Mitre
y el revisionismo histórico
Por Carlos A. Manus
Suele decirse que la historia liberal fue escrita por los triunfadores en
Caseros. Sin embargo, ni Bartolomé Mitre ni los historiadores que lo
precedieron ni los que fueron sus contemporáneos participaron en esa
batalla. Domingo Faustino Sarmiento -que no era historiador sino ensayista-
si bien participó, lo hizo vistiendo su uniforme de general francés como
“boletinero” del Ejército Grande.
Mitre escribió una historia parcializada o maniqueísta en la que, al estilo
de los “western”, los unitarios eran los buenos y los federales los malos de
la película.
Manuel Ricardo Trelles, no obstante ser liberal y antirrosista, por su
incondicional respeto a la verdad histórica se opuso a la condena en masa a
Juan Manuel de Rosas y a su gobierno. Fue el fundador de revistas
especializadas donde publicó una enorme cantidad de documentos inéditos.
La carrera diplomática le facilitó a Vicente Gregorio Quesada acceder a
archivos extranjeros por lo que llegó a la conclusión que Rosas fue
notablemente hábil en la conducción de las relaciones exteriores. En su
Historia diplomática latinoamericana denunciaba la política imperialista de
Brasil, gran aliado de los unitarios.
En 1887, en cuanto apareció su Historia de Rosas, Adolfo Saldías le llevó un
ejemplar a Mitre diciéndole que Rosas había sido también un gran hombre, a
lo que éste replicó diciéndole “¿qué queda entonces de los nobles odios?”.
Saldías no intentó polemizar con Mitre al que consideraba su maestro, y
cuando reeditó su trabajo lo hizo con el nombre de Historia de la
Confederación Argentina.
En 1890 Carlos D’ Amico publicó Buenos Aires, sus hombres, su política en el
que atacaba y ridiculizaba a Mitre, quien ya era considerado un prócer en
vida.
La época de Rosas. Su verdadero carácter histórico publicada en 1898 fue la
obra fundamental de Ernesto Quesada en la que criticaba la condena sin
apelación al período de la Confederación. Ernesto Quesada fue ignorado a
simple título de “rosista”, lo que habría influido en su decisión de
expatriarse a Alemania resuelto a no volver. En su deseo de que su
biblioteca y archivo quedaran en Buenos Aires los ofreció al gobierno de
Marcelo T. de Alvear. Ante el desinterés del gobierno argentino, ese
invalorable repositorio fue adquirido por el gobierno alemán para crear el
Instituto Ibero Americano de Berlín.
En 1906 apareció Juan Facundo Quiroga de David Peña, primera reivindicación
del caudillo riojano hasta entonces considerado símbolo de barbarie, atraso
y crueldad. En defensa de Juan Bautista Alberdi publicó posteriormente
Alberdi, los mitristas y la guerra de la Triple Alianza.
Carlos Ibarguren publicó en 1922 Juan Manuel de Rosas. Su historia, su vida,
su drama en el que lo justificaba y revalorizaba, al que más tarde agregó
Juan Manuel de Rosas, su reivindicación.
Dardo Corvalán Mendilaharzu, de extracción radical, publicó Sombras
históricas (1923) y Rosas (1929).
En 1925 apareció la Historia de la historiografía argentina de Rómulo Carbia,
iniciador del revisionismo hispanocatólico.
Diego Luis Molinari publicó Prolegómenos de Caseros.
En 1938 apareció Historia falsificada de Ernesto Palacio y en 1953 publicó
Historia de la Argentina.
En 1940 vio la luz Vida de Juan Manuel de Rosas de Manuel Gálvez.
En 1941 se publicó Vida política de don Juan Manuel de Rosas a través de su
correspondencia de Julio Irazusta quien con su hermano Rodolfo publicó en
1934 La Argentina y el imperialismo británico.
José María Rosa fue el autor de Defensa y pérdida de nuestra independencia
económica (1941), El cóndor ciego. La extraña muerte de Lavalle (1952), Nos,
los representantes del pueblo (1955), La caída de Rosas (1958), El
pronunciamiento de Urquiza (1960) y La guerra del Paraguay y las montoneras
argentinas (1965).
En 1956 apareció el primero de los diez tomos de la Historia de la
Argentina, obra cumbre de Vicente D. Sierra.
Raúl Scalabrini Ortiz publicó Historia de los ferrocarriles argentinos y
Política británica en el Río de la Plata.
José Luis Busaniche fue el autor de Estanislao López y el federalismo y de
Historia Argentina que dejó inconclusa a su fallecimiento en 1959.
Conclusión: Si Mitre hubiera escrito una historia imparcial no habría
surgido el revisionismo histórico.
Junio 16, 2012