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El
valor de lo que resta por hacer*
Por Conrado Yasenza**
"La Constitución guía al pueblo", Guillermo Roux (fragmento)
Preguntas sin certezas
Cuando se realicen las elecciones presidenciales en Octubre de 2015, se habrán
cumplido doce años de una gobernabilidad política, de una cultura política -
aunque el paso del tiempo le dará aún más sustancia en perspectiva histórica -
de un modo de organizar intereses y valores, y de administrar conflictos; de un
“estilo” de ejercicio del poder que reúne o conjuga tradiciones liberales-
capitalistas/keynesianas (la Presidenta de la República se ha referido en más de
una oportunidad al “capitalismo sano”) basadas en un “círculo virtuoso” en el
cual el incremento del consumo interno revitaliza un, todavía deficitario,
andamiaje productivo. Una versión reparadora/transformadora del peronismo, el
movimiento político-cultural que tensó los hilos de la armadura liberal.
Nombrémoslo de una vez: El kirchnerismo, esa “anomalía” que pareciera
presentarse como inmutable, aunque sabemos que en un mundo globalizado y en una
sociedad como la nuestra, abierta e interdependiente de ese mundo, el peso de
las hegemonías mundiales influye y determina las relaciones entre la Sociedad y
el Estado.
¿Podemos llamarle modelo? O, ¿proyecto político? El kirchnerismo es aún una
experiencia política muy joven pero sí podemos aventurar que en el kirchnerismo
no existe todavía un dogma o literatura política propia que defina cómo es el
nuevo modelo. En palabras de Ricardo Rouvier, “el kirchnerismo expresa una serie
de políticas denunciativas del esquema liberal sin proponer alternativas. Las
leyes sociales o derechos individuales, que son una marca importante de la
década, significan una modernización de la República burguesa, pero el discurso
es de interpelación del poder, o de un poder (que a veces es muy abstracto y
otras veces es concreto) Ese poder en general es capitalista y liberal (las
hegemonías mundiales), y el kirchnerismo no es antihegemónico en el sentido de
proponer una alternativa superadora. En realidad, tiende a la reparación
expresada en reformas como las del Código Civil y Comercial, Código Procesal,
las leyes contra el femicidio” y, agrego, una larga lista de medidas reparadoras
que ya forman parte indisoluble de la cultura política del kirchnerismo.
Es debatible, pero podemos decir que el “modelo” kirchnerista ha modernizado las
complejas relaciones político culturales argentinas mediante un discurso
iconoclasta y reparador que incluye a las izquierdas progresistas,
redescubriendo en materia económica los estandartes de la heterodoxia económica
que hace eje en la primacía del Estado Benefactor.
Entonces, y sin intenciones de hacer historiografía contrafáctica con relación a
qué quedará de esa cultura política del kirchnerismo luego del 2015, cabe
formularse una pregunta que se imbrica en la idea expresada más arriba en cuánto
a las imposibilidades de construir una alternativa superadora al “capitalismo
sano”, evidenciadas en la alta concentración económica nacional en manos de
poquísimas multinacionales, la dependencia del imperio agro-exportador para la
generación de divisas que escasean y la relativa re-industrialización nacional,
entre otros tópicos.
La pregunta es por qué luego de casi doce años de gobernanza kirchenrista (ya
hemos enunciado sus virtudes de estirpe reparadora/transformadora y de
ampliación de derechos) llegamos a un escenario en el que las tres figuras con
más chances para coronar en las presidenciales de 2015 (que se sabe, son
elecciones de ballotage; fin de la era del 54%) son manifestaciones de un
liberalismo de derecha. Scioli, Massa y Macri. (dos de ellos peronistas y con
algo del sello duhaldista del peronismo populista de derecha)
La respuesta rápida puede recostarse en el accionar sistémico de los grandes
medios de comunicación para condicionar primero y esmerilar después, a los
gobiernos kirchneristas. Bien, pero allí cabe preguntarse también acerca de la
respuesta ¿contra-hegemónica?: A un multimedios financiero y poderoso a nivel
mundial se responde con la creación de otro multimedios local, vernáculo, que en
una suerte de efecto espejo, restituye la lógica mediática del poderoso.
