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Mujer
y movimiento obrero*
Por Francisco José Pestanha
fpestanha@hotmail.com
Antes de dar comienzo a esta
conferencia, quiero expresar mi agradecimiento al SUTERH y a la FATERYH, y
especialmente a las compañeras por la invitación dispensada.
Hace unas semanas en un encuentro similar con delegadas de las Seccionales
de la Capital y de la Provincia de Buenos Aires, analizamos algunos de los
desafíos que - a nuestro entender – competen en estos tiempos a las mujeres
trabajadoras. En aquella oportunidad coincidimos en que - dentro de dichos
desafíos - las organizaciones sindicales debían concentrar esfuerzos para
convocar, capacitar y conducir a la mayor cantidad posible de trabajadores,
y en especial de trabajadoras, con independencia de las ideas que profesen,
ya que juzgamos que el movimiento obrero argentino a pesar de las tremendas
dificultades por las que atravesó en las últimas décadas, sigue siendo uno
de los sectores mas dinámicos del país, y mantiene intacta la capacidad para
impulsar las transformaciones que la Argentina necesita.
Si bien somos conscientes que la mayoría de los trabajadores y trabajadoras
siguen siendo peronistas, ello no debe ser obstáculo para convocar a otros
trabajadores provenientes de cosmovisiones diferentes e incorporarlos
activamente a la militancia sindical. Esta premisa resulta vital, ya que
nuestra historia nos ha demostrado que solo los trabajadores organizados son
capaces de restaurar los lazos sociales que muchos compatriotas han perdido
por la desocupación la sub – ocupación y la marginalidad. El sindicato hoy
en día, no solo constituye un instrumento de reivindicación - sino que
además - se erige en uno de los pilares integración social. La participación
y la militancia activa en los gremios entonces debe estar, como primera
conclusión, orientada nítidamente hacia la integración.
No obstante lo expuesto en referencia a la convocatoria amplia y
desprejuiciada que debe primar en el accionar sindical, la realidad nos
indica que la doctrina impresa por el justicialismo resulta aún vigente para
impulsar el desarrollo de las organizaciones sindicales, ya que fue
históricamente el peronismo, el movimiento político y “cultural” que
mientras dignificaba al trabajador, lo dotaba de una cosmovisión y de una
doctrina propia. La transformación social como enseñaba Evita, fue el
pedestal que en aquella época nos “elevo” sobre la indignidad de los
Gobiernos entreguistas que vivían “de espaldas al pueblo y de cara a los
halagos y las propinas del capital internacional”.-
Compañeras: recordemos aquellas palabras de Evita el primero de mayo de
1949, quien dirigiéndose a los trabajadores sostuvo que: “Cuando la Patria
estaba lesionada en sus sentimientos más puros, cuando en los hogares
argentinos se carecía de todo, cuando los trabajadores no podían tender su
mesa, cuando el niño estaba abandonado como lo estaban los ancianos y cuando
no había más que desesperanza para todos los humildes y sólo gozaban de
felicidad cien familias privilegiadas, surgió un hombre”(…) y yo agregaría
un movimiento que, (…) cansados “de tanta injusticia y de ver sufrir a la
patria dominada por capitales foráneos sin bandera, creó la Secretaría de
Trabajo y Previsión para remediar tantos males” (Textual). Así, el
justicialismo desplegó desde el poder una acción inédita en América que no
solo consagró gran parte de los derechos que aún gozamos, sino de las ideas
necesarias para llevar a cabo tal tarea.
En lo que respecta a los derechos de la mujer debemos rememorar que fue a
partir de la gestión del primer peronismo que se logró el voto femenino. El
entonces Coronel Juan Domingo Perón al inaugurar el 3 de octubre de 1944 la
División del Trabajo y Asistencia de la Mujer, órgano señero en el ámbito
público dependiente de la Secretaría de Trabajo y Previsión, manifestó que:
“dignificar moral y materialmente a la mujer equivale a vigorizar la
familia. Vigorizar la familia es fortalecer la Nación, puesto que ella es su
propia célula. Para imponer el verdadero orden social, ha de comenzarse por
esa célula constitutiva (…) de toda agrupación humana” que es la familia”.
