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Antes que sea tarde
Un artículo de Jorge Rachid
Si un resultado alentador tiene siempre la expresión del pueblo en las
urnas, en este caso es que reinstaló la política como eje de discusión,
dejando de lado el individualismo vacío de contenidos de toda la campaña,
resultante de tantos años de derrota cultural, donde lo gregario aparece
denostado, lo solidario como dadivoso y las propuestas tienen caras sin
contenido ni historia, menos aún de propuestas que se asienten en
trayectorias de compromiso y lucha.
Así terminada la carrera electoral, se acumulan voces apresuradas de futuros
candidatos, especulaciones sobre el devenir del peronismo del cual todos se
sienten propietarios, hombres y mujeres que expresan pensamientos diferentes
conviviendo en el amplio marco del movimiento nacional, alianzas que se
deshacen al día siguiente de cerradas las urnas, candidatos que se codean
para las fotos, innumerables ganadores y lotes de perdedores, todos bajo la
estricta mirada de opinólogos de los medios que catalogan quiénes son y
quiénes deben ser deshechados. Funcionarios que hasta ayer nomás planteaban
certezas de rumbo y conductas, hoy pasan a ser críticos feroces con
ensañamiento profesional, llamados ahora así por la corte infinita de
comunicadores combatientes defensores de la “moral pública” y lo
“políticamente correcto”.
Sin embargo frente a la sociedad y con una mano en el afecto que sentimos
por nuestro país, debemos preguntarnos qué presidente tendremos en el
próximo turno electoral. También debemos preguntarnos si estamos dispuestos
a respetar los mandatos, más allá de las voces unánimes que lo pregonan pero
que parecen dispuestas a acortarlo en sus actitudes cotidianas.
La crítica está siempre presente para esmerilar y denostar, sea del planteo
que sea, tanto nacional como internacional. Cualquier actitud o propuesta es
sospechada y vilipendiada, siempre la sombra detrás de la acción. La Patria
son ellos, los que critican y lapidan, los que se atreven a decir “son todos
delincuentes” en el mejor aporte al deterioro de la política como
herramienta de transformación social. Son las mismas teorías que demonizaron
al hombre argentino desde 1976 siendo catalogado como “vago” en el caso del
obrero, inservible en cuanto profesional, nostálgico como político,
estatizante frente a la modernidad y la globalización cuando desde cualquier
sector se planteaba la defensa del patrimonio nacional, en el combate al
mayor tráfico ideológico del siglo XX, producido desde entonces por el
neoliberalismo y en los 90 en nombre del peronismo.
¿Retrocederemos acaso con nuestro voto a la flexibilización laboral en el
2011, decretaremos también el fin de los convenios colectivos de trabajo y
el Consejo del Salario Mínimo, bajaremos con nuestra actitud política las
jubilaciones en un 13%, en función de cerrar las cuentas fiscales como en el
2000, expulsaremos al millón quinientos mil argentinos que se incorporaron a
la Seguridad Social como jubilados que habían sido expulsados de la pirámide
social en los 90?
Seguramente los nuevos dirigentes serán bien recibidos por el “mundo” y
devolverán Aerolíneas Argentinas y Aguas Argentinas al sector privado para
que vuelva “el orden y la cordura”. Además volveremos a gozar de las AFJP
para veranear en el Caribe y entregaremos las obras sociales para que los
bancos que son serios en serio, como lo vimos con el corralito, manejen
nuestra salud con criterio, no como “esos” sindicalistas que se atreven a
manejar cifras millonarias como si supieran.
También podríamos votar en el 2011 para que vuelvan las leyes de Obediencia
Debida y Punto Final junto al Indulto para poder reconstruir el “afecto”
entre todos los argentinos. De la misma manera reponer los cuadros de los
presidentes de las dictaduras militares en Casa de Gobierno y en las
instituciones. Votaríamos también por prohibir la pastilla del día después y
la ley de Salud Reproductiva, eliminando asimismo la educación sexual de las
aulas que contamina a la juventud argentina.
Necesitamos votar presidentes enérgicos con la droga y el delito que sean
partidarios de la pena de muerte y de la “tolerancia cero” con los
marginales.
