CIEN AÑOS DE UNA CIUDAD SIN FUTURO

Una mirada diferente sobre la historia de Mar del Plata

Por Carlos A. Bozzi

(Reproducción autorizada por el autor)

Carlos A. Bozzi es abogado, sobreviviente de La Noche de las corbatas. En esta sección reproducimos para lectura online la introducción y los dos primeros capítulos de "Cien años de una ciudad sin futuro", escrito en 1975. Puede bajar el libro completo en formato pdf (420K)

Advertencia preliminar

Esta investigación sobre la Historia de Mar del Plata fue realizada en el mes de julio del año 1975 y obtuvo el primer premio en el Concurso Literario organizado por la Municipalidad del Partido de General Pueyrredon con motivo de los Cien Años que la Ciudad había cumplido recientemente.

Razones ajenas al municipio hicieron que el trabajo no fuera publicado en aquella época, pero a iniciativa de su actual Intendente, arquitecto Daniel Katz, con el auspicio de la Subsecretaría de Cultura de la Municipalidad a cargo de Marcelo Marán, la historia escrita en ese entonces pudo por fin editarse, hecho este que agradezco profundamente y que demuestra la atención prestada por las actuales autoridades municipales al desarrollo de la cultura local.

Se ha respetado fielmente lo escrito en ese entonces, sin comentario alguno ni agregado que lo acerque al presente, evitando así acomodar los hechos a la actualidad de la ciudad.

Hacer lo contrario desvirtuaría la investigación y obviamente le restaría honestidad intelectual.

La investigación refleja la verdad histórica, la realidad de lo percibido en aquellos años, cuando ilustres escritores porteños afirmaban que aquí, en esta ciudad, terminaba la calle Florida. Es que Mar del Plata es obra de porteños para porteños y al menos así se vivenciaba en la década del presente trabajo.

No es esta una historia exhaustiva de Mar del Plata pero sí en cambio una investigación de los orígenes de la ciudad, su desarrollo y las distintas etapas atravesadas en su desparejo crecimiento, insertando todos estos pasos dentro de la historia nacional. Es un modesto aporte para poder confeccionar algún día una completa historia de Mar del Plata y su importancia en el país.

El título refleja la pugna que siempre existió entres los diversos sectores de la ciudad que bregaban por darle a su crecimiento un sesgo de servicios o un tinte industrial.

Un año atrás en las publicaciones efectuadas con motivo del Centenario, el mismo Presidente de la Unión del Comercio, la Industria y la Producción escribía: "Mar del Plata a cien años: la próxima etapa pasará por la industria". (Diario "El trabajo" 10 de febrero de 1974. Norberto V. Pace), expresiones demostrativas de otras voces y otras ideas para el impulso y progreso de la ciudad.

A treinta años de esta investigación entiendo que no vale la pena discernir si el autor tuvo o no razón en el análisis de aquella realidad. Si en cambio es útil mirar la historia, ahondar en las raíces de todo este proceso, de manera que las enseñanzas del pasado nos permitan un presente más sólido.

No es posible concluir esta ADVERTENCIA PREELIMINAR sin dejar de mencionar que este trabajo se inspira en lo editado entre los años 1972 a 1974 en le Revista "Planteo", cuando publicamos junto al arquitecto Roberto O. Cova, seis fascículos relativos a la Historia de Mar del Plata bajo el título de: "Historia de la Ciudad que nos Construyeron", que es en el fondo el dilema apasionante que cubre como un manto silencioso e invisible todo nuestro devenir.

Carlos A. Bozzi, Mar del Plata, Octubre de 2005.


Prólogo

¿Que es Mar del Plata hoy? ¿Qué representa para el país? ¿Qué significó ayer, cuando nació para el ocio en una nación cuyo esfuerzo se había volcado totalmente a la producción agropecuaria?

La realidad muestra una ciudad habitada por cerca de 350 mil personas, construida modernamente, séptima en población entre las demás del país, utilizada para descanso y diversión de numerosos argentinos.

En otras palabras, Mar del Plata configura la ciudad destinada al descanso y el reposo de la República Argentina.

Ello es toda la verdad y a la vez, todo el drama si se piensa en el nuestro como un país semi-industrializado, con crónicos períodos de estancamiento económico, social e institucional, sin resolver los graves problemas que lo aquejan, necesitado de volcar todo el esfuerzo a la producción, en tanto una de sus más grandes ciudades dedica su estructura económica y potencial humano a servir como un balneario1.

Entre las calificaciones de Mar del Plata, acierta aquella que la describe como una ciudad crecida alrededor de la especulación turística, sobre la base de patrones de una sociedad de consumo puro, enclavada sin embargo en una economía de subdesarrollo, con toda la secuela social o incongruencia espacial que ello significa.
Este cuadro configura efectos de variadas causas, ocultos en su historia, porque no hay duda que toda Mar del Plata es la respuesta a un determinado ordenamiento económico-social, a una estructura ideada a fines de siglo por la "generación del 80" y desarrollada en su máxima expresión en las primeras décadas del presente como consecuencia de la expansión alcanzada en la nación. El progreso logrado hoy impide ver el pasado por no relacionarlo con el del país, al que esta indubitablemente ligado.

Bien dice el arquitecto Roberto Cova que "Mar del Plata es un mito nacional y no es fácil acabar con los mitos... Desde aquel viejo ceremonial en el tren nocturno del que tanto se ha hablado aquí y en todas partes, Mar del Plata ha entrado en la categoría de los sueños...,"2.

¿Quiénes y cómo dieron el impulso inicial? Para muchos este impulso ha sido producto de la visión y virtud de pioneros, en cuyo caso la historia de la ciudad se transforma en una crónica llena de audacia y la urbe en el símbolo de la multitud y la felicidad. Para otros este impulso no significa más que "el progreso dependiente" avasallado de todo intento de autonomía, destruyendo las posibilidades de desarrollo de una industria local. Aquel viejo progreso de principios de siglo, es hoy el trampolín de la dependencia de la ciudad.

Y la crisis existe y se manifiesta en sus calles, en sus habitantes, comercios e instituciones, a pesar que sólo sugerirlo puede acarrear el anatema de quienes no toleran defectos en este centro de la total felicidad.

Lejos quedó la creencia que buenos veranos serán la salvación de una economía temporaria. Ahora la cuestión es vivir todo el año. El cambio es profundo. Tiene connotaciones dramáticas, producidas por ese progreso que llegó sin golpear a la puerta, trayendo como consecuencia problemas y distorsiones, crecimiento indiscriminado, déficit habitacional, ausencia de desarrollo industrial, existencia de dos ciudades fracturadas (estable una, temporaria otra), destrucción del paisaje natural a costa del crecimiento urbano y deficiencias de servicios públicos3.

Durante mucho tiempo el slogan de gobiernos y ciudadanos influyentes fue "vivir del turismo". La propaganda oficial enseñaba al marplatense (y aún hoy lo hace) a comportarse amablemente con el turista, conocer sus gustos, interpretar sus deseos. servirlo mejor… Quienes cumplían con todo ello trabajaban por el progreso de la ciudad, el que se resistía socavaba ese espíritu de servicio impuesto por la actividad local.

Pero hoy las circunstancias han variado. La ciudad crecida, multitudinaria, no alcanza a cubrir sus necesidades con el producto del turismo e inclusive esta es una industria en decadencia, dada la crisis de la clase media, casi exclusiva clientela y la ausencia de una política turística inteligente.

Planificar otro tipo de industria en un medio sólo preparado para el turismo, obstinado en permanecer así a pesar del sacrificio colectivo, es una tarea con escasos éxitos. La sola existencia de una ciudad como Mar del Plata en nuestro país nos está hablando de una distorsión grave. Y más grave aún resulta cuando se pretende mantenerla en el estado actual, atada a un destino que parece inexorable. El signo parasitario que le acuñó la aristocracia se mantiene inalterado en el hoy reducto de la clase media.

Desentrañar la vida de la ciudad es una misión complicada pues muchos, nostálgicos de la "belle epoque", orgullosos del liberalismo que construyó la urbe, convirtieron su historia en una colección de anécdotas y en un catálogo de curiosidades, alejado de la realidad ciudadana.