Mediante estas simples reflexiones el ex presidente de los argentinos
advirtió ya en su tiempo, que había llegado la hora de la dignificación
moral y material de la mujer presupuesto indispensable para vigorizar la
familia y de esta forma fortalecer la nación.
¿Que significaron tales conceptos en aquel momento y que sentido pueden
cobrar en la actualidad?
En aquellos tiempos cabe recordar que la mujer estaba sometida a un plano de
notoria desigualdad con el hombre, no solamente en lo que refiere a la
participación política (recordemos que las mujeres en argentina recién
pudieron votar en las elecciones de 1952 gracias a la sanción de la ley Ley
13.010 de voto femenino sancionada en 1947), sino lo que es aún mas grave,
en las condiciones de vida en general - y en el particular para el caso que
nos atañe - tales desigualdades primaban especialmente en el campo del
trabajo.
Eran tiempos cambio y de conquistas sociales - y en tanto – de un cúmulo de
conquistas laborales que empezaban a materializarse en forma concreta.
Dichas conquistas trajeron aparejados reconocimientos para las mujeres en
materia las licencias por maternidad, por lactancia y las asignaciones
familiares, etc., pero la revolución acontecida no llego a trasladarse
definitivamente a la igualdad de oportunidades, es decir a aquella que se
refiere a las posibilidades igualitarias de acceso no solo a los puestos de
responsabilidad laboral, sino también en el orden de lo gremial.
Gracias a la acción del Gobierno pero también a la lucha de muchas mujeres
anónimas, Diputadas y Senadoras de distintas extracciones accedieron por
primera vez a las instancias superiores de la conducción política. Así;
concretaron el sueño de cientos de mujeres - entre ellas - las primeras 23
diputadas y 6 senadoras nacionales. Perón sostendrá en la reunión pro
sufragio femenino del 26 de julio de 1945 en la Cámara de Diputados: “Soy un
convencido de la necesidad de otorgar a la mujer los derechos políticos y
apoyo con toda la fuerza de mi convicción el propósito de hacer esto una
realidad argentina. Es necesario dar a nuestra Constitución su plena
aplicación dentro de las formas democráticas que practicamos; y debemos una
reparación a esa Constitución, mutilada en lo que se refiere a la mujer (…)
En síntesis, soy partidario de otorgar el sufragio a la mujer, porque no hay
ninguna razón que se oponga a que esto llegue a concretarse en una realidad”
(lectura textual). La participación política de la mujer fue entonces
consagrada - pero no obstante ello - las desigualdades se mantuvieron en
otros campos.
La historia continuó y las mujeres cada vez con mayor fortaleza fueron
conquistando sitios preeminentes en la vida activa del país. La situación
actual ha variado sustancialmente, pero aún restan desafíos por lograr y
bien vale hurgar un poco en la historia - maestra de la vida - para tratar
de encontrar alguna clave que nos permita desarrollar estrategias hacia el
futuro pero con fuerte anclaje en el pasado.
Eva Perón quien no dudamos fue una de las mas destacadas impulsoras de las
reivindicaciones de la mujer argentina, el día 4 de mayo de 1950, pronunció
un discurso con motivo del almuerzo ofrecido en su honor por el partido
peronista femenino distrito Capital Federal. Allí entre otras
consideraciones recomendó a las mujeres: “…ser tolerantes, porque hay que
tolerar para que nos toleren: deben ser persuasivas y llevar adelante la
doctrina, y no solo predicarla, sino practicarla con amor, con espíritu de
abnegación y de renunciamiento” (Lectura textual). Dijo además:
“…Sacrifiquémonos; no pensemos en horarios ni en nada. Estamos luchando por
el ser o no ser de la Patria y, cuando las fuerzas físicas se debiliten,
levantamos nuestros ojos hacia la figura de nuestro Líder…” (Lectura
textual). Por ultimo señaló “Empecemos por ser disciplinadas. Seamos unidas;
yo quiero que la mujer Argentina logre algo, que llegue, que triunfe. Aspiro
a que las mujeres tengan un arma poderosa en su unidad y que sean
organizadas: así
triunfaremos, si no, no” (Lectura textual).
