
Por Marcos Roitman Rosenmann*
Barataria | La Fogata
1.-
de los años setenta al fin de la guerra fría.
Los años setenta del siglo XX marcan un punto de no retorno en la reconstrucción
del orden capitalista. Su desarrollo no puede ser integrador. La exclusión
social, económica y política es parte de su estructura. Las batallas
de los trabajadores abriendo espacios democráticos y conquistando derechos
laborales y civiles se truncan y sufren un proceso de involución que
continua abierto. Sólo por razones ideológicas en tiempos de la guerra
fría, en el mundo occidental, se realizan concesiones a fin de contrarrestar
la influencia de los partidos obreros y la fuerza del socialismo y el
comunismo en lo político y social.
Al concluir la segunda guerra mundial, el enemigo para la nueva civilización
judía, apostólica, romana y católica dejo de ser el nazi-fascismo. El
peligro real, vuelve a ser el socialismo, la revolución proletaria y
los partidos de izquierda. Si por un breve período en la historia del
capitalismo, la lucha contra el holocausto, suscita la unión de voluntades,
ese espejismo se desvanece, tras el juicio de Nuremberg. En el siglo
XXI la recuperación de las prácticas económicas del Reich, la economía
de mercado, permite su renacer sin necesidad de la esvástica. La economía
de mercado se impone con su ideología de la globalización destruyendo
la quimera del capitalismo como un sistema de integración social, pleno
empleo y redistribución de la riqueza. Asimismo se evapora en el aire
la ideología socialdemócrata que la sustenta.
Si la lucha contra el nazi-fascismo
es un instante de sensatez, el triunfo sobre las fuerzas del Eje desata
la locura en el orbe capitalista. La presentación ideológica del nazi-fascismo
como una degeneración de modernidad y no como parte integral de su desarrollo
es el máximo exponente de esta corrupción de la historia.[2] Una interpretación
ad-hoc unirá fascismo, socialismo, nazismo y comunismo. Tardará décadas
en acoplarse; pero se consigue gracias a los millones de dólares invertidos
y los muchos ideólogos dedicados a imponerla. Violencia, muerte, y campos
de concentración se asocian a la disidencia, los Gulag, la revolución
bolchevique y los comunistas. Se trata de dar vida a una explicación
del socialismo fundada en la destrucción de la persona, la inteligencia,
la iniciativa privada y creadora de la vitalidad humana. La Unión Soviética
y desde 1949 China son junto a sus llamados "satélites", los enemigos
de las libertades y del mundo occidental. Mundo que pasa a representar
los valores de la cultura y civilización cristiana frente al comunismo
ateo, icono de la muerte.[3]
Este relato construye un capitalismo sin explotación ni desigualdad
cuyo éxito se debe al buen hacer del mercado y del acceso de los trabajadores
al consumo de bienes. Quien sintetiza esta postura es W.W. Rostow, asesor
de Kennedy y redactor por petición del departamento de Estado y del
presidente de la obra básica de la ideología del desarrollismo: Las
etapas del crecimientos Económico, un Manifiesto no Comunista. "Y de
esta forma Marx -y Engels- terminó teniendo una idea algo desilusionada
del obrero industrial con el que contaba para hacer realidad su dialéctica:
el trabajador se conformaba con un poco de progreso bastante estable;
tenía la sensación de que las cosas estaban mejorando para él y para
sus hijos y de que en general, estaba recibiendo una parte justa de
lo que producía la sociedad en su conjunto; estaba dispuesto a luchar
por lo que él deseaba dentro de las reglas de la democracia política,
en un sistema de propiedad privada; tendía a identificarse con su sociedad
nacional más que con el mundo abstracto de obreros industriales supuestamente
oprimidos de todos los lugares; estaba dispuesto, a pesar de los conflictos
y de la falta de equidad, a vivir con sus semejantes, los hombres, en
lugar de conspirar para asesinarlos. Y es ahí donde comienza la historia
de Lenin y del comunismo moderno". [4]
A pesar de esta visión maniquea, las clases sociales explotadas del
mundo occidental ven en el socialismo y el comunismo, una respuesta
a sus problemas y luchan por superar las estructuras de explotación
capitalista. En este contexto, la revolución anti-colonial en Asia,
África y América latina toma cuerpo en movimientos de liberación nacional
durante las décadas cincuenta y sesenta del siglo XX.
El capitalismo emprende su cruzada. La guerra de Vietnam y el mayo francés
en 1968 son puntos de inflexión. Hay un cambio en los análisis realizados
por la derecha y la izquierda sucumbe ante la socialdemocracia que arremete
con fuerza en Europa occidental buscando la domesticación política de
los artidos comunistas cuando no su desarticulación.[5] Tampoco la izquierda
radical supo enfrentar el debate y se vio sumida en una fuerte crisis
de identidad. Por otro lado, los partidos comunistas con influencia
teórica y política el francés, italiano y mas tarde el español tras
la muerte de Franco, prefieren las mieles del poder institucional y
disfrutar de sus regalías, antes que aplicarse a la lucha anticapitalista,
ello acaba por disolver su identidad.
