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Arturo
Jauretche y el protoperonismo
Por Francisco José Pestanha*
“La prensa independiente no existe, y la independencia es una máscara para
hacer pasar la mercadería de contrabando como agua corriente incolora, inodora,
insípida, para que el estómago del lector no se prevenga defensivamente”.
Arturo M. Jauretche
El año 1930 puede, sin lugar a dudas, determinarse como un hito por demás
elocuente para comprender el surgimiento de la Fuerza de Orientación Radical
para la Joven Argentina (FORJA), como así también la actuación política e
intelectual de una de sus principales figuras: don
Arturo Martín Jauretche. El derrocamiento del gobierno constitucional de don
Hipólito Yrigoyen no solo iniciará una larga etapa de presencia política de la
Fuerzas Armadas en el poder -en especial del Ejército-, sino que además
coincidirá con una paulatina y ascendente conflictividad con el Reino Unido de
Gran Bretaña, experiencia imperial surgida al calor de la Revolución Industrial
con la que la Argentina había mantenido durante más de siete décadas, al decir
de numerosos autores revisionistas, “una relación asimétrica de tipo
semicolonial”.
El pacto Roca-Runcimann suscripto en 1933 permitió
visibilizar la verdadera relación que anudaba forzosamente el destino de nuestro
país al de la metrópoli británica: legaba el control del comercio exterior a los
ingleses y le otorgaba, al capital oriundo de ese país, privilegios - para
algunos - inaceptables. Este pacto vino también a poner en duda la idea misma de
una Argentina independiente y soberana, impulsando a autores tales como Julio
Irazusta, Ramón Doll y José Luis Torres a inscribirse en un acérrimo
anticolonialismo. Aún hoy, la obra de Julio Irazusta “La Argentina y el
imperialismo británico. Eslabones de una misma cadena 1806-1833” constituye una
referencia reveladora en el campo de la literatura anticolonialista de la época.
Las circunstancias imperantes estimularán a muchos jóvenes a inscribirse en esta
batalla, y con el paso del tiempo el anticolonialismo irá generando instancias
organizativas originales y a la vez reveladoras.
La crisis de la UCR, acelerada a raíz de la muerte de su conductor en julio de
1933, determinará el surgimiento en su seno de una peculiar facción que
comenzará a disparar penetrantes dardos contra una conducción que, según sus
principales dirigentes, había traicionado el sentido histórico del radicalismo.
Jauretche, quien había ingresado a la UCR de la mano de
Homero Nicolás Mazione (Homero Manzi), participará de una de estas
facciones. Para mediados de la década del ‘30, bajo la orientación intelectual
de Manuel Ortiz Pereyra, Jauretche cofundará un legendario agrupamiento – FORJA
- que planteará, entre otras banderas, el retorno a una postura nacionalista
aferrada a las antiguas tradiciones federalistas del país anteriores a 1852, y a
los postulados originales de la Reforma Universitaria de 1918. El grupo
sostendrá también una fuerte vinculación de raíz con el doctrinarismo de
Yrigoyen y con el ideario hispanoamericano bajo la influencia de Manuel Ugarte y
de Raúl Haya de la Torre y el aprismo peruano; defenderá la tesis de que la
revolución hispanoamericana en general –y la argentina en particular- debe
asentarse en las masas populares ; su posición antiimperialista enfrentará tanto
a Gran Bretaña como a los EE.UU. en un doble enfoque nacional y latinoamericano.
Comienza, así, la lucha contra el imperialismo real.