De los párrafos seleccionados podemos inducir algunos valores y principios
sobre los cuales - para la abanderada de los humildes - debería asentarse la
labor militante de la mujer en aquella época. De ellos también podemos
podríamos inferir algunos los cuales bien podrían constituir el norte de la
acción sindical de las mujeres, ya que por un lado representan principios
inmanentes - y por el otro - cobran hoy plena actualidad y vigencia:
I.- TOLERANCIA:
Tal como lo sostuvimos en la primera parte de esta conferencia este valor es
esencial en materia sindical especialmente en tiempos que nos desafían a una
convocatoria amplia. Dicho principio resulta aplicable tanto para los
hombres como para las mujeres. No obtente ello, debo advertir que hay
quienes piensan que pueden obtenerse mayores logros cuando se extreman
posiciones planteando una lucha entre géneros. No voy aquí a analizar las
cuestiones vinculadas a la lucha genérica, pero debo señalar que en el plano
sindical estas posturas son absolutamente diluyentes y restan fortaleza a la
organización. Los hombres y mujeres deben en ese sentido marchar unidos en
un plano de igualdad por que forman parte de una unidad. No deben confrontar
entre sino, muy por el contrario, unir fuerzas en un marco de tolerancia
recíproca.
La lucha entre géneros hacia dentro de las organizaciones tiene efectos
disociativos y restan potencia a las fuerzas del trabajo. Esta afirmación no
implica en manera alguna que las compañeras deban adoptar una actitud
sumisa. Muy por el contrario, tienen que reclamar y ocupar los espacios que
por derecho les corresponden por capacidad y por prepotencia de trabajo.
II – SACRIFICIO:
Hace un rato nomás citábamos a Perón, quien enseñaba que para construir una
verdadera nación había que revitalizar la familia que es el núcleo básico de
la organización social. Hasta el momento no ha surgido una instancia
superadora de esa estructura, y entonces, ante tantos impulsos externos que
atentan contra la formación y la constitución de nuestras familias, las
mujeres trabajadoras tienen hoy un rol esencial, que es el de constituirse
en pilares de esa reconstrucción. En ese sentido el rol maternal es
irremplazable. Pero claro, no como en aquellas décadas pasadas. El hombre
debe participar mas activamente en esta tarea y ustedes tienen el derecho y
el deber de exigir esta presencia.
Como observamos transitamos un clima epocal que nos plantea un doble
sacrificio: el de militancia y compromiso con la Organización sindical y el
de revitalización de las familias como núcleo de reconstrucción de la
sociedad argentina. Más allá de ciertos discursos pseudo modernistas o post
modernistas, por historia por, tradición, por idiosincrasia y por
convicción, sigue siendo la familia el pilar de nuestra organización y
debemos aspirar a su reconstitución. Pero recordemos esta tradición no es
solamente herencia hispánica. La familia extendida fue pilar en una parte
sustancial de las comunidades prehispánicas que habitaron y aun habitan
nuestro país y de América.
III ORGANIZACIÓN
La organización es esencial para mantener y conquistar nuevos derechos.
Ustedes compañeras junto a sus compañeros han logrado algo realmente notable
en el movimiento sindical Argentino, han conseguido crecer como sindicato en
tiempos en que la mayoría de las organizaciones se estaban deteriorando y lo
han hecho a partir de una debilidad estructural, ya que su trabajo a la
inversa de otras actividades donde la relación obrero patronal esta dada por
un patrón y un grupo de trabajadores está constituido por varios patrones y
un solo trabajador o trabajadora. En ese sentido han sabido - con
creatividad - trasformar la debilidad en fortaleza, y esa virtud que
constituye un ejemplo para los demás trabajadores que debe preservarse
fortaleciendo y potenciando sus instancias de organización.
