El 30 de julio de 1970 un comando de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR) logró el control total de la pequeña localidad de Garín, de 30.000 habitantes. El copamiento fue comandado por Carlos Olmedo (Germán) sobre un diseño estratégico de Juan Julio Roqué (Iván) y Roberto Quieto. La operación militar, denominada "Gabriela", incluyó el copamiento de la estación de ferrocarril y el asalto a la sucursal del Banco de la Provincia de Buenos Aires, de donde lograron rescatar tres millones de pesos de la época. Sincronizadamente también fue tomado el destacamento de policía, de donde se aprovisionaron de siete pistolas de diferentes calibres, cuatro revólveres, dos metralletas, cargadores, chapas y uniformes policiales, y se logró el control de la oficina de la Empresa Nacional de Telecomunicaciones (Entel) donde fue cortado el cable telefónico maestro con un serrucho a fin de dejar aislado al pueblo. La operación duró menos de una hora, participaron 36 combatientes (12 mujeres y 24 hombres) que se replegaron ordenadamente en cinco camionetas y tres autos. En la acción hubo un solo herido, un policía que luego falleció.

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Diccionario de los 70
 

FAR: con el fusil del Che

América Latina en Armas, enero 1971

En la calle se les conoce por "los de Garín", una operación militar matemática que les permitió controlar una población dé 30.000 habitantes durante casi una hora; en los círculos clandestinos se les conoce como "los hombres del Che", porque estaban preparados para sumarse a la guerrilla de Bolivia; ellos, después de considerar varios nombres, deci­dieron levantarse en armas bajo una firma que ya está haciendo historia: Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR).

Un dato para la Policía Federal: les va a dar trabajo descubrir detrás de este joven delgado y apacible, bien vestido, que tiene la corrección de un atento empleado de banco, al combatiente y dirigente nacional de las FAR que me habla de su organización en una confitería, una de las mil confiterías de ,Buenos Aires.

"Sí, nosotros nacimos como grupo que se proponía incorporarse a la guerrilla del Che. Conocimos el proyecto con cierta antelación y nos preparamos para incorporarnos. Nuestro grupo era entonces pequeño, compuesto por gente que venía de la izquierda tradicional, algún peronista y mucha gente nueva, sin antecedentes políticos. Éramos conocidos, amigos, compañeros de luchas políticas y nos unía una idea servir en lo que pudiéramos en la columna del Comandante Che Guevara. No nos habíamos planteado una línea política independiente, delegábamos todo lo que se refiera al desarrollo integral de una organización, como es lógico, a la figura del Che.

Una organización: por hacer

Pero cae el Che ya no podemos pensar así, ya no podemos, delegar nada en nadie, sino que.- tenemos que hacer un esfuerzo por concebirnos como una organización que se plantee la totalidad de las variantes que requiere la lucha revolucionaria.

Siendo conscientes, por supuesto, de que no éramos los únicos consi­deramos que, en una primera etapa, lo más conveniente, y prudente era desarrollarnos como grupo, consolidar una organización que tuviera cierta solidez, cierta homogeneidad, que pudiera además, producir hechos y entonces iniciar una política de apertura.

Sigue un período desde la muerte del Che a mediados de 1969 un año de transición en la Argentina y también para nosotros, en que nuestro trabajo apunta fundamentalmente á la consolidación organizativa y a la definición de nuestra estrategia.

Nosotros que habíamos arrancado de la concepción del foco guerri­llero rural, nunca subestimamos la lucha urbana, pero entonces no le dábamos la importancia que le damos actualmente. No obstante, si la guerrilla urbana habría sido siempre una preocupación en nosotros, no habíamos conseguido articular bien dentro de una estrategia. Fue recién el año pasado cuando nosotros incorporamos la lucha urbana como ele­mento fundamental de nuestra estrategia y pasamos a actuar en consecuencia.



El Litoral, 1 de agosto de 1970

Nuestra anterior estrategia, como es lógico, se reflejaba en todo lo que hacíamos: los planes de instrucción militar, apuntaban fundamental­mente a la guerrilla rural; los planes de formación de cuadros tendían a su preservación o sea, formábamos la gente y la cuidábamos para la lucha superior que era la guerrilla rural; la política de recursos la tras­ladábamos para un momento más cercano a la instalación del foco. Y todo así.

Fuimos haciendo nuestra experiencia, y bueno, un poco la realidad nacional nos llevó a ir 'completando' nuestro planteo estratégico que visto desde hoy hacia atrás, consideramos, efectivamente, que era parcial!, incompleto, insuficiente.

Una nueva etapa

Nosotros ya habíamos empezado a discutir el problema de la importan­cia de la lucha urbana y estábamos en eso cuando en la Argentina sobre­viene el "Cordobazo" que, por supuesto, nos impacta a nosotros, como impacta a todos y produce realmente un cimbronazo que confirma un poco todas estas cosas.

A partir de ahí iniciamos toda una nueva etapa. Intentamos definirnos, siempre dentro de una característica, quizás aprendida de los Tupamaros, que escribimos poco, realmente. Siempre nosotros decimos que nuestra práctica esta un poco más allá de nuestra teoría.

Ahora estamos haciendo un esfuerzo por nivelar esta cuestión. Haciendo un 'balance organizativo nos planteamos que la construcción de organi­zaciones de este tipo suponía el desarrollo simultáneo o lo más simul­táneo posible de varias áreas de trabajo.

Dentro de nuestra terminología los llamamos los principios básicos de la construcción organizativa y que serían: 1) lo que llamamos la continuidad y progresividad operacional, 2) clarificación estratégica, 3) capacitación técnica, entendido por técnica militar y por otro lado: 4) la técnica organizativa o sea todo lo referente a la infraestructura organi­zativa, a niveles de seguridad, de crecimiento, de reclutamiento.

