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Esta investigación sobre
la Historia de Mar del Plata fue realizada en el mes de julio del año
1975 y obtuvo el primer premio en el Concurso Literario organizado por
la Municipalidad del Partido de General Pueyrredon con motivo de los
Cien Años que la Ciudad había cumplido recientemente.
Razones ajenas al municipio hicieron que el trabajo no fuera publicado
en aquella época, pero a iniciativa de su actual Intendente, arquitecto
Daniel Katz, con el auspicio de la Subsecretaría de Cultura de la Municipalidad
a cargo de Marcelo Marán, la historia escrita en ese entonces pudo por
fin editarse, hecho este que agradezco profundamente y que demuestra
la atención prestada por las actuales autoridades municipales al desarrollo
de la cultura local.
Se ha respetado fielmente
lo escrito en ese entonces, sin comentario alguno ni agregado que lo
acerque al presente, evitando así acomodar los hechos a la actualidad
de la ciudad.
Hacer lo contrario desvirtuaría la investigación y obviamente le restaría
honestidad intelectual.
La investigación refleja la verdad histórica, la realidad de lo percibido
en aquellos años, cuando ilustres escritores porteños afirmaban que
aquí, en esta ciudad, terminaba la calle Florida. Es que Mar del Plata
es obra de porteños para porteños y al menos así se vivenciaba en la
década del presente trabajo.
No es esta una historia
exhaustiva de Mar del Plata pero sí en cambio una investigación de los
orígenes de la ciudad, su desarrollo y las distintas etapas atravesadas
en su desparejo crecimiento, insertando todos estos pasos dentro de
la historia nacional. Es un modesto aporte para poder confeccionar algún
día una completa historia de Mar del Plata y su importancia en el país.
El título refleja la pugna que siempre existió entres los diversos sectores
de la ciudad que bregaban por darle a su crecimiento un sesgo de servicios
o un tinte industrial.
Un año atrás en las publicaciones efectuadas con motivo del Centenario,
el mismo Presidente de la Unión del Comercio, la Industria y la Producción
escribía: "Mar del Plata a cien años: la próxima etapa pasará por la
industria". (Diario "El trabajo" 10 de febrero de 1974. Norberto V.
Pace), expresiones demostrativas de otras voces y otras ideas para el
impulso y progreso de la ciudad.
A treinta años de esta investigación entiendo que no vale la pena discernir
si el autor tuvo o no razón en el análisis de aquella realidad. Si en
cambio es útil mirar la historia, ahondar en las raíces de todo este
proceso, de manera que las enseñanzas del pasado nos permitan un presente
más sólido.
No es posible concluir esta ADVERTENCIA PREELIMINAR sin dejar de mencionar
que este trabajo se inspira en lo editado entre los años 1972 a 1974
en le Revista "Planteo", cuando publicamos junto al arquitecto Roberto
O. Cova, seis fascículos relativos a la Historia de Mar del Plata bajo
el título de: "Historia de la Ciudad que nos Construyeron", que es en
el fondo el dilema apasionante que cubre como un manto silencioso e
invisible todo nuestro devenir.
Carlos A. Bozzi, Mar del Plata, Octubre de 2005.
Prólogo
¿Que es Mar del Plata
hoy? ¿Qué representa para el país? ¿Qué significó ayer, cuando nació
para el ocio en una nación cuyo esfuerzo se había volcado totalmente
a la producción agropecuaria?
La realidad muestra una ciudad habitada por cerca de 350 mil personas,
construida modernamente, séptima en población entre las demás del país,
utilizada para descanso y diversión de numerosos argentinos.
En otras palabras, Mar del Plata configura la ciudad destinada al descanso
y el reposo de la República Argentina.
Ello es toda la verdad y a la vez, todo el drama si se piensa en el
nuestro como un país semi-industrializado, con crónicos períodos de
estancamiento económico, social e institucional, sin resolver los graves
problemas que lo aquejan, necesitado de volcar todo el esfuerzo a la
producción, en tanto una de sus más grandes ciudades dedica su estructura
económica y potencial humano a servir como un balneario1.
Entre las calificaciones de Mar del Plata, acierta aquella que la describe
como una ciudad crecida alrededor de la especulación turística, sobre
la base de patrones de una sociedad de consumo puro, enclavada sin embargo
en una economía de subdesarrollo, con toda la secuela social o incongruencia
espacial que ello significa.
Este cuadro configura efectos de variadas causas, ocultos en su historia,
porque no hay duda que toda Mar del Plata es la respuesta a un determinado
ordenamiento económico-social, a una estructura ideada a fines de siglo
por la "generación del 80" y desarrollada en su máxima expresión en
las primeras décadas del presente como consecuencia de la expansión
alcanzada en la nación. El progreso logrado hoy impide ver el pasado
por no relacionarlo con el del país, al que esta indubitablemente ligado.
Bien dice el arquitecto Roberto Cova que "Mar del Plata es un mito nacional
y no es fácil acabar con los mitos... Desde aquel viejo ceremonial en
el tren nocturno del que tanto se ha hablado aquí y en todas partes,
Mar del Plata ha entrado en la categoría de los sueños...,"2.
¿Quiénes y cómo dieron el impulso inicial? Para muchos este impulso
ha sido producto de la visión y virtud de pioneros, en cuyo caso la
historia de la ciudad se transforma en una crónica llena de audacia
y la urbe en el símbolo de la multitud y la felicidad. Para otros este
impulso no significa más que "el progreso dependiente" avasallado de
todo intento de autonomía, destruyendo las posibilidades de desarrollo
de una industria local. Aquel viejo progreso de principios de siglo,
es hoy el trampolín de la dependencia de la ciudad.
Y la crisis existe y se manifiesta en sus calles, en sus habitantes,
comercios e instituciones, a pesar que sólo sugerirlo puede acarrear
el anatema de quienes no toleran defectos en este centro de la total
felicidad.
Lejos quedó la creencia que buenos veranos serán la salvación de una
economía temporaria. Ahora la cuestión es vivir todo el año. El cambio
es profundo. Tiene connotaciones dramáticas, producidas por ese progreso
que llegó sin golpear a la puerta, trayendo como consecuencia problemas
y distorsiones, crecimiento indiscriminado, déficit habitacional, ausencia
de desarrollo industrial, existencia de dos ciudades fracturadas (estable
una, temporaria otra), destrucción del paisaje natural a costa del crecimiento
urbano y deficiencias de servicios públicos3.
Durante mucho tiempo el slogan de gobiernos y ciudadanos influyentes
fue "vivir del turismo". La propaganda oficial enseñaba al marplatense
(y aún hoy lo hace) a comportarse amablemente con el turista, conocer
sus gustos, interpretar sus deseos. servirlo mejor… Quienes cumplían
con todo ello trabajaban por el progreso de la ciudad, el que se resistía
socavaba ese espíritu de servicio impuesto por la actividad local.
Pero hoy las circunstancias han variado. La ciudad crecida, multitudinaria,
no alcanza a cubrir sus necesidades con el producto del turismo e inclusive
esta es una industria en decadencia, dada la crisis de la clase media,
casi exclusiva clientela y la ausencia de una política turística inteligente.
Planificar otro tipo de industria en un medio sólo preparado para el
turismo, obstinado en permanecer así a pesar del sacrificio colectivo,
es una tarea con escasos éxitos. La sola existencia de una ciudad como
Mar del Plata en nuestro país nos está hablando de una distorsión grave.
Y más grave aún resulta cuando se pretende mantenerla en el estado actual,
atada a un destino que parece inexorable. El signo parasitario que le
acuñó la aristocracia se mantiene inalterado en el hoy reducto de la
clase media.
Desentrañar la vida de la ciudad es una misión complicada pues muchos,
nostálgicos de la "belle epoque", orgullosos del liberalismo que construyó
la urbe, convirtieron su historia en una colección de anécdotas y en
un catálogo de curiosidades, alejado de la realidad ciudadana.
"La obra maestra de la oligarquía -dice un escritor- a fin de justificar
su política ha sido la historia oficial. Ha inventado figuras, ha iluminado
otras, las ha exaltado o las ha deshonrado. Cuando no ha podido enterrar
a determinados argentinos la oligarquía a través de sus historiadores
ha creado maniquíes en vez de hombres"4. Y si esto ha ocurrido a nivel
nacional otro tanto se puede afirmar de la historia local, cuya desfiguración
ha sido el arma defensiva de muchos intereses.
