Los
códigos, el capitalismo, y otros temas
Gilles Deleuze
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GILLES
DELEUZE (1925-1995). Filósofo francés, nació y murió en París. Estudioso
de Kant e influido por Nietzsche, rechazaba el marxismo y las teorías
de Freud como «dos burocracias fundamentales». Defendía los «estados
vividos» como elemento revolucionario del deseo y del inconsciente
frente a los elementos básicos de codificación social, es decir,
el contrato, la ley y la institución. Publicó, entre otras obras,
La philosophie critique de Kant (1963), Spinoza et le problème de
l'expression (1968) y L'Anti-Oedipe (1972), esta última en colaboración
con Felix Guattari (1930-1992). Se suicidó en 1995.
DEL DICCIONARIO DE FILOSOFIA
HERDER: Filósofo francés contemporáneo cuyo pensamiento se inscribió
inicialmente en el movimiento estructuralista y en las llamadas
filosofías de la muerte del sujeto, aunque su pensamiento, creador
e iconoclasta, es inclasificable. De él dijo Michel Foucault que
era el único espíritu filosófico de Francia, y que el siglo XX sería
deleuziano. Estudió filosofía con F.Alquié, G. Canguilhem, M. Merleau-Ponty
y J. Hyppolite en la Sorbona. Ejerció como profesor de filosofía
en varias ciudades de provincias, y posteriormente simultaneó su
docencia en París y en Lyon.
Desde 1969 fue profesor de filosofía en la universidad París VIII
- Vincennes, hasta su jubilación en 1987, fecha en la que pasó a
ser profesor emérito. Una de sus últimas actividades fue la de colaborar
con la cadena de televisión ARTE narrando su visión del mundo a
partir del abecedario. Afectado por una grave insuficiencia respiratoria,
se suicidó el sábado 4 de noviembre de 1995 lanzándose por la ventana
de su apartamento de la avenida de Niel en París. Esta muerte trágica
se suma a la muerte de Foucault (que murió en 1984 víctima de SIDA),
al suicidio de Guy Debord y de Nikos Poulantzas y a la muerte de
Althusser (murió en 1990 ingresado en un psiquiátrico después de
haber asesinado a su mujer), y cierra un sombrío destino de la llamada
escuela de París de los años 60-80.
Según Deleuze, la tarea
de la filosofía actual es la de pensar las condiciones que hacen
posible la aparición de las nociones mismas de ser y de sujeto que
están en la base de la filosofía moderna, la cual, a su vez, surgió
por la necesidad de fundamentar el ser en el sujeto debido al fin
de las metafísicas del ser que se produjo al final de la Edad Media.
Esta investigación sobre la aparición de las características de
la modernidad entendidas a partir de la aparición de la noción de
sujeto, Deleuze la comparte con autores como Foucault, por ejemplo,
y la efectúa bajo la inspiración de Nietzsche (y, en parte, de Heidegger,
aunque Deleuze considera que el pensamiento heideggeriano sobre
la diferencia ontológica es un retroceso respecto de Nietzsche).
Se trata de mostrar que hay un fundamento anterior al ser y al sujeto,
y al ser como sujeto. Se trata, pues, de desconstruir (aunque esta
terminología no es deleuziana) la subjetividad y criticar la idea
según la cual el sujeto y su representación son el punto de partida
y el fundamento. Con ello aborda una nueva forma de pensar, en tanto
que se trata de pensar lo no-pensado y velado por la lógica de la
identidad.
Esta forma de pensar, que en Deleuze se desarrolla a partir del
estudio minucioso de grandes filósofos (su primera producción filosófica
son una serie de monografías sobre el materialismo de Lucrecio,
el panteísmo de Spinoza, el empirismo de Hume, el vitalismo de Bergson,
el pensamiento de Kant y el de Nietzsche), se desarrolla a partir
de la crítica de la línea de pensamiento que va desde Platón a Hegel
pasando por el cristianismo y Descartes, y que se ha basado en el
dualismo entre materia y espíritu. Contra este dualismo Deleuze
reivindica el proyecto nietzscheano de la inversión del platonismo,
y una concepción de lo real entendido como formado por una multiplicidad
de planos sin cabida para aquel dualismo ni para un pretendido privilegio
del sujeto como polo de referencia. Esta crítica del dualismo la
sustenta Deleuze en el vitalismo de Bergson (hasta el punto de que
puede considerarse a Deleuze como el desarrollador del bergsonismo),
y en el vitalismo de Nietzsche (que Deleuze contribuyó a su revitalización
como pensador, y fue uno de los grandes impulsores del renovado
interés por este pensador). El élan vital de Bergson, como el eterno
retorno nietzscheano aparecen como afirmaciones incondicionales
de la vida frente al pensamiento negativo de raíz platónica, cristiana
y que culmina en las nociones de alienación y dialéctica en Hegel.
En lugar de la negación de la negación, Deleuze, siguiendo la crítica
nietzscheana al hegelianismo, sustenta la afirmación de la afirmación.
Por ello la filosofía no puede limitarse a ser crítica, sino que
ha de ser creadora de valores nuevos, y efectuar aquella tarea de
pensar lo no pensado, así como pensar las bases de la aparición
del privilegio metafísico del ser entendido como identidad, y el
privilegio del sujeto. Si en la demolición del dualismo de raíz
platónica Deleuze se inspira en Nietzsche, la puesta en cuestión
del principio de identidad y del papel del sujeto se inspira en
sus estudios sobre el empirismo de Hume (que, a su vez, es uno de
los puntos de partida de la filosofía de Bergson).
Deleuze muestra que lo que aparece tras la subjetividad no es la
antigua noción de el ser, sino la diferencia; el ser como diferencia,
el ser como tiempo. El tema de la diferencia es el núcleo del pensamiento
de Deleuze, el cual considera que la noción imperante de subjetividad
y de identidad es la que ha imposibilitado el pensamiento de la
diferencia. La elaboración de un pensamiento de la diferencia, no
subordinado a la identidad, implica una relectura de la historia
de la filosofía ya que, según Deleuze, en filósofos tales como Lucrecio,
Spinoza, Leibniz, Hume, Kant, Nietzsche y Bergson ; en literatos
como Proust, Sacher-Masoch o Kafka; en determinados aspectos de
la noción psicológica de inconsciente y en pintores como Bacon,
se definen implícita o explícitamente aspectos clave del ámbito
de la pre-subjetividad (la duración bergsoniana, por ejemplo, que
es constitutiva del sujeto). De ahí la serie de estudios monográficos
que Deleuze elabora sobre los autores mencionados. Así, por ejemplo,
analiza la filosofía de Hume y con él se pregunta ¿cómo es posible
que a partir de lo dado pueda construirse el sujeto? Como Hume,
considera que son los hábitos quienes lo constituyen pero, entonces,
son éstos los que nos tienen a nosotros y no nosotros a ellos. En
lugar de una teoría de lo que hacemos debe elaborarse una teoría
de lo que nos hace. Como Bergson, afirmará que todo organismo es
un conjunto de contracciones, retenciones y esperas; un pliegue
de la materia-imagen, del tiempo-duración, pliegue que aparece como
diferencia.