Nuestra historia es un poco una historia de avances a saltos en cada una de estas áreas. Hemos tenido etapas en que priorizamos la capaci­tación técnica, pero producíamos un salto en la técnica en desmedro de las otras áreas. A lo estrictamente estratégico y político, es recién ahora que le estamos dando la debida importancia aunque, por supuesto, como le decía, siempre lo discutimos. Llegó un momento en que creíamos tener un grado de capacitación téc­nica bastante adecuado, pensamos que teníamos un buen nivel operacio­nal. Iniciamos las operaciones -una serie de operaciones que no se sabe que las hicimos nosotros porque todavía no firmábamos como organiza­ción- y comprobamos que la gente se comportó bien, que revelaba una gran combatividad y que habíamos alcanzado la capacidad para plani­ficar y ejecutar operaciones complejas y, puede decirse, "presentamos en público". Y tenía que ser una buena presentación.

La idea de Garín

Así surge la idea de tomar Garín. La acción no era una locura porque ya habíamos 'hecho" como le digo, otras operaciones con una movilización importante de gente, teníamos una buena experiencia acumulada en ese sentido.

Siempre nos había gustado mucho la toma de Pando por los Tupamaros, tanto es así que cuando decidimos planear la acción la llamábamos "Pandito", aunque, después, lógicamente, le dimos otro nombre.


Carlos Olmedo

Nosotros queríamos -y queremos,.- desarrollar un tipo de acciones que combine diversos aspectos: expropiatorios, que siempre deben estar presentes porque a nuestro juicio son esenciales para el desarrollo orga­nizativo y la demostración de eficiencia frente a una acción de este tipo: una acción que revelara lo más claramente posible la eficacia de un método de lucha.

Los factores políticos no fueron determinantes en Garín. Se tomó por estas consideraciones que le decía, por razones predominantemente mili­tares. Aunque, claro, si hubiera habido factores políticos negativos no lo hubiéramos hecho. Pero, por el contrario, Garín está cerca de una zona donde está produciéndose un importante desarrollo industrial: la Ford está muy cerca y una serie de fábricas como Alba, una fábrica importante de pinturas. Todo este desarrollo se ha producido a partir de la apertura de la ruta panamericana que llega justo hasta Garín, a unos 35 kilómetros de Buenos Aires.

Nosotros, entonces, hicimos un estudio y llegamos a la conclusión de­ que ese era un lugar bueno. Montamos, por supuesto, un plan de observación. Teníamos la idea de la acción pero -y esto es importante- que­ríamos verificar si era posible su concreción en la práctica. Se le decía a todos los compañeros que iban a ver el lugar que nos dieran sincera­mente su opinión; que la acción no era un imperativo de nadie, que si era posible se haría y había que hacerla bien. La suma de las opiniones personales nos fue dando como resultado que la acción era posible: todo el mundo la veía.

Un pueblo en sus manos

Y se hizo. Y creemos que, verdaderamente, salió bien. Ocupamos el pueblo que tiene unos 30.000 habitantes, durante 50 minutos; tomamos el destacamento policial, el banco, la oficina de teléfonos (que fueron cortados); se ocupó un aparato de radio-teléfono que había en una casa particular; se controló la estación ferroviaria que tiene comunicación independiente ,aunque no se llegó a tomar porque no hubo necesidad; se controlaron los dos accesos principales, desviando el tránsito: no se permitía salir a nadie, lo que se permitía era entrar después de un­ control por parte nuestra (en un auto venía un agente de policía, lo hicimos bajar y lo retuvimos hasta que terminó la operación). Nos incau­tamos de tres millones y medio de pesos, armamentos, uniformes poli­ciales y otra serie de elementos útiles.

La acción impresionó, creemos, por la sincronización con que fue hecha, los medios técnicos empleados y realmente conmovió a la opinión y a los medios represivos


Roberto Quieto

Un problema por delante

Ahora a partir de esto, nosotros presentimos que entramos en una etapa en la que nos vamos a enfrentar con un gran problema, el problema al que se .enfrentan todas las organizaciones que llegan a un grado de desarrollo: el de la vinculación de la organización con las armas. Nos planteamos en términos serios esta tarea, no tanto de la vinculación con las masas, que nosotros pensamos que, de alguna manera, se logra con las mismas acciones, sino de cómo se van incorporando las masas (el famoso problema de las correas de transmisión) cada vez más al proceso de la lucha revolucionaria. Y pensamos que para lograr la incorporación de las masas a la lucha es necesario hacer un trabajo político-militar.

Ahora usted me preguntaba cómo veíamos el problema del peronismo dentro de este contexto. Nosotros consideramos que el peronismo juega un papel decisivo en la lucha revolucionaria en la Argentina. Nosotros actualmente tenemos el problema del Peronismo en el primer plano de nuestras discusiones porque a partir de las relaciones con los compañeros de las FAP provienen del peronismo". El hecho de que personalmente más profundidad el asunto.

Nosotros nos resistimos, en primer lugar, a que se nos ubique políticamente diciendo: "ustedes provienen de la izquierda y los compañeros de las FAP provienen del peronismo". El hecho de que, personalmente algunos militantes de nuestra organización hayan hecho su experiencia política anterior en la izquierda no impide que nosotros asumamos el peronismo como la experiencia revolucionaria de mayor nivel que se ha registrado en la Argentina, a nivel de masas, por supuesto.

Pensamos que el peronismo es la expresión política de la gran mayoría de la clase obrera y que una política revolucionaria debe partir de esa premisa. Pensamos que el peronismo no es un movimiento agotado; en decadencia, que haya caducado; por el contrario: pensamos que tiene vigencia, que perdura, que desde adentro del peronismo surgen fuerzas revolucionarias tan importantes como son las FAP. Y, por lo tanto, creemos que hay que partir de esa premisa y desarrollar todos los conte­nidos más revolucionarios del peronismo.


En el cuarto aniversario de la toma de Garín la revista La Causa Peronista Nº 5 del 6 de agosto 1974 publica una extensa nota sobre el tema. Clic para descargar la revista completa.

Algo en estudio

¿Que nos incorporemos o no al Movimiento Peronista? Bueno, esto es un problema que estamos discutiendo y sobre él ya no podría hablar en nombre de todas las FAR, porque las FAR tienen una estructura nacional y la Dirección Nacional tiene en proceso de discusión todo este problema del peronismo.

