

Santiago
Pampillón fue asesinado el 7 de septiembre de 1966
Su muerte añadiría más dolor
y rabia al enfrentamiento que, casi dos meses antes, había provocado la
dictadura de Juan Carlos Onganía cuando anunció, el 29 de julio de ese año,
la intervención a las universidades.
En la resistencia a la dictadura, todas las tardes grupos de estudiantes
se concentraban en varios lugares céntricos. El grueso batía palmas y gritaba
consignas para llamar la atención, otros cortaban la calle, un orador gritaba
unas pocas palabras y todo el mundo huía antes de que llegaran los carros
de asalto.
En julio de 1966, a pocos días de la intervención, una asamblea multitudinaria
en la escalinatas del Pabellón Argentina de la Universidad de Córdoba, definió
una huelga por quince días; medida que contó con la solidaridad expresa
del movimiento obrero, que organizaba para los estudiantes ollas populares
en los sindicatos ante la decisión de la dictadura de cerrar el comedor
universitario. La dictadura pretendía avanzar también hacia una universidad
con aranceles y cursos de ingresos para abolir su carácter de masas.
Se hizo necesario organizar clandestinamente una nueva asamblea masiva,
para reconsiderar el conflicto porque muchos estudiantes se veían forzados
a regresar a sus lugares de origen. En la primera semana de setiembre de
1966, miles de volantes convocaron a una asamblea en la Plaza Colón con
la idea de atraer allí al grueso del aparato represivo y pasar de boca en
boca la consigna de que la asamblea se haría en una esquina céntrica el
7 de setiembre a las 20.
El plan falló parcialmente, ya que más de un millar de estudiantes fueron
rodeados en la Plaza Colón por la policía, que apagó el alumbrado público
e iluminó la concentración con reflectores. Entretanto, en otras esquinas
aledañas se concentraban miles de estudiantes. Al momento de abrir la asamblea
decenas de patrulleros dieron inicio a una batalla campal, en que el aire
estaba saturado por los gases lacrimógenos.
En un momento dado, la infantería comenzó a replegarse y el dominio estudiantil
se hizo más fuerte. Desbordada, la policía comenzó a reemplazar los gases
lacrimógenos por las balas. En la Plaza Colón ,entretanto, los estudiantes
salían como podían del cerco policial y marchaban al centro. En conjunto,
la batalla se libraba en un radio de 20 cuadras. 'Han matado a un estudiante'
anunciaba el canal televisivo de la Universidad.
En la avenida Colón, un policía
había disparado a sangre fría sobre Santiago Pampillón.
Esa noche, los estudiantes fueron nuevamente reprimidos cuando se concentraron
frente al Hospital de Urgencias, donde se trasladó el cuerpo de Pampillón,
replegándose en el barrio Clínicas hasta el amanecer. Un negro manto de
silencio y luto cubría al movimiento estudiantil cordobés, que perdió el
año lectivo mientras la huelga se apagaba junto con 1966.
La resistencia del 66, la ocupación del barrio Clínicas y la lucha de calles
corroía la imagen de invulnerabilidad del aparato represivo de la dictadura,
mientras el movimiento estudiantil profundizaba en un polo antidictatorial
su relación con el movimiento obrero. Siguiendo a Tosco, la CGT de los Argentinos
y oficializando la relación con el movimiento obrero por fuera de la burocracia
sindical.
El asesinato de Santiago Pampillón, quien se transformaría en un símbolo
por su doble condición de obrero y estudiante, condensó a la unidad obrero-estudiantil
y fue el inicio de un camino que, menos de tres años después, el 29 y 30
de mayo de 1969, desembocaría en la batalla de dos días entre el pueblo
cordobés y la policía que pasó a la historia con el nombre de Cordobazo
y que significo el principio del fin de esa experiencia dictatorial.
Fuente: www.rosariosur.blogspot.com

El
asesinato de Santiago Pampillón. Días de dolor y rabia
Por Angel Stival y Juan
Iturburu
"Lamento las víctimas producidas y las que vendrán"
La frase, pronunciada por el gobernador de Córdoba, Miguel Angel Ferrer
Deheza, que asumía con más desesperación que lucidez el asesinato de Santiago
Pampillón perpetrado el 7 de setiembre de 1966, pintaba la torpe firmeza
de las autoridades frente a la lucha estudiantil. Pero la muerte de Pampillón,
obrero y estudiante, añadiría más dolor y rabia al enfrentamiento que, casi
dos meses antes, había provocado la dictadura de Juan Carlos Onganía cuando
anunció, el 29 de julio de ese año, la intervención a las universidades.
La respuesta a esa medida fue fulminante y masiva.
Sin quererlo ni saberlo, Onganía y su entorno de tecnócratas y cursillistas
ponían en marcha un proceso en el que, durante cuatro años, el movimiento
estudiantil se politizaría aceleradamente, ejercería la democracia directa
y se foguearía en la lucha de calles contra la represión. Tras la intervención,
vino la huelga y el debate político sobre cómo encarar la lucha contra la
dictadura, uno de cuyos hitos fue la célebre asamblea del Pabellón Argentina,
en la Ciudad Universitaria, donde se produjo el primer choque entre las
viejas representaciones estudiantiles y las nuevas corrrientes, aún en gestación,
que tendrán protagonismo principal en el Cordobazo y después.
Agustín Tosco
- Discurso en el homenaje a Santiago Pampillon. Emision del
programa radial
Atrapados en libertad
por AM 530, La Voz de las Madres
|
Si en todas las universidades
del país la intervención --y el vaciamiento académico que la acompañó-posteriormente
generó un inmediato repudio, en Córdoba el gobierno tripartito, la autonomía
y la gratuidad de la enseñanza formaban parte del orgullo histórico de la
Reforma de 1918. Pero, ya desde antes del golpe, los estudiantes cordobeses
cuestionaban los límites de esa estructura y reclamaban una universidad
abierta al pueblo.
La demanda democratizante no se formulaba con la retórica de antaño sino
que provenía de la presencia concreta de los hijos de trabajadores de la
clase media, pequeños empresarios y productores rurales, cuyas aspiraciones
habían crecido junto con los índices de movilidad social y de alfabetización
de la Argentina de los 60, comparables a los de los países centrales. Precisamente,
la lucha por mayor presupuesto, motivo de movilización en la etapa anterior,
había respondido a estas expectativas. Todo lo contrario se dejaba oír desde
el poder.
En los años previos al golpe, la intervención a las universidades había
sido tema de debate entre las clases dirigentes, sumamente fastidiadas por
la porción cada vez mayor del gasto público con que se financiaba una estructura
académica incontrolable, sin utilidades inmediatas y que cobijaba a una
intelectualidad crítica y a un sector social sumamente sensible a las reivindicaciones
democráticas y a las propuestas de cambio.
"No permitiremos que acosen a nuestra juventud extremismos de ninguna naturaleza",
dijo Onganía en su discurso del 9 de julio de 1969, en el Sesquicentenario
de la Declaración de la Independencia. "Si fijamos con claridad el rumbo
--agregó--, nadie podrá apartarla de su destino de grandeza". Claro como
el agua, ese discurso ultramontano cayó como una piedra en un movimiento
estudiantil cuya unidad se asentaba en la defensa de la democracia universitaria.
Flores
sencillas para un recuerdo
"Eran las 15:40. El sol de una primavera vecina del invierno
comenzó desde temprano a despertar de su letargo al pavimento,
al aire y a la gente. Y los jóvenes, primeros en sentir con
su espíritu de tales el asomo primaveral, rindieron los nacientes
pétalos a la memoria de un joven como ellos, que la intolerancia
de los hombres hizo tronchar pleno de promesas; un tallo que
comenzaba a florecer en la vida. Las flores, frágiles con su
lenguaje juvenil, sirvieron como homenaje del estudiantado de
Córdoba a Santiago Pampillón. Sí; esas flores que alguien colocó
sobre la céntrica Avenida Colón, en la cuadra del 300, donde
el infortunado cayó el miércoles. El pavimento, negro de origen
y de luto, tuvo dos significativas manchas que no eran otra
cosa que un clavel blanco y otro rojo. Al frente, atado a un
árbol, un pequeño ramo fue colocado. Medido el tiempo, poco
fue lo que duró el homenaje. La recordación perdurará lo que
no pudieron permanecer esas flores, ya que la policía se las
llevó…"
[Fragmento de La Voz del Interior, septiembre de 1966] |
Paralelamente, fermentaba el
proceso político alentado por las nuevas corrientes socialcristianas y de
izquierda independiente que comenzaban a cuestionar los límites del reformismo,
poniendo en tela de juicio la representatividad de los centros de estudiantes
tradicionales y su capacidad de contener y dar respuesta a los problemas
de la época.
Así, la agrupación social cristiana Integralismo planteaba estas cuestiones
desde fuera de la Federación Universitaria de Córdoba (FUC), hasta entonces
un verdadero gremio estudiantil al que todos estaban afiliados por el sólo
hecho de matricularse. Hijos de las nuevas condiciones políticas, los integralistas
se organizaban como movimiento amplio y en abierta confrontación con la
derecha clerical y confesional.
En su seno convivían tendencias de izquierda y de derecha, pero la fuerte
influencia ideológica del cristianismo tercermundista, unida a su enorme
capacidad de movilización y un temperamento confrontativo, favoreció naturalmente
la hegemonía del sector más radicalizado, cuyas cabezas visibles eran Susana
Buconic y Luis el Huevo Rubio. Fue lo más parecido al peronismo que hubo
en el movimiento estudiantil cordobés y, de hecho, sus principales dirigentes
lo eran, aunque por entonces la agrupación no se definiera como tal y el
peronismo tuviera corrientes minúsculas en la Universidad.
