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La comunidad organizada*
Por Francisco José Pestanha**
“Quería yo la unidad nacional
para que cuando fuera necesario sufrir, lo sufriéramos todos por igual, y cuando
tiempo de gozar, lo gozaríamos todos por igual también"
Juan Domingo Perón, 1973
En la edición del 29 de noviembre
de 1951 del Diario Democracia, órgano periodístico que acompaño la labor de su
gobierno1, Perón escribe un texto que titula: “Una Comunidad Organizada”.
Recordemos que los orígenes de la obra que se conoce bajo ese nombre, se
remontan a aquel memorable discurso del entonces Presidente de la Nación en
oportunidad de la clausura del Primer Congreso Nacional de Filosofía acontecido
en el año 1949 en la provincia de Mendoza, y cuya versión completa, “fue
publicada posteriormente, ya que en la exposición hecha en tal oportunidad no
fue leída en su totalidad”2. Según la opinión de Oscar Castellucci, los primeros
16 capítulos del texto publicado en el primero de los tres tomos que recogieran
las “Actas” del encuentro, son una inserción posterior, realizada ex profeso de
la edición oficial de 1950.
Más allá de tales circunstancias, resulta indudable que aquella pieza contuvo
ciertos principios de una verdadera doctrina, “dentro de una amplia exposición
del pensamiento filosófico de todos los tiempos.”3 En tal sentido, se afirma que
“en su pensamiento, estuvieron fundadas la idea de democracia, de justicia
social y el principio de función social de la propiedad que consagró la
Constitución de 1949, adaptados a la realidad argentina y enunciados en un marco
de adhesión popular”4. No hubo, en oportunidad de presentar la obra, intención
por parte de Perón de esbozar una pieza filosófica, sino más bien la de exponer
una idea sintética de base filosófica respecto a lo que representaba
sociológicamente la tercera posición.”5
Al presentar dicho esbozo, alegó el fundador del justicialismo: “No tendría
jamás la pretensión de hacer filosofía pura, frente a los maestros del mundo en
tal disciplina científica. Pero, cuanto he de afirmar, se encuentra en la
República en plena realización. La dificultad del hombre de Estado responsable,
consiste casualmente en que está obligado a realizar cuanto afirma”6. En el
discurso, señaló además una cuestión de cardinal importancia en lo que atañe a
la cuestión doctrinaria: “El movimiento nacional argentino que llamamos
justicialismo en su concepción integral, tiene una doctrina nacional que encarna
los grandes principios teóricos de que os hablaré en seguida y constituye a la
vez la escala de realizaciones, hoy ya felizmente cumplidas en la comunidad
argentina.”7
Coincidiendo con aquellos autores que sostienen que alguna cierta ambigüedad que
se desliza en el texto, “se enraíza en una larga tradición de la filosofía como
tal, y del pensamiento americano en especial”8, y además que sin lugar a dudas,
la Comunidad Organizada es “el punto de partida obligatorio de cualquier lectura
de la obra de Perón”9, y en tanto, el alfa de la doctrina peronista10,
compartimos también la idea de que “la primera eficacia de la comunidad
organizada reside en su valor de gesto, esto es, “en la posición de la filosofía
como base de una acción de gobierno y de institución de un proyecto en forma
explicita y publica”. Es esta íntima relación entre pensamiento y acción la que
en mayor o menor medida representara al primer peronismo: “trasciende (la
Comunidad Organizada) de ser un mero discurso de circunstancia, cuando informa
las transformaciones profundas que el Justicialismo, en lo espiritual y en lo
material, ha traído a la Patria.”11
La relación pensamiento-acción en, en Perón, de raigambre vital. Quien fuera
tres veces presidente de la Argentina es esencialmente un hombre público que
asume sobre sus espaldas el desafió y la responsabilidad de conducir la profunda
transformación de un país en el que, durante décadas anteriores, se había
operado una profunda revolución estético, cultural y científica12, que estuvo
atravesada por el interrogante respecto a la identidad colectiva, y en tanto,
por la cuestión de la nacionalidad.