Pensamos que hemos avanzado mucho en la consideración del problema y no sé si llegaremos a considerarnos alguna vez parte del Movimiento Peronista. En las últimas discusiones con los compañeros de las FAP, ellos nos dicen que sí se consideran parte del Movimiento Peronista y que lo consideran un movimiento de liberación nacional. Nosotros no estamos convencidos de esto, pero vuelvo a decir que estas son consi­deraciones que no tienen nivel de decisión oficial de las F AR.

En cuanto a nuestra condición de marxistas-leninistas quiero decirle que nos consideramos marxistas-leninistas en el sentido de que utilizamos el marxismo-leninismo como método para el examen de una realidad pero no lo utilizamos como una "camiseta" política.

Relación con los demás

Este proceso armado que se ha abierto en la Argentina es muy joven, podríamos decir, y las relaciones entre las diferentes organizaciones revolucionarias no se han consolidado suficientemente todavía. Anterior­mente ha habido, a nivel de grupos políticos revolucionarios, miles de intentos de confluencia. Lo que diferencia a estos intentos de aquéllos, es que aquéllos se hacían sobre la, mesa de las discusiones teóricas y aquí toda la experiencia nuestra revela que nosotros hemos ido participando en un proceso con las otras organizaciones a nivel de la práctica y de la acción.


Juan Julio Roqué (Iván)

Nosotros bautizamos a toda una etapa, con los compañeros de la FAP, la '''etapa de los bolsones", porque era "toma armas", "dame armas"; "toma esto", "dame aquello", o sea toda una gran primera etapa de relaciones que está signada por este tipo de colaboración concreta de los grupos revolucionarios que no se preguntan mucho "¿qué pensás de esto? ¿qué pensás de aquello?", porque esas cosas están realmente muy, pero muy en segundo plano.

Lo que "todos sabíamos era, que estábamos por la lucha armada, que apuntábamos bien y que lo demás se daría como consecuencia del mismo desarrollo de la lucha. Ahora, después sí, creado un clima muy bueno, en fin, uno ya empieza a discutir, pero es a otro nivel. Por allí peleamos, discutimos fuerte, pero hay una identidad básica entre todos los que tenemos las armas en la mano.

Nosotros con los que tenemos unas relaciones más estrechas es con los compañeros de las FAP. Con los compañeros de las FAL también tenemos relaciones pero, por algún motivo que todavía no hemos deter­minado bien, no son tan intensas como las otras.

A nivel continente

Lo mismo pensamos en el plano latinoamericano. A nosotros se nos planteaba la disyuntiva de hierro entre estrategias continentales o estrategias nacionales. Por supuesto que en la época del Che, estaba claro. Nosotros tuvimos oportunidad de discutir este problema nuevamente, cuando la reaparición del Inti. Tuvimos, conversaciones con el ELN. Y no estábamos de acuerdo con el planteo de estrategia continental que hacían los compañeros bolivianos que consistía, esencialmente, o por lo menos así lo recibíamos nosotros, en considerara la guerrilla 'boliviana como la vanguardia de la lucha revolucionaria en esta zona del continente, con una jefatura única, y a las que todas las organizaciones nacionales "tenían que dar su aporte para que una vez que se constituyera ese núcleo del ejército popular, desprendiera sus ramas por los distintos países.


Huerque Mapu - Garín

A nuestro juicio el proceso era inverso. Es decir no nos cabe ninguna duda del proceso de continentalización de la lucha, es demasiado obvio decir que en Latinoamérica son más las cosas que nos unen -empezando por el enemigo- que las que nos separan.

Tenemos los mismos fines, utilizamos los mismos métodos, tenemos una historia común; son muy pocas las cosas que nos separan, pero hay particularidades nacionales que no se pueden abolir por decreto.

Esto de las particularidades nacionales lo discutimos alguna vez con compañeros revolucionarios de otros países y los foquistas más ortodoxos no nos tomaban en cuenta. Porque parecía corno si nosotros planteábamos lo de las particularidades argentinas para concluir en que aquí no había condiciones para la lucha revolucionaria y era todo lo contrario, creíamos que la Argentina tiene algunas particularidades a favor y no en contra de Ia lucha revolucionaria. Fundamentalmente por su clase obrera, que no es inexperta, sin organización, sino que tiene una gran experiencia de lucha, un grado de organización bastante importante, sindical, que de acuerdo no es suficiente, pero que en otros lados ni eso existe. Y que ha producido hechos importantes y que tiene un nivel de conciencia que también es importante.

De lleno en la lucha

Y ahora hemos entrado en este período franco de lucha armada. Porque por un lado en la Argentina se han asimilado mucho las experiencias internacionales y nacionales y ya en el país no cabe duda de que cualquier individuo o organización que se plantee seriamente una perspectiva revolucionaria tiene que pensar en la lucha armada.



El Litoral, 29 de diciembre de 1975 sobre el secuestro de Roberto Quieto, La fusión de FAR y Montoneros se produjo en 1973.

Esto ya estaba claro desde 1962 cuando los peronistas ganaron con Andrés Framini la gobernación de Buenos Aires y no le dieron posesión. ­Desde entonces quedó claro que no había salida electoral.

Antes se podía divagar más o menos sobre el punto, pero no después de aquella demostración concreta. El punto máximo fue el derrocamiento de lIIia, la famosa Revolución Argentina. Porque Onganía barre con todo, con la Constitución, con la Universidad, con todo. Onganía tiene esa, virtud, digamos así, es un enemigo fenomenal, porque frente a ese régimen, ¿qué alternativa queda que no sea la armada?

Hoy leía en el diario las declaraciones de Paladino y de Balbín y hacen unos malabarismos increíbles para no decir que hay que agarrar las armas. Porque hoy hasta los Radicales del Pueblo tendrían que decir que hay que agarrar las armas. Y Paladino sigue haciendo "llamados a la reflexión" al gobierno, pero ¿hasta cuándo van a estar haciendo esos llamados?

Y está el hecho capital del "Cordobazo", todo lo que ocurre en la Argentina entre los meses de mayo y setiembre de 1969. No sólo en Córdoba, en Rosario, en Tucumán, en Corrientes, en fin. Eso despierta a todo el mundo.