Perón al respecto sostenía que “No se puede pensar en la estabilidad de una
organización cuyos dirigentes de conducción y de encuadramiento no tengan
una concepción única que permita también una absoluta unidad de acción en la
lucha y en el trabajo de todos los días”. ¿Como se constituye esa unidad?
Para nosotros se constituye a partir de una doctrina que no solo las
instituye como trabajadoras, sino como trabajadores de una especialidad
determinada. La unidad de concepción es presupuesto de la unidad de
organización. En ese sentido el SUTERH ha logrado identidad propia sobre la
base de la creatividad, la inteligencia y el compromiso.
Uno de los presupuestos de toda organización es la disciplina. Cuando me
refiero a la disciplina no lo hago en términos de obediencia o mando aunque
reconozcamos la conducción presupone cierto grado de autoridad. Lo hago en
términos de auto disciplina. En un país que viene atravesando crisis
sostenidas, y constituyendo el movimiento obrero uno de los sectores que
puede reconducir al país a un futuro de grandeza, la auto disciplina en el
sentido de compromiso vital con las metas y objetivos de la organización es
fundamental.
Recuerden el año pasado cuando analizamos un cortometraje comparando dos
materiales audiovisuales de Leonardo Fabio y de Pino Solanas. El documental
elaborado por el equipo que dirige el compañero César Bustamente que
mostraba claramente las dos Argentinas. De allí surgía nítidamente que
cuando el movimiento obrero se puso al país sobre sus espaldas la se
encaminó hacia un proceso de industrialización y llegamos a ser una de las
naciones con mejores niveles de distribución de la riqueza. Para ello, fue
necesario aumentar su participación activa de los compañeros en las
organizaciones sindicales, para en unidad de concepción y acción, aumentar
el protagonismo. Este principio, que cobra también notoria vigencia, es
aplicable tanto a los compañeros como para las compañeras, quienes en el
marco del crecimiento deben aspirar a un mayor protagonismo que no es otra
cosa que mayor poder.
IV CAPACITACION:
Comenzamos esta conferencia manifestándonos respecto a la necesidad de hacer
crecer a la organización a través de de un mayor compromiso militante: Pero
debemos ser concientes que con la cantidad sola no basta, hay que apuntar a
la calidad del dirigente: En ese sentido Perón enseñaba: “que las
organizaciones sindicales no valen sólo por él numero de cotizantes, sino
más bien por la calidad de los dirigentes que la conducen y las encuadran.”
(lectura textual), En ese orden de ideas en los procesos de capacitación
sindical deben formarse los dirigentes bajo la premisa que el conductor “no
se hace, el conductor nace; por eso, “una escuela del aspecto conductivo de
las organizaciones debe utilizar, perferencialmente, los hombres y mujeres
que por sus valores intelectuales y morales, surgen de la propia masa. Debe
potenciarse la capacidad de acción; pero también los valores morales que le
dan la autoridad que necesita para conducir” (lectura textual).
La capacitación debe orientarse entonces hacia la formación de conductores y
conductoras, pero la conducción - siguiendo a Perón - no es un simple “acto
administrativo sino que es, precisamente, la aplicación de los principios
orgánicos y de acción que rigen la actividad de los hombres y mujeres
quienes están destinados a realizar algo por el país y por la clase
trabajadora. Es inútil la charlatanería de los que normalmente están siempre
en contra de la realidad y de la verdad, de esos teóricos o especuladores
que abundan como excrecencias malditas en todas las organizaciones de la
vida” (lectura textual).