Asumir una posición crítica ante los hechos que dieron orígen y posterior
desarrollo a nuestra ciudad es una invitación a revisar una historia
dada. Desde esta perspectiva los valores personales de cada hombre,
las virtudes de cada "pionero" pasan a un segundo plano. No se trata
de manchar la honradez de las personas al rever los sucesos históricos.
Es verdad a pesar de ello.
Los hombres a veces transforman en ideologías sus pequeñas vergüenzas.
Así los personajes visibles fueron siempre magnánimos.
"Ejemplar esposo, padre admirable, característico vecino, dinámico hombre
de empresa, sacrificado luchador. Nunca se emborracharon, jamás insultaron
y ni sospechar en broma que persiguieran intereses económicos. Conducta
intachable. Seres irreales." dice Enrique D. Borthiry5.
Ocurre, prosigue el citado autor, que "en un mundo donde sobre todos
los demás valores priva el afán de acumular bienes, Mar del Plata se
ha convertido en un símbolo concreto y aterrador.
Y el rasgo auténtico de una dependencia cultural metida hasta las entrañas,
con el injerto de la ciudad placentera y la acumulación de bienes (honradamente
ganados dentro de un contexto y un sistema de vida) obliga a renegar
de este origen"6.
Por
ello, quizás, se ha fabricado la historia actual. No es casual que Mar
del Plata aparezca siempre incidentalmente en la historiografía nacional,
que no se hayan encarado estudios serios sobre su significado o que
los realizados nunca alcanzaron el impulso necesario para ser conocidos
a nivel masivo...
La instalación y decadencia del saladero, la llegada del ferrocarril
británico, al fin un camino de hierro para la colonización nacional
y la dependencia local, el descubrimiento de la ciudad balnearia al
estilo europeo, la ley de propiedad horizontal potencializadora de una
fachada edilicia causante de un progreso distorsionado en medio de periódicas
crisis de estancamiento nacional y la actual situación son mojones que
jalonan los cien años de esta ciudad y se vuelve imperativo penetrar.
"Ni afán progresista de Meyrelles -vuelve a señalar Borthiryni visiones
milagrosas de Peralta Ramos, ni laboriosidad desinteresada de Pedro
Luro. Simplemente trazos de la vida de los hombres que buscan mejores
condiciones para el usufructo personal y que inevitablemente provocan
una actividad que a veces genera fuentes de trabajo. Mar del Plata no
surge como un oasis edénico donde hombres virtuosos, sueñan con la dicha
de otros hombres. Suponer esto es es una utopía"7.
El presente trabajo no pretende realizar una tarea estrictamente metódica,
ni resumir cien años de historia en unas pocas paginas. Sin duda habrá
hechos y opiniones más importantes. Una historia exhaustiva, debiera
contener una apreciable cantidad de volúmenes porque al fin de cuentas
la historia de Mar del Plata es la historia de un siglo de la Argentina.
Solo se intenta analizar aquí algunas de las causas que convirtieran
la vida marplatense en dependiente del período de vacaciones bucólico
de la aristocracia primero, después de la ascendida clase y por último
del turismo de masas en la actualidad.
Un examen completo del "tema Mar del Plata" deba abarcar en primer lugar
un estudio de las condiciones generales del país desde la segunda mitad
del siglo pasada, la dependencia británica, la ampliación de los dominios
de la tierra por la liquidación del problema del indio y un estudio
de la inmigración.
En segundo lugar, analizar la traza del ferrocarril y la distribución
final de la tierra, la liquidación de los intentos de industrialización
de la ciudad por parte de una capa nativa e inmigrante acriollada y
no dependiente del exterior, el turismo aristocrático, la influencia
de los gobiernos radicales, su diferenciación con la anterior época
y el significado desde el punto de vista social y político del peso
del "socialismo liberal" en los usos y costumbres de la ciudad.
Debe examinar en su tercera parte el significado del gobierno peronista,
el turismo social, los hoteles sindicales, el complejo Chapadmalal y
el cambio producido a raíz de ello en Mar del Plata.
Por último completará el estudio analizar el reinado de la clase media
en al ámbito nacional acentuando al carácter parasitario de la ciudad.
A continuación examinar la crisis de la argentina dependiente y el efecto
en esa clase media de la desocupación y los bajos ingresos. Punta del
Este como reducto de un determinado sector social. Los trabajadores
en Mar del Plata. Villas, departamentos, barrios periféricos como agravante
de un mal nacional y el problema industrial signado por la indecisión
local de apoyarse en sus propias fuerzas productivas.
Cualquier intento de historiar Mar del Plata no puede pasar por alto
estas pautas, sin las cuales estaríamos refiriéndonos a una realidad
alejada de todo contexto nacional. Sin embargo nuestro propósito actual
no es tan ambicioso. Solo señalaremos características generales de cada
época, citando incluso numerosa bibliografía colateral de la realidad
nacional que nos ayudará a comprender los procesos de la historia local.
No dudamos que ella puede ser un aporte para cuando se confeccione la
historia integral de sus cien años.
Nuestro trabajo está dividido en cinco períodos abarcando la primera
etapa hasta 1856, año en que Coelho de Meyrelles adquiere los terrenos
de la más tarde denominada la "Estancia de Laguna de los Padres".El
segundo período parte de la citada fecha y llega hasta 1886 con el arribo
del ferrocarril británico convirtiendo el antigua saladero en incipiente
villa de baños estivales. Los años transcurridos entre 1886 y 1916 -tercera
etapa-comprenden un dilatado ciclo, que comienzan con los afanes de
la generación del 80 por construir una villa exclusiva en al lugar,
deseo ampliado al iniciarse el siglo actual por los sectores industrialistas
que bautizan a la ciudad con el nombre de "Biarritz argentino".
La
cuarta etapa se inicia en 1916, período de transición caracterizado
por el ascenso del radicalismo, el abandono momentáneo del veraneo por
parte de la aristocracia, el desinterés del gobierno radical en continuar
fomentando la ciudad, la vuelta transitoria de la influencia porteña,
el predominio del socialismo democrático en la comuna al cuidado de
los intereses de la aristocracia hasta que esta debe abandonar definitivamente
el balneario con el advenimiento del segundo mandato de Yrigoyen.
El segundo subperíodo de la etapa, comenzando en 1928, señala una leve
restauración conservadora en el poder nacional y local junto al inicio
de la afluencia masiva de la clase media. El ultimo subperíodo (1938-1950)
atraviesa la inauguración de la pavimentada ruta 2, la ley de propiedad
horizontal, la construcción de la ciudad moderna, y concluye con el
auge del turismo social, impulsado por el peronismo.
Por fin la quinta etapa se ocupa, desde el año 1950 hasta nuestros días,
de analizar las vicisitudes del flamante reino de la clase media, los
índices elevados de la construcción que transforma con la migración
el aspecto edilicio y social de la ciudad, el nacimiento de los barrios
periféricos y las villas miserias, la promoción de Mar del Plata como
"Ciudad Feliz", la agudización del carácter fracturado que invade el
ámbito urbano y las consecuencias sociales y económicas de las actual
estructuración.
Confiamos con todo ello cumplir los imperativos que dieron origen al
título de este trabajo. "Mar del Plata: ¿cien años de una ciudad sin
futuro?"
Mar del Plata, julio de 1975.
NOTAS
1. SUMMA: 1 Revista de Arquitectura, Tecnología y Diseño. Enero-Febrero
1971.
2 Cova, Roberto O: Fascículos de la Revista Planteo, Número 6, Página
8: "Historia de la Ciudad que nos construyeron"
3 SUMMA. Obra citada
4.Hernández Arregui, J. J.: "La formación de la conciencia 4 ia nacional".
Ed. Plus Ultra. 1973. Página 66.
5. Borthiry Enrique David: Fascículos de la Revista Planteo, Número
4,Página 25: "Historia de la Ciudad que nos construyeron"
6 Borthiry, Enrique David: Fascículos de la Revista Planteo, Número
4, Página 25: "Historia de la Ciudad que nos construyeron"
7. Borthiry, Enrique David: Fascículos de la Revista Planteo, 7 Número
4, Página 23: "Historia de la Ciudad que nos construyeron".
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Capítulo
I
Los orígenes
Muchos siglos debieron transcurrir para que en base al ganado mostrenco
de la zona, comenzara a configurarse la historia de Mar del Plata al
instalarse en sus costas la industria del tasajo.