Nosotros en esa época estábamos en discusión con una gente que había inventado la teoría de la europeización de la Argentina, de la aristo­cratización de la clase obrera, que Onganía estaba encausando las cosas y no sé que más y después del "'Cordobazo" ¡nos quedamos sin interlocutores! ¡No aparecieron más! Incluso se hablaba de la pasividad de la clase obrera por aquella época y nosotros decíamos que esa pasividad escondía un elemento positivo: su resistencia a integrarse al régimen.

Y el "Cordobazo" mostró que esa pasividad era aparente.

Las razones del optimismo

Esta conclusión de que la salida electoral está cerrada ha prendido lo suficiente en la clase obrera como para hacerla receptiva a la salida armada. No quiero decirle con esto que esté totalmente claro. Si estu­viera totalmente claro ya las masas estarían haciendo la revolución, pero hay un grado considerable de receptividad a la lucha armada.

Nosotros nos hemos movido siempre con aquella síntesis genial del Che de la "necesidad del cambio y la posibilidad del cambio". Las masas hoy reclaman un cambio y no un cambio cualquiera, un cambio con orien­tación porque no por casualidad la gente, los peronistas, se ponen con­tentos cuando gana Allende en Chile, porque es una masa que tiene un sentido antioligárquico y antiimperialista que no puede desconocerse. No quiero decirle con esto que tengan todavía claro el problema del socia­lismo y del comunismo, eso es otra cosa.
Argentina, además, está jaqueada, el cono sur es un volcán: es Uruguay, es Bolivia, ahora es Chile. Toda la, etapa que alguna vez se llamó de reflujo, ha cambiado de signo; ahora se puede hablar del flujo revolu­cionario en toda esta zona y de un flujo a un nivel más organizado, con la experiencia asimilada. Nosotros somos muy optimistas sobre el futuro de la lucha en la Argentina".

Fuente: América Latina en Armas, Ediciones M.A., Buenos Aires, Enero de 1971


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Cuando tomaron Garín al grito de “Perón vuelve”

Garín era un pequeño pueblo donde se empezaban a afincar los trabajadores, que tenía la ventaja que cortando dos arterias que conducían hacia lo que ahora son los dos ramales de una autopista, quedaba aislado.

El 1 de Julio de 1970, un poco más de un año después de que el Onganiato empezara a temblequear por el Cordobazo, y después de hacer una serie de operaciones militares menores y sin firma, como la quema de once supermercados Mínimax, propiedad del magnate yanki Nelson Rockefeller, las FAR decidieron irrumpir con toda su fuerza en el amplio abanico de organizaciones populares que luchaban por el regreso del General Perón y la posibilidad, ahora claramente perceptible como remota, pero en aquellos años tangible de la patria socialista.

La operación se llamó “Gabriela” y la comandó Carlos Olmedo, sobre un diseño estratégico de Lino Iván Roqué y Roberto Quieto. Olmedo, llamado Germán en la organización, era un extraordinario militante, que había estudiado Filosofía con Louis Althusser en la Sorbona, fue el primer gerente de marketing de la empresa Gillette, como tal ganó el premio “Joven sobresaliente del año 1967, y en tal carácter almorzó con Mirtha Legrand, escandalizando a la abuela de la derecha argentina con su brillante alegato rechazando las normas constituidas por el sistema. Era hijo de un médico paraguayo exiliado en nuestro país, había cursado sus estudios secundarios en el Nacional de Buenos Aires, y su primer trabajo fue como preceptor en dicha escuela, cuando aún era estudiante, y aprovechaba la relación con otros brillantes y mucho más jóvenes estudiantes para interesarlos en la causa revolucionaria; muchos de ellos fueron militantes de las FAR.

Un año más tarde Olmedo estaba en Córdoba, donde trataban de vincular su actividad política con la lucha sindical de los obreros de la Fiat, cabeza gremial del clasismo, pensaban secuestrar a un gerente para presionar a la patronal durante un conflicto sindical, en una equivocada política de reemplazo de la propia acción obrera, algo salió mal y fueron asesinados por la Policía, tenía 28 años.



El radioaficionado Bruno Torazzo, cuyo equipo fue bloqueado quitándole el micrófono.

Uno de sus alumnos en el Nacional, tenía 16 cuando la toma de Garín, su papel fue hacer la investigación previa sobre la existencia de horario de trenes, de correos, movimientos policiales, guardias bancarias y radiotrasmisores, la única unidad de su tipo era de la familia Torazzo, que tenían una conocida ferretería. El jovencito indagó en los días previos reportando sus resultados a María Angélica Sabelli.

El día de la acción el joven estudiante participó como apoyo sanitario, se hacía pasar por pescador en el arroyo mientras esperaba la llegada de algún herido. Se llamaba Carlos Goldenberg y después tendría una participación trascendental en aquella época armada; participó de la fuga de los cabecillas de la guerrilla del penal de Rawson, viajó a Cuba con ellos, allí se especializó como buzo táctico, volvió al país clandestinamente, participó del secuestro de los Born y del ataque al cuartel de Formosa, fue el que puso la bomba debajo del yate del odiado comisario Villar, y fue además un esclarecido crítico, a pesar de todo este currículum, de las posiciones militaristas de los Montoneros, después que las dos organizaciones se hubieran unificado. En abril del 76 lo ubicó una partida militar cerca de su domicilio, en Paraná a tres cuadras de Maipú, y fue ametrallado antes de que pudiera sacar su arma. Tenía 24 años.

La mencionada María Angélica Sabelli tenía 20 años cuando la toma, daba clases de matemática y estudiaba Ciencias Exactas, era seguidora de Olmedo, poco después fue detenida por los Pata Negra y torturada salvajemente en la Comisaría de Villa Martelli, presa en Rawson, terminó sus días a los 23 años fusilada por la Armada Argentina en los sucesos de Trelew, el 22 de agosto del 72.