Mientras tanto, en América Latina la izquierda sufre suertes contradictorias.
Brasil inaugura la época de las dictaduras de la seguridad nacional
en 1964. Su izquierda es llevada a la clandestinidad, la muerte y el
exilio. México, país que nunca sufrirá una dictadura desde su revolución
en 1910, ve como la matanza en la rebautizada plaza de Las Tres Culturas
en octubre de 1968 cuestiona la institucionalidad de la revolución.
Ese mismo año dos acontecimientos, uno en Perú y otro en Panamá, transforman
la historia de las intervenciones militares en la región. Por primera
vez unas fuerzas armadas intervienen para derrocar gobiernos oligárquicos
y buscan apoyos en la izquierda acosada y clandestina. Omar Torrijos
y Velasco Alvarado serán sus representantes. En 1970, Salvador Allende
gana en Chile las elecciones presidenciales y una coalición de partidos
políticos marxistas, junto a cristianos y laicos podrán gobernar el
país, hasta el golpe de Estado de septiembre de 1973. Es la experiencia
de democracia radical mas importante vivida en la región en la primer
lustro de los años setenta.[6] Posteriormente el Cono Sur sufre el embate
de las tiranías. Argentina, Uruguay, Brasil, Chile, Bolivia y Paraguay.
Muerte, represión y exilio. La operación Cóndor de lucha anti-comunista
expresa la unidad de las tiranías.[7]
En países donde la izquierda política es legal o semi-clandestina y
tiene una presencia limitada en esferas universitarias e intelectuales,
es reprimida cuando traspasa las cotas de lo tolerable y se adentra
en la acción directa, en el trabajo sindical y de organización obrera.
Si su presencia se hace notar es atacada sin contemplaciones hasta la
desaparición de sus militantes. La guerra sucia, forma parte de esta
política desarticuladora de la izquierda política en la región. Nombres
como Carlos Andrés Pérez, José Figueres, Luis Echeverría, Frondizzi,
Pacheco Areco, Bordaberry, Siles Suazo, Balaguer, Jorge Alesandri, Belaúnde
Terry, Arnulfo Arias, Lleras Restrepo, López Michelsen, incluido Óscar
Arias de Costa Rica, Velasco Ibarra todos presidentes electos y constitucionales
consintieron la tortura a militantes de izquierda y practicaron la guerra
sucia anti-comunista en sus respectivos países. Costa Rica y Venezuela
viven la farsa. Colombia un estado de sitio permanente hasta fines del
siglo XX. En República Dominicana Balaguer domina a sus anchas. La represión
constante y el exilio es la norma. En Centroamérica las tiranías son
hegemónicas y las guardias nacionales y los ejércitos reprimen todo
movimiento democrático. La izquierda esta fuera de la ley y su lucha
es clandestina . La revolución sandinista rompe esta dinámica a fines
de los años setenta. En Paraguay el General Stroessner controla el país
desde 1954 y la represión sobre la izquierda política perdurara mas
de hasta bien entrados los años ochenta del siglo XX. En Ecuador la
lucha anticomunista de Velasco Ibarra, se mezcla con dictaduras militares.
La izquierda casi siempre en la clandestinidad tiene poco desarrollo,
La elección del presidente Roldós en 1979 abre la esperanza; pero su
muerte en accidente de aviación en extrañas circunstancias en 1981 hace
retroceder la izquierda a los tiempos del oscurantismo anti-comunista.
Esa es la tónica general en la mayoría de los países de América latina.[8]
Para los intelectuales orgánicos
de los partidos comunistas de los países occidentales la revolución
y la toma del poder político había dejado de ser un objetivo. Los problemas
la izquierda europea tienen otros horizontes: el eurocomunismo, la alianza
con la socialdemocracia, el apoyo a la disidencia en los países del
Este y el distanciamiento con los movimientos de liberación nacional
en los países del tercer mundo. Una reconversión de fondo y forma. Se
reformula la teoría del partido, la militancia y la acción política,
y se cuestiona la perspectiva del mundo construido bajo las estructuras
de explotación. Así, la lucha anti-imperialista y las banderas de la
liberación nacional se abandonan por un lenguaje menos comprometido.
Lentamente se produce un acercamiento en los países occidentales del
mundo libre. Sus partidos políticos institucionales, realizan un nuevo
pacto de Estado.[9] Derecha, izquierda y socialdemocracia configuran
un partido transversal cuyo principio supone la aceptación de la economía
de mercado sobre el fundamento de los valores de un sistema asentado
en un Estado liberal y social de derecho. La izquierda anti-pacto queda
fuera pasando a ser denominada izquierda extra-parlamentaria. Los partidos
comunistas se institucionalizan, pierden sus principios y su ética.