"La obra maestra de la oligarquía -dice un escritor- a fin de justificar su política ha sido la historia oficial. Ha inventado figuras, ha iluminado otras, las ha exaltado o las ha deshonrado. Cuando no ha podido enterrar a determinados argentinos la oligarquía a través de sus historiadores ha creado maniquíes en vez de hombres"4. Y si esto ha ocurrido a nivel nacional otro tanto se puede afirmar de la historia local, cuya desfiguración ha sido el arma defensiva de muchos intereses.

Asumir una posición crítica ante los hechos que dieron orígen y posterior desarrollo a nuestra ciudad es una invitación a revisar una historia dada. Desde esta perspectiva los valores personales de cada hombre, las virtudes de cada "pionero" pasan a un segundo plano. No se trata de manchar la honradez de las personas al rever los sucesos históricos. Es verdad a pesar de ello.

Los hombres a veces transforman en ideologías sus pequeñas vergüenzas. Así los personajes visibles fueron siempre magnánimos.

"Ejemplar esposo, padre admirable, característico vecino, dinámico hombre de empresa, sacrificado luchador. Nunca se emborracharon, jamás insultaron y ni sospechar en broma que persiguieran intereses económicos. Conducta intachable. Seres irreales." dice Enrique D. Borthiry5.

Ocurre, prosigue el citado autor, que "en un mundo donde sobre todos los demás valores priva el afán de acumular bienes, Mar del Plata se ha convertido en un símbolo concreto y aterrador.

Y el rasgo auténtico de una dependencia cultural metida hasta las entrañas, con el injerto de la ciudad placentera y la acumulación de bienes (honradamente ganados dentro de un contexto y un sistema de vida) obliga a renegar de este origen"6.

Por ello, quizás, se ha fabricado la historia actual. No es casual que Mar del Plata aparezca siempre incidentalmente en la historiografía nacional, que no se hayan encarado estudios serios sobre su significado o que los realizados nunca alcanzaron el impulso necesario para ser conocidos a nivel masivo...

La instalación y decadencia del saladero, la llegada del ferrocarril británico, al fin un camino de hierro para la colonización nacional y la dependencia local, el descubrimiento de la ciudad balnearia al estilo europeo, la ley de propiedad horizontal potencializadora de una fachada edilicia causante de un progreso distorsionado en medio de periódicas crisis de estancamiento nacional y la actual situación son mojones que jalonan los cien años de esta ciudad y se vuelve imperativo penetrar.

"Ni afán progresista de Meyrelles -vuelve a señalar Borthiryni visiones milagrosas de Peralta Ramos, ni laboriosidad desinteresada de Pedro Luro. Simplemente trazos de la vida de los hombres que buscan mejores condiciones para el usufructo personal y que inevitablemente provocan una actividad que a veces genera fuentes de trabajo. Mar del Plata no surge como un oasis edénico donde hombres virtuosos, sueñan con la dicha de otros hombres. Suponer esto es es una utopía"7.

El presente trabajo no pretende realizar una tarea estrictamente metódica, ni resumir cien años de historia en unas pocas paginas. Sin duda habrá hechos y opiniones más importantes. Una historia exhaustiva, debiera contener una apreciable cantidad de volúmenes porque al fin de cuentas la historia de Mar del Plata es la historia de un siglo de la Argentina.

Solo se intenta analizar aquí algunas de las causas que convirtieran la vida marplatense en dependiente del período de vacaciones bucólico de la aristocracia primero, después de la ascendida clase y por último del turismo de masas en la actualidad.

Un examen completo del "tema Mar del Plata" deba abarcar en primer lugar un estudio de las condiciones generales del país desde la segunda mitad del siglo pasada, la dependencia británica, la ampliación de los dominios de la tierra por la liquidación del problema del indio y un estudio de la inmigración.

En segundo lugar, analizar la traza del ferrocarril y la distribución final de la tierra, la liquidación de los intentos de industrialización de la ciudad por parte de una capa nativa e inmigrante acriollada y no dependiente del exterior, el turismo aristocrático, la influencia de los gobiernos radicales, su diferenciación con la anterior época y el significado desde el punto de vista social y político del peso del "socialismo liberal" en los usos y costumbres de la ciudad.

Debe examinar en su tercera parte el significado del gobierno peronista, el turismo social, los hoteles sindicales, el complejo Chapadmalal y el cambio producido a raíz de ello en Mar del Plata.

Por último completará el estudio analizar el reinado de la clase media en al ámbito nacional acentuando al carácter parasitario de la ciudad. A continuación examinar la crisis de la argentina dependiente y el efecto en esa clase media de la desocupación y los bajos ingresos. Punta del Este como reducto de un determinado sector social. Los trabajadores en Mar del Plata. Villas, departamentos, barrios periféricos como agravante de un mal nacional y el problema industrial signado por la indecisión local de apoyarse en sus propias fuerzas productivas.

Cualquier intento de historiar Mar del Plata no puede pasar por alto estas pautas, sin las cuales estaríamos refiriéndonos a una realidad alejada de todo contexto nacional. Sin embargo nuestro propósito actual no es tan ambicioso. Solo señalaremos características generales de cada época, citando incluso numerosa bibliografía colateral de la realidad nacional que nos ayudará a comprender los procesos de la historia local. No dudamos que ella puede ser un aporte para cuando se confeccione la historia integral de sus cien años.

Nuestro trabajo está dividido en cinco períodos abarcando la primera etapa hasta 1856, año en que Coelho de Meyrelles adquiere los terrenos de la más tarde denominada la "Estancia de Laguna de los Padres".El segundo período parte de la citada fecha y llega hasta 1886 con el arribo del ferrocarril británico convirtiendo el antigua saladero en incipiente villa de baños estivales. Los años transcurridos entre 1886 y 1916 -tercera etapa-comprenden un dilatado ciclo, que comienzan con los afanes de la generación del 80 por construir una villa exclusiva en al lugar, deseo ampliado al iniciarse el siglo actual por los sectores industrialistas que bautizan a la ciudad con el nombre de "Biarritz argentino".

La cuarta etapa se inicia en 1916, período de transición caracterizado por el ascenso del radicalismo, el abandono momentáneo del veraneo por parte de la aristocracia, el desinterés del gobierno radical en continuar fomentando la ciudad, la vuelta transitoria de la influencia porteña, el predominio del socialismo democrático en la comuna al cuidado de los intereses de la aristocracia hasta que esta debe abandonar definitivamente el balneario con el advenimiento del segundo mandato de Yrigoyen.

El segundo subperíodo de la etapa, comenzando en 1928, señala una leve restauración conservadora en el poder nacional y local junto al inicio de la afluencia masiva de la clase media. El ultimo subperíodo (1938-1950) atraviesa la inauguración de la pavimentada ruta 2, la ley de propiedad horizontal, la construcción de la ciudad moderna, y concluye con el auge del turismo social, impulsado por el peronismo.

Por fin la quinta etapa se ocupa, desde el año 1950 hasta nuestros días, de analizar las vicisitudes del flamante reino de la clase media, los índices elevados de la construcción que transforma con la migración el aspecto edilicio y social de la ciudad, el nacimiento de los barrios periféricos y las villas miserias, la promoción de Mar del Plata como "Ciudad Feliz", la agudización del carácter fracturado que invade el ámbito urbano y las consecuencias sociales y económicas de las actual estructuración.

Confiamos con todo ello cumplir los imperativos que dieron origen al título de este trabajo. "Mar del Plata: ¿cien años de una ciudad sin futuro?"

Mar del Plata, julio de 1975.

NOTAS
1. SUMMA: 1 Revista de Arquitectura, Tecnología y Diseño. Enero-Febrero 1971.
2 Cova, Roberto O: Fascículos de la Revista Planteo, Número 6, Página 8: "Historia de la Ciudad que nos construyeron"
3 SUMMA. Obra citada
4.Hernández Arregui, J. J.: "La formación de la conciencia 4 ia nacional". Ed. Plus Ultra. 1973. Página 66.
5. Borthiry Enrique David: Fascículos de la Revista Planteo, Número 4,Página 25: "Historia de la Ciudad que nos construyeron"
6 Borthiry, Enrique David: Fascículos de la Revista Planteo, Número 4, Página 25: "Historia de la Ciudad que nos construyeron"
7. Borthiry, Enrique David: Fascículos de la Revista Planteo, 7 Número 4, Página 23: "Historia de la Ciudad que nos construyeron".


