NOTAS EN ESTA SECCION
Datos biográficos
|
Haciendo
posible lo imposible |
Los Cuadernos de Educación
Popular |
Entrevista 2002
NOTA RELACIONADA
Los hitos
que marcan a la izquierda latinoamericana desde la revolución cubana
hasta hoy
ENLACES RELACIONADOS
Rebelión -
Recopilación de obras de Marta Harnecker para descargar |
Amplia información bibliográfica sobre MH
LECTURAS RECOMENDADAS
Cinco reflexiones
sobre el socialismo del siglo XXI |
Marta Harrnecker - Qué es la
sociedad, 1986
Carmen Rivero - El Materialismo Histórico desde el Marxismo Critico

RECORRIDO.
Marta Harnecker es una autora marxista-leninista y socióloga chilena.
Centrada en labores de analítica del movimiento obrero y elaboración
de abundante documentación formativa, fue asesora del gobierno socialista
de Cuba así como amplia colaboradora con los movimientos sociales
de clase en Latinoamérica.
De familia de inmigrantes austríacos, militaba en el catolicismo
durante su juventud. En 1960 visitó la revolución cubana y quedó
impresionada con la misma. A raíz de la prohibición de divulgar
sus experiencias en Cuba por parte de sus compañeros de Acción Católica
(grupo del que era miembro) comienza su alejamiento del catolicismo
militante. En 1962 obtuvo una beca para estudiar en Francia bajo
la tutela de Louis Althusser, durante la cual abandondó totalmente
sus orígenes religiosos en favor del socialismo científico. A su
vuelta a Chile en 1968 comenzó su actividad en el Partido Socialista
y se incorporó al movimiento estudiantil en la universidad. Decepcionada
por el cariz extremadamente teoricista de las discusiones en este
ámbito, decide redirigir sus esfuerzos en la formación marxista
de obreros y campesinos. De su experiencia en estas labores se sintetizaron
sus conocidos trabajos de divulgación marxista.[cita requerida]
Ha sido directora del centro de investigaciones "Memoria popular
latinoamericana" de La Habana. Actualmente reside en Venezuela,
donde es asesora del gobierno de Hugo Chávez.
Sus libros Los conceptos elementales del materialismo histórico
y Cuadernos de Educación Popular, fueron ampliamente utilizado por
los partidos comunistas y organizaciones obreras de los países hispanohablantes
para la formación de sus militantes durante los años 70 y posteriores.
Desde el año 1996 es colaboradora activa de Rebelión. Es viuda de
Manuel Piñeiro.

Marta
Harnecker, haciendo posible lo imposible
Por Ezequiel Pérez Plasencia
Al menos tres generaciones
de todo el mundo se iniciaron en el marxismo a través de un libro
calificado de catecismo, Los conceptos elementales del materialismo
histórico, de la pensadora chilena Marta Harnecker, un texto
que ha pasado por más de sesenta ediciones y que para mucha gente
de izquierdas sigue siendo válido, para otros es una reliquia o
pieza de museo, y andan por ahí esos pavos reales de la intelectualidad
mediática y el papanatismo cultural que tras la consabida metástasis
se avergüenzan ahora de haber leído con fervor militante esa reivindicación
de Carlos Marx. Muchos que se enamoraron o emparejaron o casaron
leyendo a Neruda y Cortázar, a Benedetti y García Márquez, también
estudiaron a fondo en reuniones clandestinas esa obra señera. Ojeo
la cuarta edición española, de marzo de 1975, con las tapas cuarteadas
de encuadernación sencilla pero bien conservada pese al cuarto de
siglo transcurrido, leo apenas un párrafo del entusiasta prólogo
del filósofo Louis Althusser, algunos subrayados a lápiz en rojo
y azul, y tengo a mano los Cuadernos de educación popular, «libros
octavillas» que resumen capítulos de Los conceptos... Y es que Marta
Harnecker acaba de publicar La izquierda en el umbral del siglo
XXI, ensayo acertadamente subtitulado Haciendo posible lo imposible.