Es la izquierda domesticada, y el fin de la lucha anti-imperialista
y anticapitalista. Ese fue el camino seguido en Europa occidental y
confluye con el emprendido años mas tarde en América latina. Jorge Castañeda
con su Utopía desarmada representa esta concepción ideológica[10]. Reivindica
una articulación al orden político por la vía de la creación de una
socialdemocracia al estilo europeo con la desarticulación de la izquierda
política transformadora y anticapitalista en América latina. Construir
gobernabilidad apoyada en fuerzas políticas proclives a las nuevas formas
de acumulación de capital dependientes de la división internacional
del trabajo, los mercados y la producción y del proceso de las formas
de explotación y colonialismo global.
Así, los países de América latina entraron en una dinámica de involución
política. Se pierden espacios de participación ciudadana y derechos
sociales adquiridos en dos siglos de luchas sindicales y políticas.
Los golpes de estados ya no buscan reconstruir el poder tradicional,
fundan un nuevo orden. Las fuerzas armadas se enfrentan ideológicamente
a los partidos políticos de la derecha tradicional y crean las bases
para un sistema donde todo debe ser nuevo. La izquierda política es
desarticulada. En los años ochenta América latina se ve inmersa en la
marea de la contrarrevolución. Un lenguaje ad-hoc allana la transición
de un capitalismo keynesiano a una economía de mercado. Conceptos como
gobernabilidad, flexibilidad laboral, racionalidad y eficiencia, corrupción
pública, recursos humanos, liberalización, privatización, descentralización,
fondos privados de pensiones, falsa sustitución de importaciones, reconversión
industrial, desregulación, crisis del Estado, de la izquierda, de las
ideologías, de la historia, del comunismo o del socialismo se tornan
comunes en el vocabulario de los políticos y los medios de comunicación.
Un conjunto de categorías y planteamientos teóricos emergen a medida
que el poder los necesita para cubrir su agenda. La nueva derecha se
apropia de la realidad en un contexto donde la lucha anti-imperialista
y la revolución disminuye sus adeptos tras años de propaganda anti-comunista
y la caída del muro de Berlín. Poco queda de la visión romántica de
los años sesenta de la izquierda revolucionaria, el Che Guevara, la
guerrilla, crear un, dos, tres Vietman y el mayo francés.
Los procesos políticos de hondo calado como la Revolución Sandinista
en Nicaragua sufren el desgaste de una "novedosa" estrategia lanzada
por los Estados Unidos: las guerras de baja intensidad.[11] Nicaragua
se transforma en un campo de batalla ideológico-político donde la nueva
derecha, con Reagan en el poder, plantea la total destrucción de la
izquierda emergente en Centroamérica y de los movimientos populares.
Su experiencia debe ser aniquilada, de lo contrario se propagaría por
el mundo desestabilizando el equilibrio entre bloques. La izquierda
podría retomar fuerzas y cambiar la correlación de fuerzas. El desembarco
en la Isla de Granada por los Marines de los Estados Unidos fue el comienzo
de la acción de guerra que continúa con la invasión de Panamá en diciembre
de 1989 y no termina hasta la total desestabilización del gobierno Sandinista
de Nicaragua, la financiación del ejercito Contra y el apoyo a la oposición
en las elecciones de 1991, bajo la egida de Violeta Chamorro.[12] Todo
un proceso desestabilizador estuvo destinado a evitar el renacimiento
de una izquierda política en América latina con nuevos valores y perspectivas
en las formas organizativas. Desde 1979 hasta 1991 con la derrota electoral
de los sandinistas , los Estados Unidos financian la contrarrevolución.
Su éxito, por méritos propios y ajenos significa un duro golpe a la
izquierda latinoamericana. Es la última experiencia por la vía armada
que se dará en la región durante la guerra fría. [13]
2.- Los años ochenta y noventa: la panacea del neoliberalismo y la izquierda
anti-globalización.
La refundación del orden neo-oligárquico se realiza desarticulando a
la izquierda política y social, ademas de ejercer una fuerte represión
sobre la sociedad civil. El cierre de espacios para la acción reivindicativa
y la clausura de los derechos civiles evidenció una nueva etapa del
capitalismo en América latina. Los cambios sociales transforman el quehacer
de los partidos y las organizaciones en el ámbito de lo político.
Los años ochenta son claves para entender el nacimiento de formas de
protesta social que acompañan una redefinición estratégica de la izquierda
latinoamericana. Por una parte el discurso neoliberal se afianza y proyecta
una imagen sobre la cual se solicitan esfuerzos comunes. La mayoría
de los países son gobernados por coaliciones o por partidos políticos
cuyos fundamentos no difieren en sus líneas estratégicas. Desde México
hasta Chile, existe un denominador común: la economía de mercado, la
reconversión industrial, la privatización e inserción al llamado proceso
de globalización. Acuerdos y tratados de libre comercio, apertura comercial
y financiera, fin de los aranceles y flexibilidad en el mercado laboral,
acompañan la reforma del Estado. Un conjunto de medidas, se dirá, para
salir del subdesarrollo. Una panacea donde se promete un mundo feliz.
La euforia se apodera de las élites económicas y políticas en el poder,
borrachas de su victoria sobre "el comunismo".[14] Mientras tanto, la
izquierda sufre "depresión" y crisis de identidad. Solo resiste. La
capacidad de enfrentamiento al neoliberalismo no se acompaña de proyectos
ni programas. Las alternativas se congelan y la izquierda política entra
en periodo de pesimismo acompañado de una crítica auto-destructiva y
fuera de lugar. Otro acontecimiento favorece el discurso neoliberal.