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Capítulo I

Los orígenes

Muchos siglos debieron transcurrir para que en base al ganado mostrenco de la zona, comenzara a configurarse la historia de Mar del Plata al instalarse en sus costas la industria del tasajo.

Antecedentes registrados por la mayoría de los historiadores sobre el tema son: la expedición de Juan de Garay en 1581, la vaquería organizada por Juan de San Martín en 1739, el naufragio de un barco pirata en 1742, las reducciones construidas por los jesuitas en 1746 y 1750, el reconocimiento geográfico efectuado en 1823 por Martín Rodríguez, entonces gobernador de la provincia de Buenos Aires y la llegada de Juan Manuel de Rosas a las ya destruidas misiones de "Laguna de Los Padres" dos años más tarde.

Otro célebre personaje también se asentó por el lugar.

Clásica es la cita que se hace sobre la estadía de José Hernández en la Laguna. "Al sur de Chascomús y más allá del Salado -dice Fermín Chávez-el nieto del godo Hernández se iniciaba en la ciencia del gaucho, en días en que este gozaba aún el buen nivel de su edad de oro, a pesar de los encarnizados entreveros con la indiada y entre unitarios y federales"1.

Veinte años después el poeta recogerá estas vivencias; "Yo he conocido esta tierra / en que el paisano vivía / y su ranchito tenía / y sus hijos y mujer… /era una delicia el ver como pasaba los días".
Es que hacia 1845, época en que se sitúa el poema, el gaucho gozaba de independencia económica y óptima alimentación, en contraste con lo que ocurría en la población de Europa.

Mientras los trabajadores del "viejo mundo" se hacinaban en Londres, Liverpool o Berlín, en la pampa bonaerense recordará Martín Fierro "el gaucho más infeliz / tenía tropilla de un pelo"2.

Pero los datos más concretos acerca de la posesión de estas tierras se remontan a 1819, cuando después de una expedición para recorrer la zona, el saladerista Pedro de Alcántara Capdevila, solicita y obtiene del Director Supremo, Juan Martín de Pueyrredon, la concesión de tierras ubicadas al sur del río Salado e "inmediato al Mar Chiquito". Cuatro años más tarde esa concesión es anulada, aunque en 1828 después de diversas gestiones se le otorga la tierra a en enfiteusis.

Fallecido este en 1847, sus herederos transfieren los terrenos a Ladislao Martínez, quien construirá algunos ranchos y posteriormente venderá la estancia a José Gregorio Lezama.

Mientras tanto, en 1836 el gobierno de la provincia dictó una ley por la cual se otorgaba en propiedad buena parte de las tierras concedidas en enfiteusis entre 1822 y 1830, disponiendo la venta además, de 1.500 leguas (3.750.000 hectáreas) ubicadas en un radio que abarcó desde Pergamino hasta el sur de Necochea.

La zona había dejado de ser molestada sistemáticamente por los indios, garantizándose así cierta tranquilidad para las tareas de colonización. El entendimiento entre el cacique Cafulcurá y Juan Manuel de Rosas en 1836 (llamada "Paz del Pino") puso fin a los malones, al menos hasta la caída del jefe federal.

La estancia de "Laguna de los Padres", nombre que recibió el establecimiento, fue vendida por Don Gregorio Lezama en 1856 a un consorcio brasilero, constituido en Buenos Aires después del derrocamiento de Rosas.

NOTAS 1. Chávez, Fermín: "La vuelta de 1 e José Hernández". Ed. Theoría. Página 36.
2. Chávez, Fermín: "La vuelta de José Hernández". Ed. Theoría. Página 36.


Capítulo II

El Puerto de la Laguna de los Padres

1. El saladero de los brasileros (Coelho da Meyrelles y Mauá) 1856-1860

A partir de la instalación del consorcio después de una expedición llegada con el objeto de buscar un lugar adecuado para tareas de faneamiento, comienzan a desarrollarse los hechos de esta segunda etapa de la historia.

La "Sociedad Rural", nombre de la asociación brasilera, envía un grupo de hombres capitaneados por don José Coelho de Meyrelles, cónsul portugués en Buenos Aires entre 1852 y 1856, que termina por establecerse a orillas de la desembocadura del arroyo Las Chacras.

De acuerdo con datos publicados en ese entonces, se adquieren "52 leguas de campo, siete de costa de mar y una existencia que se calcula no baja da 115 mil cabezas de ganado manso y alzado, yeguarizo y lanar"1. Al año siguiente, Meyrelles compra todas las acciones de la sociedad resuelto a explotar la empresa por su cuenta2.

Sobre al papel jugado en la instancia por el citado Meyrelles, recién ahora, gracias a las investigaciones del arquitecto Roberto Cova se vislumbra algo más que la simple intención de llegar a estas tierras para instalar un saladero. El autor afirma que el portugués era la cara visible del personaje que desde 1850 acompañaba todas las evoluciones de la política del Brasil en el Río da la Plata: Ireneo Evangelista de Souza, barón de Mauá. (nombrado "vizconde" después de Caseros).

"Personero de Mauá, Coelho –dice Cova– poseía el 10 por ciento de las acciones del establecimiento y Mauá el 50 y aunque luego compró las acciones de sus socios, se libró una hipoteca a favor del empresario brasilero que el deudor nunca alcanzaría a satisfacer"3.

En cambio, Roberto Barili, otro célebre historiador local, señala al referirse al traspaso de la propiedad al posterior adquirente (Patricio Peralta Ramos), "que son categóricos todos los documentos publicados relacionados con esa transferencia en la que no tuvo participación alguna el barón de Mauá"4.

La tesis contraria de Cova se apoya también en valiosa documentación. "Infatigable viajero –afirma acerca del barón– intuyó en Europa el futuro de esta parte de América como región productora de carne que la creciente población europea demandaría en gran escala en pocos años… el mismo dice en sus escritos que era conveniente para la ganadería brasilera establecer puntos de cría en la provincia de Buenos Airea para mejorar la raza y una vez conseguido ese objetivo trasladar los productores a las llanuras riograndesas y uruguayas, en las que por otra parte poseía inmensas propiedades"5. La compra da la estancia "Laguna de los Padres" es sin duda parte de en esos planes.

"Meyrelles –sigue diciendo Cova– aparece así como un visionario. Un pionero. La verdad es otra: no fue sino un testaferro, hábilmente protegido por su nacionalidad portuguesa de un negocio de brasileros que no tuvo éxito y eso es todo. Testimonios diversos lo prueban y aunque estén suficiente expuestos no se ven por falta de interés en que sean vistos, aunque algunos son irrebatibles, como por ejemplo que Peralta Ramos compró estancia y saladero a Mauà y no a Coelho de Meyrelles"6. Las operaciones son hechas con Guillermo Leslie, agente comercial del barón en Buenos Aires y "no con Coelho y Leslie –o Mauá– es el acreedor de la hipoteca que subsiste a su cargo"7.

Así, de esta manera, resulta lógico que la transferencia de las tierras realizadas en el Juzgado de Mar Chiquita no registre intervención alguna el barón de Mauá.

El hecho es que el saladero fracasa aunque el establecimiento selló con su nombre el lugar que durante muchos años será conocido como "Puerto de la Laguna de los Padres". Las causas del fracaso, según unos y otros, son "la poca suerte" del jefe portugués, la sequía de 1858, la "salud precaria de Meyrelles" (Barili, obra citada página 8), las dificultades de transporte, etc.

Pero sin duda, otros motivos determinaron la marcha de los sucesos, causas que están más allá de circunstancias particulares atribuibles a cada personaje. La llegada de la primera expedición, la intervención del financista brasilero y la quiebra del saladero, más que a razones ambientales o de salud, obedecen a otro tipo de causas, mayormente nacionales e internaciones, razones mantenidos por años sin la claridad suficiente.
Y es desde este inicio como se entrelaza la historia de Mar del Plata a la misma historia del país todo, comenzando con la instalación de un simple saladero.