“Paco” Urondo era ya un conocido y prestigioso poeta y periodista, cuando decidió unirse a los que daban la vida por Perón, a pesar de ser una persona conocida, de accionar público, no quería pasar por “cagón” y participaba de las acciones guerrilleras. A principios de 1976 los Montoneros lo destinaron en Mendoza, y el mismo día de su llegada, a causa de una delación de un infiltrado, o un quebrado, nunca se sabrá, fue rodeado por tropas del Ejército, y para permitir la huida de sus compañeras se suicidó tomando una pastilla de cianuro sin dejar de disparar. Todavía hoy, más allá de su vida y de su muerte, es reconocido como una de las más interesantes voces poéticas de aquellos años.

Roberto Quieto era un abogado que había sido expulsado del Partido Comunista por ser un ferviente admirador del “Che”, entrenado en Cuba, y de mayor edad que sus compañeros, fue después de la muerte de Olmedo, junto a Marcos Osatinsky, la principal figura de las FAR, y tras la unificación con Montoneros, el número dos de la organización, aunque el más respetado, algo que nunca se bancó Firmenich; en la navidad del 75 se juntó con su familia para pasar un día de playa en Anchorena, fue delatado y apresado, se organizó una campaña internacional para lograr su libertad, pero esta fue levantada por la dirección Montonera con la excusa de que había “hablado”, Se le efectuó un juicio revolucionario en ausencia, ya que desde su detención permanece desaparecido, y se lo deshonró sin muchas pruebas ni justicia. Hoy se sabe que no traicionó a sus compañeros y es uno de los mártires de las causas populares, aún con sus enormes equivocaciones, no es un Firmenich.

Lino Iván Roqué fue, junto a Goldenberg, uno de los combatientes más activos de las organizaciones armadas, en 1977 su casa fue detectada por las fuerzas represivas, que la rodearon hasta con tanques y helicópteros, Roqué combatió solo durante toda la noche, y cuando ya no pudo más por falta de parque, voló la casa con él adentro para que (los militares) no tuvieran acceso a la documentación, ni a su propio cuerpo..

Muchos otros nombres de los que después integraron las listas de desaparecidos tuvieron su participación en Garín, entre ellos Juan Pablo Maestre y Marcelo Verd.

Casi todos murieron poco después, lograron con su lucha, sumada a todas las luchas, que Perón regresara al país y a la presidencia, pero el viejo General no era un joven Montonero, y el sueño de “la patria socialista” se frustró en un mar de sangre nunca visto en el país.

Hoy, por suerte, las cosas son distintas, y todos debemos reconocer como un avance que las profundas diferencias políticas que tenemos los habitantes de este país, las que tuvimos siempre, hoy no dejan el territorio repleto de cadáveres. No es poco haber aprendido esta lección y no es en vano defender esta conquista.
Poco antes de su muerte Carlos Olmedo otorgó un reportaje a la revista “Cristianismo y revolución” donde en una de sus partes hace referencia al hecho que hoy se recuerda:



Cristianismo y Revolución Nº 28, 1971 - Entrevista a las FAR. Clic para descargar.

“- Entonces, si usted quiere, hablemos de Garín.
- Sobre Garín cabe decir que es la demostración palpable de que aplicando una concepción táctica que detecte los puntos débiles del enemigo y aplicando esa condición fantasmal del guerrillero que reclamaba el Che, todo es posible, si además hay disciplina, capacidad técnica y disposición revolucionarla. Garín es todo lo que se dice que fue, pero fundamentalmente para nosotros la demostración de una posibilidad al alcance de todas nuestras organizaciones armadas. Y muchos Garín sobrevendrán en esta guerra. Pienso que lo demás sería abundar en detalles que por otra parte son ya conocidos por todos - ¿Es decir que no ha habido ninguna deformación de la información periodística con respecto a los hechos de Garín?
- Han habido muchas. Lo que pasa es que la suma de todas y nuestros comunicados que oportunamente fueron difundidos por la prensa oficial, por la prensa del régimen y por las publicaciones honestas que juegan un papel valioso en la difusión de nuestro pensamiento, han logrado reconstruir una imagen suficientemente fiel de la operación.
- ¿Es solamente en detalles donde se ha deformado la cosa?
- Así es. Nuestro comunicado Nº 2 da cuenta bastante claramente de todo lo que allí ocurrió. Lo que resulta inolvidable es la actitud de la población que nos veía operar y seguía los acontecimientos como algo que en definitiva estaba muy lejos de lo delictivo. Para ellos éramos, y así oímos a los vecinos que comentaban nuestro accionar, guerrilleros en acción.
- ¿Durante la operación?
- Durante la operación.
- ¿Y se asustó la gente?
- En cierto modo sí. Ya que de Garín hablamos, quiero decirle que para nosotros fue una satisfacción inmensa más vengar, para usar un verbo que se ha hecho legítimo a esta altura, vengar a nuestros compañeros montoneros; también vengar a nuestros hermanos tupamaros.
- ¿Por lo de Pando? ¿Quiere decir que fue también una demostración de que aquellas semi victorlas de los guerrilleros tupamaros y montoneros respondieron a contingenclas de la operación y no a que fuera una empresa irrealizable?
- Efectivamente.
- ¿Hubo algún patetismo forjado alrededor de la muerte del suboficial de policía que custodiaba el banco de Garín?
- Este es un punto de gran importancia. Nosotros decimos allí que no son los combatientes del pueblo los que han elegido la violencia y no es nuestra culpa tener que matar para ser libres. Referimos allí que nuestro pueblo no olvida algunos de los centenares de episodios de violencia reaccionaria: para no citar nada más que dos o tres, las matanzas atroces de Plaza de Mayo en junio de 1955, los fusilamientos absurdos de Valle y sus compañeros, la muerte de Vallese y tantos otros mártires, y por fin otra violencia menos cruda, menos visible, pero permanente, la de la explotación, la alienación que sufre nuestra gente. Esa ya es una forma de violencia enmascarada por la costumbre, mejor dicho, par una costumbre que quieren imponernos, pero que nuestro pueblo no acepta. Sulling se resistió absurdamente y nos vimos obligados a disparar sobre él. Esto se ha repetido decenas de veces en combates nuestros y de otras organizaciones armadas. Y toda vez que esto ha ocurrido, el enemigo se ha escandalizado, nos ha llamado asesinos, cobardes, etc. Pensamos que una vez más es preciso insistir, no hablando ya para el enemigo, sino para los asalariados que se juegan la vida por intereses que no son los de ellos. Para ellos repetimos que ni FAR ni ninguna otra organización revolucionarla tiene interés en liquidarlos. Es el sistema al que hay que liquidar y no a sus representantes más empobrecidos y más golpeados. Pero deben comprender que en el momento del combate, hay que elegir entre ellos y nosotros y la causa que nosotros representamos es superior; par eso nos elegimos a nosotros. Tienen que entender además que vamos al combate con una superioridad táctica abrumadora, que tenemos capacitación técnica similar o superior a la de ellos y que tenemos la iniciativa, conocemos el terreno a la perfección y no nos pagan. No peleamos por dinero, ni por bienes materiales inmediatos, y eso trae también una superioridad moral abrumadora. Teniendo todo esto presente, lo más sensato que puede hacer es ir eligiendo el campo en el que van a dar sus combates.