Las fuerzas armadas retornan a sus cuarteles y dejan el poder formal,
la modernización neoliberal viene de la mano de gobiernos cuya legitimidad
en las urnas le confiere un grado mayor de credibilidad política. Se
acercan países que en los setenta no podían ser comparados. Chile, México,
Argentina, Brasil, Perú, Bolivia o Costa Rica.[15] Desde Alwyn y De
la Madrid hasta Alan García y Sánchez de Lozada, Collor de Mello y Óscar
Arias gozan del reconocimiento institucional para emprender las reformas.
Ya nadie puede dudar de los beneficios de una economía de mercado que
se construye sobre la libertad política y la democracia representativa.[16]
Sin embargo, la resistencia en los años setenta y ochenta a las reformas
neoliberales dan como resultado la emergencia de movimientos sociales
con nuevas señas de identidad. Son la contrapartida a una izquierda
expulsada de los espacios públicos, declarada ilegal y muy mermada.
Durante este período cobran un protagonismo nunca visto en América latina.
Los movimientos pro-derechos humanos, las madres de la plaza de Mayo,
de género, culturales, étnicos y ecológicos. Brasil con el movimiento
contra la Carestía de la vida, la reposición salarial y la amnistía
son el primer antecedente. Lula su dirigente desde 1975.
El cambio se ha producido. Las transformaciones en las estructuras sociales
y de poder afectan a la clase dominante, cuyas élites construyen formas
de dominio y explotación desplazando a la burguesía desarrollista y
sus sectores nacionalistas. Se desarticulan las relaciones socio-laborales,
industriales y de negociación colectiva y se produce un ataque concéntrico
al movimiento obrero tradicional. Los sindicatos se ven afectados y
con ello los partidos de la izquierda tradicional. Los movimientos sociales
asumen un mayor rol frente a los partidos de la izquierda preocupados
por mantener viva su militancia. Ello creo un espejismo: la sustitución
de los movimientos sociales por los partidos políticos, abriendose un
falso debate que enfrenta a movimientos sociales versus partidos políticos.
Muchos ven en los movimientos sociales una propuesta alternativa para
la creación de una nueva izquierda. Se olvida que hay movimientos sociales
de derecha y reaccionarios y que en los populares se reproducen los
mismos problemas que en cualquier organización. Los comportamientos
autoritarios, corruptos o sectarios no son privativos de los partidos
políticos. La mitificación confunde sus reivindicaciones con la constitución
de un proyecto político al poder y el orden neo-oligárquico.
La ilusión neoliberal tiene su máximo exponente con el Merco-Sur y el
Tratado de Libre Comercio entre Estados Unidos México y Canada. Todos
quieren participar de la fiesta. Pero con ellos aparecen los primeros
síntomas de agotamiento y de promesas incumplidas. Venezuela abre el
descontento. El 28 de febrero de 1989 Carlos Andrés Pérez, en su segundo
mandato, impulsa las reformas y las políticas de ajuste acordadas con
el Fondo Monetario y el Banco Mundial, provocando el descontento. El
estallido social conocido como el Caracazo, se produce en todo el país
y deja mas de 1.500 muertos por represión del ejercito en los barrios
populares. Es el comienzo del fin. Luego en todo América latina se amplia
el malestar. El neoliberalismo no cumple y el resultado es contrario
a lo esperado. La crisis en Argentina en 2001 con el gobierno De la
Rua es el máximo del fracaso neoliberal. Sin embargo deja en evidencia
una izquierda sin rumbo y sin propuesta alternativa.
Las tiranías de los años ochenta han mutado en gobiernos civiles. Con
los militares en los cuarteles y la izquierda sin alternativa, las protestas
son convulsas, aunque anuncian nuevos rumbos. Una excepción lo constituye
Brasil. Desde el golpe de Estado de 1964 la izquierda política y social
seguirá un camino diferente. La lucha sindical y la emergencia de movimientos
sociales contra la carestía de la vida y la amnistía entre los años
1973 y 1974 durante los mandatos de Garrastazú Médici y de Ernesto Geisel
producen un resurgir de las luchas sociales después de los primeros
años de fuerte represión: Castelo Branco (1964-1966) y Costa e Silva(1967-1969).
Las huelgas en plena tiranía potencian la figura de Lula. Será durante
el último gobierno militar de Joao Batista Figueiredo (1979-1985) cuando
se consolide la propuesta de crear un Partido de los Trabajadores. La
carta de principios del 1 de mayo de 1979 es clara: "La idea de formación
de un partido exclusivo de los trabajadores es tan antigua como la propia
clase trabajadora. En una sociedad como la nuestra, basada en la explotación
y en la desigualdad entre las clases, los explotados y oprimidos tienen
la necesidad permanente de mantenerse organizados por separados, para
que resulte posible ofrecer resistencia a la desenfrenada sed de opresión
y de privilegios de las clases dominantes". Y concluye "el PT no pretende
crear un organismo político cualquiera. El partido de los trabajadores
se define programáticamente como un partido que tiene como objetivo
terminar con la relación de explotación del hombre por el hombre. El
PT se define también como un partido de masas populares...El PT afirma
su compromiso con la democracia plena ejercida directamente por las
masas, pues no hay socialismo sin democracia, ni democracia sin socialismo".