Durante las primeras décadas del siglo pasado, una profunda revolución
artística, ética y estética comenzaba a producirse en todo el país. Era la
protagonizada por la llamada “Generación Décima”, que reaccionó agudamente
contra el coloniaje y se propuso la búsqueda de un sentido colectivo. Se afirma,
en tal sentido, que “la revolución estética y el nacionalismo cultural se
expresarán a través de una innumerable cantidad de artistas y autores, en todos
los campos del quehacer estético-cultural”. En este sentido resulta emblemático
mencionar en este ensayo, ya que resultaría imposible hacer honor a todos los
que se lo hubieran merecido, Los bellos paisajes de La Boca de Benito Quinquela
Martín y los motivos camperos de las caricaturas de Florencio Molina Campos que
conectarán la belleza visual con el sentimiento popular. Esta nueva sensibilidad
de minorías y mayorías se verá reflejada, también, en el desarrollo de la música
popular argentina (…) la mención de Carlos Gardel, Ignacio Corsini, Agustín
Magaldi, Azucena Maizani, Rosita Quiroga, Esteban Celedonio Flores, Francisco
Canaro, Pascual Contursi, Enrique Cadícamo, Enrique Santos Discépolo, entre
tantos otros, nos exime de mayores comentarios. El teatro nacional tuvo a
Armando Discépolo, Alberto Vacarezza, Samuel Eichelbaum, Luis Arata, entre otros
destacados cultores. Juan Alfonso Carrizo y Carlos Vega hurgarán en las raíces
de nuestro folklore. Carlos Gilardi, Luis Gianneo y Juan José Castro seguirán la
línea de las dos generaciones anteriores en la expresión del llamado
nacionalismo musical.
Ese verdadero cauce cultural generado por las progenies anteriores, más las
condiciones materiales de exclusión13, y la acción Británica en el Río de la
Plata, confluyeron allí, determinando una epopeya que alteró sustancialmente la
vida de los argentinos. En ese preciso marco es en el que Perón, “conecta sus
incursiones en la filosofía con su destino de hombre público y con la
originalidad de la doctrina cuya base filosófica pretende exponer, no como
filosofo profesional sino como realizador político.”14 Y lo hace en plena
conciencia de “que la dificultad del hombre de estado responsable consiste
casualmente en que esta obligado a realizar cuanto afirma.”15
La “comunidad organizada” es concebida en un clima epocal caracterizado por
antagonismos de sistemas opuestos y de clases, y emerge como una propuesta de
armonización entre los intereses individuales y colectivos en el marco de una
organización estadual que asegure la dignidad de todos, y de una democracia
real, donde el único verdaderamente soberano y protagonista es el pueblo. Pero
además, dicha “comunidad organizada”, emerge como respuesta y propuesta a otra
antítesis de la época, ya que “evidenció una exacta comprensión del conflicto
latente que se establecía por entonces, entre el adelanto científico-tecnológico
por un lado, y la preservación y exaltación de los valores de la dignidad del
hombre, por el otro.”16
La Comunidad Organizada a la que refiere Perón constantemente constituye, a la
vez, una Nación cuyo concepto presupone indefectiblemente la inclusión del
pueblo concreto. Cabe señalar al respecto, que una de las fuentes sobre las que
abreva Perón es la producción teórica de la Fuerza de Orientación Radical de la
Joven Argentina (F.O.R.J.A). Como quedara asentado en publicaciones anteriores
sobre el tópico17, las ideas de F.O.R.J.A.18 nunca fueron ajenas a Perón, y los
textos de Scalabrini Ortiz, Jorge del Río y José Luis torres19, editados por la
agrupación, se constituyeron en lectura corriente de ciertos cuadros de la logia
militar impulsada por Perón (el G.O.U.)
Una de las grandes conquistas conceptuales de FORJA, en especial de Raúl
Scalabrini Ortiz, es aquella que plantea la incorporación del pueblo concreto
–las mujeres y los hombres corrientes- al concepto de Nación.
Respecto a la cuestión nacional, Perón sostenía: “En la noción clásica se ha
entendido a la Nación como la entidad integrada por población, territorio y
gobierno, y al Estado como la Nación jurídicamente y políticamente organizada.