Entonces sí podríamos separarnos de esos latinoamericanos vociferantes como
Chávez, Correa y Morales, desmontar el UNASUR, el Banco del Sur y el Sistema
de Defensa Regional, para volver a promover que los capitales
internacionales nos otorguen su bendición y ayudarnos a salir de la
mediocridad latina. Dejaremos al “mercado” actuar y si hay desocupación y
cierre de empresas es porque sus leyes lo determinan y el Estado debe
ocuparse sólo de los subsidios a las empresas industriales o agrícolas en
dificultades; nada de salud ni educación pública, que aumentan el gasto
público y generan inflación. Al MERCOSUR hay que ponerle límites precisos
porque Brasil nos condiciona y nos absorbe: es preferible firmar el ALCA con
EE.UU. porque hay que ser socios de los grandes de verdad.
Eso sí: a los que protesten hay que reprimirlos porque no pueden afectar a
la gente decente que trabaja y estudia, la Ciudad es para la “gente”, no
para cualquiera.
Así seguramente construiremos entre todos un presidente que sea respetado
por los medios y los que definen el mundo, es decir el poder; seremos
nuevamente la Argentina “previsible y sustentable” donde la seguridad
jurídica sea para los que invierten y los contratos sean auditados por
Tribunales de Justicia de otros países más serios que nosotros.
El medio ambiente tiene y debe estar al servicio de la producción aunque
talemos bosques y contaminemos ríos, y debemos además aceptar residuos
nucleares de los países que la poseen, porque es buen negocio y nos abre
puertas en el mundo. ¡Basta de reclamar Malvinas e Islas del Atlántico Sur!
y así estableceremos relaciones plenas con Inglaterra, que es la llave de
entrada al primer mundo. Entonces se acabará la soberanía política en la
globalización y acataremos obedientes los dictados internacionales, en
especial en la lucha de los países “decentes”, contra el llamado Eje del
Mal.
Así tendremos un gobierno del cual podamos sentir orgullo, que “la prensa
libre” alabe, los medios acaricien, los dueños del poder hablen bien de
nuestros gobernantes y donde los negros ignorantes, los piqueteros, los
peronchos, los nostálgicos, los que todavía se plantean defender la Patria y
esas tonterías sean marginados de las capas dirigenciales, en especial del
peronismo, que deberá ser reformulado para ser aceptado en las alfombras del
poder, en la expresión más acabada del nuevo empresariado rentista, moderno,
globalizado y algo progresista; para que se hable de los pobres y se
conmueva por ellos, pero que en definitiva fueron degradados por estos
mismos dirigentes en sus últimos 25 años.
Quizás los argentinos recordemos las luchas y sufrimientos a que nos llevó
el neoliberalismo en los últimos 33 años, desde el genocidio de la dictadura
al genocidio social, desde la desocupación al corralito, desde las leyes
patronales a la descapitalización del país, desde el dolor y la miseria a la
falta de esperanzas, desde las empresas cerradas a pueblos abandonados,
desde ferrocarriles cerrados a quedarnos sin Flota Mercante del Estado,
desde la apropiación del ahorro interno de miles de millones de dólares de
los argentinos al endeudamiento de empresas inescrupulosas y dirigentes
corruptos.
Si recordamos quizás elijamos bien más allá de los nombres, más allá de los
manejos y las conductas, de las formas de conducir o de plantear los
conflictos, sin ignorar –pese al crecimiento– ni dejar de criticar la
hipoteca social pendiente de los últimos años, simplemente volviendo a la
política, a la militancia, al compromiso con los pobres, los humildes y los
trabajadores, a la discusión sobre el Modelo de Construcción Social y
Productivo que defienda el interés nacional sin entregarlo a la codicia y a
la especulación del sector financiero y de los capitales externos.
Se puede estar de acuerdo o no con las personas en determinadas
circunstancias, pero no se puede –en función de los espacios de poder–
retroceder en la defensa de los intereses nacionales ni en el intento de
reconstruir el Movimiento Nacional y Popular en la Argentina.
En esto, “ni un paso atrás”.
jorgerachid2003@yahoo.com.ar
CABA, 18-8-09
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