La filosofía del ser y del sujeto basada en el ocultamiento de la
diferencia ha considerado dos tipos de diferencias: a) la diferencia
conceptual e intrínseca (según la cual x e y son diferentes cuando
no pueden definirse de la misma manera) y b) la diferencia no conceptual
o extrínseca (según la cual x y x' son diferentes por el hecho de
no ocupar el mismo espacio, aunque puedan definirse de la misma
manera). En ese caso, la diferencia no conceptual es concebida como
repetición de lo idéntico, pero Deleuze niega que la repetición
sea la reproducción de una realidad originaria: no puede haber una
repetición no conceptual, de manera que la repetición no es nunca
una repetición de un modelo originario. De esta manera, pone en
cuestión las teorizaciones del principio de identidad y de la noción
clásica de sujeto que, para Deleuze, es siempre necesariamente heterogéneo,
y su pensamiento, de raíz bergsoniana, es el de lo cualitativo,
fuera de toda cuantificación. Ello no invalida la necesidad del
estudio matemático, pero Deleuze señala dos estructuras topológicas
diferentes del espacio: la estructura estriada, que procede de un
punto de vista fijo, y la estructura lisa, que es el lugar del devenir,
del flujo y de las multiplicidades intensivas, que se correspondería
al mundo de un cuerpo sin órganos.
El conjunto de las investigaciones y resultados de sus estudios
los expone Deleuze en sus obras fundamentales, tales como Diferencia
y repetición (1968); La lógica del sentido (1969, obra que trata
una diversidad temática, y en la que estudia autores como L. Carroll,
los estoicos, Klosowski, Gombrowicz, Joyce, etc.); El pliegue; Cine
1: la imagen movimiento (1981); Cine 2: la imagen-tiempo (1985).
Obras, todas ellas, que han tenido una gran influencia en el pensamiento
contemporáneo, en autores como Foucault o Paul Virilio, por ejemplo.
En Diferencia y repetición Deleuze aborda la cuádruple raíz de la
representación: la identidad, la analogía, la oposición y la semejanza,
y el panorama ontológico que surge de este estudio no es ya el de
un mundo poblado por sujetos u objetos, sino por singularidades
libres, asubjetivas y preindividuales; intensidades virtuales bergsonianas,
esencias espinozianas y fuerzas nietzscheanas. En El anti-Edipo
(1972), escrito en colaboración con el ex psiquiatra Félix Guattari
(nacido en 1930 y muerto en 1992), estudia otra de las condiciones
de la pre-subjetividad, la noción de inconsciente, y aborda la relación
del psicoanálisis con la política y la historia. En esta obra se
afirma que el psicoanálisis, en tanto que se sustenta en un modelo
familiarista tradicional (lo que se manifiesta en la misma importancia
otorgada al complejo de Edipo), no es más que un instrumento de
represión, entre otros, incapaz de comprender la realidad del deseo
individual, que Deleuze y Guattari muestran multiforme, creador
e imposible de canalizar. De hecho la misma noción del complejo
de Edipo es, según Deleuze-Guattari, una manifestación de aquella
noción viciada de la repetición: es el deseo actual del sujeto como
repetición alienada de una catexis originaria que lo sigue atando
a la madre e instituye el deseo como negatividad, de manera que
todo deseo ulterior será concebido como una repetición imperfecta
de aquel primer deseo originario. En contra de ello Deleuze y Guattari
sustentan el carácter plenamente afirmativo del deseo, y señalan
que las repeticiones no son reproducción de ninguna relación originaria
fundante: no hay repetición de un primer término. Por ello, contrariamente
a los análisis clásicos que insisten en la relación del deseo con
la carencia (ésta es la interpretación de Platón en El Banquete
y Freud en el complejo de Edipo), Deleuze lo presenta como orientado,
de hecho, hacia la producción y la articulación de soluciones inéditas:
desear es transgredir las normas y hacer aflorar flujos profundos.
Por otra parte, no es el deseo el que se convierte en necesidad,
es todo lo contrario: son las necesidades las que se convierten
en deseo. En Mil mesetas (1980, segundo tomo de Capitalismo y esquizofrenia,
obra de la cual el Anti-Edipo es la primera parte), se prolonga
esta concepción del deseo y de la máquina deseante, el estudio de
las estructuras lisas y estriadas del espacio, y se dirige fundamentalmente
a sus consecuencias políticas.
Los códigos, el capitalismo,
y otros temas
Gilles Deleuze
¿Qué pasa sobre el cuerpo de una sociedad? Flujos, siempre flujos,
y una persona siempre es un corte de flujo. Una persona, es un punto
de partida para una producción de flujos, un punto de llegada para
una recepción de flujos, de flujos de todo tipo; o bien una intersección
de muchos flujos.
Si una persona tiene cabellos, esos cabellos pueden atravesar muchas
etapas: el peinado de la joven no es el mismo que el de la mujer
casada, no es el mismo que el de la viuda: hay todo un código del
peinado. La persona ¿En tanto que qué lleva esos cabellos? Se presenta
típicamente como interceptora con relación a los flujos de cabellos
que van más allá, y más allá su caso y sus flujos de cabellos están
ellos mismos codificados según códigos muy diferentes: código de
la viuda, código de la joven, código de la mujer casada, etc. Finalmente
ese es siempre el problema esencial de la codificación y de la territorialización,
codificar los flujos con, y como medio fundamental: marcar a las
personas, (porque las personas están en la intersección y el corte
de los flujos, las personas existen en los puntos de corte de los
flujos).
Pero, entonces, más que para marcar a las personas -marcar a las
personas es el medio aparente-, lo es para la función más profunda,
a saber: una sociedad solo le teme a una cosa: el torrente; no le
teme al vacío, no le teme a la penuria, a la rareza. Sobre ella,
sobre su cuerpo social, algo chorrea y no se sabe qué es, algo chorrea
y no está codificado, al igual que, con relación a esta sociedad,
aparece como no codificable. Algo que chorrea y que arrastra a esta
sociedad en una especie de desterritorialización, que hace disolver
la tierra sobre la que se instala: entonces es el drama. Encontramos
algo que se derrumba y que no se sabe lo que es, no responde a ningún
código, rompe el campo bajo los códigos; y también es verdad, en
este sentido, para el capitalismo, que cree, desde hace mucho tiempo,
haber asegurado por siempre los simili-códigos. Es lo que se llama
la famosa potencia de recuperación en el capitalismo -se dice recuperado
cada vez que algo parece escapársele, parece pasar por debajo de
esos simili-códigos; retampona todo, añade un axioma de más y la
máquina vuelve a partir; piensen en el capitalismo del siglo XIX:
ve manar un polo de flujo que es, literalmente, el flujo, el flujo
de trabajadores, el flujo del proletariado; y bien, ¿qué es lo que
fluye, lo que mana desagradablemente y arrastra nuestra tierra,
a dónde va? Los pensadores del siglo XIX tienen una reacción muy
rara, principalmente la escuela histórica francesa: es la primera
en haber pensado al siglo XIX en términos de clases, inventan la
noción teórica de clases y la inventan precisamente como una pieza
esencial del código capitalista, a saber: la legitimidad del capitalismo
viene de esto: la victoria de la burguesía como clase contra la
aristocracia.