El país que llega a Caseros

Detrás de los acontecimiento» que culminaron con la batalla de Caseros y la posterior separación de Buenos Aires del resto del país, el enfrentamiento desnuda a un país fracturado en numerosas economías regionales, entre las que predominaba la de Buenos Aires con el puerto y la aduana compitiendo con la del litoral que aventajaba por entonces a los bonaerenses dado la creciente importancia de sus saladeros "Los saladeristas porteños –dice Carlos M. Vilas– cuya producción aparte del país no tenia otros puntos de contacto que los establecimientos esclavistas –Cuba y Brasil– y cuyos procesos de elaboración eran muy rudimentarios y aplicados a razas sin refinamiento ni cruzas, no podían ver sino con recelo el desarrollo de una economía capitalista tanto industrial como agropecuaria"8.

Los sectores que alentaban estos últimos propósitos, contra el parecer menos progresista de los saladeristas, eran los comerciantes porteños, algunos ganaderos y el sector de la economía litoraleña. Las discrepancias entre ellos culminarán en septiembre de 1852, cuando Buenos Aires después de haberse abierto el país al mercado internacional y tras la excusa del "localismo", se queda con la parte del león9.

Los "viejos fantasmones rivadavianos" estaban satisfechos: se quedaban con la renta del puerto y podían ensayar la construcción de un microclima europeo. Empezarían bregando por la libre navegación de los ríos, luego extenderían "los beneficios" de la medida a todo el país… En otro orden de la economía, es esta también la etapa del lanar. Antes de 1880 el término de "oligarquía terrateniente" es impropio, ya que el propietario de vacunos está relegado a tierras asoladas por los malones. Serán los "parientes pobres" del sector ganadero. Se calcula que entre 1852 y 1860 existían en las economías regionales, entre las que predominaba la de Buenos Aires con el puerto y la aduana compitiendo con la del litoral que aventajaba por entonces a los bonaerenses dado la creciente importancia de sus saladeros "Los saladeristas porteños –dice Carlos M. Vilas– cuya producción aparte del país no tenia otros puntos de contacto que los establecimientos esclavistas –Cuba y Brasil– y cuyos procesos de elaboración eran muy rudimentarios y aplicados a razas sin refinamiento ni cruzas, no podían ver sino con recelo el desarrollo de una economía capitalista tanto industrial como agropecuaria"8.

Los sectores que alentaban estos últimos propósitos, contra el parecer menos progresista de los saladeristas, eran los comerciantes porteños, algunos ganaderos y el sector de la economía litoraleña. Las discrepancias entre ellos culminarán en septiembre de 1852, cuando Buenos Aires después de haberse abierto el país al mercado internacional y tras la excusa del "localismo", se queda con la parte del león9.

Los "viejos fantasmones rivadavianos" estaban satisfechos: se quedaban con la renta del puerto y podían ensayar la construcción de un microclima europeo. Empezarían bregando por la libre navegación de los ríos, luego extenderían "los beneficios" de la medida a todo el país… En otro orden de la economía, es esta también la etapa del lanar. Antes de 1880 el término de "oligarquía terrateniente" es impropio, ya que el propietario de vacunos está relegado a tierras asoladas por los malones. Serán los "parientes pobres" del sector ganadero. Se calcula que entre 1852 y 1860 existían en las cercanías de Buenos Aires unos quince millones de lanares. En 1865 se exportaban a Gran Bretaña, país al que proveía por su industria textil, cerca de 60 mil toneladas de lana.

Brasil y la caída de Rosas

Para el Brasil el derrocamiento de Rosas constituía un problema vital, porque o Brasil destruía a Rosas o Rosas acababa con la unidad brasileña, con la aristocracia, las instituciones monárquicas y la esclavitud. Lo que no pudo Inglaterra, lo consiguió Brasil iniciando un corto período de influencia en el Río de la Plata10. Con la victoria de Caseros comienza la "hora del destino" para el Imperio.

"Los hombres de la era saquarema –sin duda los patriotas más eficaces del Brasil toda su historia– se lanzaron a la conquista del Río de la Plata, aunque Inglaterra haría todo lo posible para contener en sus justos limites el engrandecimiento brasilero y recoger en su provecho la herencia de Rosas"11.

El período que va desde 1854 a 1857 señala el "apogeo" de la política de hegemonía brasilera: la República Oriental intervenida, un ejercito de ocupación en Montevideo, su puerto convertido en base naval brasilera, la escuadra remontando el Plata para imponerse al Paraguay, el vizconde de Uruguay en misión por Europa, Buenos Aires organizado por un lado, las demás provincias por el otro y ambos sectores con la esperanza de apoyarse en Brasil12.

Y tras los buques de guerra del Imperio, la nave del barón de Mauá con el oro necesario para abrir las puertas de toda "negociación" estancada. Es la época en que el consorcio brasilero instala su saladero en nuestras costas.

Mauá y su papel en la política argentina

Gestor de la grandeza imperial, era Ireneo Evangelista de Souza, barón de Mauá. Desde 1850 "acompañé todas las evoluciones del Brasil en el Río de la Plata, siendo mi pensamiento concurrir para el triunfo de la política del Brasil" dirá años más tarde al recordar como fue llamado por el emperador para financiar la guerra contra Rosas13.

Después de 1852 su preponderancia es total en el continente: construye ferrocarriles, diques flotantes, líneas de navegación, compañías mineras, estancias en Río Grande inicia el Banco de Brasil en Uruguay (durante años sus billetes fueron la moneda de dicho país) y más tarde crea el poderoso banco Mauá, con la ayuda de la banca Rothschild, de quien será representante en América, con agencias en todo el Imperio y filiales en Rosario y Buenos Aires. La institución es la punta de lanza de la penetración anglo-brasilera en el sur.

Entre 1857 y 1858 el Brasil, por su intermedio, inicia lo que se denomina la "política del patacón", comprando voluntades de argentinos, financiando el ejercito de Urquiza triunfante en Cepeda (1859) y también el de su adversario, Mitre, vencedor en Pavón (1861). La primavera terminará con la segregación, pero no con el liberalismo impuesto al país tras esa última batalla.

La banca inglesa con su participación, intenta obtener el control financiero del Brasil y del litoral argentino, codiciado por sus campos algodoneros, útiles para exportar materia prima a la industria textil británica.
En 1854 se firman los acuerdos por los cuales el Brasil queda ligado a Rothschild. Dos años después, su rival en la zona, la banca Barings Brothers, obtiene un acuerdo en Buenos Aires para el pago del famoso empréstito. Esta sociedad inglesa, que en pocos años más será la dueña del país constituirá la "Great Southern Railway", más conocido como el "Gran Sud" y posteriormente, utilizando testaferros adquirirá el "Oeste" argentino para lo cual crea la "Western Railway".

Aparentemente se ha producido una división de influencias entre ambos rivales.
En noviembre de 1857 Mauá concierta con Urquiza un acuerdo para abrir la filial de su banco en Rosario, lo cual se concreta el 2 de enero de 1858. Pero, como todo el dinero del banco termina en Buenos Aires, se le rescinde el contrato el 16 de octubre de 1860, dos meses y medio después de haberse desprendido del arruinado saladero del arroyo las "Chacras".

Al año siguiente en carta a Mitre el barón reconoce los "grandes intereses" que tiene en el país y por 1863 concede al Estado argentino, a través de su representante en Buenos Aires, William Leslie, un empréstito para aliviar las arcas de la república14.

La guerra del Paraguay, conflicto que se había empeñado en impedir con sentido alerta a causa del drenaje económico que significaría, lo lleva a la quiebra al igual que al Imperio.
"Cerro Corá" (1870) no solo fue el fin del Paraguay, sino también el de aquel que habla cimentado con su oro la grandeza de un imperio hoy agonizante y que dieciocho años antes había ayudado a construir en Monte Caseros.

El saladero entre 1850 y 1860

El aprovechamiento de la carne vacuna surgió por estímulos distintos a los del cuero, alimentando tripulaciones de barcos y a esclavos negros del Brasil, Cuba y Estados Unidos.