Simultáneamente, crecía una izquierda sin compromisos con las estructuras
de la izquierda tradicionales, ávida y desprejuiciada lectora de la literatura
que cuestionaba la ortodoxia soviética (Jean Paul Sartre, Lucien Goldman,
Gyorg Lukacs, Henry Lefebvre). Su pensamiento político rechazaba el positivismo
liberal de las agrupaciones universitarias socialistas, radicales y comunistas,
revisaba las posiciones de la izquierda tradicional frente al peronismo
e intentaba aplicar la teoría marxista a la realidad nacional.
Esta perspectiva nacionalista de izquierda se entendía fácilmente con los
sectores progresistas de Integralismo a partir del común denominador antirreformista
en lo estudiantil y antimperialista en lo político, a lo que se agregaba
una natural predisposición de lucha en ambos sectores.
Tales corrientes representan un momento de transición: ninguna de ellas
sobrevivirá al Cordobazo, al menos como fueron hasta 1969. La inserción
en el movimiento obrero las transformará profundamente junto con un proceso
de decantación y reformulación del pensamiento político y de los métodos
de lucha y organización. Así, Integralismo aportará cuadros al Peronismo
de Base, a las Fuerzas Armadas Peronistas, Fuerzas Armadas Revolucionarias,
Montoneros e, incluso, a la Juventud Peronista Lealtad.
De la izquierda independiente, en tanto, surgirán muchos de los dirigentes
de Poder Obrero, LAP-MRA, Orientación Socialista, Comandos Populares de
Liberación, Fuerzas Armadas de Liberación y el Partido Revolucionario de
los Trabajadores (PRT), que absorberá también militancia de las agrupaciones
reformistas. Hasta 1966, en la FUC era prácticamente hegemónico el kozakismo,
corriente casi personal cuyo nombre proviene del chaqueño Abraham Kozak,
marxista independiente influido por las ideas políticas del grupo Pasado
y Presente, escindido del Partido Comunista en 1962. El carismático Kozak
no dejó sucesores de envergadura y su estilo fue rápidamente olvidado cuando
el escenario del conflicto dejó de ser el Concejo Tripartito y pasó a las
calles.
Aún así, las agrupaciones que integraban la FUC, como el Movimiento de Orientación
Reformista (MOR, comunistas), la Franja Morada (radicales) y el Movimiento
Nacional Reformista (MNR, socialistas), disputaron palmo a palmo la hegemonía
del movimiento estudiantil.
La identidad cordobesa
Hasta aquí, nada puede explicar porqué el movimiento estudiantil cordobés
resistió tan prolongada y tenazmente la política universitaria del onganiato,
aprendiendo las nuevas formas de acción directa y vinculándose, más allá
de las declamaciones, con los obreros fabriles que cristalizará en el Cordobazo.
Hay algo que está en la base de la resistencia estudiantil cordobesa y que
la distingue de la del resto del país --incluyendo Buenos Aires, tras la
noche de los bastones largos--: es el paisaje urbano de Córdoba y la composición
de su población universitaria.
Por historia y ubicación geográfica,
la ciudad estaba abierta al interior de la provincia y del país, e incluso
a otras naciones latinoamericanas. El prestigio académico de su universidad
es un imán.
Llegan mendocinos, riojanos, catamarqueños, salteños y jujeños que saltan
sobre Tucumán; chaqueños, correntinos y entrerrianos que soslayan Santa
Fe y Rosario. Bolivianos y peruanos son innumerables, pero los hay también
de Venezuela, Colombia y hasta de México y Haití. Sufren el desarraigo,
pero disfrutan la libertad de ser jóvenes sin ataduras familiares. Son miles
y se hacen sentir en la vida social y económica de la ciudad.
No gastan mucho pero son dueños de sus espacios y si, al principio, la ciudad
los mira con una mezcla de recelo y simpatía, finalmente los adopta. Este
vínculo entre la sociedad cordobesa y los estudiantes se hará claramente
visible durante la huelga del 66. Nadie pasaba ante una alcancía estudiantil
sin dejar una moneda y, cuando la dictadura cerró el comedor universitario,
las casas de familia se abrieron para sentar a su mesa a los jóvenes luchadores.
Ningún discurso podía convencer a los cordobeses de que esos eran los agitadores
profesionales, los subversivos que alteran el orden con fines inconfesables.
Una gran parte de la sociedad cordobesa empezó a entender y a odiar a la
dictadura por estos menesteres más que por las proclamas políticas. No pasaría
mucho tiempo para que lo expresara sin dejar dudas.
La asamblea
En julio de 1966, a pocos días de la intervención, la Coordinadora Estudiantil
(integrada por las agrupaciones y los centros de estudiantes del IMAF, Escuela
de Artes y Universidad Tecnológica) convocó a una asamblea multitudinaria
en la escalinatas del Pabellón Argentina. Los principales oradores fueron
Carlos Alonso (Franja Morada), Chacho Camilión (Agrupación Universitaria
Liberación), Domingo Cavallo (Ateneo), Renato Forte (Tecnológica) y el huevo
Rubio. Integralismo, que había movilizado una gran cantidad de estudiantes
y que vivía una importante polémica interna, llevó a la asamblea la propuesta
de huelga por tiempo indeterminado. En realidad, esta posición la impuso
una fracción tradicional que había participado del conflicto entre enseñanza
laica y enseñanza libre, vinculada con sectores nacionalistas confesionales
que tuvieron participación directa o indirecta en el golpe de Onganía.
Sus aliados eran los socialcristianos del Ateneo, Frente a ellos se ubicaba
un amplio abanico de tendencias que incluía la Franja Morada --que tenía
sus centros de actividad en Medicina e Ingeniería y que pretendía extenderse
a otras facultades-- el MOR, el MNR y la AUL, que era la expresión universitaria
del Movimiento de Liberación Nacional. Con la intervención a la Universidad
se produjo una recomposición de este espacio, que se hará visible en la
asamblea y en el desarrollo posterior del conflicto, cuando emergen nuevas
tendencias y dirigentes independientes de gran consenso en sus respectivas
facultades. Es el caso de los centros de la Universidad Tecnológica y del
Instituto de Matemáticas, Astronomía y Física (IMAF), sumamente prestigiados
por su representatividad y capacidad de movilización. Este espacio político
elabora conjuntamente una propuesta de confrontación con la dictadura a
largo plazo.
La opción entre huelga por tiempo indeterminado o lucha desde adentro tenía
como telón de fondo la caracterización de la dictadura y de sus objetivos
políticos y económicos estratégicos. La segunda consigna se apoyaba en la
convicción de que Onganía profundizaría la ofensiva contra los estudiantes
y, principalmente, contra el movimiento obrero.
Por lo tanto, había que preparse para un duro y largo enfrentamiento, en
el que ya se vislumbraba una confluencia del movimiento popular.
Esta anticipación tenía sus raíces tanto en una nueva cultura política como
en el avance concreto de un sindicalismo que, en Córdoba y con Agustín Tosco
a la cabeza, tensaba sus fuerzas para una resistencia prolongada y tenaz.
Los partidarios de la huelga por tiempo indeterminado reducían los objetivos
de la resistencia a lograr recambios internos: la renuncia del ministro
del Interior, Martínez Paz, y del rector de la Universidad de Córdoba, Ernesto
Gavier, apagando el reclamo de que se derogara la Ley de intervención a
las universidades.
Forte dijo entonces: ..."en 1958 discutimos el mismo tema, y luchamos y
nos movilizamos para que renuncie el ministro, al fin el ministro renunció,
pero quedó la ley y quedó la Universidad que ellos querían". Reforzando
esta posición, Alonso afirmó que "la cuestión no es Gavier o no Gavier,
o Martínez Paz o no Martínez Paz,, el problema es el sistema, y el sistema
está estampado en la ley".
El último orador, Rubio, propuso la huelga por tiempo indeterminado y ganó
la votación. Inmediatamente, estallaron las contradicciones de Integralismo
y, no bien terminó la votación, el propio Rubio señaló que, para mantener
la unidad de acción, proponía extender la huelga por 15 días más y que,
a partir de ese plazo, se revalorizara la situación. La propuesta tuvo total
adhesión. Esta unidad en la acción, junto con la solidaridad expresa del
movimiento obrero en una ciudad que vivía la resistencia estudiantil como
propia, será la base de una resistencia prolongada.
La huelga
La dictadura intentaba mantener el principio de autoridad y orden a través
de la represión a cualquier manifestación estudiantil. Todos los dirigentes
--en particular los oradores de la asamblea que había dispuesto la huelga--
tenían orden de captura. Así fue como se produjo un rápido aprendizaje de
métodos de funcionamiento clandestino y de formas de protesta que, como
los actos relámpago, pasaron a formar parte del folklore cordobés. Todas
las tardes, de lunes a viernes y hasta la noche, grupos de estudiantes se
concentraban en varios lugares céntricos.
El grueso batía palmas y gritaba consignas para llamar la atención, otros
cortaban la calle con las célebres molotov (su versión más simple era una
botella con nafta, aceite -o gasoil- y una mecha en el pico, que se encendía
antes de arrojarla), un orador gritaba unas pocas palabras y todo el mundo
huía antes de que llegaran los carros de asalto y el célebre Neptuno, que
arrojaba agua coloreada para identificar a los manifestantes. Entretanto,
la dictadura avanzaba en el disciplinamiento ideológico que provocó renuncias
masivas en el mejor nivel académico de la Universidad de Córdoba.
Al igual que en Buenos Aires, el vaciamiento científico fue irreparable.
La Coordinadora de Estudiantes prorrogó la huelga desde la clandestinidad,
mientras se cerraba la polémica inicial sobre el direccionamiento que debía
tener la lucha. Los que en algún momento especularon con la renuncia de
Martínez Paz y de Gavier descubrieron que con Onganía no había espacio para
diálogo o negociaciones, sino un orden verticalista y autoritario.