El sistema que aparece en Saint Simon, A. Thierry, E. Quinet, es
la toma de conciencia radical de la burguesía como clase y ellos
interpretan toda la historia como lucha de clases, es la escuela
histórica burguesa del siglo XIX: 1789, si, es la lucha de clases,
se enceguecen cuando ven fluir en la superficie actual del cuerpo
social, ese extraño flujo que no conocen, el flujo proletariado.
No es posible la idea de que sea una clase, no lo es en ese momento.
El día en que el capitalismo ya no pudo negar que el proletariado
fuera una clase, ese día coincidió con el momento en que, en su
cabeza, encontró el momento para recodificarlo enteramente. ¿Qué
es eso que se llama la potencia de recuperación del capitalismo?
Y es que el capitalismo dispone de una especie de axiomática, dispone
entonces de algo nuevo que no se conocía. Y esta es, como sucede
con todas las axiomáticas, una axiomática, al límite, no saturable;
lista para añadir siempre un axioma de más que hace que todo vuelva
a funcionar.
Cuando el capitalismo ya no puede negar que el proletariado sea
una clase, entonces llega a reconocer una especie de bipolaridad
de clase, bajo la influencia de las luchas obreras en el siglo XIX,
y bajo la influencia de la revolución. Ese momento es extraordinariamente
ambiguo, pues es un momento importante en la lucha revolucionaria,
pero también es un momento esencial en la recuperación capitalista:
yo te elaboro un axioma adicional, te hago los axiomas para la clase
obrera y para la potencia sindical que la representa; y la máquina
capitalista vuelve a partir chirriando, ha colmado la brecha. En
otros términos, para todos los cuerpos de una sociedad lo esencial
es impedir que sobre ella, sobre sus espaldas, sobre su cuerpo,
fluyan flujos que ella no pueda codificar y a los cuales no les
pueda asignar una territorialidad.
Una sociedad puede codificar la pobreza, la penuria, el hambre;
lo que no puede codificar, es cuándo aparece esa cosa, entonces
se dice: ¡¿qué es esa gente?! Entonces, en un primer momento, se
agita el aparato represivo, si no se los puede codificar, se intenta
aniquilarlos. En un segundo momento, se intenta encontrar nuevos
axiomas que permitan, bien que mal, recodificarlos.
Un cuerpo social, se define así: perpetuamente las cosas, los flujos
chorreando sobre el, chorreando de un polo a otro, y perpetuamente
codificando; y hay flujos que escapan a los códigos, y después hay
un esfuerzo social para recuperarlos, para axiomatizarlos, para
rehacer un poco el código, a fin de darle un lugar a flujos tan
peligrosos; y todo a la vez. Hay gente joven que no responde a los
códigos, empiezan a tener un flujo de cabello que no estaba previsto,
¿qué se hará con ellos? Se intenta recodificarlos, añadiendo un
axioma, se intenta recuperarlos, o bien hay algo más allá, que continua
no dejándose codificar, ¿entonces qué?
En otros términos, el acto fundamental de la sociedad es: codificar
los flujos y tratar como enemigo lo que, con relación a ella, se
presente como un flujo no codificable, porque, una vez más, esto
pone en cuestión toda la tierra, todo el cuerpo de esta sociedad.
Digo esto de todas las sociedades, salvo, tal vez, de la nuestra,
a saber del capitalismo; si bien acabo de hablar del capitalismo
como si, a la manera de todas las otras sociedades, codificara los
flujos y no tuviera otros problemas , pero quizá he ido demasiado
rápido.
Hay una paradoja fundamental del capitalismo como formación social:
si los flujos descodificados han sido el terror de todas las otras
formaciones sociales, el capitalismo se ha constituido históricamente
sobre algo increíble, a saber, lo que era el terror de las otras
sociedades, la existencia y la realidad de flujos descodificados
y que de hecho son asunto suyo.
Si fuera verdad, esto explicaría que el capitalismo es lo universal
de toda sociedad en un sentido muy preciso: en un sentido negativo,
sería lo que todas las sociedades han temido por encima de todo;
y tenemos la impresión de que, históricamente, el capitalismo...
es lo que, de cierta manera, toda formación social intenta conjurar,
intenta constantemente evitar, ¿por qué? Porque es la ruina de todas
las otras formaciones sociales. Y la paradoja del capitalismo, es
que es una formación social que está constituida sobre la base de
lo que era lo negativo de todas las otras. Eso quiere decir que
el capitalismo solo ha podido constituirse por una conjunción, un
encuentro entre flujos descodifícados de cualquier naturaleza. Lo
más temible de todas las formaciones sociales, será la base de una
formación social que deberá engullir a todas las otras. Lo que era
lo negativo de todas las formaciones ha devenido la positividad
misma de nuestra formación, eso es estremecedor.
Y ¿en qué sentido el capitalismo se ha constituido sobre la conjunción
de flujos descodifícados? El tiene necesidad de encuentros extraordinarios
a final de procesos de descodificación de cualquier naturaleza,
que se forman en el ocaso de la feudalidad. Esas descodificaciones
de cualquier naturaleza han consistido en descodificaciones de flujos
de propiedad territorial, bajo la forma de grandes propiedades privadas;
descodificación de flujos monetarios, bajo la forma del desarrollo
de la fortuna mercantil; descodificación de un flujo de trabajadores
bajo la forma de la expropiación, de la desterritorialización de
siervos y pequeños campesinos. Y eso no basta, pues si tomamos el
ejemplo de Roma, de la descodificación en la Roma decadente, estas
descodificaciones aparecen plenamente: descodificación de los flujos
de propiedades bajo la forma de las grandes propiedades privadas;
descodificación de los flujos monetarios bajo la forma de las grandes
fortunas privadas; descodificación de los trabajadores con la formación
de un sub-proletariado urbano. Ahí está todo, casi todo. Los elementos
del capitalismo se encuentran reunidos, simplemente, no hay encuentro.
¿Qué es lo que falta para que se realice el encuentro entre los
flujos descodificados del capital o del dinero y los flujos descodificados
de los trabajadores, para que se realice el encuentro entre los
flujos de capital naciente y el flujo de mano de obra desterritorializado,
literalmente, el flujo de dinero y el flujo de trabajadores desterritorializados?
En efecto, la manera como el dinero se descodifica para devenir
capital-dinero y la manera como el trabajador es arrancado a la
tierra para devenir propietario de su sola fuerza de trabajo; estos
son dos procesos completamente independientes el uno del otro, es
necesario que haya un encuentro entre los dos.
En efecto, el proceso de descodificación del dinero para formar
un capital se hace a través de las formas embrionarias del capital
comercial y del capital bancario; el flujo de trabajo, su libre
posesión de su sola fuerza de trabajo, se hace a través de otra
línea que es la de la desterritorialización del trabajador al final
de la feudalidad, y estos habrían podido muy bien no encontrarse.
Lo que está en la base del capitalismo es una conjunción de flujos
descodificados y desterritorializados. El capitalismo se ha constituido
sobre la quiebra de todos los códigos y las territorialidades sociales
pre-existentes.