Pareciera ser, por lo tanto, que bastan estos conceptos para calificar a la
comunidad organizada en el sentido que estamos considerándola. No es así. La
diferencia esencial se da en el hecho de que la concepción liberal califica, por
un lado, al individuo, y por el otro, a la organización superior. Además, sólo
reconoce, prácticamente, el papel de las organizaciones intermedias denominadas
partidos políticos. En la acción concreta las organizaciones intermedias que
responden a grupos sociales o profesionales han sido calificadas como
correspondientes a una concepción corporativista del Estado. (...) La
configuración política de esta comunidad organizada implica la creación de un
sistema de instituciones políticas y sociales que garanticen la presencia del
pueblo en la elaboración de las decisiones y en el cumplimiento de las
mismas.”20
El lo que refiere estrictamente a texto incluido en esta obra, cabe señalar que
algunos autores sostienen que el artículo publicado en Democracia es el que fija
incontrastablemente la idea de “comunidad organizada”. A tal efecto, se sostiene
que la comunidad organizada aparece aquí como “una comunidad de familias,
entendida como la primera organización social del hombre”21. En sintonía, se
afirma que la “comunidad está fundada en la proximidad, que es al mismo tiempo
proximidad física y espiritual. Es un agrupamiento espontáneo y natural,
anterior al individuo en el que encuentra el sentido y la realización de los
valores de un Pueblo. No puede crearse una Comunidad simplemente se pertenece a
ella22. Esta definición traza, en primera instancia, un alejamiento conceptual
entre comunidad y sociedad, ya que esta última “constituye un agrupamiento
voluntario, fundado en un contrato por la adhesión voluntaria de sus miembros,
para proteger los “intereses” comunes y las ventajas” que se puedan obtener al
pertenecer al grupo societario.”23
Perón concibe a la comunidad organizada como un todo orgánico y espontáneo,
donde la misión común que persiguen el Estado y el Pueblo, se constituye en el
objetivo central; debe, por tanto, establecerse previamente, para en un acto
posterior poder organizar los diversos componentes en función de ese fin. El
establecimiento de la “comunidad organizada” es consecuencia de su fin último.
Por otra parte, dicha Comunidad, para Perón, es un agrupamiento humano sujeto a
valores. La preocupación por la cuestión de los valores humanos es esencial para
un Perón que escribe este texto en un marco histórico plagado de antagonismos y
pérdida de valores clásicos, sosteniendo que “los valores morales han de
compensar las euforias de las luchas y las conquistas, y oponer un muro
infranqueable al desorden.”24
Dentro de la escala, con reminiscencias claramente evangélicas, el amor al
prójimo ocupa el primer lugar: “el amor entre los hombres habría conseguido
mejores frutos en menos tiempo del que ha costado a la humanidad la siembra del
rencor”. Al respecto, se indica con certeza Perón consideraba al Hombre como
portador de valores máximos, como células del bien general, y que era la hora de
devolverle al hombre la fe en su misión, inserto en “La Comunidad Organizada a
la que debemos aspirar, donde la libertad y la responsabilidad son causa y
efecto, en que exista una alegría de ser, fundada en la persuasión de la
dignidad propia.”25
Un tópico sumamente interesante, lo constituyen las reflexiones que Perón
realiza respecto a la libertad. Al concepto de libertad individual que sustenta
el liberalismo clásico, el conductor del justicialismo le contrapone la libertad
situacional26, una concepción verdaderamente comunitaria de dicho valor. La
libertad del individuo presupone anteriormente la libertad del conjunto. No hay
sujetos verdaderamente libres en una comunidad que no lo es. De esta forma,
Perón “interpretaba con razón que es muy dificultoso para la persona lograr
cierta plenitud o realización en un ámbito inhóspito, refractario o simplemente
indiferente. Esa idea la plasmó en una frase que hasta hoy se repite como un
acierto de su pensamiento: `Es muy difícil que un hombre pueda realizarse en una
comunidad que no se realiza.”27
En el articulo publicado el día 3 de febrero de 1951 en el diario Democracia,
Perón ahonda en su visión respecto a este valor de carácter situacional,
señalando que: “Entiendo que hay dos clases de libertad: la libertad de las
naciones, basada en la libre determinación de los pueblos, en la soberanía
política y en la independencia económica, y la libertad del hombre, consistente
en el respeto de sus derechos y el cumplimiento de sus deberes. Hay, pues, una
libertad esencial: la colectiva, y otra que es su consecuencia: la individual.