Pero también son atendibles los argumentos con relación a las fuertes embestidas
(el último coloquio de IDEA da la medida justa del deseo restaurador) de
sectores grandes de la empresa y la especulación financiera. Bien, allí también
(se dirá que en la coyuntura se administra midiendo el momento oportuno y las
relaciones de fuerza) el peso de las medidas no tomadas o implementadas a
destiempo: profundización de la sustitución de importaciones, evitar el
estrangulamiento del sector externo, desconcentración de mercados estratégicos,
nacionalización de la producción, necesidad de incrementar las reservas del BCRA,
entender y no subestimar la inflación cuando se presenta como un indicador
sostenido en el tiempo, las designaciones erráticas en el Banco Central, las
reformas tributarias y financieras. En fin, no se trata de desestimar lo
logrado, que es mucho y que difícilmente ceda a los deseos derogatorios de una
oposición política que sólo habla del kirchnerismo , sino de valorizar lo que
resta por hacer.
Y la pregunta queda aún sin responder, y quizá no tenga todavía respuesta.
La salida por derecha, como emergencia en el oficialismo, además de estar en
estrecha relación con lo argumentado, puede sostenerse en cierto “estado de
derecha” en el que se encuentran amplios sectores de nuestra comunidad. Por un
lado, esos amplios sectores de la sociedad siempre esperan que el Estado brinde
con eficacia servicios esenciales como son la seguridad, la educación, la
justicia; también desean créditos baratos de los bancos. Pero también exigen que
el Estado oficie de entidad disciplinadora y represiva. En definitiva, y como
dice Martín Rodríguez, el Estado lobo del hombre.
Entonces, ante un panorama económico no muy alentador, con enfriamiento de la
economía, con una marcada desaceleración de la producción, con suspensiones y
despidos en fábricas, con inflación y con el amplificado flagelo de la
inseguridad/seguridad, amplios sectores sociales convalidan las designaciones y
medidas por derecha que anticipan esa salida de emergencia en el oficialismo, y
las ganancias en intención de votos para la oposición con chances serias (el
resto, no califica). Lo he escrito en varias oportunidades: Berni es el huevo de
la serpiente. El largo periplo de derechización en materia de represión de la
protesta social, de criminalización de la pobreza y del extranjero/inmigrante,
el endurecimiento en materia de seguridad pública, comenzó con el desplazamiento
de Nilda Garré y la asunción del ranger-texas Berni. Ni hablar del matarife y ex
intendente de Ezeiza, Alejandro Granados, en la Provincia de Buenos Aires
(designado por Scioli como Ministro de Seguridad) y de Ricardo Casal, ahora,
como Ministro de Justicia.
Un Estado burocrático que administra la seguridad sin ir al fondo del problema:
el autogobierno policial y, en el caso de Berni, el control total de las fuerzas
bajo su órbita.
En el proyecto de ley de reforma del Código Procesal Penal, recientemente
enviado al Congreso por la Presidenta, el capítulo de la deportación de los
extranjeros/migrantes que delincan en el país, sin ser juzgados aquí, y las
polémicas figuras de la “conmoción social” – quién la determina sino los mismos
medios que el kirchnerismo critica con ahínco, y en ciertos casos, con justa
razón – y la "puerta giratoria", son evidentes manifestaciones de un gobierno
que responde a ese clima de “estado de derecha” que se expresa en la sociedad, y
la intención de transcurrir el último año de gobierno en relativa calma. Tensa
calma que se busca contener con medidas, llamémoslas, efectistas y en un año
electoral.
Desglosemos un poco: Con relación a la "puerta giratoria", los hechos - el dato
duro - refuta esa imagen demagógica y punitiva: "La cantidad de personas
privadas de su libertad supera las 65.000, el número más alto de la historia
argentina. Más de la mitad lo están en cárceles y comisarías de la provincia de
Buenos Aires, que no tiene más que el 38,95 por ciento de los habitantes del
país. Nueve de cada diez de ellos son seleccionados entre los sectores más
vulnerados de la sociedad."