Estas señas de identidad quedan patentes en su manifiesto del 10 de
marzo de 1980: "Los trabajadores quieren organizarse como fuerza autónoma.
El PT pretende ser la expresión política real de todos los explotados
por el sistema capitalista. Somos un partido de los Trabajadores, no
un partido para ilusionar a los trabajadores. Queremos la política como
actividad propia de las masas que desean participar legal y legítimamente.
El PT quiere actuar no sólo en los momentos de las contiendas electorales,
sino principalmente en la práctica cotidiana de todos los trabajadores,
pues únicamente así sera posible construir una nueva forma de democracia,
arraigada en las organizaciones de base de la sociedad, y cuyas decisiones
sean tomadas por la mayoría".[17] En Brasil, salvo el Partido comunista
que se divide y mantiene su división en la actualidad, La izquierda
política confluye desde la dispersión en una organización con dirección
única. Pero la experiencia se muestra irrepetible.
Otra historia la representa el Frente Amplio en Uruguay, cuya fundación
en 1971 expresa una coalición de fuerzas políticas cuyos cambios y trasformaciones
han mantenido su estructura aunque han ido variando sus integrantes.
Su triunfo en 2004 debe leerse bajo la crisis institucional del Estado
uruguayo y el fuerte impulso para un cambio social identificado en una
coalición política con arraigo en el país donde participan desde la
izquierda tupamara hasta liberales y progresistas cuyo eje de unión
lo constituye su lucha contra la tiranía y en defensa de la democracia
y los derechos humanos. Por el contrario, el triunfo en 1998 Hugo Chávez
Frías en Venezuela en 1998 muestra el nacimiento de una propuesta articulada
sobre la crisis de legitimidad del orden político y sus instituciones,
entre ellos los partidos políticos tradicionales y de una izquierda
domesticada que en los años noventa no duda en ponerse al lado de AD
y COPEI. Teodoro Petkoff y su Movimiento por el Socialismo (MAS) es
el caso emblemático, ya que termina apoyando el golpismo contra el presidente
Chávez y el Sí revocatorio en el referéndum de agosto de 2004. Sin embargo,
el triunfo de Chávez se debe a la plataforma Movimiento Bolivariano
200, perseguida y semi clandestina en sus orígenes (1994) que lentamente
gana adeptos, decidiendo en su Asamblea de Valencia de 19 de abril de
1997 participar en las elecciones de 1998. Posteriormente, en el año
1999, durante el periodo de la Asamblea Constituyente se articula como
Movimiento V República. Desde 2001, se decide relanzan el MB200 por
medio de los círculos bolivarianos buscando trascender los partidos
que apoyan el gobierno.[18] Así, Venezuela muestra como una parte de
la izquierda se rezaga y se alía a la derecha. Algo similar ocurrirá
en Bolivia con el Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR) cuyo
dirigente Paz Zamora se coaliga con el dictador Hugo Banzer para ser
gobierno. Ello supone la desfiguración total de la izquierda política.
El último decenio del siglo XX deja un mapa político en América latina
sin tiranías. Haití se suma con la caída de Duvalier y el triunfo de
Aristide.[19] Centroamérica entra en el llamado proceso de Paz y su
izquierda, alzada en armas, redefine su estrategia en parámetros institucionales.
En todo el continente se vive un período de reinserción y acomodo en
condiciones de subordinación. La izquierda a pesar de jugar un papel
determinante en los procesos democráticos retrocede y asume la Aauto-crítica@
proveniente de la nueva derecha y el neoconservadurismo quienes fijan
el debate y la agenda. La globalización, la modernización y la gobernabilidad,
junto a la economía de mercado y las reformas básicas en el ámbito del
Estado son puntos innegociables. La izquierda conversa acepta.
Un caso atípico es Colombia donde una izquierda perseguida y en condiciones
de fuerte represión no ha sufrido todavía un deterior tan grande. Además
cuenta con una arraigada guerrilla que lleva mas de treinta años de
lucha. La violencia se expresa en forma pre-política y el poder sigue
la lógica de liberales y conservadores por mas de dos siglos. El asesinato
de dirigentes sindicales y políticos de la izquierda impide cualquier
trabajo en el medio y largo plazo en un país donde las fuerzas armadas
controlan el proceso real de toma de decisiones y los grupos para-militares
son un ejercito eficiente para eliminar la izquierda política y social.
En este paisaje sucinto, la izquierda sobrevive dentro de una política
de aniquilamiento total.