Ello es indiscutible, desde que nadie puede presuponer hombres libres en una
nación esclava. Precisamente de ahí parte el Justicialismo cuando, por
extensión, afirma que la libertad del hombre en un régimen de explotación, como
el comunismo o el capitalismo, es simplemente una ficción. El hombre sólo puede
ser libre si se desenvuelve en un mundo libre. Algunos pretenden que los hombres
pueden ser libres en una colonia de dominio político o económico. Tesis
imperialista tan falaz como cuando el comunismo sostiene que las naciones
satélites detrás de la cortina son también pueblos libres de hombres libres.”28
En una comunidad organizada, el rol del Estado es fundamental. Es un Estado
actor y protagonista, no reducido a un simple agente que garantice el
funcionamiento de las leyes del mercado, y menos aún, que responda a intereses
sectoriales. Pero a la vez, se rechaza el Estado omnipotente, represor de las
iniciativas de los individuos y de las organizaciones. Perón, al respecto,
sostenía lo siguiente: “No aceptamos la explotación del hombre por el hombre y
menos aceptamos la explotación del hombre por el Estado. Creemos, sí, que la
sociedad modernamente organizada debe ser una colectividad en la que el hombre
sea atendido y ayudado por el hombre y los hombres atendidos y ayudados por el
Estado.”29
NOTAS
1 La publicación fue clausurada por la Revolución Libertadora, pero volvió a
editarse entre 1958 y 1962 durante el gobierno de Arturo Frondizi. El diario,
asimismo, hizo una fugaz reaparición en marzo de 1973.
2 Oscar Castellucci: Comunidad organizada y liberación. Ibídem
3 Alberto Gonzáles Arzac: Pensamiento exógeno y endógeno en la formación
constitucional argentina. En
www.nomeolvidesorog.com.ar
4 Alberto Gonzáles Arzac: Ibídem
5 Juan Domingo Perón: “Conferencia del Excmo. Señor Presidente de la Nación,
General Juan D. Perón”, en Actas del Primer Congreso Nacional de Filosofía,
Mendoza, Argentina, Marzo 30, Abril 9, 1949, Tomo I, Bs. As., 1950 (Edición al
cuidado de Luis Juan Guerrero, Secretario de Actas del Congreso)
6 Juan Domingo Perón: Conferencia… Ibídem
7 Juan Domingo Perón: Conferencia… Ibídem
8 Armando Poratti: La comunidad organizada: Vigencias y herencias.
9 Para Armando Poratti: Perón, “en tanto estadista y conductor, tiene algo que
bien puede llamarse filosofía , no espontánea sino largamente meditada, una
concepción sobre el hombre, la naturaleza la historia, el estado, el poder, las
relaciones con la trascendencia que va desarrollando-oralmente y por escrito,
sobre todo en los años de exilio”. En La comunidad organizada: Vigencias y
herencias.
10 Oscar Castellucci: “lo que no nos resultaba fácil, en el caso de este texto
inaugural al que en otro lugar denomine alfa del peronismo (si aceptamos que el
modelo argentino para el proyecto nacional es su omega)”. En: Comunidad
organizada y liberación.
