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El
rock y las Malvinas
Por José Luis Muñoz Azpiri (h)
“¿Qué Malvinas? ¿Pastorino? No tengo la menor idea sobre si las islas
Malvinas son argentinas o inglesas. Por todo eso del territorio debajo
del agua... para mí son unas islitas ridículas... para mí la del 82
fue una guerra estúpida, mentirosa que provocó un nacionalismo imbécil
para los que lo vieron como un partido de fútbol...” (Charly García,
Revista “Noticias”, 24/10/98).
“El 2 de abril me produce el efecto de un rompecabezas. Me surgen imágenes
que son como retazos, se me mezclan y descentran de un modo casi fantasmagórico.
Una pieza es una idea muy fuerte de sangre inocente en manos de una
idea absurda. Otra, la Plaza de Mayo vivando a Galtieri mientras lanzaba
bravuconadas y mi asco total ante tamaña locura. Otra, la idiotez, la
brutalidad de la gente plegándose al carnaval sin un mínimo de respeto
por la historia reciente. Si salgo del efecto rompecabezas mirándome
a mí mismo recuerdo mi clase 63 y ante todo el terror a que me convocaran.
Como tantos otros finalmente no me llamaron como a muchos pibes de mi
clase, tenía decidido desertar si me querían mandar a las islas. Yo
no hubiese ido a defender a la Patria y toda esa mierda, en la que no
creo. Ojo, que quede: en la Cuba de Batista yo sí hubiera ido a pelear
detrás de Fidel y el Che por la Patria.
Pero acá era
Galtieri, la dictadura que había matado 30.000 argentinos y una guerra
absurda en que adherir significaba trabajar, quieran o no , por la masacre
power” (Fragmento de “Masacre Power” de Fito Páez. En “Pagina 12”, 2/4/92).
Este personaje peculiar, de “producido” desaliño y alta exposición mediática
ya ha sido premiado (tal vez en retribución a sus agudas y patrióticas
declaraciones), con su consagración como “intelectual” en el Suplemento
Cultural de “La Nación”, rebautizado “ADNCultura”, que en realidad debería
llamarse “PEMACultura” (Parientes, extranjeros, muertos y amigos), al
que ha sido incorporado como columnista.
La Desmalvinización
no encuentra obstáculos en su difusión periodística, puede ser en el
pregón de la izquierda o en el heraldo de la derecha, donde siempre
encontrará generosa acogida. Otra cosa es si hablamos de Fermín Chávez,
Jorge Oscar Sulé o Enrique Oliva, cuyas prolíficas producciones no figuran
ni siquiera en la sección “Obras recibidas”.
Sorprende la rigurosa calidad de selección de la “Tribuna de doctrina”:
poner en la misma bolsa a Paul Auster y a Fito Páez, constituye más
un acto de confusión etílica que de pluralidad intelectual.
“La situación de Malvinas me dio muchísimo miedo. Me parece una experiencia
muy lastimosa, muy fea. Malvinas estaba tan cerca... era como un misil
en mi placard. A veces comprendo que la gente quiera olvidar, pero es
algo que no se puede tapar” (Gustavo Ceratti. En Página 12, 2/4/92).
“...al principio parecía ser una gran broma... es que aquellas islas
nunca nos habían importado, deseábamos la mejor suerte posible a los
chicos soldados... 0pero la sensación era la de indignación por la patriada
militar, alentada por los civiles fanáticos dudosos...del otro lado
los ingleses, originalmente queridos desde los Beatles... también recuerdo
cuando vi por tele el Festival de Rock. Supongo que de haber sido convocado
Los Abuelos hubiéramos estado allí, pero fuimos eximidos de la mancha
histórica gracias a la indiferencia del trío de managers reinante....
estaban todos los raros, todos los buenos, mejor dicho casi todos, o
tal vez casi ninguno. Pappo, estaba David, Charly, Piero y muchos más.