Bajo el impulso de Juan B. Fleitas -ex Ministro de Yrigoyen - y de Manuel Ortiz
Pereyra, único miembro de la función judicial que renunciara el 6 de septiembre
de 1930 el grupo de jóvenes empezará a agitar las banderas nacionales. Además de
Arturo Jauretche, entre ellos se encuentran Homero Manzi, Luis Dellepiane,
Raúl Scalabrini Ortiz, Juan Luis Alvarado, Oscar
Correa, Gabriel Del Mazo, Atilio García Mellid, Héctor y Carlos Maya, Néstor
Banfi. Bajo el nombre de Fuerza de Orientación Radical para la Joven Argentina,
la agrupación sale a la luz el 29 de junio de 1935. Otros de sus integrantes son
René Orsi, Francisco José Capelli, Miguel López Francés, Basilio Ruiz, Oscar
Meana, Vicente Trípoli, Libertario Ferrari, Juan Carlos Cornejo Linares, Luis
Peralta Ramos, Horacio Aragón, y Roque Raúl Aragón. La nueva agrupación se
constituía en un verdadero regazo donde estos jóvenes podían preservarse de las
maniobras que, mediante todo tipo de artimañas, los privaba de la voz y del
voto.
Resulta altamente probable que la decisión de fundar FORJA haya surgido después
del fracaso de la tentativa insurreccional de Paso de los Libres comandada por
el Coronel Roberto Bosch a fines de 1933, la cual contaba con la adhesión de
diversos cuadros militares y de jóvenes como Jauretche -quien concluyó la
jornada detenido y salvó su vida por milagro-. Marcelo T. de Alvear no dudó en
coartar el crecimiento de la conspiración en nombre de la pacificación nacional,
posición coincidente, según autores como Juan José Hernández Arregui, con la
estrategia británica que exigía la legalidad del radicalismo y su conversión en
“partido del orden” .
Arturo Jauretche, plenamente consciente de las circunstancias históricas por las
que atravesaba la Argentina, sostendría tiempo después con respecto al sentido y
la misión histórica de FORJA: “(…) nosotros vimos lo que iba a ocurrir y nos
propusimos crear un cauce, un substitutivo; mejor todavía, la continuidad
histórica del radicalismo, y para eso creamos F.O.R.J.A ”. También diría que
“…Sabíamos que íbamos a ser combatidos y difamados y hemos sido acusados
alternativamente, de comunistas o nazis, según los intereses de las finanzas y
sus incondicionales aliados, esos tipos de revolucionarios sociales que pelean
en todas las batallas de las antípodas, pero jamás con el vigilante de la
esquina” .
Jauretche será nítidamente uno de los mentores del agrupamiento sobre el cual
aún recaen ciertas inexactitudes históricas - entre ellas - la idea de que FORJA
constituía una línea interna de la UCR básicamente urbana y circunscripta a
sectores medios e intelectuales. Tal como hemos acreditado oportunamente, la
actividad de FORJA “(…) no se concentró exclusivamente en la producción de
literatura política y, menos aún como suele sostenerse, en el desarrollo de una
corriente interna escindida de la UCR constituida por intelectuales en su
mayoría jóvenes universitarios y profesionales de clase media” . Como bien
enseña Delia María García, esta última caracterización en modo alguno “(…)
alcanza a reflejar los matices diferenciales de heterogeneidad social, cultural
y de origen político de sus integrantes. La experiencia del forjismo marplatense
y de otras filiales provinciales del agrupamiento da cuenta de una multiplicidad
de estrategias y actividades que se extienden también hacia el mundo del trabajo
y, en especial, hacia el proceso de nacionalización del movimiento obrero
argentino” .
La actividad de FORJA fue realmente señera de cara al proceso que se avecinaba.
La estrategia obrerista desplegada por Juan Perón tuvo como antecedente
inmediato una profusa acción política e ideológica en manos de los forjistas,
orientada, en una de sus aristas sustantivas, hacia la nacionalización de las
conciencias en el seno de la clase trabajadora organizada. Coincidimos, de esta
manera, con la tesis del catedrático japonés Hiroshi Matsushita quien en una
entrevista publicada hace unos años en un matutino de esta ciudad afirmaba que
"Al poco tiempo de estar enfrascado en la historia de FORJA llegué a una nueva
conclusión: la participación de dirigentes obreros, desde esa temprana etapa,
había sido de gran importancia y no solo en las cuestiones estrictamente
laborales. El tema de mi tesis se redefinió solo: la adhesión obrera al
peronismo en el período 43-45, estaba claramente ligada al desarrollo de una
conciencia nacional previa en las organizaciones obreras. Dicho de otro modo, el
sindicalismo argentino fue político mucho antes de Perón".