Mientras la izquierda en Colombia sufre las condiciones de un estado
de guerra permanente, el neoliberalismo se implanta al igual que en
otros países. Sin embargo, el gran espejo donde todos miran su futuro
es México. El tratado de Libre Comercio con Estados Unidos y Canada
es un referente. El Gobierno de Salinas de Gortari presagia un siglo
sin convulsiones y el fin de las miserias. En medio del discurso triunfalista
y casi al fin de su mandato, el 1 de enero de 1994, la insurrección
del Ejercito Zapatista de Liberación Nacional viene a contradecir la
lógica neoliberal. Su irrupción en el escenario político trastoca el
devenir de la izquierda en México y en América latina.[20] El EZLN se
configura en un referente contra el neoliberalismo y en defensa de la
humanidad. Su propuesta y su convocatoria cobra vigor en un contexto
donde el lenguaje, la alternativa y los contenidos suponen un cambio
radical en la manera de actuar y de pensar. Nace una concepción diferente
de la revolución, el poder, la acción política, la lucha armada, los
partidos, la relación sociedad civil y organización política. La rebeldía
se organiza y se convoca a participar en la construcción de una nueva
sociedad donde quepan todos y la democracia sea un mandar obedeciendo.
Desde hace once años el EZLN es el corazón de la izquierda latinoamericana
y un referente teórico para el debate.
De allí los intentos de silenciar su propuesta. Para la izquierda institucionalizada
se convierte en un problema. Supone cuestionarla y al mismo tiempo poner
en evidencia sus métodos y sus articulaciones con el poder. No debe
extrañar que su relación sea difícil con el Partido de la Revolución
Democrática (P.R.D) quien pretende arrogarse la representación de la
izquierda mexicana.
En cada país latinoamericano una parte importante de la viaje militancia
de izquierda emprende un viaje sin retorno abandonando principios y
valores. El anti-imperialismo y anti-capitalismo dejan de ser señas
de identidad. La transformación supone momentos críticos donde la izquierda
social y política dejan de confluir. Perú ve como Izquierda Unida pasa
de ser una alternativa de poder con Henry Pease a convertirse en una
caricatura de si misma facilitando el triunfo de Fujimori, hoy va a
la saga de Toledo. En Chile, el Partido Socialista reúne en su interior
los restos de partidos de la Unidad Popular menos el partido Comunista
crítico a la convergencia y su política de acuerdos con la derecha para
salvaguardar el proceso de transición.[21]
En este breve recorrido por los principales acontecimientos que han
marcado la historia de América latina en el último tercio del siglo
XX y principios del siglo XXI, nos encontramos con la muerte de la izquierda
política tradicional y la emergencia de una nueva izquierda que busca
su lugar con nuevos actores y sujetos sociales. Bolivia y el MAS o las
reivindicaciones de autonomía de los pueblos indios son parte de esta
configuración. Con sus diferencias y sus peculiaridades la izquierda
latinoamericana se recompone en los extramuros. Aparece como anti-sistémica.[22]
Sus referentes son las grandes mayorías excluidas y explotadas. Los
marginados del campo y la ciudad. Sus luchas y reivindicaciones se articulan
al interior de sociedades fuertemente excluyentes y represivas. Sus
actuaciones se muestran en todos los espacios macro y micro estructurales
y responden a la defensa de lo nacional popular y lo nacional- estatal.
Por ello se oponen a la desnacionalización y la venta de las riquezas
básicas a manos de empresas extranjeras. Hoy la izquierda latinoamericana
recupera su identidad sobre un anti-imperialismo nacionalista afincado
en la lucha por la liberación nacional, el socialismo y la democracia.[23]
[1] Artículo especial para el N1 2 de la Revista BARATARIA. La Paz Bolivia.
Marcos Roitman es doctor en Sociología. Profesor Titular de Estructura
social de América latina, Universidad Complutense de Madrid.
[2] Véase Bauman, Zygmunt: Modernidad y holocausto. Sequitur, Madrid,
1997.
[3] Véase STONOR , Frances: La CIA y la guerra fría cultural. DEBATE.
Madrid 2002.
[4] ROSTOW, W. W. : Las etapas del crecimiento económico. Un manifiesto
no comunista. Ministerio de Trabajo y Seguridad Social, Madrid 1993.
pp 220 y 221
[5] Véase: WILLIAMS, Felicity: La internacional Socialista y América
latina. Una Visión Crítica. Universidad Autónoma Metropolitana Azcapotzalco,
México, 1984.
[6]Para todo este período consulte la obra colectiva: América latina
Historia de Medio Siglo: GONZÁLEZ CASANOVA, Pablo: Coordinador. Siglo
XXI, México. 1979. 2 vol.
[7] Para todo este período y la estrategia reseñada consultar la obra
de GARCES. Joan: Soberanos e intervenidos. estrategias globales. Americanos
y españoles. Siglo XXI, España, 2000.
[8] Véase: GONZÁLEZ CASANOVA, Pablo (Coordinador): Historia del movimiento
obrero latinoamericano. 4 Vol. Siglo XXI, México 1985..