Veo su foto en el periódico, apoyada en una tonga de libros, sonriente
y con buena figura, finos paréntesis circundan su boca holgada,
melena rubia y faz con un rasgo indígena. Al parecer es algo coqueta,
nunca dice su edad, y sin duda ésa es la imagen de una mujer madura
y elegante. Harnecker es una escritora prolífica, con cerca de cuarenta
títulos en su currículo; es claro que no ha perdido el tiempo en
La Habana desde que huyó de Santiago de Chile en 1973. Su nuevo
libro es historia y retrato de la realidad latinoamericana a partir
de mediados de siglo y contiene además un lúcido análisis de la
situación política internacional y de las tareas de la izquierda.
A medida que lo leo avanza la madrugada y verifico que, tal como
se anuncia en la recensión del volumen, el ensayo fue escrito pensando
en los jóvenes, a favor de una activa participación ciudadana en
la vida política, contra el adormecimiento y la «macdonalización».
Marta Harnecker ha compuesto durante doce años un estudio riguroso
y exhaustivo que las sensibilidades de izquierdas han de agradecer,
convencida la pensadora de que cada generación no es más torpe que
la anterior, de que aún es posible la utopía. Este libro, a qué
negarlo, rejuvenece.
Fuente: www.eldia.es

Entrevista
a Marta Harnecker: "Hay que articular la izquierda de partido con
la izquierda social"
Por Ester Levinsky
Teórica del marxismo, actualmente radicada en Cuba, piensa que
no están las condiciones para la lucha armada contra la globalización.
En América Latina: Marta Harnecker cree que Chávez y Lula liderarán
lucha anti liberalismo.
Describir a la Marta Harnecker de hoy es difícil para quienes no
la conocieron en la década del 70. Se trata de la principal teórica
del marxismo en América Latina.
Estudió psicología en Chile y en los 60 viajó a Francia, donde "descubrió"
al marxismo siendo todavía católica.
 Los
Cuadernos de Educación Popular
Cuadernos de Educación Popular fue una colección de
la Editora Nacional Quimantú cuyo objetivo prioritario
fue entregar elementos de educación política a “las
grandes masas” para que participaran activamente en
el proceso político que vivía Chile durante el gobierno
de la Unidad Popular. Esta colección estaba dividida
en dos series. La primera correspondía a la entrega
de textos en los que se explicaban conceptos ideológicos
que permitiera a los trabajadores entender el proceso
que vivía el país y las etapas para alcanzar un sistema
socialista. La segunda, para luchar por el socialismo,
abordaba las formas de organización ciudadana y las
claves para avanzar en el desarrollo del socialismo.
Sus directoras, Marta Harnecker y Gabriela Uribe, en
la presentación de Explotados y Explotadores, primer
número de esta colección, señalan: “Las revoluciones
no las hacen los individuos, las ‘personalidades’, por
muy brillantes o heroicas que ellas sean. Las revoluciones
sociales las hacen las masas populares (...) Es por
ello que una de las tareas más urgentes del momento
es que los trabajadores se eduquen, que eleven su nivel
de conciencia, que se capaciten para responder a las
nuevas responsabilidades que surgen del proceso revolucionario
que vive nuestro país.
Los Cuadernos de Educación Popular responden a la necesidad
que tiene cada país de producir sus propios textos de
educación política para elevar la conciencia de las
grandes masas y permitir que sean ellas quienes construyan
en forma efectiva y creadora su propio futuro”.
Rebelión -
Recopilación de obras de Marta Harnecker para descargar |
Ha escrito más de 50
libros, pero se la recuerda principalmente por su libro sobre el
marxismo "Los Conceptos Elementales del Materialismo Histórico",
publicado en 1969 (62 ediciones, mas de 1 millón de ejemplares)
utilizado por varias generaciones de estudiantes latinoamericanos.