Si lo admitimos, ¿eso qué representa? La máquina capitalista es
propiamente demente. Una máquina social que funciona a base de flujos
descodificados, desterritorializados. Una vez más, no es que las
sociedades no hayan tenido la idea; la han tenido bajo la forma
de pánico, se trataba de impedirlo -pues esta era la inversión de
todos los códigos sociales conocidos hasta ahora-, entonces, ¿cómo
puede funcionar una sociedad que se constituye sobre el negativo
de todas las sociedades pre-existentes? Una sociedad donde lo propio
es descodificar y desterritorializar todos los flujos: flujos de
producción, flujos de consumo, ¿cómo puede funcionar, bajo qué forma?
quizá el capitalismo tiene otros procedimientos diferentes a la
codificación para hacerla funcionar, tal vez es completamente diferente.
Lo que quisiera, en este momento, sería refundamentar, a cierto
nivel, el problema de la relación Capitalismo-Esquizofrenia -y el
fundamento de su relación se encuentra en algo común entre el capitalismo
y la esquizofrenia; lo que tienen completamente en común, -y quizá
es una comunidad que nunca se realiza, que no toma una figura concreta-,
es la comunidad de un principio todavía abstracto, a saber, el uno
como la otra no dejan de hacer pasar, de emitir, de interceptar,
de concentrar los flujos descodificados y desterritorializados.
Esa es su profunda identidad, y es que el capitalismo no nos vuelve
esquizos al nivel de un modo de vida, sino al nivel del proceso
económico; todo eso funciona por el sistema de la conjunción; entonces
decimos la palabra, a condición de aceptar que la palabra implica
una verdadera diferencia de naturaleza con los códigos. El capitalismo
funciona como una axiomática, una axiomática de los flujos descodificados.
Todas las otras formaciones sociales han funcionado sobre la base
de un código y de una territorialización de los flujos. Y entre
la máquina capitalista que hace una axiomática de los flujos descodificados
como tales o desterritorializados, como tales, y las otras formaciones
sociales, hay verdaderamente una diferencia de naturaleza que hace
que el capitalismo sea el negativo de las otras sociedades. Ahora
bien, el esquizo, a su manera, con su caminar a tropezones, hace
la misma cosa. En un sentido, es más capitalista que el capitalista,
mas proleto que el proleto: descodifica, desterritorializa los flujos,
y ahí se anuda la especie de identidad de naturaleza del capitalismo
y del esquizo.
La esquizofrenía es el negativo de la formación capitalista. En
un sentido, va más lejos, el capitalismo funciona sobre una conjunción
de flujos descodificados, con una condición que es que al mismo
tiempo que descodifica perpetuamente los flujos de dinero, flujos
de trabajo, etc., introduce, construye un nuevo tipo de máquina,
al mismo tiempo, no depués, una máquina que ya no es de codificación,
una máquina axiomática.
Así es como llegará a ser un sistema coherente, a condición, para
nosotros, de decir en que se distingue tan profundamente una máquina
axiomática de flujos descodificados de una codificación de los flujos.
Mientras que el esquizo, da más, ya no se deja axiomatizar, va siempre
más lejos con los flujos descodificados; si es preciso sin flujos,
antes que dejarse codificar; nada de tierra, antes que dejarse territorializar.
¿En qué relación están, el uno con el otro? A partir de ahí se planeta
el problema. Hay que estudiar más de cerca la relación capitalismo/esquizofrenia,
dándole a esta la mayor importancia: ¿es verdad que, y en que sentido,
puede definirse el capitalismo como una máquina que funciona a base
de flujos descodificados, a base de flujos desterritorializados?
¿En qué sentido es el negativo de todas las formaciones sociales
y por eso mismo, en que sentido la esquizofrenia es el negativo
del capitalismo, y va aún más lejos en la descodificación y la desterritorialización,
y hasta dónde va, y a dónde lo conduce? ¿Hacia una nueva tierra,
hacia nada de tierra, hacia el diluvio?
Si intento enlazarlo con los problemas de psicoanálisis, ¿en qué
sentido, de qué manera -es solo un punto de partida-, yo supongo
que hay algo en común entre el capitalismo, como estructura social,
y la esquizofrenia como proceso? Algo en común hace que el esquizo
sea como el negativo del capitalismo (el mismo el negativo de todo
el resto), y ahora podemos comprender esa relación considerando
los términos: codificación de flujos, flujos descodificados y desterritorializados,
axiomática de flujos descodificados, etc.
Nos falta ver en que el problema psicoanalítico y psiquiátrico,
continua preocupándonos.
Es necesario volver a leer tres textos de Marx: en el libro I: la
producción de la plusvalía, el capítulo sobre la baja tendencial
en el último libro, y, en fin, en los "Gründisse", el capítulo sobre
la automatización.
Richard Zrehen: No he comprendido lo que has dicho a propósito de
la analogía entre el capitalismo y la esquizofrenia, cuando tu dices
que el capitalismo es el negativo de las otras sociedades y el esquizo
es el negativo del capitalismo, ¿debería comprender que el capitalismo
es a las otras sociedades lo que el esquizo es al capitalismo?,
ahora bien, yo creía, al contrario, que no ibas a hacer esta oposición.
Yo creería más bien en la oposición capitalismo/otras sociedades
y esquizofrenia/otra cosa. En lugar de una analogía en tres términos,
hacer una oposición en cuatro términos.
Cyril: Richard quiere decir oposición entre capitalismo / otras
sociedades y esquizofrenía / neurosis, por ejemplo.
Deleuze: ah, si, si, si, si.
Definiremos el flujo en economía política, su importancia me es
confirmada en las economías actuales. Por el momento, el flujo es
algo, en una sociedad, que se desliza de un polo a otro, y que solo
pasa por una persona en la medida en que las personas son interceptores.
Intervención de un hombre de acento gracioso.
Deleuze: Tomo un ejemplo: ustedes me dicen que en una sociedad todo
se descodifica permanentemente, pero eso no es seguro. Creo que
en una sociedad hay dos cosas, en lo que se refiere a dónde termina
una sociedad, en lo que se refiere a la muerte de una sociedad;
hay siempre dos momentos que coexisten. Toda muerte, de cierta manera,
asciende -es el gran principio de Thanatos-, del adentro y toda
muerte viene del afuera; quiero decir que en toda sociedad hay amenaza
interna, y esta amenaza está representada por el peligro de flujos
que se descodifican, ¿de acuerdo?
Nunca hay primero un flujo y después un código que viene sobre él.
Los dos coexisten. ¿Cuál es el problema? Si retomo los estudios,
ya antiguos, de Levi-Strauss sobre el matrimonio, él nos dice: lo
esencial en una sociedad es la circulación y el intercambio. El
matrimonio, la alianza, eso es intercambiar, y lo importante es
que algo circula y se intercambia. Hay, entonces, un flujo de mujeres
-elevar algo al coeficiente de flujo me parece que es una operación
social, la operación social flujo; al nivel de la sociedad no hay
mujeres, hay un flujo de mujeres que remite a un código, código
de cosas, de edades, de clanes, de tribus, pero nunca hay un flujo
de mujeres y después, en segundo lugar, un código; el código y el
flujo están absolutamente formados cara a cara el uno del otro.