En lo inmediato no les pedimos más que el respeto a nuestras órdenes. Ese ya es un primer grado de conciencia, que desarrollado los va a llevar a elegir su trinchera, su campo de lucha, que no es el de las clases dominantes, el de los dueños de los bancos que protegen, o el de los capitalistas a los que brindan custodia. Pienso que este es quizás el problema más importante que hemos ido viendo durante este periodo. La necesidad de eliminar hombres, que desde el punto de vista de su ubicación en el proceso productivo, son también clase trabajadora. Pero, como también decíamos en Garín, es el precio inevitable de la rebeldía liberadora y vamos a seguir pagándola.”

Fuente InfoBAN



Croquis de las acciones sincronizadas, reproducido por el periodismo de la época

La toma de Garín

EL INGRESO A GARÍN

Esa mañana, todo transcurría en calma, nadie presuponía lo que luego sucedió, lo inesperado que puso a Garín en boca de la prensa nacional, de una forma involuntaria, ya que decenas de personas pertenecientes a la FAR (fuerzas Armadas Revolucionarias), ingresaron a la ciudad con un solo objetivo, darse a conocer como grupo armado, ya que esa era su primer incursión de este tipo.

Esa mañana soleada del 30 de julio de 1970, desde distintos puntos de la Capital Federal y del Gran Buenos Aires, siete choferes de remises y fletes fueron dirigidos por sus pasajeros por la ruta Panamericana, todos se reunieron en el puente de acceso a Garín. A través de rápidas y precisas maniobras, todos fueron reducidos por sus clientes, que luego de amordazarlos y atarlos, los introdujeron en la caja de una camioneta Ford F- 350.

Mientras tanto, un grupo de hombres y mujeres jóvenes elegantemente vestidos, comenzó a recorrer las calles de Garín simulando vender oleografías, a lo largo de casi tres horas se dedicaron a observar detenidamente el lugar y a corroborar algunos datos. No obstante a eso, estos sujetos fueron vistos varias veces, en el bar que se encontraba frente al banco, por lo que se deduce que estaban estudiando los movimientos del banco y la ciudad.

Ejecutadas estas dos acciones de manera simultánea y sin aparente conexión entre sí, se ponía en movimiento un espectacular plan que sacudiría la habitual tranquilidad de Garín.

Pasado el mediodía, mediante una operación armada perfectamente sincronizada, alrededor de 40 personas pertenecientes a una organización hasta entonces desconocida, controlaron simultáneamente los puntos neurálgicos del pueblo durante aproximadamente 50 minutos. Para emprender el copamiento se organizaron en comandos que actuaron de manera autónoma pero reportándose a través de modernos “walkies talkies” con una instancia central.

INCOMUNICAR A GARÍN

El testimonio de los vecinos

"Fueron muy amables"

"Mis tíos vivieron lo que sucedió ese día, ellos tenían una radio, ya que eran radios aficionados y también estaban atendiendo el taller de perforaciones que tenían" también nos comentaba que Bruno Torasso y sus padres de 70 años se encontraban en el lugar cuando se apersonaron varias personas para ingresar a la viviendo y sacarles el micrófono y de esa forma no poder comunicarse con alguna persona fuera de Garín (...) solo sacaron el micrófono para que no se transmita y fueron muy amables, no fueron agresivos para nada". (Ricardo Fabbro)

 "Los montoneros (sic) tenían ametralladoras"

"...Salíamos de Garín y en la intersección de la Av. Belgrano y José Hernández nos detuvo la policía, nos desviaron por Hernández hacia Alvear y allí nos sacaron las llaves de los autos y no nos dejaban bajar de los coches, estuvimos media hora parados en el lugar, hasta que llego la policía de Maschwitz en las patrullas que eran las viejas estancieras, las patrullas pasan por el medio de la barricada que había en la Belgrano y se escucha una terrible balacera, los montoneros tenían ametralladoras. Las patrullas se detienen a la altura de la farmacia Ciarliero y sigue el intercambio de balas, por lo que en ese momento los subversivos desaparecieron del lugar, "nos dejaron las llaves tiradas en la esquina de Belgrano y Hernández". (José Ottonelli y Pedro Brunengo)

"Tenía armas apuntándome por todos lados"

"Ese día volví al medio día de la fabrica donde trabajaba (Everready), y un vecino nos dice están asaltando el banco, por lo que intentamos hablar por teléfono con la comisaría, y mi suegro dijo put. cuando uno necesita estas cosas no andan, (el vecino no sabia que los integrantes de la FAR ya habían cortado las comunicaciones)"
Debido a que no se pudo comunicar con el destacamento, Chiche y su suegro se subieron a un viejo Citroen y se van al destacamento, cuando llegan, ven a un Ford Taunus de otro vecino pero en marcha, "entramos y cuando dije vengo tenia armas apuntándome por todos lados y vi muchas pintadas en las paredes del destacamento que decía FAR, ERP, Montoneros (sic). Estaban todos tirados en el despacho del comisario, atados y con capuchas y me dicen, tirate al piso, me tire atrás del sillón y escuchaba que decían operación 1, 2, banco, después decían no tenemos mas nada acá hay una cuerda, atalo y me ataron y me pusieron un sombrero del comisario, mirá esperaba el tiro en cualquier momento, cuando nos dicen, no se mueva nadie en 10 minutos, pude desatarme y salí del lugar, me subí al Taunus y me fui. (Pedro Brunengo)