Escrito en un lenguaje sencillo, logró un amplio impacto. Fue, además,
una de las primeras profesoras que impartió cursos universitarios
de marxismo.
Según señala la amplia documentación que existe sobre Marta Harnecker,
a la caída del campo socialista aquella influencia volvió a la investigadora
chilena centro de toda clase de críticas y descalificaciones.
Hoy dirige en Cuba el Centro de Recuperación y Difusión de la Memoria
Histórica del Movimiento Popular Latinoamericano. Vive en La Habana
desde 1974, donde se casó con el mítico Manuel "Barbarroja" Piñeiro,
articulador de los movimientos guerrilleros latinoamericanos, entre
ellos el Frente Patriótico Manuel Rodríguez.
Cualquiera podría pensar que con esta historia se trataría de una
mujer con un discurso "incendiario". Nada más equivocado. Es una
mujer elegante, madura de aspecto y de acción, y con una gran dosis
de autocrítica.
Su edad, de acuerdo a distintos perfiles que existen sobre ella,
es un misterio. En alguna entrevista ha declarado que "cuando me
preguntan cuántos años tengo esquivo la respuesta diciendo que fui
un genio precoz... o que, como dicen los cubanos, tengo mucha juventud
acumulada".
-¿Cuál es su relación con la izquierda chilena hoy?
"Con la izquierda tradicional, con los partidos de la Unidad Popular
no tengo relación. He venido a Chile a ver a mi familia y unos muchachos
de la SurDa me contactaron para ir a las universidades hace varios
años. Como a mí me interesa mucho trabajar con la juventud, fue
interesante ese contacto. He trabajado con los protagonistas de
muchas experiencias en América Latina, encontrado experiencias muy
interesantes de una izquierda que utiliza la vía institucional,
especialmente en los gobiernos locales. Esta gente pensaba que yo
iba a ir a pelearme con muchachos que no creen en la cosa institucional,
pero resulta que contarles esas experiencias, las historias, y que
no llegara con esquemas pre hechos, no despertó debate sino que
interés en conocer más profundamente las experiencias."
-Han pasado cosas importantes en la izquierda latinoamericana Sugiero:
¿la izquierda chilena está fuera de ello?
"No me gusta pronunciarme desde fuera y no viviendo en Chile sobre
la izquierda de este país. No sigo el proceso chileno. He estado
concentrada en aquellos lugares donde he hecho trabajos, en el tema
brasileño, uruguayo, venezolano. Creo que las ocho experiencias
más interesantes de lucha contra el neoliberalismo que he encontrado
son las que pongo en mi último libro, Me parece , sin embargo, que
está empezando en Chile, una búsqueda interesante....
La tesis central de mi libro es de que hay que articular la izquierda
de partido con la izquierda social. Creo que es importante aclarar
que para mí la izquierda abarca mucho más allá de la izquierda partidaria."
-En Chile hay una distancia enorme entre una y otra. ¿Es bueno que
se junten esas instancias?
"Este fenómeno que me
dices se da en Chile, lo he detectado en todos los países en los
que he trabajado. Y aún en izquierdas partidarias exitosas, que
logran ser primeras fuerzas políticas como en El Salvador por ejemplo,
en Uruguay o Brasil con el propio PT. En estas fuerzas que logran
avanzar por el camino institucional, se ha producido un cierto un
distanciamiento del movimiento social".
-¿Lula representa ahora a la izquierda?
"Sí, claro. El Movimiento de los Sin Tierra es uno de los más radicales
de Brasil y apuesta a Lula porque entiende que aunque haya hecho
una alianza con un sector empresarial, sabe el objetivo contra el
cual hay que luchar. Tenemos que luchar por frenar el neoliberalismo
que es nuestro enemigo fundamental. Y hay sectores empresariales
importantes en Brasil que están contra de ese proyecto de globalización
neoliberal, que quieren un desarrollo de Brasil, de su mercado interno,
de sus industrias nacionales.