11 Ernesto Adolfo Ríos: “La vigencia Histórica de la Comunidad Organizada”, en
La comunidad Organizada, ADRIFER Libros, Bs. As., 2001
12 Juan W. Wally: Generación de 1940, Grandeza y frustración. Editorial Dunken,
Bs. As., 2007
13 En ese orden de ideas, cabe recordar que durante las primeras décadas del
siglo comienzan a converger en las orillas de la gran ciudad tres sectores
marginados por diferentes razones, convergencia que, con el tiempo, va a
producir un intercambio sumamente trascendental. Confluirán en las orillas de
Buenos Aires en primer lugar los orilleros desplazados por la política de
progreso indefinido impulsado a partir de 1870: El gaucho y en menor medida el
indio. En segundo lugar los orilleros provenientes de las corrientes
inmigratorias provenientes del exterior del país y privados de la promesa de
tierras. En tercer lugar los orilleros desplazados del trabajo rural a causa de
la caída del modelo agro -exportador. Estos tres factores van a converger
físicamente y a convivir intercambiando experiencias, expectativas,
conocimientos y tradiciones, y naturalmente, desarrollando una serie de
conceptos, de ideas que van a ser recogidos por el ideario Forjista. Este factor
es clave, ya que FORJA convive y analiza todas y cada una de estas experiencias,
articulándolas con algunas elaboraciones provenientes del pensamiento
nacionalista de principios de siglo y con el Revisionismo Histórico. Surge así
el nacionalismo popular incorporando definitivamente al pueblo en el concepto de
Nación.
14 Armando Poratti: La comunidad organizada: texto y gesto.
15 Armando Poratti: La comunidad organizada: texto y gesto. Ibídem
16 Alberto Gonzáles Arzác: Pensamiento exógeno y endógeno en la formación
constitucional argentina. En www.nomeolvidesorog.com.ar
17 Francisco José Pestanha: “F. O. R. J. A. De las catacumbas al poder”, en
Ernesto Adolfo Ríos (compilador), F. O. R. J. A. 70 años de Pensamiento Nacional
(“El Gobierno y el derrumbe”), Corporación Buenos Aires Sur, Bs. As., 2007.
18 Para comprender cabalmente la labor forjista, pueden consultarse entre otros:
Miguel Ángel Scenna: F. O. R. J. A.: Una aventura argentina (De Yrigoyen a
Perón), Oriente, Bs. As., 1972; y los tres volúmenes de F. O. R. J. A. 70 años
de Pensamiento Nacional, editados por la Corporación Buenos Aires Sur y la
Comisión Nacional Permanente de Homenaje a F. O. R. J. A., durante los años 2006
y 2007.
19 Si bien es cierto que José Luis Torres no estuvo formalmente afiliado a F. O.
R. J. A., alguno de sus textos fueron difundidos en los legendarios cuadernos de
la agrupación, del mismo modo que el sótano de la calle Lavalle lo contó entre
sus habituales conferencistas.
20 Juan Domingo Perón: El Modelo Argentino…
21 Alberto Buela: Bosquejo de la Comunidad Organizada. En www.red-vertice.com
22 Catalina Pantuso: La maldición de Malinche en la cultura política argentina.
En www.cepag.com.ar
23 Catalina Pantuso: La maldición de Malinche… Ibídem
24 Juan Domingo Perón: La Comunidad Organizada… ibidem.
25 Roberto Baschetti: El Primer Congreso Nacional de Filosofía en la Argentina.
En www.labiblioteca.edu.ar
26 Alberto Buela :Bosquejo de la Comunidad Organizada. En www.red-vertice.com
27 Robeto Baschetti Roberto: El Primer Congreso Nacional de Filosofía… Ibídem
28 Juan Domingo Perón: “La Libertad”. Articulo publicado en el periódico
Democracia el 3 de febrero de 1951.
29 Juan Domingo Perón: “Disertación en el VII Congreso Internacional de Cirugía,
agosto de 1950” Citado por Catalina Pastuso, La maldición de Malinche… Ibídem.
* Publicado en “Política y Estrategia” (1951-1953) .Vigencias y herencias. Juan
Domingo Perón. Ediciones FABRO- IMA. Colección Liberación Nacional
** Francisco
José Pestanha es docente universitario y ensayista. Es secretario académico de
la Comisión Permanente de Homenaje a FORJA y Presidente del Instituto de
Estudios Estratégicos Malvinas, Patagonia e Islas del Atlántico Sur. Es coautor
de "FORJA, 70 años de Pensamiento Nacional" en tres tomos editado por la
Corporación Buenos Aires Sur, y autor entre otras obras de ¿Existe un
Pensamiento nacional? de Editorial FABRO.
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