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Señales
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Por Gabriel Brener **
La semana pasada tuve la ocasión de conocer la escuela técnica Nº 1 de Chascomús,
que fue sede de una jornada de trabajo con directivos de todas sus escuelas
secundarias. Es parte de un programa de capacitación que venimos realizando
desde la dirección provincial de secundaria hace algunos años en muy diversos
lugares de la provincia de Buenos Aires. Fue un valioso espacio de reflexión
sobre la convivencia escolar, los conflictos y la vida cotidiana en las
escuelas. Al finalizar el encuentro, nos quedamos un rato a conocer esta escuela
técnica pública, única en la localidad. Quiero compartir esa visita, algunas
impresiones luego de recorrerla, ponerle letra a la mezcla de sonrisa y
esperanza que no podía sacarme de encima. Efecto que contrasta con esa sensación
más habitual, de ser asaltados por las noticias que se titulan como “violencia
escolar” o los informes televisivos que se dicen “investigación periodística”.
Espectáculos mediáticos que no hacen más que estigmatizar a los pibes como
violentos, a los profes como impotentes y las escuelas como naves a la deriva.
Junto a sus directivos e inspectora fuimos recorriendo aulas y talleres, y al
caminar y conversar también transitamos su historia, plagada de anécdotas, de
logros y dificultades, tan singular como la difícil construcción de una
comunidad. Mientras íbamos andando las colegas nos iban contagiando su pasión
por la escuela técnica, su amor por los y las estudiantes, la alegría por el
crecimiento de la matricula, las cosas que pueden ocurrir cuando hay sentido de
pertenencia y un proyecto educativo. Algunas cuestiones me impactaron: por un
lado, la inversión económica que en estos últimos años permitió incorporar
maquinaria y tecnología nueva que son soportes pedagógicos que enriquecen y
optimizan la formación de los adolescentes. Por otro lado, la presencia de
alumnas, bien vale destacar su crecimiento en la matricula a nivel nacional,
aunque sigue siendo muy minoritaria. En uno de los talleres este año por primera
vez las chicas empezaron a usar los tornos, cosa que antes no ocurría, quedaban
relegadas a tareas diferentes que evidenciaban desventajas e injusticias
respecto de los alumnos varones. Y una última cuestión: nos comparten la noticia
que la intendencia de Chascomús le concederá a la escuela técnica I la tarea de
fabricar y reparar semáforos para la ciudad. 1
Esto último me quedo dando vueltas en la cabeza mientras regresaba de Chascomús.
Esos pibes y pibas de la escuela técnica le fabricarán y repararán semáforos a
su ciudad. Me pareció algo que necesitaba ser contado, que había que dar aviso.
Toda una señal, y la paradoja que un semáforo es exactamente eso, una señal.
Lo asocié a un fragmento de “Relatos de un encuentro”,2 un muy buen documental
realizado por el ministerio de educación de la nación, que pone el foco en un
grupo de jóvenes recientemente egresados de una escuela técnica del Gran
Rosario. Muchachos que trabajan en uno de esos inmensos talleres ferroviarios,
todo un símbolo del crecimiento económico de mitad del siglo pasado que recupera
una porción de aquella identidad a través de una cooperativa de fabricación y
reparación de trenes. El relato nos convida con inusual belleza testimonios que
reflejan encuentros y desencuentros generacionales entre los viejos trabajadores
y los más jóvenes que no sienten el mismo tipo de pertenencia a esa cultura que
la identifican como la del “ser ferroviario”. Relato que nos permite presenciar
intimidades de la compleja relación entre educación y trabajo, a través de
situaciones e incluso confesiones ligadas a cierta mística del oficio, al valor
de las herramientas, sensibles cruces del pasado con el presente que condensan
múltiples significados. En particular, los semáforos de Chascomús me llevaban a
una escena del documental en que un joven ofrece detalles de su trabajo en la
cooperativa y confiesa que cuando ve pasar un tren, se reconoce en sus ruedas,
porque es él quien las hizo.
En Chascomús, cada vez que los y las estudiantes de la técnica I circulen por
sus calles, al frenar con el semáforo se volverán a ver a sí mismos, podrán
reconocerse como autores de algo vital para su comunidad. Al toparse con esos
postes sentirán que son parte de algo que para automovilistas y transeúntes
implica regulación de transito, pero para ellos significa reconocimiento social.
Una señal tan simple como trascendente, de que los jóvenes no son solamente esos
vagos, peligrosos, apáticos que buena parte de un sentido común dominante en
complicidad con los grandes medios intenta instalar cada vez que puede. Que no
sirven para nada, que jóvenes éramos los de antes, que dejame a mí que los
enderezo, retóricas de nostalgias restauradoras para quienes todo pasado fue
mejor. Semáforos que se convertirán en una señal que enaltece a los jóvenes, y
un aviso para todos: que se puede practicar ciudadanía mientras se es alumno de
la escuela, y no solo cuando se la termina.