Porque en Brasil no pasó lo que pasó en Chile en que se arrasó con
las empresas nacionales. Hoy nos queda la exportación de materias
primas. Creo que hoy no es el momento de plantearse como objetivo
inmediato hacer transformaciones sociales profundas. Pero sí creo
que podemos intentar frenar el neo liberalismo.
Lula y Chávez estarían en este esfuerzo por articular en nuestros
países de América Latina una forma distinta para crear una posibilidad
de enfrentamiento de la de globalización que no se puede hacer hoy
solitariamente".
-¿Eso implica una evolución de su pensamiento, porque hace algunas
décadas los cambios se conseguían a través de la revolución?
"Pienso que ha cambiado la situación del mundo. No es que piense
que ya la revolución no es necesaria. Es que la correlación de fuerzas
del mundo hoy es muy distinta a la de la época de los 60. Esta correlación
es muy negativa hoy. Lo que existía en aquella época era un campo
socialista con una fuerza creciente, en expansión y que había llegado
de alguna manera a competir económicamente en algunos sectores con
el mundo desarrollado.
Hoy ese campo desapareció y tenemos en el plano militar un imperio
que decide por todos. Esa es una realidad que hay que tener en cuenta.
Ante esta correlación negativa de fuerzas creo que tanto Chávez
como Lula levantan un proyecto que se plantea tareas de corte antineoliberal:
desarrollar pequeñas y medianas empresas para dar empleo y crear
un mercado interno. Tanto el uno como el otro no se plantean dejar
de pagar la deuda externa.
El asunto es cómo crear una correlación de fuerzas articulando a
muchos países que en un momento determinado permita negociar las
condiciones del endeudamiento en una forma positiva".
-¿Pero no cree que cuando estos grupos llegan al poder, tienen que
hacer tantas transacciones que al final pierden su sentido?.
"Bueno, ese es un peligro y hay que correr ese riesgo. Peor es quedarse
con los brazos cruzados. Y la forma de evitar que esos procesos
se frustren es la de ir construyendo fuerza. Si tú logras construir
una fuerza interna y una fuerza internacional que te apoye, las
condiciones son distintas. Por ejemplo el plebiscito que se hizo
contra el Alca en Brasil, en que 10 millones de personas condenaron
el Alca, es un elemento en el que Lula se puede apoyar. Es muy distinto
que los gobernantes de nuestros países afronte solos a los grandes
poderes mundiales a que cuenten con el argumento de la presión popular".
-En la década de los 60, 70, había un apoyo y una respuesta ideológica
para la izquierda que hoy no hay.
"Creo que se está en un proceso de búsqueda. Hay grandes referentes
y hay grandes revalorizaciones de aspectos que planteaban los clásicos
y que se habían olvidado. Hoy la izquierda es un izquierda que construye,
más que una izquierda que se limita a criticar o una izquierda testimonial.
La gente que creo que tiene más aportes que hacer a la izquierda
hoy es aque que está convencida que tiene que trabajar con los sectores
populares para hacer crecer a esta gente en experiencias democráticas
territoriales que permitan levantar alternativas aunque sean pequeñas.
En una comuna en una alcaldía, en un asentamiento, donde se practique
una lógica que no sea del lucro, sino que una lógica solidaria y
humanista, y en donde la izquierda no sólo declare ser mejor sino
que lo demuestre en la práctica.
Por ello es que difundo la experiencia de la alcaldía de Porto Alegre,
y, en general, de los gobiernos del PT en Brasil,. Son gobiernos
que nacen con un tercio de apoyo y éste crece en cada gestión de
gobierno, no se desgastan. Se trata de gobiernos transparentes y
no corruptos. Ellos exponen los recursos que tienen frente a la
opinión pública, hacen participar a la gente en la definición de
qué obras se harán en la ciudad, e invierten las prioridades preocupándose
principalmente de los sectores más desvalidos. La gente ve gobiernos
diferentes.