La característica principal del saladero era su bajo nivel técnico. Se desarrolló continuamente hasta 1850-1852 en la provincia de Buenos Aires, época en que se frena la expansión a causa de diversos factores, entre ellos el reducido mercado de sus productos, la interrupción de las ventas como consecuencias del conflicto con Francia e Inglaterra y la creciente competencia de sus similares entrerrianos y uruguayos. Ya en 1852 la cantidad de establecimientos se va reduciendo en la provincia. La sequía de 1858, proporcionará otro golpe a la industria, golpe del que muy pocos saladeristas se repondrán15.

"La caída del gobierno de Rosas –dice Puiggrós– coincidió con la decadencia del saladero. Bajó la exportación de tasajo de 530.960 quintales en 1852 a 333.615 el año siguiente y a 277.444 en 1855. La manufactura saladeril se refugió en la Banda Oriental, Entre Ríos y Brasil. En 1868-1870 hubo un repunte en la provincia de Buenos Aires, pero por poco tiempo. Ya se agitaba el problema de orientar la exportación de carne a los mercados europeos puesto que los americanos esclavistas dejaban de interesarse por el tasajo argentino"16.
Al declararse la fiebre amarilla en 1871, los saladeros son prohibidos en determinado radio de la Capital, sumándose a ello la emancipación de esclavos en Estados Unidos (1865), Cuba (1885) y Brasil (1888).

Pero es el año anterior cuando comienza el descenso definitivo de las exportaciones de tasajo. Coincide esta época con la clausura de varios establecimientos y el aumento de la exportación de ganado en pie por 1880, actividad que insinuada un tiempo atrás ahora comienza a rendir sus frutos. Con la aparición tres años más tarde del primer frigorífico el certificado de defunción del saladero estaba firmado.

¿Por qué se esconde la historia real?

Los datos aportados son elocuentes como para una comprensión acabada de los hechos acaecidos en el puerto de Laguna de los Padres sin embargo conviene resaltar algunos en particular.

Vemos primeramente como Coelho-Mauá, inician el desarrollo de la industria saladeril en el preciso momento en que la actividad comienza a decaer por las nuevas formas de comercialización del ganado que se imponen. Asimismo el factor de la distancia parece ser una incógnita, pues ubican el emprendimiento en el "confín" de la civilización, si se tiene en cuenta que en 1852 la línea que separa a los indios de las poblaciones es Cabo Corrientes.

¿Con qué objeto instalar un saladero en el extremo más austral de la provincia de Buenos Aires cuando resultaba más beneficioso hacerlo en Entre Ríos o la Banda Oriental zonas de influencia del barón? ¿Es creíble que este financista, dueño de la Cuenca del Plata, haya carecido de informaci6n precisa acerca de las cifras de exportación, a pesar de sus conocimientos e influencias como para no tener en cuenta lo deficitario de la empresa que comenzaba?

La misma pregunta cabe para Peralta Ramos, quien posteriormente reinicia la industria cuando comienza en el país la exportación de ganado en pie. No podía escapar a su visión de hombre de negocios los pocos –escasísimos– años de vida que le quedaban al saladero y el cambio hacia otra actividad más rentable.

En segundo lugar no deja de ser factible la ingerencia de Mauá en la empresa. No hay que olvidar que la economía del Imperio se basaba en los esclavos, alimentados a tasajo y que la instalación del saladero haya sido, además de lograr el mestizaje de ganado deseado, un intento de autoabastecerse en vista de la próxima guerra que se avecinaba. Todos ellos no son argumentos descabellados.

Roberto Barili en su libro "Del Historial Marplatense" (página 6) publica un documento referido al "Puerto de abrigo y Muelle en la costa sur. Estancia de Laguna de los Padres" que resulta ser un estudio ordenado por Meyrelles para el establecimiento de un puerto "suficientemente cómodo para recibir algunos buques y permitirles descargar y cargar con seguridad". El estudio es elevado el 17 de septiembre de 1857 al ministro de Hacienda de la Provincia (y no de la Nación como dice el autor), Norberto de la Riestra con el objeto de obtener su aprobación. Ello constituye, sin duda, un intento de establecerse seriamente en estas costas.
Recordemos que ya en ese entonces el barón realizaba negocios con Urquiza para lograr la instalación de su banco, cuya autorización obtiene en noviembre de 1857, configurándose así un movimiento de pinzas, con el objetivo de conseguir el dominio completo del Río de la Plata.

Estos hechos, demuestran que desde el ángulo de la política brasilera la intención era obtener el mayor provecho posible en favor de su país, lo cual impide etiquetar su esfuerzo de "visionario" o "pionero" en tanto solo luchaban por los intereses de su exclusiva tierra. Sucede que como Mar del Plata es la niña bonita de todos, sostener que los hombres que alguna participación tuvieron en su creación hayan respondido a otros intereses que no sean los de beneficiar a las generaciones venideras, puede parecer un argumento a contrapelo de la historia dada.

Si el saladero fracasa es a causa del rumbo tomado por la economía hacia otra actividad que pronto lo superará y porque además la política rioplatense obligaba al barón a dedicarse de lleno a evitar una guerra que presentía nefasta para sus finanzas, hecho éste que le obliga desviar la atención de los intereses pequeños y preocuparse por los más importantes, como le decía en su carta a Mitre.

2. De Peralta Ramos a la fundación oficial 1860-1874

Patricio Peralta Ramos, comerciante arruinado en la época de Rosas, adquiere en julio de 1860 el saladero y bajo su administración resurge la industria por unos años como lo prueban diversos testimonios de la época.
Dos años después se inicia el llamado periodo de la "Organización Nacional" al asumir Mitre la presidencia como resultado del triunfo de Pavón. La posterior tranquilidad al acontecimiento, el asesinato del Chacho, quizás la ultima montonera, favorecieron las condiciones para la inmigración como lo demuestra el hecho de que permanecen en el país durante la década, cerca de 170 mil de los 400 mil llegados. Con ellos también arribaron los directores de empresas, los gerentes de los ferrocarriles, ingleses todos, que si bien no trajeron capital alguno, pronto se quedarán con el existente. Es la época de la inauguración del liberalismo económico en el país, con Mitre como presidente.

El mitrismo se caracterizó por su amistad con el Brasil, por ser europeísta, antiamericano y antipopular. Durante esta etapa de la "Organización" hubo 117 revoluciones, 91 combates y 4.728 muertos. Además, se produce la destrucción de la incipiente industria nacional, pues el capital británico no es invertido en la promoción del proceso industrial. La invasión de mercaderías manufacturadas arruina al interior...

Mientras la provincia en 1864 es gobernada por Mariano Saavedra el saladero sigue su tambaleante marcha, en tanto va surgiendo la necesidad de la fundación de un pueblo en la zona. El británico "Gran Sud" se detiene al año siguiente en Chascomús pretextando que la construcción de un puente sobre el Salado y el terraplén para atravesar los campos anegadizos que llevan a Dolores insumirán mas de las 10 mil libras presupuestadas por milla y solicita un aumento de la garantía17. El gobernador Alsina en ese momento, prefiere en cambio desarrollar el "Oeste" y el progreso del Sur se detiene por unos años.

Cuatro años más tarde el primer Censo Nacional declara la existencia de 1.360.700 personas en el país, repartidas en su mayor parte por la campaña, con un porcentaje de extranjeros que poco a poco ocupa las ciudades. Somos un país todavía "bárbaro" dice Sarmiento, pero que se va "civilizando".

La década del 70 prepara al país para la modernización: ferrocarriles, telégrafos, alambrados, centralización del poder político, bancos extranjeros, eliminación del gaucho de la escena nacional, inmigración... es decir se incorporan al país todos aquellos elementos que lo adecuaran a los nuevos tiempos18.

La inmigración cumplirá el papel que le encomendará la clase terrateniente necesitada de desprenderse de los nativos. El inmigrante no tenía caudillos, ni reivindicaba patriotismos, no alzaba montoneras, ni le preocupaba otra cosa que laborar duro y fuerte para juntar algún capital, dice José María Rosa.

En julio de 1865 se deslinda el Partido de Balcarce del de Mar Chiquita, Juan G. Peña, primer juez de paz, trata de encontrar eco para la fundación de un pueblo donde residan las autoridades del nuevo partido.