La discusión giraba ahora sobre cómo replantear el conflicto. La huelga
no se podía prolongar demasiado porque muchos estudiantes se veían forzados
a regresar a sus lugares de origen. Si bien, ante el cierre del comedor
universitario, los sindicatos solidarios abrieron sus puertas y se organizaron
ollas populares a las que toda la comunidad aportó con entusiasmo, era necesario
reconsiderar el curso del conflicto. Pero, ¿cómo y dónde reunir a miles
de estudiantes? La Coordinadora solicitó al rectorado que permitiera una
nueva asamblea en la Ciudad Univeristaria. Pero las autoridades querían
quebrar la huelga y denegaron el permiso. Entonces se decidió apostar al
funcionamiento masivo en la clandestinidad y organizar la Asamblea con ese
método.
Santiago Pampillón
En la primera semana de setiembre de 1966, miles de volantes convocaron
a una asamblea en la Plaza Colón. La idea era atraer allí al grueso del
aparato represivo y pasar de boca en boca la consigna de que la asamblea
se haría en una esquina céntrica el 7 de setiembre a las 20.
El plan falló parcialmente, ya que más de un millar de estudiantes fueron
rodeados en la Plaza Colón por la policía, que apagó el alumbrado público
e iluminó la concentración con reflectores.
Entretanto, en San Martín y 9 de julio y en otras esquinas aledañas se concentraban
miles de estudiantes, mientras arribaban los miembros de la Coordinadora.
El clima era de alegría y alborozo por el reencuentro de todos con todos.
Rápidamente, el huevo Rubio subió a un banquito e intentó abrir la asamblea.
En ese momento, atronaron las sirenas de decenas de patrulleros que convergían
hacia el lugar. Se desató entonces una batalla campal en la que se aplicó
toda la experiencia de lucha acumulada desde el día de la intervención.
Los patrulleros encaraban a gran velocidad entre una lluvia de piedras,
y se retiraban abollados para regresar por otro lado. Cuando llegó la infantería
policial, los manifestantes optaron por la táctica de dispersarse para volverse
a concentrar, cambiando continuamente de lugar.
El aire estaba saturado por los gases lacrimógenos. En un momento dado,
la infantería comenzó a replegarse y el dominio estudiantil se hizo más
fuerte. Desbordada, la policía comenzó a reemplazar los gases lacrimógenos
por las balas. En la Plaza Colón, entretanto, los estudiantes salían como
podían del cerco policial y marchaban al centro. En conjunto, la batalla
se libraba en un radio de 20 cuadras. Un consternado y lacónico Sergio Villarruel
repetía en el canal televisivo de la Universidad: "Han matado a un estudiante".
En la avenida Colón, frente a la galería Cinerama, un policía había disparado
a sangre fría sobre Santiago Pampillón. Esa noche, los estudiantes se concentraron
frente al Hospital de Urgencias, donde se trasladó el cuerpo de Pampillón.
Nuevamente reprimidos, se replegaron hacia el barrio Clínicas -su nombre
proviene del Hospital de Clínicas-, que fue tomado hasta el amanecer.
El silencio
La Marcha del Silencio que, desde Alta Gracia encabezó la conducción de
la CGT local (Tosco, Miguel Angel Correa y José Petrucci), fue dispersada
por la policía al llegar a Plaza España. Un negro manto de silencio y luto
cubría al movimiento estudiantil cordobés, que perdió el año lectivo mientras
la huelga se apagaba junto con 1966. Pero la dictadura de Onganía había
quedado afectada en su principio de autoridad., ya que no pudo quebrar la
huelga pese a la feroz represión.
Por otro lado, la resistencia del 66, la ocupación del barrio Clínicas y
la lucha de calles, dejaron abiertas cuestiones estratégicas concretas,
tales como la organización de la autodefensa del movimiento popular y la
importancia de los triunfos tácticos para crear confianza en las propias
fuerzas, al mismo tiempo que se destruía la imagen de invulnerabilidad del
aparato represivo de la dictadura. A lo largo de 1967, la práctica del movimiento
estudiantil se concentró en acciones solidarias con conflictos obreros,
pues la dictadura no daba sosiego, y en la denuncia del tipo de universidad
que pretendía el gobierno militar, con aranceles y cursos de ingresos para
abolir su carácter de masas.
La etapa se cerró con el surgimiento de la CGT de los Argentinos, que permitió
al movimiento estudiantil confluir con sus reivindicaciones un polo de referencia
antidictatorial. Fue Raimundo Ongaro quien, siguiendo el camino abierto
por Tosco y quebrando la hostilidad que caracterizó al vandorismo, oficializó
la relación con el movimiento estudiantil.
Fuente: www.los70.org.ar

Homenaje
a Santiago Pampillón en el 4° aniversario de su muerte
12 de septiembre de 1970
Centro de Estudiantes de Ciencias Médicas de Rosario
Compañeros y compañeras, estudiantes rosarinos, es para nosotros, los trabajadores
de Luz y Fuerza de Córdoba, para los gremios independientes de Córdoba un
gran honor, una gran satisfacción poder participar de este emocionante homenaje
que el Movimiento Estudiantil de Rosario, rinde al primer mártir del movimiento
obrero y del estudiantado, inmolado por la feroz represión a las luchas
estudiantiles que desde el día lunes en Córdoba se manifiesta en actos,
homenajes, ocupaciones, etc., reivindicando la razón y el sentido de la
lucha en particular de Santiago Pampillón, que cayera alevosamente baleado
por la policía el día 7 de Septiembre de 1966; que estuviera en agonía en
el Hospital de Urgencia de Córdoba, sustraído de los estudiantes y del pueblo
hasta el día 12 de septiembre en que falleció. Y venimos también en particular
a traer nuestro reconocimiento de hermanos argentinos a todos los que luchan
en el país y particularmente en Rosario, por las grandes consignas que levanta
el movimiento popular, todos los sectores populares que son la conquista
por parte del pueblo de la Justicia Social y de la liberación nacional.
Traemos este reconocimiento porque cuando nos encontramos con compañeros
que están en la lucha crece nuestra esperanza, nuestra fe y nuestro entusiasmo
para perseguirla, y cuando hace cuatro años cayó un joven obrero y estudiante,
bajo la feroz represión y hoy nos reunimos para reivindicar esa gloria del
movimiento obrero y estudiantil, le estamos enseñando a la dictadura y al
sistema que pese a todas las represiones, que pese a todos los Pampillones,
el pueblo está firme y decidido a construir su destino por más represión
que se aplique. Entonces, esto es un homenaje a Santiago Pampillón, pero
también es una ratificación de la continuidad de nuestra lucha. Continuidad
que se plantea en Córdoba, que se plantea en Rosario, en La Plata, en distintos
lugares del país. Donde la juventud que es el porvenir de nuestro pueblo,
que es la dinámica esencial de nuestro pueblo no acepta la sumisión, no
entra en el juego del participacionismo que también pretende introducirse
en la Universidad y cada vez con más fe y con más profundidad concientiza
su programa reivindicativo para llevarlo adelante inexorablemente. En este
homenaje a Santiago Pampillón, no podemos olvidar los momentos acaecidos
en Córdoba en esa semana de septiembre de 1966. Onganía vivía aún en esa
prefabricada expectativa esperanzada por ese denominado "consenso táctico"
que él tomaba como un mandato surgido para usufructuar el poder. Tenía como
Ministro del Interior a un cordobés, el Dr. Martínez Paz, -que por ironía
era profesor de Derecho Constitucional en la Universidad Nacional de Córdoba-
y tenía en Córdoba un gobernador de la vieja oligarquía cordobesa, el Dr.
Ferrer Dehesa.
La expectativa esperanzada, el consenso táctico que en alguna medida se
había producido en Córdoba, quedó completamente desnudada por el alevoso
asesinato cometido contra Santiago Pampillón, quedó quemada ante la lucha
del estudiantado y del movimiento obrero que en las calles demostraban su
repudio a la política universitaria, a la política económica que tenía como
exponente al embajador plenipotenciario ante los EE.UU de Norteamérica,
el Ingeniero Álvaro Alzogaray. Y esa manifestación de resistencia que se
planteó, desnudó la imagen auténticamente represiva de la dictadura. Por
que Pampillón no cayó en una batalla preparada por el estudiantado. Cayó
en una manifestación de protesta alevosamente baleado por la espalda por
un policía. Por que Pampillón fue sustraído del calor popular e internado
y conducido a Mendoza, para evitar mayores exteriorizaciones, pero de cualquier
manera se produjeron por la vía de huelgas de hambre, por la vía de continuidad
de los paros de los estudiantes o incluso, cosa difícil en estos momentos,
por la política conciliadora de las direcciones obreras, incluso se expresó
en un paro de actividades en Córdoba que fue sancionado por el Plenario
de Gremios ante una moción de nuestra organización. Y ese propio Plenario
de Gremios destacó una delegación que fue a Mendoza a acompañar los restos
de Santiago Pampillón. Delegación que tuve el honor de integrar. Y fuimos
a Mendoza a la casa humilde de los padres de Pampillón. Por que Pampillón
era la síntesis de lo que es el militante revolucionario: el hombre que
trabaja y estudia y que quiere construir en su país y en si mismo está logrando
esa unidad que tanto pregonamos, que es la unidad del movimiento obrero
y la unidad del estudiantado...