Y hoy en que hay gran escepticismo de la política y de los políticos,
y la gente sólo cree cuando ve prácticas políticas diferentes como
las anteriormente señaladas Y por eso es que Lula puede presentarse
a las elecciones y decir "nosotros no tendremos la experiencia de
gobierno central, pero sí tenemos experiencias de gobierno en varias
regiones del país que son exitosas". Creo que es un interesante
camino de acumulación de fuerzas que se da también en Uruguay y
El Salvador".
-¿Qué pasa con la intelectualidad en izquierda?
"Creo que tenemos una crisis teórica que tiene que ver, entre otras
cosas, con que no tenemos una crítica del capitalismo de hoy a la
altura de la que Marx hizo del capitalismo en su época,. Creo que
muchos de los instrumentos de análisis que el creó son válidos todavía,
pero como el mundo ha cambiado, hay que crear los nuevos conceptos
que den cuenta de las nuevas situaciones. Y en eso estamos atrasados
y por eso digo que el marxismo está en crisis. Como marxista yo
no pienso que podemos fabricar un esquema social en el aire, tenemos
que fabricarlo en el análisis de las contradicciones y de los nuevos
conocimiento científicos de hoy.
Considero que no se puede criticar a Marx por no haber dado cuenta
del problema de la ecología. De hecho en El Capital hay cuatro párrafos
muy significativos que hablan de la destrucción de la naturaleza
por el capitalismo. Hay que entender que él se dedicó a estudiar
el capitalismo y su lógica del lucro que lleva a ignorar los problemas
ecológicos. Si lo hace es porque hay movimientos ecologistas que
le obligan. Pero nosotros, marxistas, que queremos construir otra
sociedad, sí tenemos que elaborar una teoría económica que tenga
en cuenta la ecología como un elemento fundamental".
-¿Cree que el marxismo no fue capaz de elaborar sociedades con socialismos
reales?
"Caído el socialismo, se llegó a la conclusión de que el marxismo
no servía, como si la prueba de su validez hubiera sido el socialismo
real. Ahí, coincido con Eduardo Galeano, cuando dice que fuimos
invitados a un funeral cuyo muerto no era el nuestro. Porque el
socialismo que desapareció no era el de nuestras utopías.
Nosotros lo que pretendíamos era una sociedad más justa, más igualitaria
y con mayor protagonismo de la gente, mientras que en el socialismo
desaparecido todo se decidía arriba sin participación popular en
la toma de decisiones. Si cayó tan rápidamente fue porque nadie
lo sentía como suyo.
Creo en una sociedad en que el pueblo sea el verdadero protagonista
de esa sociedad y por eso es que quienes trabajan hoy por hacer
que la gente se transforme en protagonista en distintos espacios,
están acumulando para esa sociedad que queremos construir. Digo
que la democracia es lo más difícil que hay, la democracia no se
decreta, requiere una transformación cultural de la gente, y esta
transformación se hace en el ejercicio democrático. Por eso es que
abogo por un instrumento político que sea realmente democrático,
que contemple las diferencias. Nosotros éramos bastante autoritarios
y bastante homogenizadores en el pasado. Creo que entender las diferencias,
entender que hay vocaciones de militancia distinta, no exigirle
a toda la gente el mismo patrón de militancia. Eso no es invento
mío, no es la Marta que se puso a pensar y a leer libros, sino que
es la práctica que se ha dado en muchas organizaciones latinoamericanas
que yo he recogido a través de entrevistas: primero a guerrilleros
y luego a partidos con desafíos electorales como es el Frente Amplio
de Uruguay y el PT en Brasil y luego gobiernos locales".
-¿Cuánto pesa en usted eso, viviendo en la revolución cubana? ¿Qué
pasa si se encuentra con cosas que contradicen la revolución cubana?