Semáforos que, además de orientar a la gente en las esquinas, es probable que
nos inviten a dimensionar el valor formativo de las escuelas técnicas, espacios
privilegiados del aprender haciendo, del saber y el sabor que significan “las
manos en la masa”. No es menor destacar que en esta década se comienza a
recuperar la mejor tradición de la escuela técnica, esa que apuesta a motorizar
la relación entre educación y trabajo en el marco de un sostenido crecimiento
industrial. Escuela técnica como ámbito estratégico de inclusión social y
desarrollo económico nacional.
Este gobierno nacional ha promovido la Ley 26.058(2003) de educación técnico
profesional que crea un fondo especial de financiamiento para la educación
técnica, además de generar mejores condiciones para fortalecer dicha modalidad
formativa. Algunos datos relevantes que arroja el reciente Censo Nacional de
Último Año de Educación Técnico Profesional (2009)3: el 85% de sus alumnos
volvería a elegir una escuela técnica, el 93% no abandonó nunca la secundaria,
el 88% quiere seguir estudios superiores y un 31% de los estudiantes son
mujeres, dato que marca una nueva tendencia en una modalidad tradicionalmente
elegida por varones. Un dato de la provincia de Buenos Aires, que siempre es
termómetro clave: este 2010 la escuela técnica ha aumentado su matrícula en un
63%.4
Se trata de una auspiciosa realidad que da cuenta del reposicionamiento y
crecimiento de las escuelas técnicas en nuestro país, las mismas que han sido
desfinanciadas en lo económico por la devastadora oleada neoliberal de los 90, y
ninguneadas en lo pedagógico por la reforma educativa y su absoluta ausencia en
la ley federal, manteniéndose en esos tiempos por la resistencia de sus
docentes, por el sostén de sus comunidades.
El ministerio decidió que de las 3 millones de computadoras portátiles que se
repartirán en todas las escuelas secundarias públicas del país, las escuelas
técnicas sean la avanzada, con sus 230 mil estudiantes y 20 mil docentes.
Emprendimiento más que significativo que seguramente será aun más imponente si
se atienden las dificultades al implementarse. Sin dudas muchos docentes, mas
allá de las capacitaciones que se realizan, se enfrentan a un gran desafío, y
aparecen temores, dudas, de algo nuevo, de no poder, de no saber. Bien vale
aclarar que si de computadoras se trata los pibes son los nativos y los adultos
extranjeros.
En un encuentro de escuelas técnicas que se hizo en Córdoba hace pocos días,
funcionarios, docentes y alumnos debatieron sobre estos nuevos desafíos
tecnológicos y un alumno sanjuanino , al hablar ante todos, le daba una señal al
mundo adulto, en particular a sus profesores: “docentes, cuenten con nosotros,
los vamos ayudar con la tecnología”
Los semáforos de Chascomús, las ruedas de los trenes en Rosario, las palabras de
este alumno me hacen pensar que cuando los más jóvenes pueden sentirse parte de
un proyecto colectivo, y los adultos nos asumimos como referentes claves,
haciéndoles un lugar, es probable que comiencen a alejarse esos fantasmas de la
violencia y de las nostalgias autoritarias.
Señales, que recuperan lo mejor del pasado, enriquecen el presente y vuelven a
sembrar idea de futuro.
1 Para ampliar esta noticia, leer en
http://www.elargentinoweb.com.ar/?Seis-semaforos-construidos-en-la
2 Dirigido por Alejandro Vagnenkos (2007).Ministerio de Educación de la Nación.
Pueden verse fragmentos en
http://www.me.gov.ar/curriform/maquinistas_video.htm
3 Censo Nacional de Último Año de Educación Técnico Profesional (CENUAETP),
llevado a cabo por el Instituto Nacional de Educación Tecnológica (INET) del
Ministerio de Educación de la Nación, llevado a cabo el año pasado a 44.433
alumnos que estaban terminando la secundaria en escuelas técnicas estatales, el
relevamiento indagó sobre las características sociodemográficas de los jóvenes,
sus historias escolares y las expectativas futuras de inserción.
4 Publicado por Infobae.com el 13/09/2010 Ver en
http://www.infobae.com/general/536277-101275-0-Luego-cinco-anos-crecio-62-la-matricula-escuelas-tecnicas
* Columna de Educación del miércoles
22 de diciembre de 2010, en el programa Uno nunca sabe, por las mañanas de la
Radio AM 750. Buenos Aires. Argentina]
** Gabriel Brener es Lic. Educación (UBA) y Especialista en Gestión y Conducción
del Sistema Educativo (FLACSO). Capacitador y asesor de docentes y directivos de
escuelas. Co-autor de “Violencia escolar bajo sospecha” 2009 Ed. Miño y Dávila
Bs As.