¿Cuál es, entonces, al nivel del matrimonio, el problema en una
sociedad primitiva? El problema es que, con relación a los flujos
de mujeres, en virtud del código, hay algo que debe pasar. Se trata
de formar una especie de sistema, no del todo como lo sugiere Levi-Strauss,
no del todo como una combinatoria lógica, sino un sistema físico
con territorialidades: algo entra, algo sale, entonces vemos como,
relacionadas con el sistema físico matrimonio, las mujeres se presentan
bajo la forma de un flujo, de ese flujo; el código social quiere
decir esto: con relación a un tal flujo, algo del flujo debe pasar,
es decir manar; algo no debe pasar; y en tercer lugar -serían los
tres términos fundamentales de un código-, algo debe hacer pasar
o, al contrario, bloquear. Ejemplo, en los sistemas matrilineales,
todo el mundo conoce la importancia del tío uterino, ¿por qué? En
el flujo de mujeres, lo que pasa es el matrimonio permitido o aún
prescrito.
En una sociedad así no tiene lugar un esquizo, literalmente, nos
pertenece, allá es otra cosa. Allá es diferente. Hay un caso muy
bello estudiado por P. Clastres; hay un tipo que no sabe, no sabe
con quien debe casarse, intenta el viaje de desterritorialización
para ir a ver al brujo, muy lejos. Hay un gran etnólogo inglés que
se llama Leach, su tesis consiste en decir, las cosas no funcionan
como dice Levi-Strauss, él no cree en su sistema pues nadie sabría
con quien esposarse. Leach hace un descubrimiento fundamental, lo
que él llama los grupos locales, distingue los grupos de filiación.
Los grupos locales son pequeños grupos que maquinan los matrimonios,
las alianzas; ellos no las deducen de las filiaciones. La alianza
es una especie de estrategia que responde a datos políticos. Los
grupos locales son, literalmente, un grupo (perverso, especialista
en codificación) que determina para cada casta que puede pasar,
que no puede pasar, que debe estar bloqueado, que puede manar. En
un sistema matrilineal, ¿Qué está bloqueado? Lo que está bloqueado
es lo que cae bajo las reglas de prohibición del incesto. En el
flujo de mujeres algo está bloqueado, y lo bloqueado son ciertas
personas que están eliminadas del flujo de mujeres en vistas al
matrimonio, con relación a tales otras personas. Al contrario, lo
que pasa, se podría decir, son los primeros incestos permitidos,
los primeros incestos legales bajo la forma del matrimonio preferencial;
pero todo el mundo sabe que los primeros incestos permitidos de
hecho no son practicados, están demasiado próximos de lo que está
bloqueado. Vemos entonces como el flujo es disyunto, algo en el
flujo está bloqueado, algo pasa, hay grandes perversos que maquinan
los matrimonios, que bloquean o hacen pasar. En la historia del
tío uterino, la tía está bloqueada como imagen del incesto prohibido,
bajo la forma de la pariente complaciente, el sobrino tiene, con
su tía, una relación muy alegre, con su tío, una relación robo,
pero el robo, las injurias, están codificadas, remito a Malinowski.
Pregunta: ¿Esos grupos locales tienen poderes mágicos?
Gilles : Tienen un poder abiertamente político, recurren a la brujería,
pero no son grupos de brujería, son grupos políticos que definen
la estrategia de una ciudad con relación a otra ciudad, y de un
clan con relación a otro clan.
Todo código con relación a un flujo implica que se impida pasar
algo de ese flujo. Se bloqueará, se dejará pasar algo: hay gentes
que tienen una posición clave como interceptor, es decir impidiendo
hacer pasar, o al contrario haciendo pasar, y cuando, enseguida,
se percibe que esos personajes son tales que, según el código, les
retornan ciertas prestaciones, se comprende mejor como funciona
todo el sistema.
En todas las sociedades, el problema siempre ha sido codificar los
flujos y recodificar aquellos que tendían a escapar -¿cuándo vacilan
los códigos en las sociedades llamadas primitivas? Esencialmente
en el momento de la colonización, donde, ahí, el código es lanzado
fuera del campo bajo la presión del capitalismo; basta ver lo que
ha representado en una sociedad codificada la introducción del dinero:
hace saltar por los aires todo su circuito de flujos. En ese sentido
ellos distinguen esencialmente tres tipos de flujos: los flujos
de producción por consumir, los flujos de prestigio, objetos de
prestigio y los flujos de mujeres. Cuando se introduce el dinero
es la catástrofe (ver lo que Jaulin analiza como el etnocidio: dinero,
complejo de Edipo)
Ellos intentan relacionar el dinero con sus códigos, como tal eso
solo puede ser un bien de prestigio, no es un bien de producción
o de consumo, no es una mujer, pero con el dinero, los jóvenes de
la tribu que comprenden más rápido que los ancianos, aprovechan
para apoderarse del circuito de los bienes de consumo, circuito
que, tradicionalmente en ciertas tribus, era mantenido por las mujeres.
He aquí que los jóvenes, con el dinero, se apoderan del circuito
del consumo; con el dinero que no puede ser codificado en un marco
preciso; se empieza con dinero y se termina con dinero.
D-M-D, no hay manera de codificar esa cosa porque los flujos cualitativos
son reemplazados por un flujo de cantidad abstracta del que lo propio
es la reproducción infinita de la que el tipo es D-M-D. Ningún código
puede soportar la reproducción infinita. Lo formidable en las sociedades
primitivas es que existe la deuda, pero existe bajo la forma de
bloque finito, la deuda es finita.
Entonces, en ese sentido los flujos continúan huyendo, lo que no
impide que los códigos sean correlativos y que codifiquen los flujos;
sin duda, eso se escapa por todos lados, y al que no se deja codificar
se le dirá: es un loco, se le codificará: el loco de la ciudad,
se hará un código de código.
La originalidad del capitalismo es que ya no cuenta sobre ningún
código, hay residuos de código, pero ya nadie cree: ya no creemos
en nada. El último código que ha sabido producir el capitalismo
es el fascismo: un esfuerzo para recodificar y reterritorializar
todo, aún al nivel económico, al nivel del funcionamiento del mercado
en la economía fascista; vemos ahí un esfuerzo extremo por resucitar
una especie de código que habría funcionado como código del capitalismo;
literalmente, eso solo podía durar lo que ha durado. En cuanto al
capitalismo, él es incapaz de proporcionar un código que cuadricule
el conjunto del campo social, porque sus problemas ya no se plantean
en términos de código, sus problemas son hacer una mecánica de los
flujos descodificados como tales, entonces únicamente en ese sentido,
opongo el capitalismo como formación social a todas las otras formaciones
sociales conocidas.
¿Puede decirse que hay una diferencia de naturaleza entre una codificación
de flujo correspondiente a las formaciones pre-capitalistas y una
axiomática descodificada, o simplemente una variación? Hay una diferencia
radical de naturaleza. El capitalismo no puede proporcionar ningún
código.
No podemos decir que la lucha contra un sistema sea totalmente independiente
de la manera en que ese sistema ha sido caracterizado. Es difícil
considerar que la lucha del socialismo contra el capitalismo en
el siglo XIX haya sido independiente de la teoría de la plus-valía,
en cuanto que esta teoría asignaba la característica del capitalismo.