Testimonios recogidos por www.elgarinense.blogspot.com

El primer objetivo era la Empresa Nacional de Telecomunicaciones, ubicada frente a la estación del Ferrocarril Mitre, sobre el Boulevard Pte. Perón (Ex Henry Ford), al lado del conocido bar de Chiflo. Allí estacionó, apenas pasada las 13 hs., una camioneta con un cartel que indicaba “ENTel (Servicio Contratado) RP. 14”, de ella descendieron un hombre y una mujer, que se dirigieron a la vivienda de los caseros, lindera al establecimiento, donde se presentaron como trabajadores de ENTel, diciendo que tenían la tarea de realizar un censo, esta pareja fue atendida por la empleada de limpieza de la empresa, que aceptó responder a sus preguntas e ingresaron a la vivienda.

Por espacio de una hora le realizaron un cuestionario y conversaron con ella sobre temas muy diversos; de hecho, a la empleada le resultó un tanto extraño que el joven indagara sobre las ideas políticas de su hijo, al rato llegó un tercer hombre que también se identificó como miembro de ENTel y le solicitó a la empleada la llave de la oficina central, que por ser mediodía ya había cerrado sus puertas, de esta manera, los tres integrantes del grupo comando pudieron ingresar a las dependencias y tras encerrar en el baño a un empleado que se encontraba allí, cortaron con un serrucho el cable maestro de las comunicaciones.

Paralelamente, otro de los comandos integrado por una pareja de jóvenes se dirigió a la vivienda de Bruno Emilio Torazzo, ubicado sobre la calle Las Heras entre Larroca y Padre Perna (Ex Italia), el único radioaficionado del pueblo que poseía un equipo con el cual podía comunicarse con localidades vecinas.

Se presentaron como inspectores de ENTel, le explicaron que venían a tomar los datos de su radiotransmisor y tras ingresar a la vivienda, inmovilizaron al núcleo familiar, para luego destruir el aparato, de esta manera, Garín quedaba totalmente aislado y se cumplían los primeros pasos del operativo.

CORTAR LOS ACCESOS TERRESTRES

Mientras tanto, cerca de las 13:40 hs., otros dos comandos tomaron estratégicamente el control de las principales vías de acceso a Garín, el objetivo era impedir la salida de vehículos, que al sospechar lo que sucedía en el pueblo, pudieran poner en aviso a destacamentos policiales cercanos.

Uno de los comandos se ubicó en la intersección de Avenida Belgrano y calle Salvo, paso fundamental de ingreso al pueblo, frente a la residencia infantil de OPROVI (en esa época hoy ya no es mas Oprovi), allí, cinco hombres armados, cuatro de los cuales vestían uniformes policiales, comenzaron a detener el tránsito en una calle lateral impidiendo la salida a Capital Federal, por el Acceso Norte, dando diferentes excusas a los conductores, como estar realizando procedimientos para apresar asaltantes que estarían en la zona, los falsos policías obligaban a los conductores a permanecer dentro de sus vehículos en fila, después de retenerles la documentación y las llaves de los automóviles.

Una vez bloqueado el tránsito en esa intersección, uno de los supuestos oficiales se acercó hasta las instalaciones de OPROVI y con “modales finos” y “acento porteño”, según testimonios de testigos, le solicitó el teléfono a la señora de Encina, esposa del director de la institución, para comunicarse con sus “superiores”, cuando su verdadero objetivo era constatar que Garín ya se encontraba incomunicado.

Mientras tanto el otro comando, conformado por cinco hombres armados, uno de los cuales vestía uniforme policial, se había apostado en la Avenida Márquez, actual Fructuoso Díaz, con el objeto de bloquear la salida de vehículos hacia la ruta Panamericana acceso Pilar. Allí, el hombre mantuvo un extraño diálogo con un camionero de apellido Heredia, al que luego de impedirle salir del pueblo le dijo: “El general nos está dando más trabajo ahora de muerto que cuando estaba vivo”. Ante la perplejidad del camionero que le preguntó a qué general se refería, aquél contestó “Al general Aramburu”. Ese mismo comando, además de impedir la salida de automóviles por la ruta Panamericana, tenía otra tarea: vigilar a los siete choferes de los vehículos que habían sido incautados al inicio de la operación y que continuaban encerrados en la parte trasera de la camioneta Ford F-350.

En paralelo con el control de las principales vías de salida, otro grupo estaba encargado de vigilar la estación del Ferrocarril Mitre, el objetivo era controlar el lugar y prever posibles dificultades frente a la llegada de un tren con pasajeros. Luego de merodear un tiempo por el lugar, una de las parejas ingresó a la oficina del jefe de la estación y solicitó un formulario para enviar un telegrama a Capilla del Señor, después de redactar el mensaje y de abonar la tarifa se retirarían sin dificultades en un Rambler celeste, pese al arribo de un tren no consideraron necesario tomar la estación.

COPAMIENTO DE LA COMISARIA

Simultáneamente otro comando había puesto en marcha una de las acciones más audaces del operativo: la toma de la comisaría, se presentó un supuesto médico, con una tarjeta identificatoria que decía “Dr. Krause”, que iba acompañado por una mujer vestida como enfermera de la Cruz Roja. Fueron atendidos por el suboficial de servicio al que le manifestaron que habían ido a verificar el estado de salud de los niños alojados en OPROVI y que querían “abrir comisión”, trámite usual entre algunos trabajadores estatales bonaerenses que consistía en dejar asentada su presencia en el libro de guardia, cuando el suboficial se dispuso a buscar el libro, la mujer sacó una ametralladora que ocultaba entre sus ropas, el supuesto médico también exhibió su arma, y juntos lo encadenaron de pies y manos, lo encapucharon y lo obligaron a permanecer en el suelo boca abajo. A continuación hicieron lo mismo con un agente que se encontraba en otra habitación de la comisaría revisando expedientes, ya con la situación bajo control ingresó el resto del comando, para comenzar a apropiarse de las armas y los uniformes policiales que se encontraban en el lugar, también se dedicaron a pintar con aerosol negro en las paredes del destacamento policial una consigna que posteriormente se observaría en diversos lugares del pueblo: “Libres o muertos, Jamás esclavos, Fuerzas Armadas Revolucionarias”.