Paradójicamente, la mayoría de los allí presentes perdieron su crédito...
las islas no son nuestras y nunca lo fueron. Por suerte no batallaremos
por la soberanía de ENTEL, ni guerrearemos por Aerolíneas Argentinas.
Todo aquello quedó atrás... pero (por favor) ¡no bombardeen Buenos Aires!”
(Fragmento de “las islas no son nuestras”, Andrés Calamaro. En “Página
12, 2/4/92).
“Hasta aquí no he hablado... Voy a contar la verdadera historia de ese
Festival... con lo que siento hoy qué significó Malvinas... Ese Festival
parece haber sido un punto altísimo de utilización de la Juventud y
el rock por parte de los militares... es cierto, yo organicé ese Festival...
Estaba claro que la toma de las islas era un intento de los militares
de perpetuarse en el poder. Siempre aborrecí la invasión. Unos días
después, la Guerra se había convertido en una suerte de nuevo mundial
de fútbol y eso me volvía loco, el “estábamos ganando” me enfermaba.
Enseguida llegó la prohibición de la música en inglés en las radios,
una verdadera aberración cultural, completando ese gran circo al servicio
de los intereses de los militares de seguir en el poder. Cuando me llamó
el Comando en Jefe del Ejército para organizar el Festival tuve mis
grandes dudas... me proponían organizar el evento detrás del espíritu
de “el pueblo apoya esta guerra” y a la vez me ofrecían un aparato de
promoción infernal. Se iba a llamar el Festival de Solidaridad Latinoamericana...
para nosotros había dos objetivos primordiales. Primero, estar un poco
con los pibes más allá de todo y, segundo, en plena euforia militarista,
hablar de paz. Ninguno de los artistas que participaron mencionó la
palabra soberanía y esto me parece importante: todos hablaron de paz.
El último tema del Festival fue “Algo de Paz” de Raúl Porchetto, cantado
por todos. El único grupo que fue invitado y se negó a actuar fue “Virus”,
en una actitud muy lúcida. En ningún momento se mencionó peyorativamente
a los ingleses y en cambio se abundó en el tema de la paz. El gobierno
utilizaba la cadena nacional para difundir resultados truchos de la
guerra, bombardeos y hacer gala de un pseudo nacionalismo que detesto...
lo que finalmente se transmitió ese día en directo fue antibelicista,
antisoberanía. Quizá muchos de los que estaban allí apoyaban la reivindicación
y no la metodología. Yo no apoyaba ni los métodos ni el objetivo”. (Daniel
Grinbank, empresario del rock. En “Página 12, 2/4/92).
Aparte de ruin y cobarde, el comentario es mendaz. No solo no se difundieron
“resultados truchos” sino que se pecó de una excesiva ingenuidad. Un
periodista angloargentino, exiliado en Londres y posteriormente destacado
en Buenos Aires durante la guerra, Andrew Graham-Yool, destaca que:
“El comunicado sesenta y dos desde el comienzo de las hostilidades (que
fue marcado con el bombardeo de los Harriers al aeropuerto de Stanley)
refutaba informes de agencias noticiosas procedentes de Londres según
los cuales aviones argentinos habían acertado al portaaviones HMS Hermes.
La información oficial argentina del conflicto estaría constituida por
los comunicados telegráficos cuya veracidad era sorprendente, y su honestidad
desconcertante. Su mensaje había sido del orden de “No estamos ganando
todavía”, nos estamos defendiendo, pero ellos siguen viniendo” (Andrew
Graham-Yool. “La colonia olvidada”. Ed. Emecé.2000. Pag. 337).
Pero poco puede importarle esta declaración a este cartaginés de crematísticas
habilidades, el negocio ya está hecho y ahora es el momento de las justificaciones.
Nadie le puso una pistola en la cabeza para que hiciera el Festival.
José Luis Muñoz Azpiri (h)
FUENTE: INSTITUTO NACIONAL DE INVESTIGACIONES HISTORICAS "JUAN MANUEL
DE ROSAS".