Mónica Maristain: “Bolaño no tuvo una vida interesante”

Argentina residente en México, la autora habla de su libro sobre el escritor chileno de culto. “Es una aproximación, no una biografía”, aclara.

Tuvo la mala suerte de hacerle la última entrevista a Bolaño, y no sólo eso, sino que el editor de la revista Playboy mexicana –para quien la realizó– decidió publicarla en el mismo mes en que el escritor murió pero antes de ocurrir el deceso. Todo porque en la tapa había una “estrellita” que les iba a hacer vender muchos ejemplares. La entrevista fue una idea de Bolaño, en la posdata de uno de los mails que se escribían. “¿Por qué no hacemos una entrevista, ligera, levísima, frívola incluso –son las que más me gustan– casi póstuma? La broma se adelantó al destino.

Mónica Maristain es una periodista argentina que vive hace más de una década en México. Allí fundó una revista de rock, publicó varios libros de fútbol y uno de poemas. El libro sobre el escritor chileno “de culto”, surgió a partir de su trabajo en la producción de la primera y segunda parte del documental La batalla futura, de Ricardo House, en donde entrevistaron a diferentes personas que lo conocieron. Al finalizar el proyecto, Maristain pensó que algo tenía que hacer con todo el material que quedó afuera y le dio forma al libro que empieza con una entrevista a su padre, León Bolaño, e incluye charlas, entre otros, con su primer editor Juan Pascoe –que publicó 225 copias de su primer libro–, el editor Jorge Herralde y su amada novia, Carmen Pérez de Vega, la última persona cercana en verlo con vida “Un periodista hace el libro que puede, no el que sueña”, dice Maristain aquí, en Buenos Aires, adonde vino a presentar Bolaño. El hijo de Míster Playa.

El libro fue publicado en México, España, Venezuela, Estados Unidos y ahora llegó a la Argentina de la mano de 36 treintayseis, el emprendimiento editorial del cineasta Daniel Burman. En Chile aún no se editó y una de las posibles razones de esto tal vez sea la tensa relación que el escritor siempre tuvo con su país de origen.

–¿Esta es la biografía definitiva de Bolaño?

–Me interesa mi trabajo en el periodismo, el perfil, contar historias a través de los otros. No tengo el rigor de un biógrafo, soy más de lo inmediato. Tengo el ojo para descubrir personajes fascinantes. Por eso, para mí este libro es un apunte biográfico, una semblanza a un personaje a partir de los que lo conocían. Porque además siento que la vida de Bolaño no ha sido tan interesante. Es un hombre que murió muy joven y lo interesante de su vida corta, justamente, es su literatura. No diría que fue un aventurero. Entonces sería muy pretencioso de mi parte llamar a esta aproximación a Bolaño, una biografía.

–¿Cómo era vuestra relación?

–Siempre estábamos en contacto. Era intenso, profundo, platónico, esas relaciones que a veces tenés por Internet que son apuntes para la seducción intelectual mutua, a ver quién escribe el correo más profundo e ingenioso. En mi caso siempre trato de hacer ese contacto profundo con la gente que me interesa, porque creo que eso le da sentido a una vida que en sí no lo tiene. Pasar sin conversar profundamente con alguien sobre lo que te interesa hace una vida más inútil todavía y cuando te encontrás con ciertas personas y gemelos del alma, mellizos del corazón, no sé cómo llamarlo… Se abre un abanico de posibilidades en la comunicación y así todos somos protagonistas de experiencias semejantes. Me tocó compartir con él unos cuantos correos maravillosos, muy poco antes de que se muriera. “Pinche Bolaño” yo le reclamaba, y el pobre se estaba muriendo en la clínica de Barcelona. Es que esta comunicación lejana no contempla las circunstancias vitales.

–¿Cómo manejó la distancia para escribir este libro?

–Hay un enamoramiento necesario, si no me subyugan los personajes. En el caso de Bolaño, como es un libro de voces no me preocupé. Me identifiqué con su origen social, me gustó esa cuota justa de academicismo que tenía sin haber pasado por la universidad, que lo puso en un punto muy lúcido.

–¿Qué era lo que más le gustaba de lo que llegó a conocer de él?

–Una de las grandes seducciones de su personalidad fue la sencillez. Era un hombre común con un talento increíble para escribir y con una vida monótona y rutinaria. Lo que todo el mundo rescataba era su terrible sentido del humor, su afición a los juegos de guerra, a los programas de chismes, al tabaco. Lejos de ser un drogadicto se preocupaba muchísimo por los junkies.

–¿Y sobre su obsesión lectora?

–Es algo que también le pasó a Cortázar. Al igual que a la mamá de Bolaño, le sugirieron que lo alejaran de los libros porque eran una obsesión. Yo nací en los 60 y también tuve y tengo la misma obsesión. Cuando nací, mi familia era muy pobre y no teníamos televisor. Cuando me peleaba con mi padre en la adolescencia o tenía un problema en la niñez, me refugiaba en la lectura. Era como tomar agua. Y cuando sos lector voraz, si encima tenés el gusto de escribir ya no tenés retorno.

El escritor más impactante luego del “Boom”

Roberto Bolaño nació en 1953 en Santiago de Chile, y fue el primogénito de la pareja formada por una maestra de primaria y un camionero y boxeador profesional. Pasó su infancia en Valparaíso y a sus 15 años, debido a los problemas respiratorios de su madre (sufría de asma), la familia se mudó a la Ciudad de México. Según lo recuerda el poeta chileno Jaime Quezada, Bolaño se la pasaba leyendo y releyendo a Kafka, Eliot, Proust, Joyce, Borges, Paz y García Márquez, fumaba y bebía tazones de café con leche. Según la escritora mexicana y amiga Carmen Boullosa, llamaba la atención por su aspecto pulcro que desentonaba con el look desaliñado de los otros poetas con los que se juntaba. El primero en publicarlo fue Juan Pascoe, un imprentero que hizo 225 tarjetas con un fragmento de un poema, la misma cantidad que hizo de su primer libro de poemas luego publicado, Reinventar el amor, que salió en abril de 1976. Ese mismo año fundó el movimiento Infrarrealista junto a Bruno Montané en México, que fue uno de los últimos intentos de vanguardia literaria latinoamericana. Tiempo después, Bolaño ingresó al mundo editorial recién en 1998, cuando ganó el Premio Herralde con su novelón Los detectives salvajes. De este modo, llegó a Estados Unidos y luego fue reconocido en Europa. Sus libros fueron y son traducidos a decenas de idiomas. Escribió memorables libros de cuentos como Putas asesinas (2001) y Llamadas telefónicas (1997), las novelas Estrella distante (1996) y Nocturno de Chile (2000). Y con la monumental novela 2666, póstuma publicación, terminó de obtener un merecido reconocimiento dentro del canon de la literatura hispanoparlante. Tuvo dos hijos (Lautaro y Alexandra) junto a Carolina López, viuda y heredera legal, si bien sus últimos años los pasó con Carmen Pérez de Vega. Falleció en 2003, con sólo 50 años, a causa de una insuficiencia hepática. Desde entonces, su figura de escritor “de culto” se agiganta con el paso del tiempo. Algo que él nunca se imaginó.

06/12/15 Miradas al Sur




 

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