En similar sintonía se expresa Cristian Buchruker cuando asevera que el forjismo
"(...) seguía una política sindical diferente a la de las ligas del movimiento
restaurador. En vez de intentar la fundación de sindicatos estrictamente
nacionalistas [...] difundieron su ideario en algunas organizaciones socialistas
y sindicalistas ya existentes, donde lograron la adhesión de activistas jóvenes
donde se destacaron L. Caparrós (industria del vidrio), A. Ejivoli (portuarios)
y L. Ferrari (empleados públicos)" . Vale señalar que Jauretche se constituirá
en una pieza vital de este proceso, ya que a través del forjista Libertario
Ferrari, introducirá en el movimiento obrero organizado los textos, los
cuadernos y las consignas forjistas.
Pero la estrategia de Jauretche no se circunscribirá a su vinculación con el
movimiento obrero. La acción de don Arturo, inclusive muy a pesar de la opinión
de Scalabrini Ortiz, se orientará hacia una estrecha vinculación con la logia
militar que integraba Perón: el “Grupo Obra de Unificación” (GOU). Ernesto Ríos
propondrá que las ideas de FORJA "... no eran del todo ajenas al GOU: las
comunicaciones de la logia instaban a sus miembros a la lectura de los trabajos
de José Luis Torres, Scalabrini Ortiz y Jorge Del Río, publicados en el caso de
los dos últimos en los cuadernos de la agrupación. Pero había también conexiones
personales muy cercanas, que permitieron a Jauretche, por intermedio de Oscar
Correa y el coronel Pomar, anticiparse a lo que iba a suceder esa mañana de
junio, y ser F.O.R.J.A., el único grupo político que estuvo en la calle en el
momento del estallido de la revolución” .
Coincidiendo con esta reflexión, Norberto Galasso afirma que "Manzi se los
llevaba (los documentos forjistas) a algunos militares amigos de Perón y ellos
se los hacían llegar a Italia cuando Perón estaba en ese país en el año '40. Las
ideas de que somos una Argentina colonial, de que queremos ser una Argentina
libre, que tenemos una cultura colonial, una economía colonial, eran de los
forjistas [...]” . Señala asimismo el autor que la influencia de FORJA se
extendió gradual y claramente hacia otros aspectos y elementos sustanciales del
discurso y del lenguaje peronista: "... La idea de la liberación nacional,
incluso hasta elementos del lenguaje -los forjistas hablaban de ‘vendepatria’
por ejemplo-, hablaban de una nueva Argentina” .
Desde el punto de vista epistemológico la labor de FORJA impulsada especialmente
por Jauretche y Raúl Scalabrini Ortiz - quienes a pesar de mantener algunas
disidencias - compartieron hasta 1943 el derrotero de la agrupación, constituyó
una ruptura con el pensamiento hegemónico; y su orientación, nativista y
particularista, los llevó a concebir categorías de análisis sumamente
originales. Sostuvo en este sentido Jauretche: “Tuvimos que destruir hasta en
nosotros mismos, y en primer término, el pensamiento en el que se nos había
formado como al resto del país, y desvincularnos de todo medio de publicidad, de
información y de acción pues ellos estaban en manos de los instrumentos de
dominación, empeñados en ocultar la verdad (...), renunciar a todas las
doctrinas y las soluciones que daban las cátedras. Era (…) como andar con el
arco y la flecha en medio de ametralladoras y cañones. (...) oponíamos el
sentido común y las conclusiones de un pensamiento inmediato a un pensamiento
infatuado de sabiduría prestada" .
Años después confesará, además, que “Habíamos contribuido a la maduración de un
pensamiento nacional que solo esperaba el momento histórico y su conducción para
manifestarse" . Nótese como ejemplo que el linqueño no recurre a la voz
liderazgo sino a la de “conducción”, una categoría que posteriormente será
adaptada y desarrollada teóricamente por el primer peronismo.