Antecedentes registrados por la mayoría de los historiadores sobre el
tema son: la expedición de Juan de Garay en 1581, la vaquería organizada
por Juan de San Martín en 1739, el naufragio de un barco pirata en 1742,
las reducciones construidas por los jesuitas en 1746 y 1750, el reconocimiento
geográfico efectuado en 1823 por Martín Rodríguez, entonces gobernador
de la provincia de Buenos Aires y la llegada de Juan Manuel de Rosas
a las ya destruidas misiones de "Laguna de Los Padres" dos años más
tarde.
Otro célebre personaje también se asentó por el lugar.
Clásica es la cita que se hace sobre la estadía de José Hernández en
la Laguna. "Al sur de Chascomús y más allá del Salado -dice Fermín Chávez-el
nieto del godo Hernández se iniciaba en la ciencia del gaucho, en días
en que este gozaba aún el buen nivel de su edad de oro, a pesar de los
encarnizados entreveros con la indiada y entre unitarios y federales"1.
Veinte años después el poeta recogerá estas vivencias; "Yo he conocido
esta tierra / en que el paisano vivía / y su ranchito tenía / y sus
hijos y mujer… /era una delicia el ver como pasaba los días".
Es que hacia 1845, época en que se sitúa el poema, el gaucho gozaba
de independencia económica y óptima alimentación, en contraste con lo
que ocurría en la población de Europa.
Mientras
los trabajadores del "viejo mundo" se hacinaban en Londres, Liverpool
o Berlín, en la pampa bonaerense recordará Martín Fierro "el gaucho
más infeliz / tenía tropilla de un pelo"2.
Pero los datos más concretos acerca de la posesión de estas tierras
se remontan a 1819, cuando después de una expedición para recorrer la
zona, el saladerista Pedro de Alcántara Capdevila, solicita y obtiene
del Director Supremo, Juan Martín de Pueyrredon, la concesión de tierras
ubicadas al sur del río Salado e "inmediato al Mar Chiquito". Cuatro
años más tarde esa concesión es anulada, aunque en 1828 después de diversas
gestiones se le otorga la tierra a en enfiteusis.
Fallecido este en 1847, sus herederos transfieren los terrenos a Ladislao
Martínez, quien construirá algunos ranchos y posteriormente venderá
la estancia a José Gregorio Lezama.
Mientras tanto, en 1836 el gobierno de la provincia dictó una ley por
la cual se otorgaba en propiedad buena parte de las tierras concedidas
en enfiteusis entre 1822 y 1830, disponiendo la venta además, de 1.500
leguas (3.750.000 hectáreas) ubicadas en un radio que abarcó desde Pergamino
hasta el sur de Necochea.
La zona había dejado de ser molestada sistemáticamente por los indios,
garantizándose así cierta tranquilidad para las tareas de colonización.
El entendimiento entre el cacique Cafulcurá y Juan Manuel de Rosas en
1836 (llamada "Paz del Pino") puso fin a los malones, al menos hasta
la caída del jefe federal.
La estancia de "Laguna de los Padres", nombre que recibió el establecimiento,
fue vendida por Don Gregorio Lezama en 1856 a un consorcio brasilero,
constituido en Buenos Aires después del derrocamiento de Rosas.
NOTAS 1. Chávez, Fermín: "La vuelta de 1 e José Hernández". Ed. Theoría.
Página 36.
2. Chávez, Fermín: "La vuelta de José Hernández". Ed. Theoría. Página
36.
Capítulo
II
El Puerto de la Laguna de los Padres
1. El saladero de los brasileros (Coelho da Meyrelles y Mauá) 1856-1860
A partir de la instalación del consorcio después de una expedición llegada
con el objeto de buscar un lugar adecuado para tareas de faneamiento,
comienzan a desarrollarse los hechos de esta segunda etapa de la historia.
La "Sociedad Rural", nombre de la asociación brasilera, envía un grupo
de hombres capitaneados por don José Coelho de Meyrelles, cónsul portugués
en Buenos Aires entre 1852 y 1856, que termina por establecerse a orillas
de la desembocadura del arroyo Las Chacras.
De acuerdo con datos publicados en ese entonces, se adquieren "52 leguas
de campo, siete de costa de mar y una existencia que se calcula no baja
da 115 mil cabezas de ganado manso y alzado, yeguarizo y lanar"1. Al
año siguiente, Meyrelles compra todas las acciones de la sociedad resuelto
a explotar la empresa por su cuenta2.
Sobre al papel jugado en la instancia por el citado Meyrelles, recién
ahora, gracias a las investigaciones del arquitecto Roberto Cova se
vislumbra algo más que la simple intención de llegar a estas tierras
para instalar un saladero. El autor afirma que el portugués era la cara
visible del personaje que desde 1850 acompañaba todas las evoluciones
de la política del Brasil en el Río da la Plata: Ireneo Evangelista
de Souza, barón de Mauá. (nombrado "vizconde" después de Caseros).
"Personero de Mauá, Coelho –dice Cova– poseía el 10 por ciento de las
acciones del establecimiento y Mauá el 50 y aunque luego compró las
acciones de sus socios, se libró una hipoteca a favor del empresario
brasilero que el deudor nunca alcanzaría a satisfacer"3.
En cambio, Roberto Barili, otro célebre historiador local, señala al
referirse al traspaso de la propiedad al posterior adquirente (Patricio
Peralta Ramos), "que son categóricos todos los documentos publicados
relacionados con esa transferencia en la que no tuvo participación alguna
el barón de Mauá"4.
La tesis contraria de Cova se apoya también en valiosa documentación.
"Infatigable viajero –afirma acerca del barón– intuyó en Europa el futuro
de esta parte de América como región productora de carne que la creciente
población europea demandaría en gran escala en pocos años… el mismo
dice en sus escritos que era conveniente para la ganadería brasilera
establecer puntos de cría en la provincia de Buenos Airea para mejorar
la raza y una vez conseguido ese objetivo trasladar los productores
a las llanuras riograndesas y uruguayas, en las que por otra parte poseía
inmensas propiedades"5. La compra da la estancia "Laguna de los Padres"
es sin duda parte de en esos planes.
"Meyrelles –sigue diciendo Cova– aparece así como un visionario. Un
pionero. La verdad es otra: no fue sino un testaferro, hábilmente protegido
por su nacionalidad portuguesa de un negocio de brasileros que no tuvo
éxito y eso es todo. Testimonios diversos lo prueban y aunque estén
suficiente expuestos no se ven por falta de interés en que sean vistos,
aunque algunos son irrebatibles, como por ejemplo que Peralta Ramos
compró estancia y saladero a Mauà y no a Coelho de Meyrelles"6. Las
operaciones son hechas con Guillermo Leslie, agente comercial del barón
en Buenos Aires y "no con Coelho y Leslie –o Mauá– es el acreedor de
la hipoteca que subsiste a su cargo"7.
Así, de esta manera, resulta lógico que la transferencia de las tierras
realizadas en el Juzgado de Mar Chiquita no registre intervención alguna
el barón de Mauá.
El hecho es que el saladero fracasa aunque el establecimiento selló
con su nombre el lugar que durante muchos años será conocido como "Puerto
de la Laguna de los Padres". Las causas del fracaso, según unos y otros,
son "la poca suerte" del jefe portugués, la sequía de 1858, la "salud
precaria de Meyrelles" (Barili, obra citada página 8), las dificultades
de transporte, etc.
Pero sin duda, otros motivos determinaron la marcha de los sucesos,
causas que están más allá de circunstancias particulares atribuibles
a cada personaje. La llegada de la primera expedición, la intervención
del financista brasilero y la quiebra del saladero, más que a razones
ambientales o de salud, obedecen a otro tipo de causas, mayormente nacionales
e internaciones, razones mantenidos por años sin la claridad suficiente.
Y es desde este inicio como se entrelaza la historia de Mar del Plata
a la misma historia del país todo, comenzando con la instalación de
un simple saladero.