Supongamos que el capitalismo pueda definirse como una máquina económica
excluyendo los códigos y haciendo funcionar, cogidos en una axiomática,
los flujos descodificados, esto nos permite relacionar la situación
del capitalista y la situación de la esquizofrénica. El análisis
de las mecánicas monetarias (los economistas neocapitalistas son
esquizofrénicos), al nivel mismo del análisis tiene una influencia
práctica, cuando se ve como funciona, al nivel concreto, no solo
la teoría, sino la práctica monetaria del capitalismo, su carácter
esquizoide, ¿puede decirse que es totalmente indiferente para la
práctica revolucionaria?
Todo lo que se hace del lado del psicoanálisis y la psiquiatría,
¿a qué remite? El deseo, o no importa, el inconsciente no es imaginario
o simbólico, es únicamente maquínico, y hasta tanto ustedes no alcancen
la región de la máquina de deseo, mientras permanezcan en lo imaginario,
en lo estructural o en lo simbólico, ustedes no habrán verdaderamente
captado el inconsciente. El inconsciente son máquinas que, como
toda máquina, se confirman por su funcionamiento. Confirmaciones:
la pintura de Lindner obsesionada por "los niños con máquina"; enormes
niños en primer plano sosteniendo una extraña máquina, especie de
pequeño cometa y detrás de él una gran máquina técnico-social, y
su pequeña máquina está empalmada sobre la gran máquina. A esto
es lo que he intentado llamar el año anterior el inconsciente huérfano,
el verdadero inconsciente, aquel que ya no pasa por papá-mamá, aquel
que pasa por las máquinas delirantes, que están en una relación
dada con las máquinas sociales. Segunda confirmación: un inglés,
Niderland, lo ha hecho ver del lado del padre de Schreber. Lo que
yo reprochaba al texto de Freud era el hecho de que el psicoanálisis
era un verdadero molinete que rompía el carácter más profundo del
tipo, es decir su carácter socio-histórico. Cuando se lee a Schreber
están el gran mongol, los arios, los judíos, etc.; y cuando se lee
a Freud, ni una palabra de todo eso; es como si ese fuera el contenido
manifiesto y hubiese que buscar el contenido latente, el eterno
papá-mamá de Edipo. Todo el contenido político, político-sexual,
político-libidinal, porque en fin, cuando Schreber padre, se imagina
ser un alsaciano que defiende Alsacia contra un oficial francés,
ahí hay una libido política. A la vez sexual y político, el uno
en el otro. Se sabe que Schreber padre era muy conocido porque había
inventado un sistema de educación: los Jardines de Schreber. El
había hecho un sistema de pedagogía universal. El esquizoanálisis
procederá a la inversa del psicoanálisis, en efecto, cada vez que
el sujeto cuente algo que se relacione, de cerca o de lejos, con
Edipo o la castración, el esquizo-análisis dirá: ¡tonterías!. Lo
que verá como importante es que Schreber padre inventa un sistema
pedagógico de valor universal, que no actúa sobre su pequeño, sino
mundialmente: Pan-gimnasticón. Si se suprime del delirio del hijo
la dimensión político-mundial del sistema pedagógico paterno, no
se puede comprender nada. El padre no aporta una función estructural
sino un sistema político. Digo que la libido pasa por ahí, no por
papá y mamá, sino por el sistema político. En el Pan-gimnasticón
hay máquinas. No hay sistema sin máquinas, un sistema en rigor es
una unidad estructural de máquinas, aún si hay que hacer estallar
al sistema para llegar hasta las máquinas. Y ¿qué son las máquinas
de Schreber? Son máquinas Sádico-Paranoicas, untipode máquinas delirantes.
Son sádico-paranoicas en el sentido en que se aplican a los niños,
de preferencia a los niños pequeños.
Con esas máquinas los niños permanecen tranquilos. En ese delirio
la dimensión pedagógica universal aparece claramente: no es un deliriosobre
su hijo, es un delirio sobre la formación de una raza mejor. Schreber
padre actúa sobre su hijo, no como padre, sino como promotor libidinal
de un investimento delirante del campo social. Que el padre esté
ahí para hacer pasar algo de delirio, esa ya no es, seguramente,
la función paterna, pero el padre actua aquí como agente de trasmisión
con relación a un campo que ya no es el familiar, sino que es un
campo político e histórico. Una vez más, los nombres de la historia
y no el nombre del padre.
Comtesse: No se atrapan las moscas con el vinagre, aún maquínico.
Gilles: El sistema de Schreber padre tenía un desarrollo mundial
(cinturones de buenos modales). Era una gran máquina social y al
mismo tiempo, esparcida en la máquina social, llena de pequeñas
máquinas delirantes sado-paranoicas. Entonces en el delirio del
hijo seguramente está el papá, pero ¿como interviene? Interviene
como agente de trasmisión en un investimento libidinal de un cierto
tipo de formación social. Al contrario, el drama del psicoanálisis
es el eterno familiarismo que consiste en referir la libido, y con
ella toda la sexualidad, a la máquina familiar, y se los estructuralizará,
lo que no cambia nada, se permanece en el círculo: castración simbólica,
función familiar estructurante, personajes parentales, y se continua
aplastando todo el afuera. Blanchot: ¿Un nuevo tipo de relación
con el afuera?. Ahora bien, y este es el drama, el psicoanálisis
tiende a suprimir toda relación del psicoanálisis mismo, y del sujeto
que viene a hacerse analizar, con el afuera. Pretende territorializarnos
en el psicoanálisis mismo, sobre la territorialidad o la tierra
más mediocre, la más mezquina, la territorialidad edipiana, o peor
sobre el diván. Vemos entonces la relación del psicoanálisis y del
capitalismo: si es verdad que en el capitalismo los flujos se descodifican,
se desterritorializan constantemente, es decir que el capitalismo
produce al esquizo como produce dinero, toda la tentativa capitalista
consiste en reinventar territorialidades artificiales para inscribir
a la gente, para volver a atarla vagamente: se inventa cualquier
cosa: HLM, casa, y la territorialización familiar. La familia es
al menos la célula social, entonces al buen hombre se lo territorializa
en familia (psiquiatría comunitaria); se reterritorializa a la gente
ahí donde todas las territorialidades son flotantes, se procede
por reterritorialización artificial, residual, imaginaria. Y el
psicoanálisis hace -el psicoanálisis clásico- de le reterritorialización
familiar, sobre todo haciendo saltar todo lo que es efectivo en
el delirio, todo lo que es agresivo en el delirio, a saber que el
delirio es un sistema de investimentos político-social de todo tipo:
la libido se engancha en las determinaciones político-sociales;
Schreber no sueña sobre cuando hacerle el amor a su mamá, sueña
que se hace violar como niño alsaciano por un oficial francés, eso
depende de algo más profundo que Edipo, a saber la manera como la
libido inviste las formaciones sociales, al punto que hay que distinguir
dos tipos de investimentos sociales para el deseo: - los investimentos
sociales de interés que son de tipos preconcientes, que pasan necesariamente
por las clases, - y más profundamente, no forzosamente de acuerdo
con ellos, los investimentos inconscientes, los investimentos libidinales
del deseo.
El psicoanálisis tradicional ha encerrado los investimentos libidinales
del deseo en el triángulo familiar y el estructuralismo es la última
tentativa de salvar a Edipo en el momento en que Edipo estalla por
todos lados.