[9] Véase: CARILLO, Santiago: Eurocomunismo y Estado. Crítica , Barcelona
1977
[10] Jorge Castañeda toma los argumentos de su utopía desarmada de quien
fuera director de Asuntos latinoamericanos y del caribe en el congreso
de Seguridad Nacional desde 1977 hasta 1981, Robert Pastor, quien publica
con anterioridad : EL remolino: política exterior de Estados Unidos
hacia américa latina y El Caribe. Publicado en castellano años mas tarde
en la Editorial Siglo XXI México 1995.
[11] Véase: BERMÚDEZ, Lidia: Guerra de baja intensidad. Reagan contra
Centroamérica. Siglo XXI, México 1987.
[12] Para comprender esta estrategia consultar los excelentes trabajos
de SELSER, Gregorio: El documento de Santa FE, Reagan y los Derechos
Humanos. ALPA CORRAL. México 1988.
[13] La mejor obra sobre la Revolución Sandinista , asi como sobre los
movimientos populares en Centroamérica son: VILAS, Carlos: Perfiles
de la Revolución Sandinista. Premio Casa de las Américas, 1984, La Habana
Cuba y CAMACHO, Daniel y MENJIVAR, Rafael: Movimientos populares en
Centroamérica. EDUCA, Costa Rica 1985. Puede verse también: CABEZAS,
Omar: La montaña es mas que una estepa verde. LA habana Cuba.
[14] Para una comprensión consultar la obra: EL Ladrillo: las bases
de la política económica del gobierno militar chileno. Prologo de Sergio
de Castro. Centro de Estudios Políticos. Santiago, 1992.
[15] Véase: VV.AA. El desafío Neoliberal. Editorial NORMA, México 1994.
[16] Para una visión crítica consultar la obra: GONZÁLEZ CASANOVA, Pablo
y ROITMAN ROSENMANN, Marcos (Coord): La democracia en América latina.
Actualidad y perspectivas. La Jornada UNAM, México 1994.
[17] HARNECKER, Marta: El sueño es posible. PT. MEPLA, La Habana, 1994.
[18] Hugo Chávez Frías. Un hombre un pueblo. Entrevista de Marta Harnecker.
Gakoa. Bilbao. 2002.
[19] Véase: PIERRE CHARLES, Gérard: Haití: pese a todo la utopía. Siglo
XXI, México, 1999.
[20] Para una compresión del sentido del EZLN pueden consultarse: EZLN:
documentos y comunicados 3 Vol. editorial ERA, México. La Guerra por
la palabra. Editorial Rizoma. México 2002. HERNÁNDEZ NAVARRO, Luis:
Chiapas: la guerra y la paz. ADN. Editorial. México 1995. MICHEL, Guillermo:
Votán Zapata. Rizoma. México 2001. Y en el N1 1 Revista Barataria: Almeyra,
Guillermo. AMéxico lo que se mueve tras la calma aparente@. Paginas
64-71 Bolivia..
[21] Véase: MOULIAN, Tomás: Chile Actual. Anatomía de un Mito. LOM.
Santiago 1977.
[22] Véase: ROITMAN ROSENMANN, Marcos: El pensamiento sistémico. Los
orígenes del socialconformismo. Siglo XXI, México 2003.
[23] Para la comprensión de la nueva alternativa y la izquierda véase
la obra fundamental de GONZÁLEZ CASANOVA, Pablo: Las nuevas ciencias
y las humanidades. de la academia a la política. Anthropos- UNAM. Barcelona.
2004.
La Yapa: Humor Negro
Por Eduardo Galeano
Chiste 1.
La gasolina con plomo agregado fue un inventito norteamericano. Allá
por los años 20, se impuso en Estados Unidos y en el mundo. Cuando el
Gobierno estadounidense la prohibió, en 1986, la gasolina con plomo
estaba matando adultos a un ritmo de 5.000 por año, según la agencia
oficial que se ocupa de la protección al ambiente. Además, según las
numerosas fuentes citadas por el periodista Jamie Kitman en su investigación
para la revista The Nation, el plomo había provocado daños en el sistema
nervioso y en el nivel mental de muchos millones de niños -nadie sabe
exactamente cuántos- durante más de 60 años.
Charles Kettering y Alfred Sloan, directivos de la General Motors, fueron
los principales promotores de este veneno. Los dos han pasado a la Historia
como benefactores de la medicina porque fundaron un gran hospital.
Chiste 2.
Ya los griegos y los romanos sabían que el plomo era enemigo de la sangre,
del suelo, del aire y del agua. Eso no tiene nada de nuevo. Sin embargo,
algunos países siguen agregando plomo a la gasolina. Y mi país, Uruguay,
llega más allá: castiga la buena conducta. La gasolina sin plomo cuesta
más cara. Quien contamina menos paga más.
Chiste 3.
Una empresa norteamericana de nombre Ethyl y una empresa inglesa de
nombre Octel venden fuera lo que está prohibido dentro. El aditivo de
plomo para la gasolina se exporta a los países que pueden ser intoxicados
impunemente: la mayor parte de Africa y algunos otros países del Sur
del planeta. Para ser un negocio en agonía, no está tan mal. El balance
de 1999 reveló que Ethyl tuvo una ganancia bruta de 190 millones de
dólares.