El país que llega a Caseros
Detrás de los acontecimiento»
que culminaron con la batalla de Caseros y la posterior separación de
Buenos Aires del resto del país, el enfrentamiento desnuda a un país
fracturado en numerosas economías regionales, entre las que predominaba
la de Buenos Aires con el puerto y la aduana compitiendo con la del
litoral que aventajaba por entonces a los bonaerenses dado la creciente
importancia de sus saladeros "Los saladeristas porteños –dice Carlos
M. Vilas– cuya producción aparte del país no tenia otros puntos de contacto
que los establecimientos esclavistas –Cuba y Brasil– y cuyos procesos
de elaboración eran muy rudimentarios y aplicados a razas sin refinamiento
ni cruzas, no podían ver sino con recelo el desarrollo de una economía
capitalista tanto industrial como agropecuaria"8.
Los
sectores que alentaban estos últimos propósitos, contra el parecer menos
progresista de los saladeristas, eran los comerciantes porteños, algunos
ganaderos y el sector de la economía litoraleña. Las discrepancias entre
ellos culminarán en septiembre de 1852, cuando Buenos Aires después
de haberse abierto el país al mercado internacional y tras la excusa
del "localismo", se queda con la parte del león9.
Los "viejos fantasmones rivadavianos" estaban satisfechos: se quedaban
con la renta del puerto y podían ensayar la construcción de un microclima
europeo. Empezarían bregando por la libre navegación de los ríos, luego
extenderían "los beneficios" de la medida a todo el país… En otro orden
de la economía, es esta también la etapa del lanar. Antes de 1880 el
término de "oligarquía terrateniente" es impropio, ya que el propietario
de vacunos está relegado a tierras asoladas por los malones. Serán los
"parientes pobres" del sector ganadero. Se calcula que entre 1852 y
1860 existían en las economías regionales, entre las que predominaba
la de Buenos Aires con el puerto y la aduana compitiendo con la del
litoral que aventajaba por entonces a los bonaerenses dado la creciente
importancia de sus saladeros "Los saladeristas porteños –dice Carlos
M. Vilas– cuya producción aparte del país no tenia otros puntos de contacto
que los establecimientos esclavistas –Cuba y Brasil– y cuyos procesos
de elaboración eran muy rudimentarios y aplicados a razas sin refinamiento
ni cruzas, no podían ver sino con recelo el desarrollo de una economía
capitalista tanto industrial como agropecuaria"8.
Los sectores que alentaban estos últimos propósitos, contra el parecer
menos progresista de los saladeristas, eran los comerciantes porteños,
algunos ganaderos y el sector de la economía litoraleña. Las discrepancias
entre ellos culminarán en septiembre de 1852, cuando Buenos Aires después
de haberse abierto el país al mercado internacional y tras la excusa
del "localismo", se queda con la parte del león9.
Los "viejos fantasmones rivadavianos" estaban satisfechos: se quedaban
con la renta del puerto y podían ensayar la construcción de un microclima
europeo. Empezarían bregando por la libre navegación de los ríos, luego
extenderían "los beneficios" de la medida a todo el país… En otro orden
de la economía, es esta también la etapa del lanar. Antes de 1880 el
término de "oligarquía terrateniente" es impropio, ya que el propietario
de vacunos está relegado a tierras asoladas por los malones. Serán los
"parientes pobres" del sector ganadero. Se calcula que entre 1852 y
1860 existían en las cercanías de Buenos Aires unos quince millones
de lanares. En 1865 se exportaban a Gran Bretaña, país al que proveía
por su industria textil, cerca de 60 mil toneladas de lana.
Brasil y la caída de Rosas
Para el Brasil el derrocamiento de Rosas constituía un problema vital,
porque o Brasil destruía a Rosas o Rosas acababa con la unidad brasileña,
con la aristocracia, las instituciones monárquicas y la esclavitud.
Lo que no pudo Inglaterra, lo consiguió Brasil iniciando un corto período
de influencia en el Río de la Plata10. Con la victoria de Caseros comienza
la "hora del destino" para el Imperio.
"Los hombres de la era saquarema –sin duda los patriotas más eficaces
del Brasil toda su historia– se lanzaron a la conquista del Río de la
Plata, aunque Inglaterra haría todo lo posible para contener en sus
justos limites el engrandecimiento brasilero y recoger en su provecho
la herencia de Rosas"11.
El período que va desde 1854 a 1857 señala el "apogeo" de la política
de hegemonía brasilera: la República Oriental intervenida, un ejercito
de ocupación en Montevideo, su puerto convertido en base naval brasilera,
la escuadra remontando el Plata para imponerse al Paraguay, el vizconde
de Uruguay en misión por Europa, Buenos Aires organizado por un lado,
las demás provincias por el otro y ambos sectores con la esperanza de
apoyarse en Brasil12.
Y tras los buques de guerra del Imperio, la nave del barón de Mauá con
el oro necesario para abrir las puertas de toda "negociación" estancada.
Es la época en que el consorcio brasilero instala su saladero en nuestras
costas.
Mauá
y su papel en la política argentina
Gestor de la grandeza imperial, era Ireneo Evangelista de Souza, barón
de Mauá. Desde 1850 "acompañé todas las evoluciones del Brasil en el
Río de la Plata, siendo mi pensamiento concurrir para el triunfo de
la política del Brasil" dirá años más tarde al recordar como fue llamado
por el emperador para financiar la guerra contra Rosas13.
Después de 1852 su preponderancia es total en el continente: construye
ferrocarriles, diques flotantes, líneas de navegación, compañías mineras,
estancias en Río Grande inicia el Banco de Brasil en Uruguay (durante
años sus billetes fueron la moneda de dicho país) y más tarde crea el
poderoso banco Mauá, con la ayuda de la banca Rothschild, de quien será
representante en América, con agencias en todo el Imperio y filiales
en Rosario y Buenos Aires. La institución es la punta de lanza de la
penetración anglo-brasilera en el sur.
Entre 1857 y 1858 el Brasil, por su intermedio, inicia lo que se denomina
la "política del patacón", comprando voluntades de argentinos, financiando
el ejercito de Urquiza triunfante en Cepeda (1859) y también el de su
adversario, Mitre, vencedor en Pavón (1861). La primavera terminará
con la segregación, pero no con el liberalismo impuesto al país tras
esa última batalla.
La banca inglesa con su participación, intenta obtener el control financiero
del Brasil y del litoral argentino, codiciado por sus campos algodoneros,
útiles para exportar materia prima a la industria textil británica.
En 1854 se firman los acuerdos por los cuales el Brasil queda ligado
a Rothschild. Dos años después, su rival en la zona, la banca Barings
Brothers, obtiene un acuerdo en Buenos Aires para el pago del famoso
empréstito. Esta sociedad inglesa, que en pocos años más será la dueña
del país constituirá la "Great Southern Railway", más conocido como
el "Gran Sud" y posteriormente, utilizando testaferros adquirirá el
"Oeste" argentino para lo cual crea la "Western Railway".
Aparentemente se ha producido una división de influencias entre ambos
rivales.
En noviembre de 1857 Mauá concierta con Urquiza un acuerdo para abrir
la filial de su banco en Rosario, lo cual se concreta el 2 de enero
de 1858. Pero, como todo el dinero del banco termina en Buenos Aires,
se le rescinde el contrato el 16 de octubre de 1860, dos meses y medio
después de haberse desprendido del arruinado saladero del arroyo las
"Chacras".
Al año siguiente en carta a Mitre el barón reconoce los "grandes intereses"
que tiene en el país y por 1863 concede al Estado argentino, a través
de su representante en Buenos Aires, William Leslie, un empréstito para
aliviar las arcas de la república14.
La guerra del Paraguay, conflicto que se había empeñado en impedir con
sentido alerta a causa del drenaje económico que significaría, lo lleva
a la quiebra al igual que al Imperio.
"Cerro Corá" (1870) no solo fue el fin del Paraguay, sino también el
de aquel que habla cimentado con su oro la grandeza de un imperio hoy
agonizante y que dieciocho años antes había ayudado a construir en Monte
Caseros.
El saladero entre 1850 y 1860
El aprovechamiento de la carne vacuna surgió por estímulos distintos
a los del cuero, alimentando tripulaciones de barcos y a esclavos negros
del Brasil, Cuba y Estados Unidos.
La característica principal del saladero era su bajo nivel técnico.
Se desarrolló continuamente hasta 1850-1852 en la provincia de Buenos
Aires, época en que se frena la expansión a causa de diversos factores,
entre ellos el reducido mercado de sus productos, la interrupción de
las ventas como consecuencias del conflicto con Francia e Inglaterra
y la creciente competencia de sus similares entrerrianos y uruguayos.