La tarea del esquizo-análisis es ver como los parientes juegan en
el inconsciente como agentes de intersección, agentes de trasmisión
en un sistema de flujos de deseo, de máquinas deseantes, y que lo
que cuenta, es mi relación inconsciente con mis máquinas deseantes.
¿Qué son mis máquinas deseantes en mi? Y por eso mismo la relación
inconsciente de esas máquinas deseantes con las grandes máquinas
sociales de las que proceden ... y entonces, no hay ninguna razón
para mantener el psicoanálisis en la tentativa de reterritorializarnos.
Tomo el ejemplo del último libro de Leclaire: hay algo que ya no
va: "el acto más fundamental en la historia del psicoanálisis ha
sido un descentramiento que consiste en pasar de la alcoba de los
padres, como referente, al gabinete analítico"; hace algún tiempo
creiamos en Edipo, después en la realidad de la seducción, no se
iba lejos, porque todo el inconsciente estaba familiarizado, abatiendo
la libido sobre el papá-mamá-yo. Todo el desarrollo del psicoanálisis
se ha hecho en el sentido de la sustitución por el fantasma en la
seducción real y sustitución por la castración en Edipo. Leclaire:
"a decir verdad el desplazamiento del núcleo vivo de la coyuntura
edipiana, de la escena familiar a la escena psicoanalítica es estrictamente
correlativa de una mutación sociológica en la que se puede identificar
psicoanáliticamente el resorte al nivel de la institución familiar"
(página 30). La familia está desgastada; el inconsciente protesta
y no funciona más para hacerse triangular, afortunadamente el análisis
está listo para tomar el relevo.
La familia ya no asegura la custodia y el ocultamiento de un real
demasiado potente. Uno se dice: ¡uf! al fin vamos a tener una relación
con lo real extrafamiliar; ¡ah, no!, dice Leclaire, pues lo que
releva a la familia, lo que deviene el guardian, el disimulador
desvelador de lo potente real, es el gabinete del analista.
Ya no te haces triangular, edipizar en tu familia, eso ya no funciona,
vendrás al divan a hacerte triangular y edipizar, y en efecto, añade
Leclaire: "sí, el diván psicoanalítico se ha convertido en el lugar
donde se desarrolla la confrontación con lo real". La confrontación
con lo real no se hace sobre la tierra, en el movimiento de la territorialización,
reterritorialización, de la desterritorialización, se hace sobre
está tierra podrida que es el diván del analista. ¿No tiene importancia
que la escena edipiana no tenga referente al exterior del gabinete,
que la castración no tenga referente fuera del gabinete del analista?
Esto solo significa que el psicoanálisis, tanto como el capitalismo,
encontrándose frente a flujos descodificados del deseo, encontrándose
frente al fenómeno esquizofrénico de la descodificación y de la
desterritorialización, eligen construir para ellos una pequeña axiomática.
El diván, tierra última del hombre europeo de hoy, su pequeña tierra
en sí.
Esta situación del psicoanálisis tiende a introducir una axiomática
excluyendo todo referente, excluyendo toda relación con el afuera
cualquiera que sea, parece un movimiento de la interioridad catastrófica
en cuanto a comprender los verdaderos investimentos del deseo. Desde
el momento en que se toma como referente la familia, ya se está
perdido (el diván, última tierra que valdría y se justificaría por
sí misma). Y el afuera está comprometido desde el principio, desde
el momento en que se recorta el deseo de su doble dimensión -llamo
doble dimensión libidinal del deseo a su relación, de una parte
con las máquinas deseantes irreductibles a toda dimensión simbólica
o estructural, a las máquinas deseantes funcionales, y el problema
del esquizo-análisis es saber como funcionan esas máquinas deseantes,
y llegar al nivel en que funcionan en el inconsciente de alguien,
suponiendo que se haya hecho saltar a Edipo, la castración, etc,
de otra parte, con los investimentos sociales-políticos-cósmicos,
y no es necesario decir que hay ahí una menor desexualización que
las recibidas del psicoanálisis, pues digo que el deseo, bajo la
forma sexual fundamental, solo puede ser comprendido en sus investimentos
sexuales, no llevados sobre papá-mamá, eso es secundario, sino en
tanto que llegan sobre -de una parte, sobre las máquinas deseantes,
porque la libido es la energía libre de las máquinas deseantes,
y de otra parte, a través de nuestros amores sexuales, homosexuales,
heterosexuales.
Lo investido siempre son los cortes de las dimensiones de un campo
histórico, y seguramente el padre y la madre juegan dentro de este,
son agentes de comunicación de máquinas deseantes, y de otra parte,
los unos con los otros, y de otra parte, las máquinas deseantes
con las grandes máquinas deseantes.
Hacer Esquizo-análisis es hacer tres operaciones: Una tarea destructiva:
hacer saltar las estructuras edípicas y castradoras para llegar
a una región del inconsciente donde no haya castración, etc., porque
las máquinas deseantes ignoran eso. Una tarea positiva: que se tiene
que ver y analizar funcionalmente, nada hay a interpretar. Una máquina
no se interpreta, se capta su funcionamiento o sus fallos, el por
qué de sus fallos: la picota edipiana, la picota psicoanalítica
del diván es la que introduce los fallos en las máquinas deseantes.
Tercera tarea: las máquinas deseantes solo funcionan invistiendo
a las máquinas sociales. Y aquellas son esos tipos de investimentos
libidinales, distintos de los investimentos preconcientes de interés,
esos investimentos sexuales -a través de todos los seres que amamos,
todos nuestros amores, son un complejo de desterritorializacion
y de reterritorialización, no son la territorialidad seca e histérica
del diván, y a través de cada ser que amamos, lo que investimos
es un campo social, son las dimensiones de ese campo social, y los
parientes son agentes de trasmisión en el campo social- ver la carta
de Jackson; la madre negra clásica que dice a su hijo: no hagas
historias, haz un buen matrimonio, gana dinero. ¿Esta madre clásica
actúa como madre y como objeto del deseo edipiano, o actúa en tanto
que trasmite un cierto investimento libidinal del campo social,
a saber el del tipo que hace un buen matrimonio? Se hace el amor,
y en el sentido estricto del término, se lo hace a través de su
mujer, inconscientemente, con un cierto número de procesos económicos,
políticos, sociales, y el amor ha sido siempre el medio por el cual
la libido alcanza a otra cosa que a la persona amada, a saber todo
un corte del campo social-histórico, finalmente siempre se hace
el amor con los nombres de la historia.
La otra madre (de Jackson) -la que dice "toma tu fusil", de hecho
las dos actúan como agentes de trasmisión en un cierto tipo de investimento
social-histórico, que de uno a otro polo de esos investimentos ha
cambiado singularmente, que en un caso se podría decir que son investimentos
reaccionarios, en el límite fascistas, en el otro caso, es un investimento
libidinal revolucionario. Nuestros amores son como los conductos
y las vías de esos investimentos que no son, una vez más, de naturaleza
familiar, sino que son de naturaleza histórico-política, y el último
problema del esquizo-análisis no es solo el estudio positivo de
las máquinas deseantes, sino el estudio positivo de la manera en
que las máquinas deseantes proceden al investimento de las máquinas
sociales, sea formando los investimentos de la libido de tipo revolucionario,
sea formando los investimentos de la libido de tipo reaccionario.