Cuando fuimos a Mendoza a esa casa humilde, pudimos comprobar la adhesión
popular a la lucha estudiantil, todos conocemos las dificultades tradicionales
que existen en Mendoza para este tipo de exteriorizaciones. Sin embargo
– y tenemos una película adquirida a un noticiero - mas de 3000 personas
acompañaron los restos de Pampillón, la mayoría estudiantes, estudiantes
secundarios y universitarios, y eso que se había establecido el horario
de 17 y 30 para el sepelio y a las 16 y 30 ya se adoptaron medidas policiales
para trasladar el féretro al cementerio de Mendoza. De allí recogimos, hablando
con los estudiantes, esa ansiedad, ese deseo de todos para que las cosas
mejoraran en nuestro país, para que fuera reconocido el derecho del pueblo
y de ahí surgía el primer gran enfrentamiento en el Movimiento Obrero con
los sectores participacionistas. De casualidad en esa misma oportunidad
nos encontramos en Mendoza con Jerónimo Izetta, que fue increpado por los
estudiantes, por que la CGT en esa oportunidad no había dado un comunicado,
- como no puede dar, no dio y no da comunicados sobre los grandes problemas
que afectan los derechos humanos en Argentina.- Y el compañero Izetta señaló
que la representación de la CGT Nacional estaba dada por la CGT de Córdoba.
O sea que ante el justo reclamo de los compañeros estudiantes por la ausencia
de la CGT, en la condena al asesinato de Pampillón, deriva sus responsabilidades
– como suelen hacerlos reiteradamente – en este caso en la CGT de Córdoba.
Izetta como tantos otros representantes y representa la vía conciliadora
del movimiento obrero, la vía al servicio del sistema, la vía de la domesticación
de nuestro pueblo. Y allí se comprobó y se comprobó a través de toda su
trayectoria. Pero volviendo al caso de Santiago Pampillón, desde ese momento
su nombre fue un símbolo, fue una bandera, fue un programa para la liberación
nacional. Y en los años sucesivos siempre con firmeza cada vez más evidente,
se ha conmemorado el sacrificio de Santiago Pampillón. La dictadura entendía
que era posible aplacar la rebelión del pueblo por ese método y lo aplicó
en gran medida. El 14 de Diciembre de 1966, fue posible lograr que se decretara
un paro general de actividades, cumplido por todo el movimiento obrero.
Las bases - como siempre el auténtico trabajador unido en su reclamo con
el estudiantado y con las fuerzas profesionales - exigía la continuidad
de ese plan de acción. Y el 1° de Marzo de 1967 fue decretado día de paro
general, con un plan de lucha que nacía el 22 de Febrero de 1967, con concentraciones,
manifestaciones y una serie de medidas que exteriorizaban la protesta del
pueblo y en particular de la clase obrera. En esa oportunidad hicimos una
manifestación en Córdoba, se nos reprimió y varios fuimos presos y el 1°
de Marzo de 1967 cumplimos el paro general pero la dirección de la CGT claudicó.
Cuando con mas fuerza se descargó la represión contra el movimiento obrero,
por que fue en aquella oportunidad que Uds. recuerdan, que ya habían hecho
la experiencia de avasallar al gremio portuario, de encarcelar al compañero
Tolosa, mientras Francisco Prado, lamentablemente de Luz y Fuerza también
iba al festival de Cosquín a comer unas empanadas y a tomar unos vinos,
mientras los compañeros portuarios tenían que soportar la represión policial,
las topadoras que les tiraban abajo sus casillas. Y el 1° de Marzo ante
todo ese avance de la dictadura se realizó el paro. Pero la dictadura descargó
sobre el movimiento obrero las intervenciones a los sindicatos mas combativos.
Intervino FOTIA, intervino Prensa, intervino QUÍMICOS, intervino TELEFÓNICOS.
Sancionó a los trabajadores con días de suspensión. Intervino UNIÓN FERROVIARIA,
y a los compañeros de Unión Ferroviaria se los rebajó de categoría, se los
rebajó de sueldo y se los obligó a cumplir las mismas funciones que venían
desempeñando. Se dejó cesante a toda la comisión directiva y al compañero
Prado, que en los congresos de Luz y Fuerza cuando nosotros acusábamos a
San Sebastián, a Krieger Vassena – que era el nuevo Ministro de Economía
– quería resolver la cuestión diciendo que había que tener cuidado con estos
porque con estos no se podía jugar. El se ve que estaba acostumbrado a jugar
a los paros, a jugar a las reivindicaciones y al ver que el sistema a través
de sus representantes mas reaccionarios se ponía duro, ya tenía y no quería
más jugar, pero tampoco quería más pelear como lo demostró. Ese año de 1967,
transcurrió con la represión acentuada en una serie de medidas que nos afectaban
a todos, que afectaban al pueblo en general, que en la política económica
significaba congelación de salarios, significaba congelación las retribuciones
de jubilados y pensionados. Que acrecentaba la desocupación, que favorecía
a la desnacionalización de las empresas, que reprimía al movimiento estudiantil
introduciéndose en sus centros, en sus organizaciones; que instauraba una
política universitaria cada vez mas oscurantista y reaccionaria; mientras
que por otro lado la comisión de delegados de la CGT que reemplazó a Prado
por haberse quemado, en todas esas acciones claudicantes, programaba un
congreso para normalizar la Confederación General del Trabajo. Y ese congreso
fue programado para los días 28, 29 y 30 de marzo de 1968. Y nosotros levantamos
la bandera de que en ese congreso, debían participar en un sitio de honor
los compañeros y los sindicatos que habían sufrido la represión de la dictadura.
Sin embargo la política de los participacionistas de Alonso de los dirigentes
de Vandor fue que había que aceptar que había que hacer un congreso con
los únicos que eran reconocidos y que como máximo a los compañeros que habían
sido sancionados, reprimidos, perseguidos, intervenidos, esos compañeros
podían tener como máximo vos y no podían votar. O sea que aquellos que se
habían jugado más contra la política que nos espoleaba, que nos atropellaba
y nos ofendía a todos, esos tenían que quedar al margen del congreso. Pero
el movimiento obrero, que pese a todas las claudicaciones, pese a las derrotas
transitorias, siempre ha salido adelante, con los intervenidos, con los
sancionados, con quienes no estando intervenidos o sancionados los sentíamos
solidarios con esa actitud y exigíamos que esos compañeros participaran
en un sitio de honor dentro del congreso. Con eso se ganó al participacionismo,
al dialoguismo en el congreso del 28,29 y 30 de marzo de 1968 y se convocó
a todo el movimiento obrero a través de la CGT de los Argentinos, a la lucha
contra la dictadura, a la lucha contra las monopolios, a la lucha contra
el imperialismo, a la lucha, a la gran lucha por la liberación nacional...
Y así fue que fracasó ese intento de instrumentar al movimiento obrero como
base política para la salida, a la perpetuación de la Revolución Argentina.
Todos nos acordamos que Onganía hablaba de que quería un movimiento obrero
representativo. Lo dijo en distintas oportunidades, lo dijo en una oportunidad
visitando Fíat, en Córdoba. Pero la representatividad era una representatividad
condicionada a su dependencia a la política comunitaria y neo-corporativista
que llevaba adelante, Onganía y Borda, nuevo Ministro del Interior.
Esta nueva agrupación del movimiento obrero, recorrió el país con un gran
concepto que nosotros continuamos levantando, "el de la unidad de todos
los trabajadores piensen como piensen, tengan el color partidario que tengan,
profesen la religión que profesen". Unidad que significó Villa Quinteros
en Tucumán, Villa Ocampo en Santa Fe, Ensenada en Bs. As., Comodoro Rivadavia
en Chubut, etc. Unidad que demostró que este es el camino del pueblo argentino
para poder lograr su liberación, unidad que nos hace superar circunstanciales
diferencias o matices en nuestras opiniones, pero que nos unifica en los
objetivos comunes que nos trazamos. Unidad que por todos los medios se trató
y debe tratarse de llevar adelante pese a todos los conciliadores. Y fue
que el pueblo con trabajadores, con estudiantes, con fuerzas cívico-populares,
con los Sacerdotes del Tercer Mundo que levantaron grandes consignas de
liberación, relacionándose con los problemas del pueblo y no relacionándose
con los sacerdotes reaccionarios al servicio de la oligarquía, constituían
ya en la práctica ese gran frente para la liberación que todos los argentinos
debemos postular. Y fue el 2° aniversario de la dictadura, 28 de junio de
1968 que se realizaron manifestaciones en distintos lugares del país. Se
realizaron en Buenos Aires, en Rosario, en Córdoba. En Córdoba esa noche
tuvimos 322 detenidos por la policía al ser impedida la realización del
acto frente a la CGT, como eran sucesivamente prohibidos todos los actos
del movimiento estudiantil. Nos aplicaron rigurosa y consecuentemente una
violencia. Violencia que hizo correr nuestra sangre de estudiantes y nuestra
sangre de trabajadores. Violencia que hoy condenan. Violencia que hoy quieren
impedir cuando ellos son los principales causantes y artífices de la violencia
institucionalizada y de la violencia que se aplica todos los días contra
el pueblo argentino. Entonces, esa violencia impedía que pudiéramos hacer
un acto y a cada acto que acudíamos teníamos los perros, los caballos, los
gases, los policías, etc. Y nuestros compañeros iban presos ¿y por que?
Por que queríamos unirnos, por que queríamos discutir nuestros derechos,
por que queríamos oponer una política popular a la política reaccionaria.
Por eso se nos golpeaba, por eso se nos atropellaba, por eso se nos encarcelaba.
Y con ese método, por esa vía creían ellos que iban a aplastar la rebeldía,
el espíritu de justicia de nuestro pueblo. Poco tiempo después, en Septiembre
de 1968, en Córdoba se resuelve realizar una semana de homenaje a los mártires
populares. Ya Hilda Guerrero había caído en Tucumán, una trabajadora, una
madre argentina, una delegada sindical, que reclamaba trabajo y pan para
sus hijos, también cayó ante las balas de la policía, en una pacífica manifestación,
el compañero Aravena, cayó bajo las balas policiales, con una bala inserta
en la columna vertebral que hoy, en Córdoba lo mantiene, lamentablemente
paralítico y que el gobierno lo subsidia con 10 mil pesos mensuales, para
tratar de redimir tal ves el crimen que cometió con este compañero de 23
años que continúa estudiando, con este compañero que recibe la solidaridad
de todos los estudiantes y de los trabajadores pero que está paralítico
en su cama por una agresión alevosa que fue cometida por el régimen de represión.