"Nace así, lo que llamaremos litigio entre costeros y serranos por la obtención de permiso. Aquéllos, encabezados por Peralta Ramos, querían hacerlo a orillas del mar. Los otros querían fundar en la sierra"19. Pero a lo que todos se oponen, menos el propietario de la tierra donde finalmente se fundaría Mar del Plata, es a hacerlo en terrenos de propiedad privada, señala R. O. Cova20.

Dos veces Peralta Ramos, una en 1869 y otra en 1873, solicita al gobernador el permiso para la fundación, hasta que finalmente consigue obtener el beneplácito de la autoridad provincial.

Recordemos que entre 1869 y 1872 gobernaba la provincia Emilio Castro y su ministro de gobierno, el prestigioso abogado A. Malaver, mantenía de buenas relaciones con los "serranos". Emilio Castro da impulso al ferrocarril Oeste en desmedro del Sur. En cambio, cuando Peralta Ramos presenta la segunda nota, ya no está Malaver, gobierna Mariano Acosta (1872-1874) quién accede a pesar de las oposiciones a la petición y es hombre que da impulso al ferrocarril británico en desmedro argentino "Oeste".

En la nota dirigida al ejecutivo provincial, Peralta Ramos insistía en que no se trataba de formar un pueblo, sino de organizar uno ya formado, frecuentado por buques, con saladero, muelle de hierro, una escuela, veinte casas e iglesia. Ofrecía tierras para el trazado de la ciudad, donaba terrenos para edificios públicos y destacaba además las condiciones que hacían de la zona un puerto sobre el Atlántico "que lo pone en continua comunicación directa con el extranjero. Es ventajosísimo para la instalación de saladeros", concluía.
Extraña resulta esta afirmación da Peralta Ramos, pues era evidente la declinación del negocio saladeril por causas que no podía ignorar, además de existir ya muy pocos por ese entonces en la provincia. La idea del "balneario" todavía no era posible.

De acuerdo a testimonios recogidos por Cova la importancia del poblado en la fecha que tratamos era escasa, habitándolo solo cincuenta personas, identificadas cada una por su nombre y apellido21.

Aparentemente Peralta Ramos no decía la verdad acerca de las condiciones en que se encontraban estas tierras y ello será corroborado posteriormente. El pueblito en 1874 agonizaba y seguirá en ese estado aún después de su fundación burocrática, asunto retrasado, a juzgar por la insistencia con que Peralta Ramos solicita se atienda su petición.

Otro hecho se suma al ya complicado panorama: cartas halladas en el Juzgado de Paz de Balcarce demuestran que el "fundador" atravesaba una crónica crisis económica y Alió dice que " nuevas complicaciones le obligaron a enajenar todo su fortuna".

El hecho parece estar claro: "la intención de Peralta Ramos era fundar un pueblo en tierras de su propiedad para vender las urbanas y valorizar las rurales circundantes"22. Su propósito originario, pues fue desformado por la desviación histórica posterior.

Y el negocio no habría sido malo, a juzgar por las estadísticas de la época que señalan que entre 1860 y 1900 los precios de la tierra aumentaron más rápidamente que la producción, siendo este aumento de 49, 50 y 100 y en algunos casos 500 veces respecto a transacciones realizadas 15 ó 20 años atrás23. Así es que a solo dos años de la "fundación", Peralta Ramos se deshace de las tierras urbanas, ya sea para escapar de los acreedores o por otras razones que la historia no aclara. Lo cierto es que entre diciembre de 1875 y en julio de 1876 termina con las transacciones por lo que las tierras son adquiridas por Juan Barreiro Bavio.

En 1874 todos, serranos, costeros, autoridades provinciales, conocían el estado del pueblito. Pudieron más las influencias que se movieron tras Peralta Ranos y en febrero de ese año culminando la presidencia de Sarmiento el gobernador aprueba la petición "fundándose" el pueblo que durante mucho tiempo se conocerá indistintamente, con el nombre de Puerto Balcarce, Puerto de la Laguna de los Padres y por fin Mar del Plata. La montonera marcha hacia la noche de la historia. Julio Roca se acerca a grandes pasos a la presidencia. El dolor criollo se hace literatura, mientras la libra reina en la sociedad argentina. Se va preparando la hora del ganado y las mieses, la hora de convertirnos en granero del mundo... o de Gran Bretaña.

3. La presencia de Luro en el poblado (1877-1883)

En plena revolución mitrista –octubre de 1874– asume la presidencia el binomio Avellaneda-Acosta, mientras como consecuencia de otras provocadas en centros de los que la república depende, una fuerte crisis económica asola al país. Avellaneda no era hombre de asustarse así nomás y recurrirá la formula salvadora "Ahorraremos sobre el hambre y la sed de dos millones de argentinos para responder a nuestros compromisos" manifiesta en 1876.

Pero en el poblado las cosan no se habían solucionado. Los "serranos" proponen al gobernador la anulación de la concesión hecha y la formación de un pueblo en tierra fiscal. "No prospero la tesis de ninguna manera, dice Cova, pues cuando pudo llevarse a cabo, ya estaba Pedro Luro en posesión de la mitad de las tierras y ya se encargaría su hijo Santiago de frenar cualquier intento...."24.

Sin embargo la gobernación otorga permiso para fundar en la sierra: el pueblo se llamará San José de Balcarce. Corría junio de 1876, el pueblo emigra, el puerto declina, la miseria cunde y Carlos A. Bozzi 25 Cova, Roberto O.: Fascículos de la Revista Planteo, "Historia de la ciudad que nos Construyeron", Número 1, página 14.
40 aquello que en los papeles había nacido con intenciones de ser creciente factoría, agoniza a poco de ver la luz.

Es en ese mismo año cuando aparece en escena el vasco, quien entre noviembre 76 y mayo del 77, adquiere de Barreiro la mitad de las tierras del antiguo establecimiento.

¿Quien era don Pedro Luro que se aventuraba a reiniciar un negocio en condiciones tan desastrosas cono se encontraba este?

Roberto Cova, quién se ha encargado de estudiar minuciosamente la vida del inmigrante vasco-francés, nos dice acerca de él: "poderoso estanciero, primer saladerista de la provincia, el hombre que movía todos los hilos desde Dolores hasta el Río Colorado compra no solo el saladero, sino también la mitad del ejido del pueblo"25.
La actividad desplegada por Luro posibilita la entrada de Mar del Plata en las cifras estadísticas de exportación de los años 1881-82. Quizás por ello Avellaneda decida llevar el antiguo puerto a la categoría de Receptoría de Rentas Nacionales.

Sin embargo, la suerte del saladero no podría cambiarse. La naciente importancia de la barraca lanera y el desvío de la hacienda hacia los establecimientos de Luro en el Tuyú terminarán con el.

Paradójicamente el saladero, una industria casi agónica que se instala en nuestras costas, es desplazada por otra cuyo ciclo, al momento de su establecimiento, estaba también por llegan a su fin.

En efecto los historiadores coinciden en afirmar que para 1880 el ciclo de lana estaba concluido. La agricultura pasa a primer plano produciéndose por otra parte, con la aparición del frigorifico un cambio más profundo que el del cuero al tasajo y de este a la lana. Para la época, también desaparece el termino "saladero" en la correspondencia del Juzgado y es sustituido por la palabra "grasería", demostrandose así el inicio de otro tipo de actividad.

Julio Roca asume por entonces la Presidencia de la nación iniciando el proyecto de la "Generación del 80". La campaña del desierto traerá consecuencias importantes al país, aunque tantos años de liberalismo le han enajenado su independencia: Buenos Aires es la gerencia londinense de América del Sur.

Dardo Rocha, que había sido elegido gobernador de la provincia recorre toda la campaña bonaerense en misión proselitista para afianzar su candidatura a las próximas elecciones presidenciales.
Después de un largo viaje, famoso por las anécdotas, llega a Mar del Plata en 1883. La historia oficial dice que dará el último impulso para que los beneficios del riel británico lleguen al humilde poblado.

4. Luro, el ferrocarril inglés y el nacimiento del balneario (1883-1886)

Corre la penúltima década del siglo pasado. Buenos Aires es ya un centro del latifundio, después de haber incorporado la campaña del desierto más de un millón de kilómetros cuadrados a la explotación coincidiendo el hecho con la apertura de la inmigración masiva. A pesar de ello, cuando el inmigrante llega, la tierra bien ubicada y fértil tiene propietarios sólidos.