El dominio del esquizo-análisis se distingue en ese momento del
dominio de la política, en el sentido en que los investimentos políticos
preconcientes son investimentos de interés de clases que son determinables
por ciertos tipos de estudios, pero que aún no dicen nada sobre
el otro tipo de investimento, a saber los investimentos propiamente
libidinales -o investimentos del deseo. Al punto que se puede llegar
a que un investimento preconciente revolucionario puede estar doblado
de un investimento libidinal de tipo fascista; lo que explica cómo
se hacen los desplazamientos de un polo a otro del delirio, cómo
un delirio tiene fundamentalmente dos polos -lo que decía muy bien
Artaud: "el misterio de todo es Heliogabalo el anarquista", porque
son dos polos -no se trata simplemente una contradicción, es la
contradicción humana fundamental, a saber el polo del investimento
inconsciente de tipo fascista, y el investimento inconsciente de
tipo revolucionario. Lo que me fascina en un delirio, es la ausencia
radical de papá-mamá, salvo como agentes de trasmisión, salvo como
agentes de intersección, y ahí tienen un rol; pero al contrario
la tarea del esquizo-análisis es desarrollar en un delirio las dimensiones
inconscientes del investimento fascista y del investimento revolucionario,
y hasta qué punto resbala, hasta qué punto oscila. Ese es del dominio
profundo de la libido. En la territorialidad más reaccionaria, la
más folclórica puede surgir (nunca se sabe) un fermento revolucionario,
algo esquizo, algo loco, una desterritorialización: el problema
vasco, están poblados de fascismos, pero en otras condiciones, esas
mismas minorías pueden estar determinadas, no digo que se haga por
azar, ellas pueden asegurar un rol revolucionario. Esto es extremadamente
ambiguo, no tanto al nivel del análisis político, sino al nivel
del análisis del inconsciente, ¿cómo gira?. (Mannoni: anti-psiquiatra
en la cuestión del juicio de la corte sobre Schreber ----- delirio
completamente fascista). Si la anti-psiquiatría tiene un sentido,
si el esquizo-análisis tiene un sentido, es al nivel de un análisis
del inconsciente, hacer ir y volver el delirio de su polo siempre
presente, polo fascista reaccionario que implica un cierto tipo
de investimento libidinal, hacia otro polo, por duro y lento que
sea, el polo revolucionario.
Richard: ¿Por qué únicamente dos polos?
Gilles: Se pueden hacer muchos, pero fundamentalmente hay dos grandes
tipos de investimentos, dos polos. ¿La referencia de los investimentos
libidinales, es papá-mamá, son las territorialidades y las desterritorializaciones?
Es lo que hay que encontrar en el inconsciente, sobre todo a nivel
de sus amores.
Fantasma de naturidad, de la raza pura, movimiento de péndulo y
de otra parte fantasma revolucionario de desterritorialización.
Si usted dice sobre el diván del analista que lo que pasa, son todavía
flujos, entonces de acuerdo, pero el problema que yo plantearía
es: hay tipos de flujos que pasan bajo la puerta, lo que los psicoanalistas
llaman la viscosidad de la libido, una libido demasiado viscosa
que no se deja coger en el código del psicoanálisis, entonces sí,
hay desterritorialización, pero el psicoanálisis dice: contra-indicación.
Lo que me fastidia en el psico-análisis del lado de Lacan es el
culto a la castración. La familia es un sistema de trasmisión de
los investimentos sociales de una generación a otra, pero no pienso
que el que se haga el investimento social sea un elemento necesario,
porque de todas maneras hay máquinas deseantes que, por sí mismas,
constituyen los investimentos sociales libidinales de las grandes
máquinas sociales.
Si usted dice: el loco es alguien que permanece con sus máquinas
deseantes y que no procede a investimentos sociales, no estoy contigo.
En toda locura veo un intenso investimento de un tipo particular
del campo histórico, político, social, aún en las personas catatónicas.
Eso vale tanto para el adulto como para el niño, desde la más tierna
infancia las máquinas deseantes están empalmadas sobre el campo
social.
En sí, todas las territorialidades valen con relación al movimiento
de desterritorialización, pero hay como una especie de esquizo-análisis
de las territorialidades, de sus tipos de funcionamiento, y por
funcionamiento entiendo: si las máquinas deseantes están del lado
de la gran desterritorialización, es decir del camino del deseo
más allá de las territorialidades, si desear es desterritorializarse,
es necesario decir que cada tipo de territorialidad es apta para
soportar tal o cual genero de índice maquínico: el índice maquínico
es lo que, en una territorialidad, sería apto para hacer huir en
el sentido de una desterritorialización. Entonces, tomo el ejemplo
del sueño, desde el punto de vista en que intento explicar el papel
de las máquinas, es muy importante, diferente al del psicoanálisis:
cuando un avión pasa o una máquina de coser -el sueño, es una especie
de pequeña territorialidad imaginaria, el dormir o la pesadilla
son las desterritorializaciones- se puede decir que la desterritorialización
y las reterritorialidades solo existen las unas en función de las
otras, pero usted puede evaluar la fuerza de desterritorialización
posible en los índices que están sobre tal o cual territorialidad,
es decir lo que soporta del flujo que huye -huir y huyendo, hacer
huir, no a los otros, sino algo del sistema, un cabo.
Un índice maquínico en una territorialidad es lo que mide en esa
territorialidad la potencia de huir haciendo huir los flujos, en
éste aspecto no valen todas las territorialidades. Hay territorialidades
artificiales, entre más huya y más pueda huir huyendo, más se desterritorializará.
Nuestros amores están siempre situados sobre una territorialidad
que, con relación a nosotros, nos desterritorializan o bien nos
reterritorializan. En este aspecto, hay malentendidos en juego de
investimentos que son el problema del esquizo-análisis: en lugar
de tener como referente a la familia, tiene como referente los movimientos
de desterritorialización, de reterritorialización.
Zrehen: Quiero decir que tu has empleado el término de código para
las sociedades llamadas primitivas, mientras que pienso que no es
posible pensarlas en términos de código porque la famosa marca,
porque hay una marca, que obliga a intercambiar. Porque hay deuda
hay obligación de intercambio. Lo que pasa de su sociedad a la nuestra,
es la perdida de la deuda, entonces cuando dices que el esquizo
es el negativo del capitalista y que el capitalista es el negativo
de las sociedades primitivas, se encuentra que justamente lo perdido
es la castración. Esa marca principal. Tu vas al encuentro de lo
que hace el capitalismo borrando la castración. Lo excluido en el
capitalismo es esa marca inicial y lo que Marx ha intentado hacer
es reintroducir la noción de deuda. Cuando tu me propones un polo
reaccionario de investimento y un polo revolucionario, digo que
tu te das ya los conceptos de "revolucionario" y de "reaccionario"
como instituidos en un campo que no permite apreciar lo que quieres
decir.
Tu empleas corte, yo admitiría que Edipo y la castración están sobrepasados,
pero el capitalismo...
Fuente: Ediciones simbioticas | 20 de septiembre de 2004 | http://ediciones.digital77.com
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