Y cayeron compañeros presos nuevamente. Y cada vez se acentuaba mas el propósito
de introducir con política comunitaria, nos hablaban de un nuevo tipo de
democracia nos hablaban de un nuevo tipo de representatividad, en la práctica
querían trasladar hechos superados y repudiados a través de la historia,
como el fascismo, el nazismo, el falangismo en una experiencia nueva para
Argentina de forma de consolidar el sistema y de evitar que el pueblo resolviera
realmente los problemas del mismo y del país... Y fue en Córdoba donde esta
experiencia neo-corporativista quería llevarse adelante con bombos y platillos;
el Dr. Carlos Caballero que realizaba el saludo romano en su juventud, creó
el Consejo Asesor, ya el pueblo tenía una forma nueva de manifestar su voluntad.
Un Concejo Asesor con nuevas representaciones de los cuales muchos eran
empresarios y uno de la clase trabajadora; que a su ves eran escogidos por
el gobierno y no tenían el carácter de representativos, era la elite, era
el grupo de la minoría selecta que iba a resolver todos los problemas para
que ese pueblo ignorante, para que ese pueblo sumiso marchara por el camino
que ellos le trazaran. Y fue en la reunión de Gobernadores de Alta Gracia
donde Onganía trató de darle el aval definitivo a esa política de los Consejos
Asesores y se fue en automóvil y se fue con Caballero y penetró a la reunión
de los gobernadores del brazo de Caballero, para decir: este es mi ejemplo
de gobernador y éste es el ejemplo que políticamente debe continuarse en
todo el país, por que nosotros queremos un país comunitario, un país que
tenga un proceso donde los sectores del pueblo eleven su nivel de vida,
sino un país donde el proceso de los sectores populares se integre a la
política de los grandes monopolios, a la política del imperialismo. Una
estratificación de la sociedad que impediría llevar adelante este proceso
de liberación y de rendición humana. Y entramos entonces al año 1969, donde
la imagen de ese compañero que hoy le rendimos homenaje, iba cruzando la
historia, y manifestándose cada ves mas vibrante en la expresión de quienes
luchaban. Y esa política represiva que tendió a comprimir la rebelión del
pueblo fue acentuada hasta el grado inconcebible de atacar las manifestaciones
estudiantiles a balazos. Y atacar al movimiento obrero no solo en sus protestas
públicas sino en todos sus derechos. En Córdoba, se anuló la ley del sábado
inglés, que regía desde 1932. No se reconocía la antigüedad de los compañeros
del transporte por el solo hecho de cambiar de empresa; se aplicó la denominada
quita zonal, colocando en situación distinta en situación desventajosa a
los compañeros trabajadores por el solo hecho de estar en el interior del
país y fue así que estas medidas originaron que el 4 de mayo una asamblea
del Sindicato de Mecánicos se pronunciara por la lucha y saliera a manifestar
a la calle su protesta y fuera reprimida por la policía, violentamente,
existiendo varios detenidos. Nosotros el 1° de mayo participamos en un acto
en la Ciudad Universitaria, en Córdoba, en plena coincidencia con el F.E.L
que se denominaba en ese momento, Frente Estudiantil en Lucha en el cual
se agrupaban distintas tendencias del movimiento estudiantil cordobés, y
se sentía la opresión y el atropello sobre todos los derechos. Se veía al
Concejo Asesor deliberando y resolviendo al margen del consentimiento incluso
del pueblo no solo de su voluntad o de su mandato. Y fue cundo continuando
la lista de mártires el 15 de mayo cae el compañero Cabral, asesinado en
Corrientes en una manifestación en la que se reivindicaba el precio del
comedor estudiantil. Y fue cuando aquí en Rosario se inicia una heroica
lucha estudiantil acompañada por el pueblo, una heroica lucha que arrojó
dos mártires más, dos compañeros que merecen el mismo respeto y el mismo
homenaje que Santiago Pampillón, el compañero Bello y el compañero Blanco.
Nosotros en Córdoba, denunciábamos que el atropello había llegado a tal
grado que con la pistola 45 se tiraba por la espalda a los compañeros aprendices,
estudiantes como el compañero Blanco, y lo denunciamos públicamente, asumiendo
las mismas responsabilidades que permanentemente hemos asumido. Y fue cuando
aquí se instauraron como medios para reprimir esa justa rebelión de los
rosarinos los Tribunales Militares. El día 20 de mayo yo fui detenido nuevamente
en el barrio Clínicas, y liberado de inmediato fui invitado a la Universidad
Católica de Córdoba, por los compañeros estudiantes a pronunciar unas palabras
con motivo del aniversario de la fecha patria y los acontecimientos que
se vivían. En esa oportunidad, cuando aun funcionaban aquí los Tribunales
Militares, nosotros señalábamos, " tenemos mártires en nuestra trayectoria,
tenemos al compañero Pampillón, al compañero Cabral, al compañero Bello,
al compañero Blanco, a la compañera Hilda Guerrero y esas fuerzas de represión
que constituyen tribunales especiales para quienes luchan por los derechos
del pueblo, deben dar vuelta sus armas y si constituir tribunales de guerra
para los monopolios, y para los explotadores"...
Luego de esa exposición se creó un serio conflicto en la Universidad, por
que incluso- por órdenes superiores, a los compañeros de la Universidad
Católica se le tenía en período de reflexión mientras los compañeros de
la Universidad Nacional luchaban en las calles por sus derechos. Y en ese
momento yo apelé a los compañeros estudiantes diciendo que es correcto reflexionar,
pero la hora de la reflexión había terminado y debían darse el brazo con
los compañeros de la Universidad Nacional y con los compañeros trabajadores
y exteriorizar en la calle la protesta. Y el día 26 de mayo un plenario
de gremio declaró el paro activo para los días 29 y 30 por 37 horas a partir
de las11 hs. Del día 29; la CGT Nacional declaró un paro de 24 hs. Para
el día 30 de mayo. A nosotros en ese caso, en algunas oportunidades, se
nos preguntó si la acción del estudiantado, era un reflejo de las luchas
de París, si esta era una cuestión de minorías activas, si era una cuestión
de espontaneísmo, si estaba vinculado con la teoría de Cohn Bendit, de Rudi
Dutschke, etc. Nosotros dijimos no. Aquí no es espontaneísmo, aquí hace
tiempo que venimos luchando y padeciendo y esta movilización es organizada,
es decretada con hora y fecha, de ahí que espontaneísmo no sea la cualidad,
sino la organización. El hecho de demostrar y de hacer valer la presencia
activa de este pueblo y el 29 de Mayo fue, con hora, 11 hs., por resolución
de los plenarios y ese mismo 29 de Mayo confluyeron al centro de la ciudad
todos los obreros de todas las fábricas, todos los estudiantes para realizar
una multitudinaria concentración de protesta; pero la represión que se había
ensañado con toda esta serie de mártires, volvió a actuar y un compañero
nuestro, sin haber llegado al centro, el caso del compañero Máximo Mena,
de Mecánicos, cayó con un balazo en el corazón cerca de la terminal de ómnibus.
Y de allí evidentemente el pueblo no pudo contener su indignación su espíritu
de lucha. Y así con sus manos, con su cuerpo, con su dignidad, con su valentía,
con su protesta, con su repudio a todo con eso y reventando esa compresión
que tres años que nos impedía hacer actos, que nos impedía manifestarnos,
superó las fuerzas de la represión y tomó la ciudad de Córdoba en los que
nosotros llamamos el glorioso Cordobazo del 29 de Mayo.
Esa manifestación multitudinaria del pueblo significó que interviniera el
Ejercito y significó que apresaran a miles de manifestantes y de no manifestantes
y significó que se juzgara arbitrariamente a 32 personas condenándolos a
una serie de años de prisión que tuvieron que padecer por seis meses y medio.
Tribunales que no respetaron en absoluto ninguna mínima norma jurídica.
En mi caso – y lo he señalado en distintas oportunidades y significó incluso
la clausura de una revista por el Ministro del Interior Imaz - fui apresado
a las cuatro de la tarde y a las doce de la noche me llevaron a la policía,
llevado a los cuarteles incomunicado, interrogado por los tribunales militares,
en el plazo de 8 hs. ya tenía la condena firmada de 8 años y tres meses
de prisión. Como tuvieron otros compañeros de diez años, ocho, seis, cinco,
tres años etc. Y surgió el problema de la subversión, problema de los extremistas,
el problema que encarcelando a esos dirigentes la gente no iba a ser llevada
por el mal camino. Sin embargo, y nosotros en cada oportunidad que tenemos
aprovechamos para reconocer la solidaridad que se nos brindó.
Estuvimos varios meses alejados de las bases y fue cuando el pueblo más
lucho en todo el país. Fue cuando después del 29 y 30 de mayo, se realizó
el paro del 17 y 18 de junio, se realizó el paro del 1° de julio por nuestras
reivindicaciones y con repudio a Rockefeller. Se realizó el paro del 30
de julio, se realizó el paro del 27 de agosto, se realizó el glorioso Rosariazo
del 16 y 17 de septiembre. Se realizó el paro del 19 y 30 de octubre. Entonces
era de la idea o de la actividad de algunos ciudadanos, de algunos trabajadores,
de donde surgía esa reacción del pueblo? No, era la reacción nacida del
propio pueblo, era organizada por el propio pueblo y en definitiva por el
clima de Onganía y de toda la represión de todos los años que nos dieron.