Ya en 1852 la cantidad de establecimientos se va reduciendo en la provincia.
La sequía de 1858, proporcionará otro golpe a la industria, golpe del
que muy pocos saladeristas se repondrán15.
"La caída del gobierno de Rosas –dice Puiggrós– coincidió con la decadencia
del saladero. Bajó la exportación de tasajo de 530.960 quintales en
1852 a 333.615 el año siguiente y a 277.444 en 1855. La manufactura
saladeril se refugió en la Banda Oriental, Entre Ríos y Brasil. En 1868-1870
hubo un repunte en la provincia de Buenos Aires, pero por poco tiempo.
Ya se agitaba el problema de orientar la exportación de carne a los
mercados europeos puesto que los americanos esclavistas dejaban de interesarse
por el tasajo argentino"16.
Al declararse la fiebre amarilla en 1871, los saladeros son prohibidos
en determinado radio de la Capital, sumándose a ello la emancipación
de esclavos en Estados Unidos (1865), Cuba (1885) y Brasil (1888).
Pero es el año anterior cuando comienza el descenso definitivo de las
exportaciones de tasajo. Coincide esta época con la clausura de varios
establecimientos y el aumento de la exportación de ganado en pie por
1880, actividad que insinuada un tiempo atrás ahora comienza a rendir
sus frutos. Con la aparición tres años más tarde del primer frigorífico
el certificado de defunción del saladero estaba firmado.
¿Por qué se esconde la historia real?
Los datos aportados son elocuentes como para una comprensión acabada
de los hechos acaecidos en el puerto de Laguna de los Padres sin embargo
conviene resaltar algunos en particular.
Vemos primeramente como Coelho-Mauá, inician el desarrollo de la industria
saladeril en el preciso momento en que la actividad comienza a decaer
por las nuevas formas de comercialización del ganado que se imponen.
Asimismo el factor de la distancia parece ser una incógnita, pues ubican
el emprendimiento en el "confín" de la civilización, si se tiene en
cuenta que en 1852 la línea que separa a los indios de las poblaciones
es Cabo Corrientes.
¿Con qué objeto instalar un saladero en el extremo más austral de la
provincia de Buenos Aires cuando resultaba más beneficioso hacerlo en
Entre Ríos o la Banda Oriental zonas de influencia del barón? ¿Es creíble
que este financista, dueño de la Cuenca del Plata, haya carecido de
informaci6n precisa acerca de las cifras de exportación, a pesar de
sus conocimientos e influencias como para no tener en cuenta lo deficitario
de la empresa que comenzaba?
La misma pregunta cabe para Peralta Ramos, quien posteriormente reinicia
la industria cuando comienza en el país la exportación de ganado en
pie. No podía escapar a su visión de hombre de negocios los pocos –escasísimos–
años de vida que le quedaban al saladero y el cambio hacia otra actividad
más rentable.
En segundo lugar no deja de ser factible la ingerencia de Mauá en la
empresa. No hay que olvidar que la economía del Imperio se basaba en
los esclavos, alimentados a tasajo y que la instalación del saladero
haya sido, además de lograr el mestizaje de ganado deseado, un intento
de autoabastecerse en vista de la próxima guerra que se avecinaba. Todos
ellos no son argumentos descabellados.
Roberto Barili en su libro "Del Historial Marplatense" (página 6) publica
un documento referido al "Puerto de abrigo y Muelle en la costa sur.
Estancia de Laguna de los Padres" que resulta ser un estudio ordenado
por Meyrelles para el establecimiento de un puerto "suficientemente
cómodo para recibir algunos buques y permitirles descargar y cargar
con seguridad". El estudio es elevado el 17 de septiembre de 1857 al
ministro de Hacienda de la Provincia (y no de la Nación como dice el
autor), Norberto de la Riestra con el objeto de obtener su aprobación.
Ello constituye, sin duda, un intento de establecerse seriamente en
estas costas.
Recordemos que ya en ese entonces el barón realizaba negocios con Urquiza
para lograr la instalación de su banco, cuya autorización obtiene en
noviembre de 1857, configurándose así un movimiento de pinzas, con el
objetivo de conseguir el dominio completo del Río de la Plata.
Estos hechos, demuestran que desde el ángulo de la política brasilera
la intención era obtener el mayor provecho posible en favor de su país,
lo cual impide etiquetar su esfuerzo de "visionario" o "pionero" en
tanto solo luchaban por los intereses de su exclusiva tierra. Sucede
que como Mar del Plata es la niña bonita de todos, sostener que los
hombres que alguna participación tuvieron en su creación hayan respondido
a otros intereses que no sean los de beneficiar a las generaciones venideras,
puede parecer un argumento a contrapelo de la historia dada.
Si el saladero fracasa es a causa del rumbo tomado por la economía hacia
otra actividad que pronto lo superará y porque además la política rioplatense
obligaba al barón a dedicarse de lleno a evitar una guerra que presentía
nefasta para sus finanzas, hecho éste que le obliga desviar la atención
de los intereses pequeños y preocuparse por los más importantes, como
le decía en su carta a Mitre.
2.
De Peralta Ramos a la fundación oficial 1860-1874
Patricio Peralta Ramos, comerciante arruinado en la época de Rosas,
adquiere en julio de 1860 el saladero y bajo su administración resurge
la industria por unos años como lo prueban diversos testimonios de la
época.
Dos años después se inicia el llamado periodo de la "Organización Nacional"
al asumir Mitre la presidencia como resultado del triunfo de Pavón.
La posterior tranquilidad al acontecimiento, el asesinato del Chacho,
quizás la ultima montonera, favorecieron las condiciones para la inmigración
como lo demuestra el hecho de que permanecen en el país durante la década,
cerca de 170 mil de los 400 mil llegados. Con ellos también arribaron
los directores de empresas, los gerentes de los ferrocarriles, ingleses
todos, que si bien no trajeron capital alguno, pronto se quedarán con
el existente. Es la época de la inauguración del liberalismo económico
en el país, con Mitre como presidente.
El mitrismo se caracterizó por su amistad con el Brasil, por ser europeísta,
antiamericano y antipopular. Durante esta etapa de la "Organización"
hubo 117 revoluciones, 91 combates y 4.728 muertos. Además, se produce
la destrucción de la incipiente industria nacional, pues el capital
británico no es invertido en la promoción del proceso industrial. La
invasión de mercaderías manufacturadas arruina al interior...
Mientras la provincia en 1864 es gobernada por Mariano Saavedra el saladero
sigue su tambaleante marcha, en tanto va surgiendo la necesidad de la
fundación de un pueblo en la zona. El británico "Gran Sud" se detiene
al año siguiente en Chascomús pretextando que la construcción de un
puente sobre el Salado y el terraplén para atravesar los campos anegadizos
que llevan a Dolores insumirán mas de las 10 mil libras presupuestadas
por milla y solicita un aumento de la garantía17. El gobernador Alsina
en ese momento, prefiere en cambio desarrollar el "Oeste" y el progreso
del Sur se detiene por unos años.
Cuatro años más tarde el primer Censo Nacional declara la existencia
de 1.360.700 personas en el país, repartidas en su mayor parte por la
campaña, con un porcentaje de extranjeros que poco a poco ocupa las
ciudades. Somos un país todavía "bárbaro" dice Sarmiento, pero que se
va "civilizando".
La década del 70 prepara al país para la modernización: ferrocarriles,
telégrafos, alambrados, centralización del poder político, bancos extranjeros,
eliminación del gaucho de la escena nacional, inmigración... es decir
se incorporan al país todos aquellos elementos que lo adecuaran a los
nuevos tiempos18.
La inmigración cumplirá el papel que le encomendará la clase terrateniente
necesitada de desprenderse de los nativos. El inmigrante no tenía caudillos,
ni reivindicaba patriotismos, no alzaba montoneras, ni le preocupaba
otra cosa que laborar duro y fuerte para juntar algún capital, dice
José María Rosa.
En julio de 1865 se deslinda el Partido de Balcarce del de Mar Chiquita,
Juan G. Peña, primer juez de paz, trata de encontrar eco para la fundación
de un pueblo donde residan las autoridades del nuevo partido.
"Nace así, lo que llamaremos litigio entre costeros y serranos por la
obtención de permiso. Aquéllos, encabezados por Peralta Ramos, querían
hacerlo a orillas del mar. Los otros querían fundar en la sierra"19.