Jauretche, harto consciente de la influencia de FORJA en la conformación del
ideario justicialista, recordará que "Se era liberal, se era marxista, o se era
nacionalista partiendo del supuesto de que el país debía adoptar el liberalismo,
el socialismo o el nacionalismo y adaptarse a ellos, partiendo del supuesto
doctrinario importándolo, reproduciéndolo o forzando a la naturaleza a
condicionarse a él". Según Don Arturo el gran aporte de FORJA "(…) no fue hacer
ni liberalismo, ni marxismo, ni nacionalismo, sino contribuir a una comprensión
en que el proceso era inverso, y que las ideas universales se tomaran solo en su
valor universal pero según las necesidades del país y según su momento histórico
las reclamasen como creaciones propias del mismo en su marcha ascendente. En una
palabra utilizar las doctrinas y las ideologías y no ser utilizado. Hacer del
pensamiento político un instrumento de creación propia...". A principios de la
década de 1960 Jauretche denunciará la existencia aún de una poderosísima
impronta que “…había llevado a elaborarnos una ‘cultura’ a pelo y otra a
contrapelo, o dos culturas paralelas. Una, a la vista, que identificábamos con
el guardapolvo escolar, era la que exhibíamos ante los mayores y en la escuela.
La otra, secreta. Este conflicto íntimo lo llevamos todos los argentinos. En mí,
creo que ganó la cultura paisana –o si usted quiere, `la barbarie´– que,
seguramente, será poca, pero buena, porque está hecha a base de sentido común y
contacto con la realidad”.
Ante las impugnaciones que cierta prédica nacionalista de orientación
conservadora y reaccionaria efectuara respecto al sistema democrático, FORJA, a
instancias de Jaurteche -hombre de profundas convicciones- emitirá un comunicado
interpelándolas: “FORJA ratifica su fe en la democracia que es el único régimen
político que asegura la paz, la dignidad humana y el progreso de los pueblos: en
consecuencia repudia todos los imperialismos y no acepta la intromisión en
nuestras instituciones nacionales de los extremismos de derecha y de izquierda,
que son incompatibles con la idiosincrasia del pueblo argentino y que pretenden
servir a intereses políticos extraños a la argentinidad.
Concluyendo esta breve reseña, tal como hemos sostenido en reiteradas
oportunidades, decimos que la Fuerza de Orientación Radical para la Joven
Argentina, FORJA -de la cual con el tiempo Jauretche se constituyó en mentor
político-, se erigió como un verdadero protoperonismo, no solo a partir de la
ardua y paciente labor de articulación de las diversas corrientes nativistas y
de las fuerzas desarrolladas durante las décadas anteriores al surgimiento del
justicialismo, sino también desde la promoción de prácticas políticas y modelos
de gestión pública claramente diferenciados de los que reinaban en la época. Los
aportes de esta agrupación fueron, sin duda, producto de una profunda intuición
que permitió a sus integrantes "...visualizar nítidamente un proceso que venía
acuñándose en el substrato material y cultural de la patria. Ello era lógico ya
que ellos mismos eran integrantes de ese subsuelo patrio, y además, de una
generación que protagonizaba una profunda revolución ética, estética y
epistemológica”.
Jauretche y los Forjistas al decir de Ana Jaramillo contribuyeron junto a otros
autores y autoras de la época a desarrollar una epistemología de y para la
periferia orientada a la descolonización respecto a “… persistentes paradigmas
europeístas y globalizadores en la educación, la cultura y la política ” que
pretendían en aquellos tiempos, y aún pretenden, constituirse en universales y
totalizadores.
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Francisco José Pestanha, es docente y ensayista. Es Profesor Titular Ordinario
del “Seminario de Pensamiento Nacional y Latinoamericano de la Universidad
Nacional de Lanús y Secretario General de Asuntos Jurídicos e Institucionales de
dicha universidad. Es además Miembro de número del “Instituto Nacional de
Revisionismo Histórico Argentino e Iberoamericano "Manuel Dorrego".