En ese sentido la cuestión moral o deontológica adquiere en estos tiempos
notoria relevancia: Perón enseñaba que, para conducir las organizaciones,
deben seleccionarse los mejores hombres y mujeres que “no son precisamente,
los que más saben sino los que más valores morales poseen. Porque en el ser
humano lo importante es que sea bueno. Si ese ser humano es bueno, hay que
darle todas las armas, y si es malo hay que quitárselas, porque no servirán
sino para hacer daño a sus semejantes” (Lectura textual). Así a las materias
que tradicionalmente se dictan en los procesos de formación de cuadros
sindicales, deber agregarse la cuestión deontológica que en ninguna manera
se circunscribe a la transparencia administrativa (aunque la contiene) sino
que se extiende a la cuestión de los medios y los fines para lograr los
objetivos de la organización sindical. Como enseñaba el ex presidente “Si se
forman dirigentes donde se trabaje fervientemente por adquirir los
conocimientos necesarios para una mejor conducción, podemos descansar
tranquilos sobre su responsabilidad, porque sabemos que han de cumplir
totalmente la misión que se les encomiende” (lectura textual).
V.- SOLIDARIDAD
Por último quiero hacer breve referencia a la solidaridad que es uno de los
fundamentos primordiales que han de primar en toda organización de la clase
trabajadora. La Solidaridad es la base de la organización. Como enseña Oscar
Castelluci ser solidario implica renunciar “un poco al yo en función del
nosotros” e entraña a veces declinar algunas de las expectativas
individuales en función del progreso colectivo: La solidaridad además
presupone esencialmente preocuparse por el otro. Si la solidaridad prima en
una organización una de las claves del éxito esta asegurada.
En síntesis recordemos juntos los principios que deben orientar la práctica
sindical: Tolerancia, sacrificio, Organización, Capacitación y Solidaridad.
No quiero concluir sin hacer referencia a algunas de las mujeres que con
independencia de sus ideas políticas y desde distintas actividades han
dejada su impronta en la historia Argentina. En ese sentido bien vale por
ejemplo a Micaela Bastidas, prócer y mártir de la independencia peruana,
Remedios de Escalada, no solo esposa del Gral. José de San Martín, sino una
compatriota que contribuyó como pocos con la formación del ejército de los
Andes al fundar la Liga Patriótica de Mujeres, a Juana Azurduy, primer mujer
ascendida a Coronel en las guerras de la independencia, a Mañuela Pedraza
(la tucumanesa), quien con el grado de Alférez combatió contra los ingleses
primera invasión, a Encarnación Ezcurra, no solo la esposa de Juan Manuel de
Rosas sino mentora de su gobierno, a Cecilia Grierson, primera médica
argentina que se graduó en de julio de 1889 en la Facultad de Ciencias
Médicas de la Universidad de Buenos Aires, a Alicia Moreau de Justo, de
destacada lucha en la búsqueda de los derechos cívicos de las mujeres
argentinas a principio de siglo aunque creemos que erró en su mirada
respecto del peronismo; a Alfonsina Storni, poetisa, a Lola Mora, escultora,
a Juana Manuela Gorriti (primer novelista Argentina), a Nini Marshall de
destacada labor en radio, televisión, cine, teatro e incluso el periodismo,
una humorista inigualable, a la querida Tita Merello, inolvidable actriz y
conductora; y por que no a Mary Sánchez, primera mujer quien si mal no
recuerdo integró el consejo directivo de la Confederación General del
Trabajo
Para finalizar quiero recordar a una excelente poetisa y amiga entrañable de
Eva Perón, Julia Prilutzky Farny, quien compuso quizás los mejores versos a
la patria. Voy a leerlos:
Se nace en cualquier parte. Es el misterio,
-es el primer misterio inapelable-
pero se ama a una tierra como propia
y se quiere volver a sus entrañas.
Allí donde partir es imposible,
donde permanecer es necesario,
donde el barro es más fuerte que el deseo
de seguir caminando,
donde las manos caen bruscamente
y estar arrodillado es el descanso,
donde se mira al cielo con soberbia
desesperada y áspera,
donde nunca se está del todo solo,
donde cualquier umbral es la morada.
Donde se quiere arar. Y dar un hijo.
Y se quiere morir, está la patria.
Muchas Gracias a todas.
* Desgrabación de la conferencia dictada el 5 de setiembre de 2009 en
Encuentro Nacional de Mujeres Trabajadoras de Edificios (FATERYH).
Se permite la reproducción citando la fuente