El problema de Jack el Destripador era que estaba mal asesorado. El
pobre Jack no tenía agentes de relaciones públicas que maquillaran su
imagen, ni expertos en publicidad que bendijeran sus actos. En cambio,
la empresa Ethyl, nacida del matrimonio de General Motors y Standard
Oil, dice en su propaganda que «el respeto por la gente» es el valor
más importante que guía sus acciones y que hace lo que hace desarrollando
«una cultura basada en la confianza mutua y el respeto mutuo». La empresa
Octel explica: «Octel continúa desempeñando un papel primordial en el
proceso universal de eliminación de los combustibles con plomo, a través
del suministro seguro y eficiente de plomo para combustibles, que seguirá
brindando a sus clientes mientras ellos lo requieran». Una obra maestra:
practicar el crimen es la mejor manera de colaborar en la lucha contra
el crimen.
Chiste 4.
Según el último informe del Banco Mundial, el 15% de la población del
planeta devora el 50% de toda la energía que el planeta consume. Los
automóviles tragan buena parte de esa mitad. En los países ricos, hay
580 vehículos por cada 1.000 habitantes; en los países pobres, hay 10.
Los países ricos han prohibido la gasolina con plomo, pero sus habitantes
de cuatro ruedas escupen otros venenos. De la vertiginosa motorización
de las calles proviene buena parte de los gases que recalientan el planeta,
enloquecen el clima y perforan el ozono. Los automóviles son cada vez
más numerosos y cada vez más grandes. Quizá los cuatro por cuatro que
todos los niños del mundo sueñan con tener se llaman así porque consumen
cuatro veces más combustible que los autos pequeños.
Hágase nuestra voluntad, así en la tierra como en el cielo: salvo los
bebés, todos tienen automóvil propio en el país que más energía traga
y más veneno escupe. El país más glotón, el país que más derrocha contiene
nada más que el 4% de la población mundial, emite nada menos que el
24% del dióxido de carbono que agrede la atmósfera y gasta dinerales
en la publicidad que lo absuelve.
Una organización modestamente llamada Fuerza de Tareas de los Líderes
Globales del Medio Ambiente del Mañana ha difundido un mapamundi ecológico,
publicado con el mayor de los despliegues en la revista Newsweek y en
otros medios, junto con un texto explicativo.
Los líderes globales demuestran que los países más ricos son los mejores
amigos de la naturaleza, los más ecofriendly, y los principales culpables
de las calamidades ecológicas del planeta son Bangladesh y Uganda.
Chiste 5.
El dióxido de carbono, ¿ataca la memoria? Habría que ver. En su campaña
presidencial, George W. Bush había prometido que iba a limitar las emisiones
de gases tóxicos. Olvidó su promesa apenas abrió la puerta de la Casa
Blanca. Dijo no al acuerdo internacional de Kioto y confirmó así, una
vez más, que los únicos discursos que merecen ser creídos son los discursos
no pronunciados.
Chiste 6.
El gobierno del planeta, ¿es un gobierno o un oleoducto? Las empresas
petroleras fueron las que más dinero aportaron a la campaña de Bush,
la más cara de la historia. El presidente había fundado la empresa petrolera
Arbusto Oil, que luego se llamó Bush Exploration y que fue finalmente
vendida a la Harken Oil & Gas. El vicepresidente, Dick Cheney, acumuló
su fortuna personal desde la empresa petrolera Halliburton. A la cabeza
de la Seguridad Nacional está Condoleezza Rice, que integró el directorio
de la empresa petrolera Chevron entre 1991 y el año 2000. Don Evans,
Secretario de Comercio, fue presidente de la empresa petrolera Tom Brown
Inc. y director de la empresa petrolera TMBR/Sharp Drilling. Kathleen
Cooper, que se ocupa del comercio en la Secretaría de Asuntos Económicos,
fue ejecutiva de la empresa petrolera Exxon. Thomas White, de la Secretaría
de Defensa, fue vicepresidente de la empresa petrolera Enron Corporation.
Chiste 7.
Podría llamarse Asociación para el Exterminio del Planeta y sus Alrededores.
Pero no: se llama Centro Mundial para el Medio Ambiente. Entre sus miembros
figuran British Petroleum, Occidental Petroleum, Exxon, Texaco, International
Paper, Weyerhaeuser, Novartis, Monsanto, BASF, Dow Chemical y Royal
Dutch Shell. Todos estos amigos de la naturaleza y de la especie humana,
que periódicamente se condecoran entre sí, anunciaron que la empresa
Shell recibirá la Medalla de Oro del Medio Ambiente correspondiente
al año 2001. Entre los muchos méritos de la empresa, cabe mencionar
sus esfuerzos por arrasar el delta del Níger y por lograr que la dictadura
de Nigeria enviara a la horca, en 1995, al escritor Ken Saro-Wiwa y
a otra gente molesta que andaba protestando.
Eduardo Galeano es escritor y periodista uruguayo, autor de
Las venas abiertas de América Latina y
Memorias del fuego, entre otros.
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