En el 80 culmina la etapa de la "Organización Nacional", se desarrolla el ferrocarril y comienza la expansión agropecuaria. Los negocios se multiplican, el país vive una verdadera fiebre bursátil.

La suntuosidad se desparrama por los salones porteños, los argentinos se vanaglorian de ser los "yankees del sur". Fueron años de esplendor y progreso, pero preñados de coloniaje. El proyecto de esta generación del 80 moviliza la idea de convertir a Mar del Plata en villa balnearia por un lado, y por otro, necesitado de encuadrar al país dentro del mercado Mundial, se ve necesitado de nueva mano de obra. Nace así el deseo de la inmigración.

Mientras tanto, desde el poblado se alzaban voces en procura de la extensión de las líneas del ferrocarril "Sur" ¿Cuáles eran las razones por las que todavía la empresa británica no arribaba a Mar del Plata? Entenderlas, nos dará la explicación del porque y para que el ferrocarril llego a nuestras costas.

La historia de este ferrocarril arranca en 1861, cuando E. Lumb obtiene la concesión de una línea que partiendo de Buenos Aires llegue a Chascomús. Posteriormente, traspasa ficticiamente la concesión, a BARING BROTHERS y DAVID ROBERTSON, formándose la "GREAT SOUTHERN RAILWAY COMPANY LIMITED", que entre sus accionistas cuenta a W. Dablle, Bember, el infaltable Norberto de la Riestra, gestor del dominio financiero británico después de Caseros y al cónsul de Inglaterra en Buenos Aires, Frank Parish, autorizado especialmente por el Foreing Office al comprender que el "Sud" abriría nuevos mercados para la producción inglesa26.
La misma empresa publicará después en su historia, que "los ramales ferroviarios" como tentáculos de un inmenso pulpo se extendieron por todos los confines del territorio nacional"27.

En 1865, el "Sud" se detiene, como vimos, en Chascomús.

El gobernador de la provincia propició la construcción de un ramal para el ferrocarril argentino del "Oeste", que saliendo de Merlo llegase a "el Azul" introduciéndolo en la zona de influencia del "Great Southern". La medida no es conveniente para la empresa británica, cuenta el dinamarqués William Rógind en su "Historia del Ferrocarril Sud" porque no estaba decidida, a pesar de los pedidos de numerosos estancieros a extender sus líneas. Pero para evitar la construcción del ramal del "Oeste",el directorio de Londres solicitó el permiso necesario para llevar el rama hacia Dolores y construir otro de Altamirano a Azul, mediante la subvención de 500 libras por milla. Acosta, recién electo gobernador de la provincia, otorga el permiso en 1872 28.

La ofensiva del "Sud" tenía sus motivo: Londres miraba hacia las estancias de lanares establecidas en la costa, que habían venido operando con puertos propios (Ajó, Boca del Salado). Así se introduce en el mercado de carretas entre Constitución y Chascomús. Fueron años duros, de lucha contra troperos criollos y estancieros desconfiados en la nueva empresa. Cinco años después, la empresa que había sido un fracaso rotundo en sus comienzos, celebra su triunfo29.

Con la línea hasta Dolores, más allá del Salado y con el ramal de Altamirano al Azul, el "Sud", cubría la zona de lanas y tocaba la frontera con los indios. Era un ferrocarril planeado sobre la marcha, trecho a trecho, contemplando los intereses concretos de los estancieros, muchos de los cuales eran ingleses. Se calcula que en 1875 existían 100 estancias en la provincia, pertenecientes a súbditos británicos, con un capital de dos millones quinientas mil libras esterlinas. Y de los 10.500 ingleses que habitaban el país, 6.000 se encontraban asentados en la campaña bonaerense.

Zeballos, partidario de la expropiación del ferrocarril adivinaba en 1879 los propósitos de la empresa, al decir que "con la línea a Dolores, atraviesa los territorios de la costa Sur y se dirige a Bahía Blanca, mientras que con el ramal de Azul, se apodera del tráfico de la dilatada comarca del sudoeste, donde pacen millones cabezas de ganado"30.

W. Rógind cuenta que al alentarse la expropiación en medios provinciales, el directorio londinense envía una delegación para tratar directamente con las autoridades. La gestión tiene éxito, comprometiéndose el gobierno a no expropiar hasta 1902, firmando, a su vez, el 19 de octubre de 1881 un convenio por el que la empresa se obliga a llegar al Tandil y a Bahía Blanca31. El destino y otras posteriores gestiones, harán que diez años más tarde el expropiado sea el ferrocarril del Oeste, cayendo en manos de su adversario británico.

En tanto, dos años después del convenio llega Dardo Rocha a Mar del Plata. Ofrece traer el ferrocarril, que ya se había comprometido por su parte a llegar a Bahía Blanca, pero no precisamente pasando por el modesto pueblito sureño que ninguna importancia económica tenia. Muchos trataron de influir en la decisión de Rocha, para que negocie con los directivos de la empresa la extensión de sus líneas férreas. -¿Para qué? -El ramal llegará, pero años más tarde sumergiendo a la comarca en la inutilidad total.

No es descabellado deducir que la llegada del ferrocarril haya sido una especie de compensación a esa nueva clase que acababa de surgir en el país.

Las ganancias fáciles de la especulación formaron un núcleo social que basó su poder en el dinero, en el comercio y en la tierra.

Recibió el nombre de "oligarquía" y no desdeñó el termino, que solo posteriormente adquiere carácter peyorativo, aceptándolo pura y simplemente como aceptaba constituir la única clase con capacidad económica, intelectual y política para dirigir el país.

Son años en los que nace el deseo de buscar lugares alejados de la gran urbe que era Buenos Aires, para reencontrar la intimidad perdida, dice Juan José Sebrelli. El "olor" a inmigrante de la metrópoli se volvía insoportable para ellos. Era necesario, entonces organizar una villa cuya inutilidad económica y dificultades de acceso la convirtieran en algo exclusivo. Y la oportunidad la brinda ese humilde pueblito, llamado Mar del Plata, de amplias playas, hermoso paisaje natural, clima privilegiado y distancia suficiente de la Capital32.
Dardo Rocha termina entregando al "Gran Sud" los dineros que la empresa dice no tener para construir el último tramo de vías: Maipú-Mar del Plata.

En tanto, Pedro Luro, a quien cabe reconocer esa intuición de los que suelen vislumbrar la aparición de nuevas empresas, captando el deseo que flota en el aire, brega por lograr una toma de conciencia entre los pobladores. Por ello, en la reunión del 11 de agosto de 1884 de la Corporación Municipal dirá que en razón de que el próximo verano acudiría a este pueblo mucha gente ...era necesario que las calles y solares baldíos se pusieran en otras condiciones de lo que actualmente están, que hoy se encuentran llenas de vizcacheras…", lo que nos demuestra que a esa fecha, Mar del Plata ya era una incipiente estación de baños33.
Tanto esfuerzo fue en vano para el vasco Luro. Cinco meses antes de la llegada del ferrocarril debió partir a Europa a causa de su enfermedad.

En el país, triunfaba la fórmula Juárez Celman-Pellegrini mientras el saladero entraba en una etapa recesiva, junto con la barraca, la lana, el muelle, el molino, etapa de la que no habrían de resurgir "La vieja estación de ferrocarril se convirtió en una puerta, un poco alejada de Buenos Aires si se quiere, pero una puerta al fin, que acabó por triunfar sobre el puerto" afirma acertadamente Cova.

El 26 de septiembre de 1886, el Gran Sud entraba en la incipiente aldea. Para algunos eran días de alegría. Para el país en cambio esa locomotora significa la derrota de un progreso auténticamente nacional. El ferrocarril "Oeste" agonizaba. Entre risas de un lado, llanto del otro, había nacido "el balneario".

