19 se desarrolló en la Argentina una
auténtica rebelión popular, "una rebelión que es el producto directo
de toda la incapacidad del régimen dominante, la consecuencia de un
largo proceso de crisis política y de descomposición económica". Luego
señala que la rebelión ha sido engendrada por un proceso histórico que
remite al santiagueñazo y al cutralcazo. Dejemos de lado ahora las diferencias, que son de orientación partidaria:
uno de los periódicos remite al 17 de octubre; el otro al proceso histórico
de la desintegración del capitalismo. Ambas prensas están tratando de
establecer la continuidad que tuvieron estos hechos respecto de un proceso
anterior. Establecer una continuidad significa la posibilidad de pensar
el conflicto, porque si lo planteamos como una ruptura, como una etapa
absolutamente diferente de todas las anteriores, en algún punto estamos
impidiendo la reflexión. Es lo que asoma a veces en las Asambleas Populares,
en el Colectivo Situaciones y. también, en la prensa de Autodeterminación
y Libertad: Otras Palabras. Esta publicación piensa el conflicto del
19 y el 20 como ruptura: "estamos frente a desafíos apasionantes que
nos abren caminos inciertos; ya no hay esquemas, estamos en un camino
nuevo..." ¿,Que significa esto'? Si reflexionamos acerca del conflicto como continuidad.
entonces nos encontramos con categorías para poder pensarlo, para inscribirlo
en un proceso histórico más largo y articularlo con otras luchas: el
PCR dice el 17 de octubre: el PO dirá el Cutralcazo, pero ambos lo articulan
a una lucha anterior para después pensar la salida en la continuación
de esas luchas. Si, en cambio, pensamos el conflicto como ruptura absoluta,
ya no tenemos categorías: tendríamos que crear otras nuevas. El escenario
es tan novedoso que no sabemos que hacer... Es decir, si lo pensamos
como disrrupción. nos quedamos en el terreno de la incerteza, de la
especulación sin terreno a la que son tan afectos muchos agrupamientos
para excusarse de intervenir o para hacerlo sin dirección ni programa. El tema esta sujeto a discusión, claro. Pero, ya que nuestro tema fue
la prensa de izquierda y el conflicto, ¿para qué empeñarse en buscar
otras palabras cuando existe una larga tradición teórica y de lucha
obrera que nos ha provisto de un arsenal de conceptos y prácticas para
pensar y actuar sobre el conflicto? A mediados de los ochenta, en lo
que se denominó la "apertura democrática", la prensa de izquierda era
recusada por estar fuera de moda. Sus palabras, se decía, son viejas,
arcaicas, clisé. El discurso de izquierda debía, entonces, aggiornarse.
Es claro: se contrabandeaba una crítica política como crítica de estilo.
Pero han pasado dos décadas y, frente a la rebelión del 19 y el 20 de
diciembre que todavía sigue abierta, en las calles vuelven las mismas
palabras para denunciar la misma barbarie capitalista.
Fuente: www.prensadefrente.org
VOLVER A CUADERNOS DEL PENSAMIENTO

|