"Nosotros cuando llegamos a Córdoba nuestro primer grito fue de "¡Abajo
la dictadura! ¡El pueblo es quien nos ha liberado! "Y de ahí, de esas heroicas
luchas del pueblo argentino de 1969, de ahí de ese córdobas, de ese rosariazo,
surgió cada vez más acentuado lo que hemos denominado "la rebelión de las
bases". Ya no sólo en la calle los compañeros disputaban el derecho a expresarse.
Tuvimos expresiones donde los trabajadores ya no aceptaban la instrumentación
para la elección de sus dirigentes, destinados a conformar una CGT participacionista.
Y tuvimos en el mes de diciembre y en el mes de enero un conflicto que conmovió
al país. Un conflicto de principios, como era el conflicto de El Chocón.
Un conflicto donde se demandaba, fundamentalmente, el respeto a la voluntad
soberana de los trabajadores. Cuando el participacionista y entregado Coria
al servicio de Onganía, de Levingston y del sistema, desconoció la elección
del Chocón. La gendarmería, nuevo instrumento de represión, que colocan
para impedir la libre expresión del pueblo, enfrenta a los trabajadores
que luchan por defender su voluntad soberana. Esto se dio también en la
fábrica de Perdriel y de Fiat de Córdoba, y vimos aquí cerca también en
esos meses, en Villa Constitución la lucha del movimiento obrero contra
las intervenciones, contra la patronal, contra el gobierno defendiendo sus
derechos.
En Córdoba organizamos para el 31 de enero de 1970 la Reunión Sindical y
Popular por la Justicia Social y la Liberación Nacional, que algunos creían
que no iba a dar resultado, que no iba a tener adhesión, pero cuando se
proclamaron sus objetivos, que era la defensa de los derechos humanos en
todas sus particularidades, en la Argentina, esa reunión provocó una adhesión
cada vez mayor en distintos sectores del pueblo. Nos decían que era la unión
democrática, nos imputaban toda una serie de hechos. Nosotros decíamos pónganle
el nombre que quieran pero aquí están los compañeros de la Textil Escalada
de Tucumán, los compañeros de El Chocón, los compañeros del ferrocarril
Roca, están los compañeros estudiantes de Rosario, los estudiantes de Santa
Fe, los curas del Tercer Mundo de Corrientes, de Córdoba, de Tucumán. Que
le pusieran el nombre que quisieran. Esta reunión tomó una envergadura tal,
que fue prohibida por Onganía. Fue prohibida por Huerta. No sólo fue prohibida
si no que se intervino a la Asociación Redes Cordobesa. (Que es un club
que nos había alquilado el local para esa reunión) Porque la Comisión Directiva
respetando el acuerdo, se negaba, como se le había insinuado a rescindir
el contrato. Y fue ese día Córdoba ocupada por las fuerzas de represión.
Pese a todo esto en una reunión menor hecha clandestinamente, se hizo un
documento, uno de los documentos que junto con el del 1° de mayo de 1968
nos sirve de doctrina básica para nuestras soluciones, para nuestra acción.
Intervienen el Sindicato
El 4 de febrero se atacó a balazos por una banda armada la Sede de nuestro
Sindicato. Hicieron ocho disparos de armas de fuego y fueron heridos dos
estudiantes. Fue clausurado el Sindicato por disposición de Huerta. El 5
de febrero Onganía firmó la ley de intervención al Sindicato de Luz y Fuerza
de Córdoba. Ley de intervención que pese a que Levingston dice que el pueblo
argentino ya no va a votar sino que va a elegir, en este momento no deja
que 3.000 trabajadores de Luz y Fuerza de Córdoba puedan elegir sus auténticos
representantes. Y mantiene a nuestra organización como única organización
intervenida en el panorama sindical del país. O sea que el hecho de continuar
sustentando el compromiso adquirido con nuestras propias convicciones con
todos nuestros compañeros llevó a que fuera intervenida nuestra organización,
a que perdiéramos los permisos gremiales, a que tuviéramos que actuar así
como estábamos actuando; con gran satisfacción y con gran alegría, pero
también con un gran sacrificio como es el de trabajar todo el día y luego
recorrer distintos lugares y contactarnos con estudiantes y con trabajadores
que estén dispuestos a continuar la lucha.
La lucha renació nuevamente en el mes de Abril, y particularmente en Córdoba
con ocupaciones de fábricas, con cuatro paros activos que realizó todo el
movimiento obrero, con un paro general incluso el día 23 de Abril, que se
hizo en todo el país y cayó Onganía.
Revolución Argentina Opus II
Los tres Comandantes en Jefe se dieron cuenta que Onganía era autocrático,
que conducía al país por un camino incompatible con nuestras tradiciones
democráticas. Se dieron cuenta cuando ya Onganía tenía el repudio total
de la población. Cuando su sistema represivo no servía nada más que para
exacerbar los ánimos y para profundizar la lucha. Y cambió toda la temática.
El nuevo presidente importado cambió la temática y de pasar de la Revolución
que no tenía plazo y que tenía objetivos pasó a esta Revolución que tiene
plazo, que no es corto. Ya no dicen lo mismo que decía Onganía que el plazo
era largo. Hoy han intentado un nuevo término que es que el plazo no es
corto. Nosotros hemos preguntado si se puede definir con cierta aproximación
—no digamos con precisión— la diferencia que existe entre aquello que "es
largo" y aquello que "no es corto". Ahora en una revista salió en esta semana
la definición: "el plazo es mediano". Pero nosotros, aquí exponiendo nuestras
ideas y como una parte que corresponde, en el homenaje a Santiago Pampillón
que es el de descifrar los objetivos y denunciar las trampas que se preparan.
Debemos decir y definir lo que ha señalado el presidente Levingston: que
la Revolución Argentina tendrá una salida institucional. No, que el país
tendrá una salida institucional y carátula de opositores aún a quienes aceptando
el hecho de la Revolución Argentina están en contra. Y carátula de enemigos
a quienes no aceptan el hecho de la Revolución Argentina nada más que como
una contrarrevolución reaccionaria. A nosotros no nos importa el rótulo
que nos coloquen. Simplemente denunciamos una vez más que no es ni lo republicano,
ni lo representativo, ni lo federal, ni lo democrático, ni lo popular lo
que pretende instrumentar la continuidad de la Revolución Argentina de Onganía.
Y eso está bien claro por una condición básica, que define la identidad
de la política de Onganía con la política de Levingston, que es la política
económica trazada por Moyano Llerena, que salvo la diferencia de porcentajes
es una reproducción de la política económica instaurada por Krieger Vasena
el 13 de marzo de 1967. Política económica que ha merecido la condena y
el repudio de las propias empresas de las Federaciones Económicas, adheridas
a la Confederación Económica. Denuncias que muchas veces están más allá
de las que realiza la propia CGT. Práctica de oposición que está mucho más
allá que la que realiza la propia CGT, porque ellos hacen sus congresos
regionales. Ellos denuncian que esta devaluación del peso significa aumentar
los costos de producción, significa facilitar la importación de productos
manufacturados, significa hacer entrar en competencia a industrias de alto
nivel tecnológico con nuestra industria, que es someterla a la transferencia,
a la compra o a la disolución. Entonces sí, la política económica de Moyano
Llerena-Levingston o Levingston-Moyano Llerena es exactamente igual a la
de Onganía-Krieger Vasena. ¿Nosotros podemos creer realmente que el régimen
actual va a organizar una salida popular, va a respetar el criterio del
pueblo para designar auténtica y libremente a sus representantes? En absoluto.
Alguien ha definido que el programa político de la Revolución Argentina
está dado por el Ingeniero Gabrieli, tradicional conservador de Mendoza,
al cual se le ha restituido la gobernación y que ha tratado de lograr integrar
un gabinete con una serie de desertores de distintos movimientos populares
para facilitar la salida política institucional de la dictadura. Y de ahí
que nosotros hayamos calificado con razón, que éste es un conglomerado de
usurpadores, de desertores y oportunistas; que es un conglomerado de los
Gabrieli, de los Sapag, de los Lucco, de los Leandro Fernández, de aquellos
que consideran agotado su ideal, que se han enancado en el caballo de la
Dictadura, que creen que va a ser posible hacer un nuevo fraude al pueblo.
Pero como no fue posible que Onganía se mantuviera sin término en el poder,
como no fue posible que se cumplieran esos largos plazos que constantemente
pregonaba, el pueblo también hará imposible que se instrumente una salida
posible de fraude, una salida política al servicio del imperialismo, una
salida política orquestada con desertores al servicio de los monopolios
y por la dependencia nacional. .
Levingston habla
El general Levingston habla y dice muchas cosas, le habla a los trabajadores
como a la masa humana que hace el gran esfuerzo, que ha comprendido todo
este proceso, y por eso no se hace eco de la subversión; a los estudiantes
como juventud que ha de ser el porvenir y la construcción futura del país;
a las mujeres las llama a compartir la tarea revolucionaria de este régimen.
Dice que quiere sacar adelante a nuestro país. Pero dentro de toda esa verborragia
demagógica y bonapartista, de esa verborragia paternal, de ese ser ungido
por un poder extraterreno que nos viene a redimir a nuestro país de todos
nuestros actos, anormalidades y distorsiones, están las frases que dan realmente
cuenta cuál es la verdad, cuál es el propósito y cuál es la esencia de la
política que lleva adelante este gobierno. En su discurso del 4 de septiembre
publicado en "La Razón" del 5/9/1970, habla el Gral. Levingston respondiendo
a un reportaje de Roberto Savio, periodista de la RAI (radio y televisión
italiana). Habla del nacionalismo. Nosotros lo titulamos en un comentario
que hicimos "El nacionalismo de Levingston". Este periodista italiano le
pregunta a Levingston: "—Sr. Presidente, dada la creciente tendencia del
nacionalismo en América Latina, después de la década desarrollista simbolizada
por la Alianza para el Progreso, ¿en qué concepto y en qué medida es aquella
compatible, con las necesidades del desarrollo y las relaciones interamericanas?"