En cuanto a la expulsión del extranjero cuando sea atrapado con "las manos en la
masa", cito a Horacio Vertbisky que en su nota "Don Quijote contra Videla" del
pasado 26 de Octubre, escrita para Página 12, dice: "La “atribulada técnica
legislativa” (Gustavo Arballo dixit) requerirá muchas lecturas del artículo 35
del nuevo Código sobre “extranjeros en situación irregular”. Esta definición
ambigua, para una situación de hecho, contradice la jurisprudencia de la Cámara
Federal de Paraná, que en la causa Dai Jianqing, de 2011, aplicó el concepto
“Ningún ser humano es ilegal”. La situación irregular no puede presumirse,
siempre alguna autoridad debe declararla. Por el artículo 61 de la ley de
migraciones, constatada la irregularidad la autoridad migratoria debe intimar al
migrante a que regularice su situación. Si no lo hace puede declarar ilegal su
permanencia y el acto administrativo de expulsión debe ser confirmado por un
juez, ante el cual el migrante puede discutir la validez y la razonabilidad de
la decisión de expulsarlo. En el caso del nuevo Código no se explica si la
declaración de irregularidad sigue correspondiendo a la Dirección de
Migraciones, a la justicia o a la policía, cuyos poderes de cualquier modo se
expanden gracias a esa imprecisión. La suspensión del juicio a prueba está
pensada para casos menores, en los que se ofrece a la persona la posibilidad de
optar por tareas comunitarias, como alternativa al proceso y la pena."
Y sobre las condiciones jurídicas que deberán afrontar los migrantes, Vertibisky
escribe: "La opción no es un beneficio sino un incentivo para que elijan la
expulsión en cuanto la policía los detiene". Y va a lo medular: "Si se baja de
la abstracción a la tierra (o mejor, a la falta de tierra y al difícil acceso a
la vivienda) es fácil imaginar que se aplicará a los migrantes que participan en
tomas y ocupaciones". Vertbisky abreva, para exponer los peligros que puede
contener la reforma en cuanto a la figura del migrante, en un informe de la
Organización Internacional para las Migraciones, en el cual las especialistas
Marta Monclús Masó y María Bernarda García alertaron sobre las prácticas e
intervenciones discriminatorias “si la agencia policial oficia como vía de
acceso al sistema penal, y es una institución que se caracteriza por presentar
importantes niveles de discrecionalidad”.
Teniendo en cuenta el fuerte prejuicio social que anida en el imaginario de
amplias capas de nuestra sociedad, que sostienen que los delitos son cometidos
en un alto porcentaje por extranjeros/migrantes, “la sospecha inicial que los
acusa de la comisión de una mayor cantidad de delitos, se traduce en una
permanente vigilancia que aumenta los niveles de detención y encarcelamiento”,
expresan en su informe las especialistas Monclús Masó y García.
Estos son los escollos de no haber podido diseñar un esquema, modelo, o como
quiera llamárselo, superador de lo hecho y establecido, como también la
dificultad que supone no haber generado desde el núcleo duro del kirchnerismo,
un candidato que encarne las mejores virtudes y logros del proceso político
iniciado en 2003 por Néstor Kirchner, el mismo que merece más cambios, más
profundización de lo bien realizado y correcciones de los desvíos que dañan.
Es así como las manifestaciones políticas de derecha, hasta ahora, decidirán
sobre el futuro de los argentinos, no sin su convalidación y apoyo.
Coda
Como final paradójico y cruel, dos hechos que nos compelen a seguir debatiendo y
pensando sobre las complejas características de nuestro tiempo y de nuestra
sociedad.
El lanzamiento y puesta en órbita del primer satélite geoestacionario, ARSAT-1,
diseñado y construido en su totalidad por científicos argentinos, demuestra que
las políticas públicas que no persiguen fines cortoplacistas inciden
materialmente en la recuperación de la autoestima y las posibilidades de
desarrollo de un pueblo organizado cuando las políticas son orientadas en esa
dirección y cuando las inversiones se realizan eficazmente pensando en “la
modificación de una cultura empresarial histórica apegada a la especulación, el
cortoplacismo y el atraso técnico”, como lo expresó el ensayista, docente y
flamante miembro del directorio de la Autoridad Regulatoria Nuclear, Diego
Hurtado.