Pero a lo que todos se oponen, menos el propietario de la tierra donde
finalmente se fundaría Mar del Plata, es a hacerlo en terrenos de propiedad
privada, señala R. O. Cova20.
Dos veces Peralta Ramos, una en 1869 y otra en 1873, solicita al gobernador
el permiso para la fundación, hasta que finalmente consigue obtener
el beneplácito de la autoridad provincial.
Recordemos
que entre 1869 y 1872 gobernaba la provincia Emilio Castro y su ministro
de gobierno, el prestigioso abogado A. Malaver, mantenía de buenas relaciones
con los "serranos". Emilio Castro da impulso al ferrocarril Oeste en
desmedro del Sur. En cambio, cuando Peralta Ramos presenta la segunda
nota, ya no está Malaver, gobierna Mariano Acosta (1872-1874) quién
accede a pesar de las oposiciones a la petición y es hombre que da impulso
al ferrocarril británico en desmedro argentino "Oeste".
En la nota dirigida al ejecutivo provincial, Peralta Ramos insistía
en que no se trataba de formar un pueblo, sino de organizar uno ya formado,
frecuentado por buques, con saladero, muelle de hierro, una escuela,
veinte casas e iglesia. Ofrecía tierras para el trazado de la ciudad,
donaba terrenos para edificios públicos y destacaba además las condiciones
que hacían de la zona un puerto sobre el Atlántico "que lo pone en continua
comunicación directa con el extranjero. Es ventajosísimo para la instalación
de saladeros", concluía.
Extraña resulta esta afirmación da Peralta Ramos, pues era evidente
la declinación del negocio saladeril por causas que no podía ignorar,
además de existir ya muy pocos por ese entonces en la provincia. La
idea del "balneario" todavía no era posible.
De acuerdo a testimonios recogidos por Cova la importancia del poblado
en la fecha que tratamos era escasa, habitándolo solo cincuenta personas,
identificadas cada una por su nombre y apellido21.
Aparentemente Peralta Ramos no decía la verdad acerca de las condiciones
en que se encontraban estas tierras y ello será corroborado posteriormente.
El pueblito en 1874 agonizaba y seguirá en ese estado aún después de
su fundación burocrática, asunto retrasado, a juzgar por la insistencia
con que Peralta Ramos solicita se atienda su petición.
Otro hecho se suma al ya complicado panorama: cartas halladas en el
Juzgado de Paz de Balcarce demuestran que el "fundador" atravesaba una
crónica crisis económica y Alió dice que " nuevas complicaciones le
obligaron a enajenar todo su fortuna".
El hecho parece estar claro: "la intención de Peralta Ramos era fundar
un pueblo en tierras de su propiedad para vender las urbanas y valorizar
las rurales circundantes"22. Su propósito originario, pues fue desformado
por la desviación histórica posterior.
Y el negocio no habría sido malo, a juzgar por las estadísticas de la
época que señalan que entre 1860 y 1900 los precios de la tierra aumentaron
más rápidamente que la producción, siendo este aumento de 49, 50 y 100
y en algunos casos 500 veces respecto a transacciones realizadas 15
ó 20 años atrás23. Así es que a solo dos años de la "fundación", Peralta
Ramos se deshace de las tierras urbanas, ya sea para escapar de los
acreedores o por otras razones que la historia no aclara. Lo cierto
es que entre diciembre de 1875 y en julio de 1876 termina con las transacciones
por lo que las tierras son adquiridas por Juan Barreiro Bavio.
En 1874 todos, serranos, costeros, autoridades provinciales, conocían
el estado del pueblito. Pudieron más las influencias que se movieron
tras Peralta Ranos y en febrero de ese año culminando la presidencia
de Sarmiento el gobernador aprueba la petición "fundándose" el pueblo
que durante mucho tiempo se conocerá indistintamente, con el nombre
de Puerto Balcarce, Puerto de la Laguna de los Padres y por fin Mar
del Plata. La montonera marcha hacia la noche de la historia. Julio
Roca se acerca a grandes pasos a la presidencia. El dolor criollo se
hace literatura, mientras la libra reina en la sociedad argentina. Se
va preparando la hora del ganado y las mieses, la hora de convertirnos
en granero del mundo... o de Gran Bretaña.
3.
La presencia de Luro en el poblado (1877-1883)
En plena revolución mitrista –octubre de 1874– asume la presidencia
el binomio Avellaneda-Acosta, mientras como consecuencia de otras provocadas
en centros de los que la república depende, una fuerte crisis económica
asola al país. Avellaneda no era hombre de asustarse así nomás y recurrirá
la formula salvadora "Ahorraremos sobre el hambre y la sed de dos millones
de argentinos para responder a nuestros compromisos" manifiesta en 1876.
Pero en el poblado las cosan no se habían solucionado. Los "serranos"
proponen al gobernador la anulación de la concesión hecha y la formación
de un pueblo en tierra fiscal. "No prospero la tesis de ninguna manera,
dice Cova, pues cuando pudo llevarse a cabo, ya estaba Pedro Luro en
posesión de la mitad de las tierras y ya se encargaría su hijo Santiago
de frenar cualquier intento...."24.
Sin embargo la gobernación otorga permiso para fundar en la sierra:
el pueblo se llamará San José de Balcarce. Corría junio de 1876, el
pueblo emigra, el puerto declina, la miseria cunde y Carlos A. Bozzi
25 Cova, Roberto O.: Fascículos de la Revista Planteo, "Historia de
la ciudad que nos Construyeron", Número 1, página 14.
40 aquello que en los papeles había nacido con intenciones de ser creciente
factoría, agoniza a poco de ver la luz.
Es
en ese mismo año cuando aparece en escena el vasco, quien entre noviembre
76 y mayo del 77, adquiere de Barreiro la mitad de las tierras del antiguo
establecimiento.
¿Quien era don Pedro Luro que se aventuraba a reiniciar un negocio en
condiciones tan desastrosas cono se encontraba este?
Roberto Cova, quién se ha encargado de estudiar minuciosamente la vida
del inmigrante vasco-francés, nos dice acerca de él: "poderoso estanciero,
primer saladerista de la provincia, el hombre que movía todos los hilos
desde Dolores hasta el Río Colorado compra no solo el saladero, sino
también la mitad del ejido del pueblo"25.
La actividad desplegada por Luro posibilita la entrada de Mar del Plata
en las cifras estadísticas de exportación de los años 1881-82. Quizás
por ello Avellaneda decida llevar el antiguo puerto a la categoría de
Receptoría de Rentas Nacionales.
Sin embargo, la suerte del saladero no podría cambiarse. La naciente
importancia de la barraca lanera y el desvío de la hacienda hacia los
establecimientos de Luro en el Tuyú terminarán con el.
Paradójicamente el saladero, una industria casi agónica que se instala
en nuestras costas, es desplazada por otra cuyo ciclo, al momento de
su establecimiento, estaba también por llegan a su fin.
En efecto los historiadores coinciden en afirmar que para 1880 el ciclo
de lana estaba concluido. La agricultura pasa a primer plano produciéndose
por otra parte, con la aparición del frigorifico un cambio más profundo
que el del cuero al tasajo y de este a la lana. Para la época, también
desaparece el termino "saladero" en la correspondencia del Juzgado y
es sustituido por la palabra "grasería", demostrandose así el inicio
de otro tipo de actividad.
Julio Roca asume por entonces la Presidencia de la nación iniciando
el proyecto de la "Generación del 80". La campaña del desierto traerá
consecuencias importantes al país, aunque tantos años de liberalismo
le han enajenado su independencia: Buenos Aires es la gerencia londinense
de América del Sur.
Dardo Rocha, que había sido elegido gobernador de la provincia recorre
toda la campaña bonaerense en misión proselitista para afianzar su candidatura
a las próximas elecciones presidenciales.
Después de un largo viaje, famoso por las anécdotas, llega a Mar del
Plata en 1883. La historia oficial dice que dará el último impulso para
que los beneficios del riel británico lleguen al humilde poblado.
4.
Luro, el ferrocarril inglés y el nacimiento del balneario (1883-1886)
Corre la penúltima década del siglo pasado. Buenos Aires es ya un centro
del latifundio, después de haber incorporado la campaña del desierto
más de un millón de kilómetros cuadrados a la explotación coincidiendo
el hecho con la apertura de la inmigración masiva. A pesar de ello,
cuando el inmigrante llega, la tierra bien ubicada y fértil tiene propietarios
sólidos.