Y Levingston responde: "—En general existe un nacionalismo superficial,
que normalmente procura a través de un patriotismo intransigente, exteriorizarse
en forma de aislamiento económico. Ese tipo de nacionalismo, resulta inconveniente
en todos los planos. Pero existe otro tipo de nacionalismo razonado y profundo
que hace a la esencia del ser nacional y a las condiciones que caracterizan
la autodeterminación para el ejercicio pleno del país" —y aquí viene la
frase fundamental—, el nacionalismo de Levingston, el profundo y razonado
no sólo no rechaza el desarrollo y la colaboración internacional sino que
"crea normalmente el clima propicio para que las empresas de índole internacional,
donde se suman las voluntades y los esfuerzos de las naciones que tienen
intereses comunes, como EE.UU., Alemania Federal, Inglaterra, Francia, etc."
Esa es la definición del seudo nacionalismo de Levingston. El nacionalismo
económico de Levingston es crear las condiciones para que el imperialismo
internacional del dinero —que definió Paulo VI en "Populorum Progressio"—
para el financiamiento de los proyectos industriales del Banco Mundial,
para que la estabilización de la moneda controlada por el Fondo Monetario
Internacional, para algunas obras de mediano desarrollo del Banco Interamericano,
para que esas obras, para que esas financiaciones, para que esa penetración
tenga un clima propicio en nuestro país. Como si no estuviera ya el clima
propicio de la penetración, que desnacionaliza nuestros bancos, que desnacionaliza
nuestra industria, que incluso llega a que hombres que tradicionalmente
representaron intereses desvinculados del pueblo argentino, se sientan agredidos
por esa política de las empresas internacionales. Como son los lamen tos,
expresados por el Sr. Anchorena, ante el mono polio de los frigoríficos
que le ha tocado sus intereses, hoy habla de la defensa del interés nacional.
Entonces la política económica de Levingston es además del clima que ya
está creado, además de las garantías de represión que ya tiene el capitalismo
internacional, la de crear por vía de una política denominada nacionalista,
razonada y profunda, un clima propicio para que nos sigan penetrando, para
que nos sigan espoleando, para que usufructúen nuestro esfuerzo, para que
nos mantengan en la dependencia, para que hagan de nosotros una factoría
o al menos un pedazo en la división continental del trabajo como lo ha planteado
el imperialismo yanqui en América Latina.
Nosotros proponemos
De ahí, que nosotros denunciamos toda esta acción del régimen de turno enderezada
a perpetuarse con un distinto método al que empleó Onganía. Pero, en definitiva
a perpetuarse. Es por ello que es necesario responder a esta política desde
el movimiento obrero, desde el estudiantado, desde todos los sectores que
realmente se sientan nacionalistas, democráticos y populares en el verdadero
y auténtico sentido de la palabra. Y eso significa tener que combatir la
política del sistema, la instrumentación del régimen para su salida política
y el participacionismo dentro del movimiento obrero. Nosotros ante las dificultades
o ante la nueva interpretación dada por la CGT de los Argentinos, entendimos
que lo valioso, lo revolucionario de la C.G.T. de los Argentinos, era la
Unidad que se planteaba entre compañeros; compañeros peronistas, compañeros
radicales, compañeros cristianos, compañeros marxistas, en definitiva trabajadores,
estudiantes que tenían un concepto, pero que tenían por sobre todas las
cosas un objetivo común. Y que desde el campo sindical, respetando el pensamiento
político de cada uno, era posible construir una fuerza popular que enfrentara
a la política de la dictadura y sirviera para facilitar una salida a todos
los sectores populares del país. De ahí que levantando entonces lo que es
un producto de la elaboración del pueblo, como es el Manifiesto del 1° de
Mayo de 1968 y ese documento de la Reunión de Córdoba, hayamos decidido
realizar una convocatoria en Buenos Aires para los días 3 y 4 de octubre
en los cuales reclamaremos la solución a toda una serie de problemas y denunciaremos,
en todos los terrenos la política reaccionaria del régimen. Porque la CGT
se queda en la política económica que evidentemente es importante, pero
en este país hay Estado de Sitio, en este país hay Pena de Muerte, en este
país hay toda una gama de Legislación Represiva que impide a los hombres
argentinos, expresarse según su voluntad. Entonces, además de reclamar el
aumento de salarios que nos corresponde, queremos reclamar la libertad de
los presos, la libre expresión política de cualquier sector que sea, la
derogación de la Legislación Represiva, la solución a los problemas de los
jubilados y pensionados, el cambio de estructuras del cual tanto hablamos,
en el cual tantas veces hacemos exposiciones que desde la CGT no se señala,
como en cambio se lo señala desde otros sectores. Sabemos cuales son las
distorsiones que tiene nuestro país, sabemos que los resortes básicos y
fundamentales de la economía no están en poder de nuestro pueblo, sabemos
que el crédito bancario está manejado por los organismos financieros internacionales,
sabemos que el comercio exterior está regulado por el dumping, está regulado
por los términos del deterioro impuesto por las grandes potencias. Y nosotros
lo que queremos es construir un país. Construir un país de y para los argentinos,
un país que se afirme sobre sus valores, sobre sus tradiciones populares
y que abra una perspectiva para la Argentina y para América Latina de construirse
a sí misma sin dependencias de ninguna naturaleza. Pero para eso es necesario
luchar, para eso es necesario concientizar, para eso es necesario organizarse
y nosotros no podemos si tenemos una CGT producto, en la mayoría de los
gremios, del fraude, de la conciliación que no levanta esas banderas. Nosotros
tenemos la obligación moral de levantarlas, en todos los terrenos nos digan
lo que nos digan. Nosotros tenemos nuestra opción desde el campo sindical
porque entendemos que del campo sindical y del campo estudiantil y desde
otros campos, es posible con riesgos lógicamente, con sacrificios, ir construyendo
ese destino que queremos para nuestro pueblo. Por eso hemos convocado para
esa reunión del 3 y 4 de octubre. Reunión que no persigue, que no tiene
un criterio exclusivista. Reunión que no pretende hegemonías, que no establece
liderazgos. Reunión que procura denunciar lo que hay que denunciar y lo
que otros callan. Reunión que procura denunciar la política del régimen.
Levantar el verdadero cambio de estructuras, no como simple slogan, no como
simple frase, sino marcando en cada uno de los sectores de nuestra población,
en cada una de las regiones de nuestro país, la deformación y los sufrimientos
que tenemos en nuestro pueblo. Porque en realidad no son espejo de nuestro
pueblo, no son espejo de nuestra patria los denominados en Sociología o
en Economía Política "islotes de modernidad". Nuestro pueblo no está hecho
del centro de la Capital Federal, del centro de Rosario, del centro de Córdoba
o de cualquier ciudad Argentina. Nuestro pueblo está hecho con el Norte
argentino. Nuestro pueblo está hecho con las villas miserias. Nuestro pueblo
está hecho con la falta de escuelas, con la deserción escolar.
Con los compañeros que teniendo capacidad para trabajar y que quieren trabajar
y no encuentran trabajo, porque no hay fuentes de trabajo, porque la política
económica está destinada a tener siempre una cuota de desocupados que sirva
de contrapeso a quienes trabajando luchan por mejorar sus condiciones. Entonces
nuestro país, inexplorado, sometido a condiciones semifeudales, es esa villa
miseria que rodea a las ciudades industriales. Es ese trabajador sin ocupación,
es ese trabajador sin asistencia médica. Es ese estudiante al que le aplican
el "test maldito", como le decimos en Córdoba, para impedir que entre a
la Universidad, y cuando ingresa tratan de canalizarlo en una política que
no está al servicio del desarrollo, sino al servicio de los grandes monopolios.
El país que queremos
Entonces de ese país que es perfectamente posible construir nosotros hablamos.
Porque en la Argentina hay capacidad suficiente para construirlo, hay espíritu
de trabajo para trabajar. No es que no querramos trabajar, no nos dejan
trabajar. No es que no querramos estudiar, nos meten el test para no dejarnos
estudiar. En este país la represión entonces alcanza el derecho de trabajar,
el derecho de estudiar y subsidiariamente a todos los demás derechos que
hacen a una vida digna de la persona humana. Entonces ese país, al que nosotros
convocamos a todos los compañeros, no para hacer un ente orgánico que nos
meta en la bolsa a todos, porque no pretendemos eso, sino que convocamos
a la continuidad de la lucha como indica nuestro manifiesto, a la continuidad
en la lucha por esos cambios profundos que significan la nacionalización
de los resortes básicos y fundamentales de la economía, que significan el
dominio del crédito interior, que significan el dominio del comercio exterior,
que significan una reforma agraria, que significa que sólo rijan los destinos
del país la voluntad soberana del pueblo. Nosotros queremos un país que
cuando el hombre ha agotado o ha cubierto la parte efectiva de su vida de
trabajo, pueda descansar, pueda vivir sus últimos años en un nivel de dignidad
por lo menos igual al de quien trabaja.
Donde un Ministro, el capitán Manrique que se denomina de Bienestar Social
no tenga que decir: "—Y bueno, no hay solución—". Sin embargo para otros
hay solución, para los grandes monopolios hay solución, para pagar los intereses
de los préstamos hay solución, para comprar las máquinas donde ellos nos
indican hay solución: Para los jubilados, para los pensionados, para los
niños, para los estudiantes, para los trabajadores, para ellos que son realmente
el pueblo no hay solución, y es por ello, y es por nosotros que luchamos
y que lanzamos esta proclama. Y como hoy conmemoramos la gesta de un compañero
obrero y estudiante que dio su sangre al servicio de esos ideales. Como
hoy lo conmemoramos, es que insistimos en ratificar la continuidad de la
lucha contra la nueva Dictadura o contra la dictadura que cambió de nombre.