"Mira, lo primero que habría que aclarar respecto al instrumento
político es que si bien en América latina creo que lo que se busca
es crear instrumentos con una concepción plural, que se rechaza
generalmente la idea del partido único, yo defiendo la concepción
del partido único en Cuba porque no es el partido bolchevique que
creen algunos. Es partido único cubano nace inspirado en Martí,
que al ver que ese país tardaba en independizarse de los españoles
debido a las divisiones internas de los patriotas abogó por crear
un partido que los reuniese a todos. Para mí el partido único en
Cuba se justifica mientras exista la amenaza que significa Estados
Unidos a sólo 90 millas".
-¿Cómo es su relación emocional con Chile?
"Es de frustración. Dejé un Chile solidario, y vuelvo y encuentro
un Chile de gente que vive estresada, con un calendario de actividades
enorme, sin tiempo para conversar, sin tiempo para vivir. Hecho
de menos el Chile de antes. Cuando decidí tener una hija y casarme
en Cuba, decidí quedarme en Cuba, porque no me gusta estar en dos
lados".
-¿Ud. es cubana y ya no chilena?
"No, soy chilena. No quise a aceptar nacionalizarme cubana, que
era una exigencia para poder militar en el partido cubano, porque
considero que tengo una responsabilidad en Chile. Milite en Chile,
que es mi país y no voy a renegar de mi nacionalidad. Me da tristeza
ver cómo se frustró un proceso tan lindo como el chileno, fue precioso.
No me gusta juzgar y como no he estudiado bien el proceso chileno
prefiero no pronunciarme".
-¿Y su autocrítica?
"Algunos dicen que soy la culpable de muchas cosas en América Latina
con mi manual. Ahora mismo estoy viendo si hago una revisión o una
nueva presentación de este libro, porque sigue siendo empleado para
formar en marxismo, ya que no hay otra cosa. Claro que tengo algunas
autocríticas que hacerme.
Fundamentalmente en la concepción del partido y de la política.
En mi libro La Izquierda en el Umbral del Siglo XXI desarrollo un
idea de política, critico la política definida como el arte de lo
posible y planteo que debe concebirse como el arte de construir
una fuerza que permita hacer posible en el futuro, lo que hoy aparece
como imposible. Y si concibo la política así, el instrumento político
para mí tiene que ser un instrumento que facilite y estimule esa
construcción de fuerza social".
-¿Pero cuál es el en el elemento crítico?.
"Hay un cuaderno por ahí que habla del partido leninista, de la
vanguardia. La idea un poco de que los que tenían la teoría eran
los que tenían soluciones y que lo que había que hacer era educar
en la teoría. Creo que no puse suficiente énfasis en la práctica
social, en la práctica de lucha. Hoy estoy absolutamente convencida
de que es en esa práctica donde va creciendo la gente. Se necesita
y no niego la teoría, pero le doy mucho más énfasis hoy a la práctica
social, a la práctica de lucha".
-¿En la América Latina de hoy cuánto de válido tiene la lucha armada
como método para lograr cambios?
"El único país donde queda lucha armada es en Colombia. La correlación
de fuerzas mundiales hace muy difícil un triunfo armado hoy día.
Insisto mucho en que el problema de la violencia no es un valor
o bandera que defiende la izquierda. Es una simple constatación.
Primero hay que saber muy bien que la violencia la imponen sectores
privilegiados cuando los sectores populares logran por medios democráticos
avanzar en un proyecto que hiera o golpee los intereses de los privilegiados:
eso ocurrió en el Chile de Allende; en El Salvador; y está ocurriendo
hoy en Venezuela".
-Sin embargo la revolución no es un elemento presente ahora en América
Latina, y podría decirse que la opresión sigue igual como en otros
momentos de la historia.