En el 80 culmina la etapa de la "Organización Nacional", se desarrolla
el ferrocarril y comienza la expansión agropecuaria. Los negocios se
multiplican, el país vive una verdadera fiebre bursátil.
La suntuosidad se desparrama por los salones porteños, los argentinos
se vanaglorian de ser los "yankees del sur". Fueron años de esplendor
y progreso, pero preñados de coloniaje. El proyecto de esta generación
del 80 moviliza la idea de convertir a Mar del Plata en villa balnearia
por un lado, y por otro, necesitado de encuadrar al país dentro del
mercado Mundial, se ve necesitado de nueva mano de obra. Nace así el
deseo de la inmigración.
Mientras tanto, desde el poblado se alzaban voces en procura de la extensión
de las líneas del ferrocarril "Sur" ¿Cuáles eran las razones por las
que todavía la empresa británica no arribaba a Mar del Plata? Entenderlas,
nos dará la explicación del porque y para que el ferrocarril llego a
nuestras costas.
La historia de este ferrocarril arranca en 1861, cuando E. Lumb obtiene
la concesión de una línea que partiendo de Buenos Aires llegue a Chascomús.
Posteriormente, traspasa ficticiamente la concesión, a BARING BROTHERS
y DAVID ROBERTSON, formándose la "GREAT SOUTHERN RAILWAY COMPANY LIMITED",
que entre sus accionistas cuenta a W. Dablle, Bember, el infaltable
Norberto de la Riestra, gestor del dominio financiero británico después
de Caseros y al cónsul de Inglaterra en Buenos Aires, Frank Parish,
autorizado especialmente por el Foreing Office al comprender que el
"Sud" abriría nuevos mercados para la producción inglesa26.
La misma empresa publicará después en su historia, que "los ramales
ferroviarios" como tentáculos de un inmenso pulpo se extendieron por
todos los confines del territorio nacional"27.
En 1865, el "Sud" se detiene, como vimos, en Chascomús.
El gobernador de la provincia propició la construcción de un ramal para
el ferrocarril argentino del "Oeste", que saliendo de Merlo llegase
a "el Azul" introduciéndolo en la zona de influencia del "Great Southern".
La medida no es conveniente para la empresa británica, cuenta el dinamarqués
William Rógind en su "Historia del Ferrocarril Sud" porque no estaba
decidida, a pesar de los pedidos de numerosos estancieros a extender
sus líneas. Pero para evitar la construcción del ramal del "Oeste",el
directorio de Londres solicitó el permiso necesario para llevar el rama
hacia Dolores y construir otro de Altamirano a Azul, mediante la subvención
de 500 libras por milla. Acosta, recién electo gobernador de la provincia,
otorga el permiso en 1872 28.
La ofensiva del "Sud" tenía sus motivo: Londres miraba hacia las estancias
de lanares establecidas en la costa, que habían venido operando con
puertos propios (Ajó, Boca del Salado). Así se introduce en el mercado
de carretas entre Constitución y Chascomús. Fueron años duros, de lucha
contra troperos criollos y estancieros desconfiados en la nueva empresa.
Cinco años después, la empresa que había sido un fracaso rotundo en
sus comienzos, celebra su triunfo29.
Con la línea hasta Dolores, más allá del Salado y con el ramal de Altamirano
al Azul, el "Sud", cubría la zona de lanas y tocaba la frontera con
los indios. Era un ferrocarril planeado sobre la marcha, trecho a trecho,
contemplando los intereses concretos de los estancieros, muchos de los
cuales eran ingleses. Se calcula que en 1875 existían 100 estancias
en la provincia, pertenecientes a súbditos británicos, con un capital
de dos millones quinientas mil libras esterlinas. Y de los 10.500 ingleses
que habitaban el país, 6.000 se encontraban asentados en la campaña
bonaerense.
Zeballos, partidario de la expropiación del ferrocarril adivinaba en
1879 los propósitos de la empresa, al decir que "con la línea a Dolores,
atraviesa los territorios de la costa Sur y se dirige a Bahía Blanca,
mientras que con el ramal de Azul, se apodera del tráfico de la dilatada
comarca del sudoeste, donde pacen millones cabezas de ganado"30.
W. Rógind cuenta que al alentarse la expropiación en medios provinciales,
el directorio londinense envía una delegación para tratar directamente
con las autoridades. La gestión tiene éxito, comprometiéndose el gobierno
a no expropiar hasta 1902, firmando, a su vez, el 19 de octubre de 1881
un convenio por el que la empresa se obliga a llegar al Tandil y a Bahía
Blanca31. El destino y otras posteriores gestiones, harán que diez años
más tarde el expropiado sea el ferrocarril del Oeste, cayendo en manos
de su adversario británico.
En tanto, dos años después del convenio llega Dardo Rocha a Mar del
Plata. Ofrece traer el ferrocarril, que ya se había comprometido por
su parte a llegar a Bahía Blanca, pero no precisamente pasando por el
modesto pueblito sureño que ninguna importancia económica tenia. Muchos
trataron de influir en la decisión de Rocha, para que negocie con los
directivos de la empresa la extensión de sus líneas férreas. -¿Para
qué? -El ramal llegará, pero años más tarde sumergiendo a la comarca
en la inutilidad total.
No es descabellado deducir que la llegada del ferrocarril haya sido
una especie de compensación a esa nueva clase que acababa de surgir
en el país.
Las ganancias fáciles de la especulación formaron un núcleo social que
basó su poder en el dinero, en el comercio y en la tierra.
Recibió el nombre de "oligarquía" y no desdeñó el termino, que solo
posteriormente adquiere carácter peyorativo, aceptándolo pura y simplemente
como aceptaba constituir la única clase con capacidad económica, intelectual
y política para dirigir el país.
Son años en los que nace el deseo de buscar lugares alejados de la gran
urbe que era Buenos Aires, para reencontrar la intimidad perdida, dice
Juan José Sebrelli. El "olor" a inmigrante de la metrópoli se volvía
insoportable para ellos. Era necesario, entonces organizar una villa
cuya inutilidad económica y dificultades de acceso la convirtieran en
algo exclusivo. Y la oportunidad la brinda ese humilde pueblito, llamado
Mar del Plata, de amplias playas, hermoso paisaje natural, clima privilegiado
y distancia suficiente de la Capital32.
Dardo Rocha termina entregando al "Gran Sud" los dineros que la empresa
dice no tener para construir el último tramo de vías: Maipú-Mar del
Plata.
En tanto, Pedro Luro, a quien cabe reconocer esa intuición de los que
suelen vislumbrar la aparición de nuevas empresas, captando el deseo
que flota en el aire, brega por lograr una toma de conciencia entre
los pobladores. Por ello, en la reunión del 11 de agosto de 1884 de
la Corporación Municipal dirá que en razón de que el próximo verano
acudiría a este pueblo mucha gente ...era necesario que las calles y
solares baldíos se pusieran en otras condiciones de lo que actualmente
están, que hoy se encuentran llenas de vizcacheras…", lo que nos demuestra
que a esa fecha, Mar del Plata ya era una incipiente estación de baños33.
Tanto esfuerzo fue en vano para el vasco Luro. Cinco meses antes de
la llegada del ferrocarril debió partir a Europa a causa de su enfermedad.
En el país, triunfaba la fórmula Juárez Celman-Pellegrini mientras el
saladero entraba en una etapa recesiva, junto con la barraca, la lana,
el muelle, el molino, etapa de la que no habrían de resurgir "La vieja
estación de ferrocarril se convirtió en una puerta, un poco alejada
de Buenos Aires si se quiere, pero una puerta al fin, que acabó por
triunfar sobre el puerto" afirma acertadamente Cova.
El 26 de septiembre de 1886, el Gran Sud entraba en la incipiente aldea.
Para algunos eran días de alegría. Para el país en cambio esa locomotora
significa la derrota de un progreso auténticamente nacional. El ferrocarril
"Oeste" agonizaba. Entre risas de un lado, llanto del otro, había nacido
"el balneario".
El objetivo del ferrocarril
Después de la fundación oficial de todos modos Mar del Plata parecía
condenada a una lenta muerte. Pedro Luro será el nuevo impulsor: el
saladero, la lana, la grasería, son actividades que desarrollará. Pero
todo es inútil: el destino del pueblito, como factoría, no se jugaba
en estas costas sino en los centros que ordenaban el rumbo de la economía.