No hay otro camino para la liberación del pueblo argentino. No hay otro
camino para que se respeten los verdaderos derechos del pueblo. A nosotros
no nos interesa una elección simplemente para ir a depositar un voto en
la urna. Nos puede interesar o no, en función de que sirva para solucionar
los grandes problemas. Y lo que nosotros percibimos no es el SI o el NO
de una elección. Sino el SI de la solución de los problemas que denunciamos,
y no lo lograremos de otra manera, que con la Unidad, que con la Lucha,
que con la exteriorización callejera, que con la Denuncia, y así vamos a
marchar adelante. De lo contrario continuaremos en nuestra misma situación,
quejándonos, la- mentándonos, echando la culpa a unos y a otros y ese no
es el camino. El camino es la perseverancia, es la paciencia. Tampoco es
la aventura y la desesperación. Estamos en una situación en que lo fundamental
es tener convicciones, es tener firmeza y aguantar todo lo que venga permanentemente
hasta lograr nuestro triunfo. No lo podemos desgraciadamente, conseguir
de un día para el otro, pero si no nos organizamos, si no luchamos, si no
concientizamos, no lo lograremos nunca, y continuaremos con estos problemas.
Y un argentino digno como son los argentinos que pertenecen al pueblo, los
argentinos que se sienten identificados con su patria, los argentinos que
se sienten verdaderas personas, que se sienten agentes de la historia y
no objetos de la historia, esos que están dispuestos a luchar, esos triunfarán.
A Santiago Pampillón fundamentalmente por cumplirse el 4° aniversario de
su asesinato, y a los demás compañeros que también cayeron: a Cabral, a
Bello, a Blanco, a Hilda Guerrero, Máximo Mena…a ellos el mejor homenaje
que haremos a su sangre derramada, por esos grandes ideales, es continuar
la lucha y levantar la bandera que ellos levantaron.
AGUSTIN TOSCO
Fuente: www.agustintosco.com.ar

Homenaje
a Santiago Pampillón
Honorable Cámara de Diputados de la Nación
PROYECTO DE RESOLUCIÓN
Nº de Expediente 5514-D-2006
Trámite Parlamentario 136 (20/09/2006)
Sumario HOMENAJE AL DIRIGENTE ESTUDIANTIL CORDOBES SANTIAGO PAMPILLON AL
HABERSE CUMPLIDO EL 7 DE SEPTIEMBRE 40 AÑOS DE SU ASESINATO.
Firmantes SESMA, LAURA JUDITH - AUGSBURGER, SILVIA - ZANCADA, PABLO V. -
BINNER, HERMES JUAN.
Giro a Comisiones LABOR PARLAMENTARIA.
La Cámara de Diputados de la Nación
RESUELVE:
Rendir homenaje a Santiago Pampillón, dirigente estudiantil cordobés al
haberse cumplido el 7 de septiembre 40 años de su asesinato.
FUNDAMENTOS
Señor presidente:
Para fundamentar este homenaje quiero hacer mías las palabras de un prestigioso
periodista Cordobés, Ángel Stival extraídas de un artículo publicado en
la voz del interior el 13 de septiembre próximo pasado.
El 7 de setiembre de 1966, las balas policiales abatieron al joven Santiago
Pampillón en la avenida Colón al 342, frente a la galería Cinerama, en medio
de una huelga general por tiempo indeterminado que los estudiantes llevaban
adelante como respuesta a la intervención a las universidades. Fue una de
las primeras disposiciones del golpe militar que Juan Carlos Onganía encabezó
el 28 de junio de 1966.
La muerte de Pampillón -que esa misma noche anunció dramáticamente el periodista
Sergio Villarruel desde el canal televisivo de la Universidad de Córdoba,
y que la Policía tardó cinco días en confirmar- reavivó el fuego de la lucha
estudiantil que, hasta ese momento, ni siquiera había conseguido los fines
de recambio interno en el gobierno que perseguían algunas de las fuerzas
políticas que la impulsaban.
Pero ese crimen atroz, cuya víctima se transformaría en un símbolo de la
rebeldía sesentista por su doble condición de obrero y estudiante -Pampillón
era estudiante de Ingeniería y empleado de Industrias Káiser Argentina-,
fue el inicio de un camino que, menos de tres años después, el 29 y 30 de
mayo de 1969, desembocaría en la batalla de dos días entre el pueblo cordobés
y la Policía, y que pasó a la historia con el nombre de Cordobazo.
Nadie podía imaginar entonces que el martirio de Pampillón sería multiplicado
dramáticamente en los años siguientes, hasta llegar al paroxismo de la dictadura
militar que gobernó al país entre 1976 y 1983, la más sangrienta y cruel
de su historia.
Pero existía una cierta legitimidad en la extemporánea respuesta estudiantil
que tuvo un antes y un después en el asesinato de Pampillón. La tristeza
y la rabia viscerales de la muerte -a la que los jóvenes sesentistas no
estaban acostumbrados como sí lo estuvieron, por desgracia, los de una década
después- se desplegaron por la ciudad en los días siguientes.
El Gobierno, mientras tanto, sólo tenía respuestas amenazantes para la crisis:
"Al Gobierno se le agotó la paciencia", dijo el interventor Miguel Ángel
Ferrer Deheza, quien también pronunció una frase que, a la luz de la historia,
suena como escalofriante premonición: "Lamento las víctimas producidas y
las que vendrán".
El minuto fatal
Pampillón había nacido en Mendoza el 29 de marzo de 1942. Cursó sus estudios
primarios en la Escuela Agustín Álvarez de Mendoza y sus estudios secundarios
en la Escuela de Suboficiales de Aeronáutica de Córdoba, de la cual fue
abanderado cuatro años. En 1966 cursaba el segundo año de la Facultad de
Ingeniería Aeronáutica de la Universidad Nacional de Córdoba y trabajaba
como obrero mecánico en IKA. Vivía en una pensión en San Vicente y esa noche
estaba en el centro, convocado por los rutinarios "actos relámpago" que
invariablemente duraban poco y terminaban con la abrupta aparición de la
Policía y de sus carros hidrantes "Neptuno".
Sin medir riesgos, Pampillón forcejeó con unos policías para facilitar la
fuga de otro joven y cuando él mismo pretendía escapar, un policía le disparó
a la cabeza. El mito dice que murió instantáneamente, tal como lo anunció
Villarruel, pero el parte oficial de su fallecimiento fue hecho público
el 12 de setiembre.
La huelga, que languidecía a tres meses de su inicio, cobró nueva fuerza
y, desde entonces, las tomas del barrio Clínicas, el barrio de los "doctores",
fueron cotidianas.
Muchas veces, luego de esas tomas, los carteles con el nombre de la avenida
Colón habían sido cambiados por el de "avenida Santiago Pampillón".
Identidad cordobesa
"La muerte de Santiago Pampillón a manos del aparato represivo, puso en
evidencia la histórica resistencia estudiantil. Nadie podrá olvidar las
luchas y manifestaciones de protesta de todas las agrupaciones, las huelgas
de hambre y el propio paro de una hora del movimiento obrero cordobés en
solidaridad con los compañeros universitarios", decía en una carta desde
la cárcel, adonde había ido a dar luego del Cordobazo, Agustín Tosco. El
líder lucifuercista comprendía el nexo directo entre aquellas luchas del
movimiento estudiantil y la gesta obrero-estudiantil de mayo de 1969.
Los estudiantes iban aprendiendo las nuevas formas de acción directa y vinculándose,
más allá de las declamaciones, con los obreros fabriles. Hay algo que está
en la base de la resistencia estudiantil cordobesa y que la distingue de
la del resto del país: es el paisaje urbano de Córdoba y la composición
de su población universitaria. Por historia y ubicación geográfica, la ciudad
estaba abierta al interior de la provincia y del país e, incluso, a otras
naciones latinoamericanas. El prestigio académico de su universidad era
un imán.
Llegaban mendocinos como Pampillón, riojanos, catamarqueños, salteños y
jujeños que saltan sobre Tucumán; chaqueños, correntinos y entrerrianos
que soslayan Santa Fe y Rosario. Los bolivianos y los peruanos eran numerosos,
pero los había también de Venezuela, Colombia y hasta de México y Haití.
Todos, nacionales y extranjeros, sufrían el desarraigo, pero disfrutaban
la libertad de ser jóvenes y de estar lejos de las "ataduras" familiares.
Son miles y se hacen sentir en la vida social y económica de la ciudad.
Al principio, la ciudad los mira con una mezcla de recelo y simpatía, pero
finalmente los adopta. Este vínculo entre la sociedad cordobesa y los estudiantes
se hará claramente visible durante la huelga de 1966.
Nadie pasaba ante una alcancía estudiantil sin dejar una moneda y, cuando
la dictadura cerró el comedor universitario, las casas de familia se abrieron
para sentar a su mesa a los jóvenes luchadores. Ningún discurso podía convencer
a los cordobeses de que esos eran los agitadores profesionales, los subversivos
que alteraban el orden con fines inconfesables de los que hablaba el Gobierno.
Una gran parte de la sociedad cordobesa empezó a entender y a odiar a la
dictadura por estas cuestiones más que por las proclamas políticas de sus
adversarios. No pasaría mucho tiempo para que lo expresara sin dejar dudas.
Tampoco serían necesarios muchos años para que el onganiato se derrumbara.
La celebración fue grande y breve, con final dramático. Pero en eso, Santiago
Pampillón, ícono de la rebeldía sesentista, no tuvo nada que ver.
Sr. Presidente, por todo lo expuesto, solicitamos a la Honorable Cámara
de Diputados la aprobación del presente proyecto.
Texto facilitado por los firmantes del proyecto. Debe tenerse en cuenta
que solamente podrá ser tenido por auténtico el texto publicado en el respectivo
Trámite Parlamentario, editado por la Imprenta del Congreso de la Nación.
Fuente: www1.hcdn.gov.ar
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