El desarrollo y producción del satélite Arsat I es la prueba de que el modelo
económico centrado en la industria de ensambles y armadurías junto al modelo
agroexportador, no es suficiente y no sirve para encarar las complejidades de un
mundo capitalista en crisis. Quizá el debate pase por la inversión en producción
y venta de paquetes tecnológicos que profundice el lugar de privilegio en el que
nos ha colocado la creación del Arsat I. Así y todo, el país, con lo mucho
realizado, es dual: Desarrollo tecnológico y niños con hambre o muriendo por
enfermedades como la diarrea en la argentina profunda e invisibilizada o sobre
expuesta por los medios masivos con oscuros intereses.
El debate y los desafíos están planteados y dentro del heterogéneo campo
kirchnerista la discusión se produce.
En el extremo radicalmente opuesto, en esa zona abisal de nuestro país en donde
pervive una cultura represiva, una maldita máquina asesina de vidas vulneradas,
herencia de la última dictadura cívico-militar no desterrada aún. Luego de cinco
años y ocho meses, años en los que la familia nunca dejó de buscar y luchar por
la verdad y la justicia, el viernes 17 de Octubre pasado, Horacio Vertbisky,
presidente del CELS, anunció que el cuerpo de Luciano Arruga fue hallado en el
cementerio de la Chacarita enterrado como NN. Macabro (las resonancias
lingüísticas del terror que se actualizan en la desaparición de Jorge Julio
López). Macabro y cruel. Otro nombre para decir violencia institucional y
negligencia/complicidad del aparato jurídico-Estatal. Un chico que cruza una
autopista, es atropellado, asistido por quien lo embistió, trasladado en una
ambulancia del SAME al Hospital Santojanni, nosocomio al que la familia fue esa
misma noche y donde se le informó que no había registro alguno de un ingresado
con ese nombre; morgue judicial, entierro como NN; un joven humilde y
atormentado por el miedo hacia el poder policial, doblemente asesinado. Cabos de
un caso que no termina de cerrar: Luciano había sido detenido por la Policía de
la Provincia de Buenos Aires en varias oportunidades, torturado porque se
resistía a robar para las “fuerzas de seguridad”. La noche del “accidente” los
móviles policiales se salieron de su jurisdicción; hay peritajes de este hecho
como también de los apremios que Luciano sufrió.
Luciano está muerto y fue hallado. Cinco años y ocho meses en los cuales la
familia, desde el inicio de su desaparición, no paró nunca de buscarlo. El
habeas corpus presentado por Mónica Raquel Alegre y Vanesa Orieta -madre y
hermana de Arruga- y con el patrocinio de Juan Manuel Combi y Paula Litvachky
(Directora del Área Justicia y Seguridad del CELS), fue rechazado por el Juzgado
Federal Número Uno de Morón, a cargo del magistrado Juan Pablo Salas y, luego,
la Justicia federal de San Martín. Finalmente la Sala IV de la Cámara Federal de
Casación Penal hizo lugar al habeas corpus presentado por el organismo. Cinco
años y ocho meses, y Luciano fue identificado luego de ser enterrado como NN.
Habría muerto por un accidente automovilístico. No cierra.
El día de la conferencia de prensa, Vanesa, la hermana de Luciano, dijo con
lucidez: “hoy vencimos”. Vencieron a la maquinaria asesina de la violencia
institucional, la estigmatización del joven pobre y la negligencia/complicidad
del aparato burocrático-administrativo-sanitario y judicial del Estado. Un
triste día de pequeña justicia. Una justicia que no cierra.
26-10-2014
**Editorial La Tecl@ Eñe. Revista Digital de Cultura y Política
http://lateclaene6.wix.com/revistalateclaene
*Periodista y poeta
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