Puede ser que Luro haya vislumbrado ese panorama y dado las características
de la gente que venía a "tomar baños" pudo deducir el nacimiento de
una nueva actividad. La llegada del ferrocarril parecía ser la salvación
económica.
Pero si por una fue un medio de transporte de pasajeros desde la Capital,
por otro en cambio destruyó todo intento de montar industrias locales.
El ferrocarril Sur en nuestra costas es el epílogo de una seria derrota
nacional y tan grave que hasta se daba el lujo de tener ramales totalmente
improductivos, como el que llegaba a Mar del Plata.
Ya a los dos años tocaba Bahía Blanca por el ramal de Azul, alzaba en
Ingeniero White un muelle de acero y por el ramal Tandil y Tres Arroyos
comenzó a drenar la rica zona de las sierras. Tenía en sus manos toda
la ganadería y se iba expandiendo hacia la región cerealera del oeste34.
Mar del Plata: ¿para qué?
Solo como ramal de pasajeros y mantener la zona improductiva. Es que
el arma del ferrocarril es la tarifa. Ella juega un papel preponderante
en la vida de un pueblo: se pueden impedir industrias, crear zonas privilegiadas,
fomentar regiones, estimular cultivos y hasta destruir industrias florecientes.
La tarifa es un arma artera y silenciosa y con frecuencia indiscernible
hasta por el mismo que es victima de ella35.
La potencia del ferrocarril fue superior a la del Estado pues se ejerció
sin contralor de aquél: durante muchos años las entradas brutas de estos
igualaron las rentas generales de la Nación.
Por ello se afirma que la construcción de ferrocarriles en las colonias
y países subdesarrollados no es parte de un proceso de industrialización,
sino que apunta a abrir esas regiones cono fuente de producción de materias
primas. Cuando, en 1889, don Ángel Gardella establece una línea de navegación
al sur de la provincia, el ferrocarril rebaja las tarifas en competencia
ilegal hasta que la sofoca36.
Muchos años más tarde, el director de Puertos y Canales declaraba que
el ferrocarril Sur que atiende la provincia de Buenos Aires, ha desviado
toda la producción hacia los puertos de Bahía Blanca y Buenos Aires,
no recibiendo carga de dicha empresa, ni el puerto de Mar del Plata
que había costado 27 millones de pesos, ni el de Necochea que costó
14 millones. Lo poco que esos puertos han recibido fue conducido por
carros. Y la fecha de la declaración es de... 1929 37.
El
ferrocarril ingles fue enemigo declarado de la actividad del interior,
de sus industrias, de sus puertos. En busca de la ganancia –dice Scalabrini
Ortiz– el ferrocarril aniquiló al interior. Así tenía carga de ida,
con los artículos manufacturados que el interior necesita y carga de
vuelta con los productos agropecuarios que el interior produce. Los
puertos del litoral fluvial y marítimo han sido aislados para que la
carga recorra la mayor distancia posible38.
Así murió, por una paralela de hierro, lo que alguna vez comenzó como
pequeña factoría y nació, por los deseos de su graciosa Majestad, entre
otros pretendientes, una villa para tomar baños, que más tarde se convertirá
en aristocrático balneario. Nació de la mano del Brasil, comenzando
a caminar por el empuje del ferrocarril británico y del sector industrialista
de la oligarquía. Y fueron los grandes financistas de la primera década
del siglo quienes la transformaron bella para las futuras generaciones
motivando en la memoria de nuestros antepasados el recuerdo de una ciudad
como no hubo otra en el país.
NOTAS
1. Barili, Roberto: "Del historial marplatense", 1 página 4.
2. Reseña histórico-económico de los partidos de la provincia de Buenos
Aires.
3. Roberto O. Cova: Fascículos de la Revista Planteo, Número 1, página
13: "Historia de la ciudad que nos Construyeron".
4. Roberto Barili.: "Del historial marplatense" página 4.
5. Roberto O. Cova: "Aspectos cotidianos de la vida en el partido de
Balcarce" (1866-1879). Trabajo lamentablemente inédito del autor marplatense.
La cita se refiere a un fragmento publicado en Revista Planteo, Número
17, abril 1974, página 22.
6. Cova, Roberto O.: obra 6 a citada anteriormente, página 23.
7. Cova, Roberto O.: obra citada anteriormente, página 23.
8. Vilas, Carlos M.: "Derecho y Estado en una economía dependiente "Colección
Dependencia, Editorial Guadalupe, noviembre 1974, página 124.
9. Ortiz:"Historia económica de la Argentina" Tomo I, página 83. El
autor analiza las discrepancias entre los sectores porteños y los intereses
en juego en febrero de 1852 para dar la victoria a los ovejeros junto
al sector más progresista de los ganaderos. En septiembre la situación
se revierte.
10. Rosa, José María: Carta a los autores de "Felipe Varela 10 a contra
el Imperio Británico". (Editorial Sudestada-1966) Ortega Peña y Eduardo
Duhalde, página 261.
11. Rosa, José María: "Historia Argentina", tomo 6, página 175 y siguientes.
12. Rosa, José María: Obra citada anteriormente, página 190 y siguientes.
13. Rosa, José María: "La guerra del Paraguay y las montonera argentinas"
(A.
Peña Lillo editor) 1968. Página 31 y siguientes.
14. Documentos transcritos en "Felipe Varela,..." Carta de Mauá a Mitre,
14 página 283, Convenio, página. 286.
15. Grosso, Juan Carlos: "Los terrateniente federales" Historia Integral
Argentina -Tomo 2, página 68 (Centro Editor de América Latina).
16. Puiggros, Rodolfo: "Libre empresa o nacionalización de la industria
de la carne" (Editorial Argumentos, 1957, página 14 y siguientes. Ver
también Moavro, Amalia: "El saladero" Documentos para la Historia Integral
Argentina (Cedal) (tomo II).
17. Historia Argentina, tomo 6, página. 176.
18. Galletti, L. y otros: "El proteccionismo en la década del setenta"
Historia Integral Argentina (CEDAL) tomo IV, página 176.
19. Cova, Roberto O.: "Síntesis histórica de Mar del Plata", 1968.
20. Cova, Roberto O.: Fascículos de la Revista Planteo, "Historia de
20 la ciudad que nos Construyeron", Número 1, página 20.
21. Cova, Roberto O.: Obra citada anteriormente, página 21.
22. Cova, Roberto O.: "Aspectos cotidianos…" Fragmento en Revista Planteo
Nº 16, febrero de 1974, página 25.
23. Flichman, G.: "Renta del suelo y estructura agraria argentina" Revista
Realidad Económica Nº 15, página 70, (EUDEBA).
24. Cova, Roberto O.: "Aspectos cotidianos…". …". Revista Planteo, Número
16, página 25.
25. Cova, Roberto O.: Fascículos de la Revista Planteo, "Historia de
la ciudad que nos Construyeron", Número 1, página 14.
26. "Baring Brothers y la historia política argentina" (Peña Lillo)
página 109 y siguientes.
27. Ortega Peña y Duhalde, Eduardo L.: Obra citada anteriormente.
28. Scalabrini Ortiz, Raúl: "Historia de los ferrocarriles argentinos"
EditorialPlus Ultra) 1971 -Citado en página 44.
29. Bosques, Ricardo E.: "La edad del riel". Historia Integral Argentina
tomo 5, página 179.
30. Scalabrini Ortiz, Raúl, obra citada anteriormente, página 50.
31. Scalabrini Ortiz, Raúl: obra citada anteriormente, página 51.
32. Sebrelli, Juan José: "Mar del Plata, ocio represivo.
33. Cova, Roberto O.: "Síntesis histórica de Mar del Plata", 1968, página
17.
34. Bosques, Ricardo H.: obra citada anteriormente, página 193.
35. Scalabrini Ortiz, Raúl: "Los ferrocarriles deben ser argentinos".
A. Peña 35 a Lillo Editor. 1965, página 39.
36. Scalabrini Ortiz, Raúl: obra citada anteriormente, página 27.
37. Scalabrini Ortiz, Raúl: obra citada anteriormente, página 44.
38. Scalabrini Ortiz, Raúl: obra citada anteriormente, página 129.