"Sigue igual y en algunos casos peor. Pero se ha visto que la correlación
de fuerzas hace muy difícil un triunfo armado Y creo que la gente
se ha llegado a convencer de que hay que agotar las vías pacíficas,
porque la guerra no produce nada bueno. Es un costo muy grande que
se afronta. Creo que hoy la izquierda trata de avanzar al máximo
por la vía pacífica. En la medida que podamos construir por la vía
pacífica, por la vía democrática, es mejor, porque esa transformación
cultural que se necesita se produce en estos procesos democráticos.
Es muy difícil que en las guerras se produzca esa transformación.
Ahora, creo que nadie podrá rechazar que se recurra a las armas
si la disyuntiva es luchar por la liberación o permanecer esclavos".
-¿Cree que efectivamente se podrá vencer al capitalismo?.
"Sí creo, si no estaría llorando. Son bien sintomáticas algunas
cosas que están pasando. La correlación es muy negativa, pero evidentemente
que no es la misma situación hace tres años que hoy. El hecho que
triunfe Lula para mí es muy sintomático. Hay cosas que nos indican
que se está construyendo una fuerza que hace que se dobleguen determinadas
política. Una de ellas, además de las experiencias que he estudiado
en este último libro es el Foro Social Mundial, ese gran encuentro
de los sectores progresistas. Está consiguiendo que nos sintamos
más fuertes. Hoy cada vez más la izquierda entiende que tienen que
juntarse todos los que están contra este modelo de globalización
neoliberal y que la radicalidad no está en lo radical de los programas,
sino en la fuerza que nos da el estar juntos más gente ".
La SurDa
La SurDa, el grupo que trajo a Marta Harnecker a Chile, es, como
la definen sus integrantes, una orgánica política nueva que intenta
superar las formas tradicionales de organización de la izquierda,
y que en este sentido es más flexible.
Desarrollan su acción principalmente en el mundo poblacional, estudiantil
y de los trabajadores, pero a nivel de las bases. Editan una revista,
La SurDa, y cuentan con una editorial del mismo nombre. Comenzaron
a articularse a comienzos de los 90, pero, como reconocen sus dirigentes,
"fueron esfuerzos primigenios".
"Estamos en una búsqueda permanente por encontrar las nuevas formas
en que la organización popular se puede dar. Fuera de la forma tradicional
y también fuera de los ideologismos propios de la izquierda. Encajarnos
en el formato de la izquierda tampoco nos acomoda. Tenemos una vocación
de ruptura y de recreación permanente, pero es muy difícil en un
país como éste", asegura Rodrigo Ruiz.
Apuntan, dice, a la organización popular en función de construir
una democracia con justicia social, y están en contra del sistema
neoliberal. Además, consideran que el régimen político que existe
en Chile es propio de ese esquema.
Durante la semana que estuvo Marta Harnecker en Chile la llevaron
a asambleas por gran parte del país, en donde se reunió con estudiantes
y dirigentes poblacionales. Estos actos se realizaron en la Universidad
de Los Lagos en Osorno, donde el presidente de la Federación es
Marcos Cárcamo, de la SurDa; en La Universidad Austral de Valdivia,
donde el presidente de la federación estudiantil es Diego Sáez,
SurDa; en la Universidad del Bío Bio, donde su presidente estudiantil
es César Casanova, SurDa. En la Universidad de Concepción, donde
el presidente es Diego Olivares, SurDa.
En Coronel hubo una reunión con dirigentes sociales, donde la Surda
tiene equipos de trabajo. En La Universidad Arcis, de Santiago,
presentaron un video producido por el centro de estudios que dirige
Martha Harnecker en Cuba sobre el Movimiento de las Sin Tierra de
Brasil . En Iquique se realizó otra asamblea en la Universidad Arturo
Prat, donde el presidente de la federación no es de la SurDa, pero
si de un grupo de izquierda autonomista.
El Mercurio online,
Santiago de Chile, 14 de octubre de 2002.