ROBO AL BANCO Y MUERTE DE SULLING



Pintadas en el frente de la comisaría de Garín

Mientras tanto, a pocas cuadras de la comisaría, una camioneta amarilla había estacionado frente al Banco de la Provincia de Buenos Aires, donde se produciría un hecho trágico, del vehículo descendieron un hombre y una mujer -vestida con minifalda y botas negras- que se aproximaron con actitud desafiante al cabo 1º Fernando Sulling, de guardia en la puerta del banco, sospechando que se trataba de un asalto, el policía desenfundó su arma reglamentaria y luego de un forcejeo, los jóvenes lo hirieron en el estómago.

Junto con otra pareja que se acercó, cargaron al policía e ingresaron al banco donde ya se encontraban los otros cuatro integrantes del comando, una vez adentro, les manifestaron a los presentes: “Como Uds. comprenderán, esto no es contra los bancarios, esto es un asalto evidentemente político para derrotar al régimen que actualmente nos gobierna, por lo tanto pido a Uds. que no colaboren con la policía”.

Luego de ser intimados con armas de fuego, el personal del banco, los clientes que se encontraban allí, el cabo herido y otros policías de custodia fueron atados con cadenas y encerrados en una oficina del establecimiento.

Pese a ello, según algunos testimonios todos fueron tratados con corrección, para asegurar que el asalto se realizara con éxito, simultáneamente una pareja de jóvenes había entrado al restaurante “El Farolito”, ubicado frente a la institución crediticia, y encerrado a los parroquianos y a los dueños del lugar en la cocina, cuando la pareja se retirara del lugar, la recaudación del día permanecería intacta en la caja del local.

Mientras tanto, en el interior del banco todo se desarrollaba con celeridad: algunos pintaban consignas, otros se apoderaban del dinero disponible en las ventanillas y el resto le exigía al gerente que les entregara la llave del tesoro principal, este les manifestó que se encontraba en la comisaría por lo que cuatro miembros del comando lo obligaron a dirigirse con ellos al destacamento policial, que por entonces ya estaba tomado, cuando llegaron a la comisaría el grupo de rehenes se había incrementando, ya que dos vecinos de Garín que habían ido a denunciar lo que sucedía en el banco se encontraban también maniatados.

ABANDONO DE GARÍN

Una vez que tuvieron la llave del tesoro en su poder regresaron al banco, sin embargo, en el momento en que se disponían a abrir la caja fuerte recibieron la orden de abandonar el pueblo a toda prisa, se estaba produciendo un tiroteo entre el grupo que controlaba el Acceso Norte, frente a OPROVI, y fuerzas policiales provenientes de Ingeniero Maschwitz y General Pacheco que acababan de llegar a Garín.

La información había sido brindada por un vecino que logró comunicarse telefónicamente desde la ruta poniendo en aviso a las delegaciones policiales cercanas, cuando los oficiales llegaron al lugar fueron recibos por una ráfaga de ametralladora cuyos proyectiles produjeron perforaciones en los patrulleros y la pinchadura de los neumáticos, pensando que se trataba de una comisión que había arribado antes, uno de los oficiales a cargo gritó “¡No tiren que también somos policías!”.

Pese a la advertencia los falsos uniformados continuaron disparando pero, según José Ottonelli, uno de los conductores allí detenidos, “parecía que lo hacían hacia abajo, como tratando de no herir a los policías”, ante la confusión y sin posibilidades de enfrentar su mayor poder de fuego, los policías se rindieron con las manos en alto tirando las armas al suelo, no obstante, ante la llegada al lugar de otros móviles policiales, el comando emprendió velozmente la retirada por el Acceso Norte.

Para ese entonces el resto de los comandos ya había abandonado raudamente Garín llevándose el botín: $3.316.628 pesos ley 18.188, 7 pistolas de diverso calibre, cuatro revólveres, dos metralletas, cargadores, chapas y uniformes policiales. Los que actuaron en el Banco, ENTel y la comisaría abandonaron el pueblo en dirección a la Panamericana, con rumbo a la Capital Federal, por su parte, el Rambler ocupado por la pareja que había controlado la estación de ferrocarril tomó la ruta 3 en dirección a Tortuguitas.

Por último, el comando encargado de bloquear la salida de vehículos por Avenida Márquez (actual Fructuoso Díaz), huyó por la Panamericana a bordo de diversas camionetas, en una de las cuales permanecían todavía cautivos los conductores reducidos por la mañana, la que seria abandonada, junto con los rehenes, en la cercana localidad de Boulogne, alrededor de las 15:30 hs., un inspector municipal de San Isidro al notar movimientos extraños dentro del vehículo encontró a los choferes y los desató, un vecino del lugar contó que los conductores le dijeron, que los captores los habían “tratado muy bien” y que “sólo les habían quitado sus automóviles pero no su dinero ni sus alhajas”.

Mientras tanto, los habitantes de Garín que habían sido maniatados en la comisaría y en el banco también comenzaron a ser liberados, los primeros, mediante la ayuda de una enfermera que había ido a la comisaría para denunciar el asalto al banco, de un empleado de ENTel y otro vecino, los apresados en el banco, gracias al auxilio de diversos vecinos y del dueño de un taller mecánico que facilitó unas tenazas. Inmediatamente, el chofer de la ambulancia del Centro de Salud de Garín que había permanecido maniatado en el banco con Sulling llevó al cabo, todavía vivo, a un hospital de Escobar, quien moriría muy poco tiempo después.

Alrededor de las 14:30 hs. las calles del pueblo habían quedado cubiertas de panfletos, en los mismos podía leerse: “Después de algunos años de acción anónima, asumimos hoy en Garín nuestra identidad política y como Fuerzas Armadas Revolucionarias proclamamos…”

[Datos de www.elgarinense.blogspot.com]
 

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