El objetivo del ferrocarril

Después de la fundación oficial de todos modos Mar del Plata parecía condenada a una lenta muerte. Pedro Luro será el nuevo impulsor: el saladero, la lana, la grasería, son actividades que desarrollará. Pero todo es inútil: el destino del pueblito, como factoría, no se jugaba en estas costas sino en los centros que ordenaban el rumbo de la economía. Puede ser que Luro haya vislumbrado ese panorama y dado las características de la gente que venía a "tomar baños" pudo deducir el nacimiento de una nueva actividad. La llegada del ferrocarril parecía ser la salvación económica.

Pero si por una fue un medio de transporte de pasajeros desde la Capital, por otro en cambio destruyó todo intento de montar industrias locales. El ferrocarril Sur en nuestra costas es el epílogo de una seria derrota nacional y tan grave que hasta se daba el lujo de tener ramales totalmente improductivos, como el que llegaba a Mar del Plata.

Ya a los dos años tocaba Bahía Blanca por el ramal de Azul, alzaba en Ingeniero White un muelle de acero y por el ramal Tandil y Tres Arroyos comenzó a drenar la rica zona de las sierras. Tenía en sus manos toda la ganadería y se iba expandiendo hacia la región cerealera del oeste34.

Mar del Plata: ¿para qué?

Solo como ramal de pasajeros y mantener la zona improductiva. Es que el arma del ferrocarril es la tarifa. Ella juega un papel preponderante en la vida de un pueblo: se pueden impedir industrias, crear zonas privilegiadas, fomentar regiones, estimular cultivos y hasta destruir industrias florecientes. La tarifa es un arma artera y silenciosa y con frecuencia indiscernible hasta por el mismo que es victima de ella35.

La potencia del ferrocarril fue superior a la del Estado pues se ejerció sin contralor de aquél: durante muchos años las entradas brutas de estos igualaron las rentas generales de la Nación.

Por ello se afirma que la construcción de ferrocarriles en las colonias y países subdesarrollados no es parte de un proceso de industrialización, sino que apunta a abrir esas regiones cono fuente de producción de materias primas. Cuando, en 1889, don Ángel Gardella establece una línea de navegación al sur de la provincia, el ferrocarril rebaja las tarifas en competencia ilegal hasta que la sofoca36.

Muchos años más tarde, el director de Puertos y Canales declaraba que el ferrocarril Sur que atiende la provincia de Buenos Aires, ha desviado toda la producción hacia los puertos de Bahía Blanca y Buenos Aires, no recibiendo carga de dicha empresa, ni el puerto de Mar del Plata que había costado 27 millones de pesos, ni el de Necochea que costó 14 millones. Lo poco que esos puertos han recibido fue conducido por carros. Y la fecha de la declaración es de... 1929 37.

El ferrocarril ingles fue enemigo declarado de la actividad del interior, de sus industrias, de sus puertos. En busca de la ganancia –dice Scalabrini Ortiz– el ferrocarril aniquiló al interior. Así tenía carga de ida, con los artículos manufacturados que el interior necesita y carga de vuelta con los productos agropecuarios que el interior produce. Los puertos del litoral fluvial y marítimo han sido aislados para que la carga recorra la mayor distancia posible38.

Así murió, por una paralela de hierro, lo que alguna vez comenzó como pequeña factoría y nació, por los deseos de su graciosa Majestad, entre otros pretendientes, una villa para tomar baños, que más tarde se convertirá en aristocrático balneario. Nació de la mano del Brasil, comenzando a caminar por el empuje del ferrocarril británico y del sector industrialista de la oligarquía. Y fueron los grandes financistas de la primera década del siglo quienes la transformaron bella para las futuras generaciones motivando en la memoria de nuestros antepasados el recuerdo de una ciudad como no hubo otra en el país.

NOTAS
1. Barili, Roberto: "Del historial marplatense", 1 página 4.
2. Reseña histórico-económico de los partidos de la provincia de Buenos Aires.
3. Roberto O. Cova: Fascículos de la Revista Planteo, Número 1, página 13: "Historia de la ciudad que nos Construyeron".
4. Roberto Barili.: "Del historial marplatense" página 4.
5. Roberto O. Cova: "Aspectos cotidianos de la vida en el partido de Balcarce" (1866-1879). Trabajo lamentablemente inédito del autor marplatense. La cita se refiere a un fragmento publicado en Revista Planteo, Número 17, abril 1974, página 22.
6. Cova, Roberto O.: obra 6 a citada anteriormente, página 23.
7. Cova, Roberto O.: obra citada anteriormente, página 23.
8. Vilas, Carlos M.: "Derecho y Estado en una economía dependiente "Colección Dependencia, Editorial Guadalupe, noviembre 1974, página 124.
9. Ortiz:"Historia económica de la Argentina" Tomo I, página 83. El autor analiza las discrepancias entre los sectores porteños y los intereses en juego en febrero de 1852 para dar la victoria a los ovejeros junto al sector más progresista de los ganaderos. En septiembre la situación se revierte.
10. Rosa, José María: Carta a los autores de "Felipe Varela 10 a contra el Imperio Británico". (Editorial Sudestada-1966) Ortega Peña y Eduardo Duhalde, página 261.
11. Rosa, José María: "Historia Argentina", tomo 6, página 175 y siguientes.
12. Rosa, José María: Obra citada anteriormente, página 190 y siguientes.
13. Rosa, José María: "La guerra del Paraguay y las montonera argentinas" (A.
Peña Lillo editor) 1968. Página 31 y siguientes.
14. Documentos transcritos en "Felipe Varela,..." Carta de Mauá a Mitre, 14 página 283, Convenio, página. 286.
15. Grosso, Juan Carlos: "Los terrateniente federales" Historia Integral Argentina -Tomo 2, página 68 (Centro Editor de América Latina).
16. Puiggros, Rodolfo: "Libre empresa o nacionalización de la industria de la carne" (Editorial Argumentos, 1957, página 14 y siguientes. Ver también Moavro, Amalia: "El saladero" Documentos para la Historia Integral Argentina (Cedal) (tomo II).
17. Historia Argentina, tomo 6, página. 176.
18. Galletti, L. y otros: "El proteccionismo en la década del setenta" Historia Integral Argentina (CEDAL) tomo IV, página 176.
19. Cova, Roberto O.: "Síntesis histórica de Mar del Plata", 1968.
20. Cova, Roberto O.: Fascículos de la Revista Planteo, "Historia de 20 la ciudad que nos Construyeron", Número 1, página 20.
21. Cova, Roberto O.: Obra citada anteriormente, página 21.
22. Cova, Roberto O.: "Aspectos cotidianos…" Fragmento en Revista Planteo Nº 16, febrero de 1974, página 25.
23. Flichman, G.: "Renta del suelo y estructura agraria argentina" Revista Realidad Económica Nº 15, página 70, (EUDEBA).
24. Cova, Roberto O.: "Aspectos cotidianos…". …". Revista Planteo, Número 16, página 25.
25. Cova, Roberto O.: Fascículos de la Revista Planteo, "Historia de la ciudad que nos Construyeron", Número 1, página 14.
26. "Baring Brothers y la historia política argentina" (Peña Lillo) página 109 y siguientes.
27. Ortega Peña y Duhalde, Eduardo L.: Obra citada anteriormente.
28. Scalabrini Ortiz, Raúl: "Historia de los ferrocarriles argentinos" EditorialPlus Ultra) 1971 -Citado en página 44.
29. Bosques, Ricardo E.: "La edad del riel". Historia Integral Argentina tomo 5, página 179.
30. Scalabrini Ortiz, Raúl, obra citada anteriormente, página 50.
31. Scalabrini Ortiz, Raúl: obra citada anteriormente, página 51.
32. Sebrelli, Juan José: "Mar del Plata, ocio represivo.
33. Cova, Roberto O.: "Síntesis histórica de Mar del Plata", 1968, página 17.
34. Bosques, Ricardo H.: obra citada anteriormente, página 193.
35. Scalabrini Ortiz, Raúl: "Los ferrocarriles deben ser argentinos". A. Peña 35 a Lillo Editor. 1965, página 39.
36. Scalabrini Ortiz, Raúl: obra citada anteriormente, página 27.
37. Scalabrini Ortiz, Raúl: obra citada anteriormente, página 44.
38. Scalabrini Ortiz, Raúl: obra citada anteriormente, página 129.
 

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